Capítulo 56
— Espera, ¿qué haces?
Le digo cuando se sienta en el borde de la cama y me jala del brazo para pararme frente a él. No me responde, solo desabotona mis jeans y lo sujeta por la orilla para bajarlo junto a mi ropa interior.
— Espera Christian...
Vuelve a tomar mi brazo para jalarme y caer sobre su regazo, mi abdomen sobre sus piernas. Entonces habla.
— Voy a azotarte para que entiendas.
— ¿Tengo 6 años? — Ruedo los ojos — Christian ¡no quise decir eso!
— ¿Qué es tuyo? — pregunta acariciando mi trasero.
— ¡Detente! Van a escucharnos — me remuevo en su regazo.
Pero ignora mi pregunta y me da un azote fuerte que me hace chillar.
— ¿Qué es tuyo? — repite.
Pero no contesto, así que vuelve a azotarme.
— Ana, responde... ¿Qué es tuyo?
— ¡Nada! — Suelto en un grito — Nadie.
Vuelve a azotarme en el trasero pero lo escucho reír... Idiota.
— ¿De quién eres?
Levanto la cabeza por la sorpresa pero no respondo. ¿Qué espera que diga? ¿Tuya?
— Ana — me azota de nuevo — ¿de quién eres?
— Tuya — digo bajito y me da otra nalgada.
— ¿De quién?
— ¡Tuya! Dios... — suspiro — creo que esto te divierte.
— No lo olvides — me acaricia suavemente — No vas a olvidarlo, ¿cierto?
— No señor — digo tratando de no reír.
— Bien, levántate y sube a la cama — me ordena.
— Espera... si yo soy tuya, tú eres mío — le gruño.
Detiene el movimiento de su mano y siento sus piernas tensarse abajo de mi.
— Me parece justo — dice divertido.
— ¿Yo también puedo azotarte?
— No — y sé que tiene el ceño fruncido.
Me río solo de imaginarlo, pero de nuevo me azota y luego ríe. Me ayuda a levantarme, luego señala la cama.
Se acerca para quitar la chaqueta y pasar la blusa sobre mi cabeza. Lo observo esperando a que se quite la ropa pero no lo hace.
— ¿Te gustó? — me acerca a mí.
— Fue divertido... y excitante — digo algo sonrojada.
Está arrodillado entre mis piernas, dándome una vista espectacular de su torso mientras desabotona y desliza la camisa por sus brazos. Mierda, de nuevo estoy sonrojada.
— Señor Grey — la voz de Taylor se escucha del otro lado de la puerta.
Christian camina hacia la puerta sin camisa y la abre solo un poco. Yo cruzo los brazos sobre mi pecho tratando de cubrir algo de mi honor.
Escucho murmullos de ambos, luego Christian cierra de nuevo la puerta y regresa para tomar su camisa.
— Vístete, tengo que salir, no debería tardar. Quédate con la señora Jones, ella va a preparar la cena.
— Está bien — me incorporo buscando mi blusa — puedo irme a mi apartamento, nos veremos mañana.
— No, quédate — levanta mis jeans y me los da — por favor.
— Bien, te espero.
Se acerca a dejar un beso en mi frente y sale de prisa. ¿Ahora qué se supone que haga? Me visto rápido y regreso a la sala.
— Gail — la saludo.
— Ana — me sonríe.
— Creí que te ibas temprano — me siento en la barra frente a ella.
— Si, después del medio día. Pero el señor Grey quiere que me quede hasta mañana temprano.
— ¿Te puedo hacer una pregunta? — me mira con los ojos entrecerrados — rayos, ni siquiera sé cómo preguntarte. Supongo que lo que quiero saber es si has visto a muchas chicas aquí, en el apartamento de Christian.
— Lo siento Ana, hay cosas que no tengo permitido decir. ¿Por qué no le preguntas al señor Grey?
— Ya lo hice, pero no dijo mucho. Bien, no te preocupes, voy a distraerme un rato.
Subo las escaleras corriendo pero me detengo frente a la primera puerta de la derecha, la habitación que él no me mostró. Giro la perilla pero está cerrada y por la cerradura creo que abre con una llave especial. Seguramente Gail como ama de llaves tendrá una copia.
Entro a la biblioteca y me siento en el sofá a mandarle un texto a Kate y a Ray. Luego tomo un libro de los muchos que tiene Christian que son primera edición.
Sostengo el libro en mis manos, pero no puedo evitar recordar el día que lo vi por primera vez. Lo misterioso que me parecía y sus preciosos ojos grises.
Cierro los ojos y suspiro, ni en mis sueños más locos me habría imaginado estar quí. El olor delicioso de la cena me despierta, no sé qué hora es pero seguro Christian debió haber regresado.
— ¿Ya volvió Christian? — le pregunto a Gail.
— Aún no Ana, ¿quieres que llame a Jasón y le pregunte? — me dice amable.
— ¿Jasón? — Sonrío divertida — no, está bien. Dijo que no iba a tardar.
Gail sirve un plato para mí y una copa, insiste que debería cenar sin Christian. Juego con el líquido de la copa y pico los vegetales tratando de hacer tiempo para que él llegue.
Cuando por fin el ascensor timbra, Christian sale con rostro cansado y tenso. Su frente se arruga cuando se estresa y se pasa las manos por el cabello como para tranquilizarse.
— Que bueno que llegas — le sonrío — la cena está lista.
— Sí, claro — va a la cocina y regresa con una copa.
Gail sirve su plato y lo pone en la encimera junto a mí. Luego hace una retirada silenciosa como si huyera del peligro.
— ¿Estás bien? Te ves tenso — digo sin mirarlo.
— No te vayas — me dice.
— Ya lo dijiste, me quedaré hasta mañana, le avisé a Kate.
— No, me refiero a que no te vayas — se gira para verme.
— ¿Hasta el domingo? — Él niega con la cabeza — Christian, no te entiendo...
— Quédate aquí, conmigo. Múdate a Escala — dice serio.
— ¿Vivir juntos? ¿Es eso lo que me pides? ¡Rayos! — digo sorprendida.
— Si, ya hay ropa para ti aquí, lo sabes. Mañana iremos por el resto de tus cosas al departamento de Kavanagh y para el lunes tu guardaespaldas va a llevarte a SIP.
— Todo es tan repentino, no sé qué decir. ¿Ocurre algo? Hay algo que no me estás diciendo...
— ¿Vas a decir que no? — un rastro de sonrisa aparece en su rostro.
— Si digo que no, ¿Que pasaría? — digo con curiosidad.
— Encontraría la forma de convencerte — sonríe — pero quiero que lo hagas porque tú quieres estar aquí. Quiero llegar y encontrarte esperándome, dormir juntos, despertar juntos y todo eso que las parejas hacen.
Quiero reírme de nervios, ¡eso es tan dulce! Pero sile digo de nuevo que eso es romántico va a palidecer y huir. ¿Tengo quepensarlo? Ya paso mucho tiempo aquí, podría intentarlo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro