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Capítulo 38

— ¿Qué es eso? — Kate me señala.

Acabo de entrar a la cocina por una taza de café, antes de salir al trabajo.

— ¿Donde Kate? — miro mi ropa.

— ¡Ahí Ana! En tu cuello — sonríe.

Corro de vuelta a mi habitación y me miro en el espejo. ¡¿Un chupetón?! Ese idiota me hizo uno y no me di cuenta. Voy de nuevo a la sala.

— Kate ayúdame... ¿Cómo lo cubro?

— Maquillaje — dice y va a su habitación.

Después de disimular un poco la marca, salgo hacia SIP y me encuentro con mi amiga Maddie. Me cuenta sobre su fin de semana y yo solo la escucho, nada de hablar sobre Grey.

Es hora del almuerzo, tomo mis cosas para salir y bajamos las escaleras. Cuando pasamos por el vestíbulo, me llaman.

— Señorita Steele — dice Loretta — La buscan en recursos humanos.

Miro a Maddie confundida y luego asiento. Camino hasta llegar a la oficina de Elizabeth Morgan y Loretta me hace pasar, pero me quedo de pie frente a ella.

— Señorita Steele — dice sin verme — Ahora usted será la asistente del editor, el señor Hyde.

— ¿Por qué? — ahora sí me mira y frunce el ceño.

— Erika ha renunciado, no vamos a contratar a nadie más. Usted tiene su puesto. Es todo señorita Steele.

— Gracias — digo rápido y salgo.

¡Vaya noticia! ¿Pero qué habrá pasado? Maddie aún me espera en el vestíbulo y salimos hasta la cafetería. Le cuento lo que acaba de pasar y ella salta de emoción, más feliz que yo.

Hanna, la otra asistente de editor me señala los pendientes de Erika y el señor Hyde solo me mira cuando pasa junto al escritorio.

Me quedo un poco más tarde en SIP para no llevarme el trabajo a casa. El señor Hyde acaba de regresar de una convención y regresa con muchos manuscritos nuevos.

Regreso tan cansada que solo me doy una ducha y me voy a dormir.

El martes pasó igual, tiempo extra y directo a dormir.

Para el miércoles ya tengo todo más organizado. Hago un concentrado inicial y paso el resumen al editor para que seleccione los manuscritos prioritarios.

Antes del almuerzo, me llega un mensaje.

* Buen día Señorita Steele, ¿qué tal va su semana? ¿Cenamos? *

* Claro Señor Grey, en mi departamento a las 8? *

* Pensaba que podríamos ir a mi departamento y que la señora Jones prepare la cena *

* Preferiría que fuera en el mío, hoy salgo a las 7. Lo veo entonces *

* Bien *

Por su último mensaje creo que se molestó. Pero no puedo ir a su casa, ahora más que nunca necesito aprovechar mis horas libres para dormir, por lo menos hasta que tenga todos mis pendientes en orden.

Le mando un mensaje a Kate para avisarle de mi cena con Christian. Llego a casa corriendo para poder tener tiempo de ducharme y cambiarme antes de preparar la cena.

Puntual a las 8, Christian aparece en la puerta con una botella de vino. Le indico que sirva las copas mientras sirvo los platos de pasta y crema de champiñones.

— ¿Por qué saliste a las 7?

— La asistente del editor renunció, tengo su puesto.

— ¿Por qué renunció?

— No lo sé Christian, pensé que tú lo sabías. ¿Tuviste algo que ver en eso?

— No, no lo sabía. Pero voy a pedir la información mañana temprano.

— Por cierto, estoy enojada porque me dejaste una marca — él sonríe.

— Ya no se nota — frunce el ceño — ven.

— ¿A dónde? Aún no termino mi copa.

Christian toma mi mano y me lleva hasta la habitación. Cuando cierra la puerta, se acerca a mí para levantar mi vestido y lo saca por mi cabeza. ¡Gracias a Dios cambié mi ropa interior por una de encaje!

Empieza a besar mis hombros y luego me hace girar de espaldas a él, poniendo sus manos en mi cintura para descender poco a poco. Con un brazo me sujeta de la cintura y con la otra mano desciende por mis muslos, separando un poco mis piernas.

Su mano regresa a mi área sensible y presiona sobre el encaje. Me pego más a su cuerpo cuando desliza su mano por dentro y vuelve a presionar erizando toda mi piel. Me aferro a él cuando mis piernas comienzan a temblar. Acelera el movimiento, empiezo a gemir y la oleada de placer se expande por mi cuerpo.

Me empuja a la cama cuando aún estoy agitada, jadeante y con las piernas temblorosas. Se quita la camisa, los zapatos y el pantalón mientras lo miro con la respiración entrecortada.

Busca en el bolsillo de su pantalón y lo vuelve a lanzar al piso. Se baja el bóxer lentamente pero no pierdo detalle hasta que siento mi cara arder. Él solo sonríe y se acerca hasta arrodillarse en medio de mis piernas.

La puerta de la entrada se abre, las llaves y los pasos de Kate hacen que contenga la respiración. Ruego en mi mente que no interrumpa y Christian se apresura a abrir el preservativo y colocarlo.

— No hagas ruido — me dice bajito y yo asiento.

Sin más demora entra en mí, apoyándose en sus brazos para colocarse encima. Su calor, su cuerpo, sus movimientos... Me tapo la boca con mi mano para que mis gemidos no se escuchen, pero solo me excitan más. Se acerca a besar mi clavícula y mi cuello, mordiendo y chupando a ambos lados.

— Vamos Ana — jadea en mi oído.

Aumenta la velocidad y la fuerza de sus movimientos, luego se endereza extendiendo sus brazos pero sin dejar de moverse. Con la vista de sus brazos musculosos, su pecho y sus ojos que me fascinan me ayudan a llegar y susurro su nombre sintiendo un escalofrío erizando mi piel.

Abro los ojos rápidamente para ver que su respiración se agita más y él cierra los ojos cuando llega al clímax. Sus embestidas se vuelven lentas. Sonríe y se deja caer sobre mi pecho. Lo abrazo y acaricio su suave cabello, pero se endereza rápido para dejar un beso en mi nariz y se mete al baño.

Supongo que está preparándose para irse. Me levanto y me pongo el vestido antes de que salga del baño solo en bóxers. Lo veo levantar su ropa y vestirse. Toma mi mano para salir del cuarto hacia la puerta.

— Debo irme, gracias por la cena — dice cuando sale del departamento.

— De nada, te veo luego — me besa otra vez antes de subir a su auto.

Qué raro. Camino de nuevo a lo habitación a levantarel resto de mi ropa, pero me detengo frente al espejo. ¡Idiota! Ahora hay treschupetones enormes en mi cuello. 

¡Voy a matarlo!

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