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Capítulo 37

Después de vestirme, Taylor me llevó a mi departamento. Christian dijo que vendría por mí más tarde para la cena en casa de sus padres.

Apenas llego al departamento, me voy a mi cama a dormir un poco. Necesito recuperar fuerzas y un buen método anticonceptivo. Quisiera preguntarle a Kate, pero quiero evitarme el sermón de "¿Estás segura de lo que estás haciendo?".

Cuando vuelvo a abrir los ojos, veo que he dormido más de 2 horas. Me obligo a mi misma a levantarme y busco en mi closet un vestido para usar esta noche.

— Hola Ana — Kate entra a mi cuarto.

— Hola Kate, no te había escuchado, pensé que no estabas.

— Llegué hace un rato pero estabas dormida. ¿Qué haces?

— Busco algo presentable para la cena.

— ¿Y esa ropa? — me mira con la ceja arqueada.

— No llevaba un cambio — digo a modo de explicación.

— Ten cuidado Ana, no quiero que te rompan el corazón — dice pero suena a advertencia.

— Estoy bien — asiente y sale de mi habitación.

Justo antes de oscurecer, tocan a la puerta y corro a abrir.

— Hola Elliot — me hago a un lado para que entre.

— Hola cuñada — sonríe y besa mi mejilla.

— Basta, no juegues — me río.

— ¡Ya voy mi amor! — grita Kate desde su habitación.

— Esto será tardado — suspira Elliot y se deja caer en el sillón — te ves bien pequeña.

— Gracias, ¿quieres un vaso de agua o café? — le digo caminando a la cocina.

— Una cerveza me vendría bien — se ríe.

— Te la debo, no hay cerveza aquí, solo café y agua.

— Necesito algo más fuerte para poder cenar con mis papás.

— Pensé que vivías con ellos — le digo.

— ¡Mierda, no! Solo Mía vive con ellos.

Mi teléfono suena y lo tomo de la encimera. Sonrío al ver su nombre en la pantalla.

— Ana, ¿estás lista? — me dice serio.

— Hola, si — digo en voz baja.

Veo a Elliot acercarse y sonríe. De pronto empieza a hablar con la voz más ronca que puede.

— Ana nena, ¿a dónde vas? ¿Esperas a alguien?

— ¡¿Qué?! — lo miro aguantando una risa.

— Ana, ¿con quién hablas? — dice Christian.

— Nena, regresa a la cama, tengo frío — sigue diciendo con su falsa voz.

— ¡¿Con quién mierdas estás?! — me grita.

— Con nadie — trato de decir sería.

— Ana, ya cuelga nena, ven — repite Elliot.

— ¡Cállate! — le digo bajito pero no sé si Christian me escuchó.

Escucho por el teléfono el ruido de un motor y el rechinido de las llantas, Christian bufa antes de colgar la llamada.

— ¡Mierda! ¡Mierda! Elliot, ¡¿Qué has hecho?! — Digo sorprendida.

— Tranquila cuñada, es una broma — se ríe.

— ¡¿Sabes lo molesto que está?!

— Kate, cariño ¡apúrate! O serás viuda pronto — le grita a Kate — te espero en la camioneta.

— ¡No huyas! — le grito desde la puerta.

— ¿Qué pasó? — se acerca mi amiga.

— Tu novio hizo enojar a su hermano y ahora huye dejándome con el problema — lo señalo.

— Mierda — dice Kate bajito — Adiós Ana, ¡te veo en la cena!

Kate sale corriendo y se sube a la camioneta de Elliot. Él sonríe mientras arranca y agita su mano para despedirse. Pongo mis ojos en blanco... ¿así se llevan todos los hermanos?

Apenas voy a cerrar la puerta cuando el Audi de Christian se estaciona en la calle. Antes de que Taylor baje para abrirle la puerta, él ya viene caminando rápidamente hacia mí.

— Ana — dice pero pasa de largo hasta entrar al departamento.

— Christian — lo miro revisando la cocina, el baño y se encamina al pasillo — ¿Qué haces?

— ¿Con quién estabas? — abre la puerta de mi cuarto.

— Con Kate y Elliot.

— ¿Quién más estaba aquí, Ana? — ahora abre la puerta de Kate.

— Solo con ellos Christian, era una broma.

Exhala de forma ruidosa. Se gira para verme y me mira fijamente como para comprobar que digo la verdad.

— ¿Elliot? — dice finalmente.

— Elliot — repito en afirmación.

— Vámonos, es tarde — camina hacia la salida.

Camino atrás de él para que no me vea reír. Taylor abre la puerta para que suba y Christian sube por el otro lado.

La cena en Bellevue fue bastante agradable, pero con las miradas que le daba Christian a Elliot estoy segura que no lo va a dejar pasar.

Grace nos ofrece una rebanada de pastel y café de postre, pero Mía dice que vayamos a la sala para poder platicar un rato.

Nos sentamos en los sillones frente a la chimenea y luego Carrick pasa por el pasillo hacia la cocina, detrás de él Elliot y Christian.

— ¿Qué traen esos dos? — dice Mía en voz baja.

— Grace, ¿qué tal resultó la recaudación de fondos? — interroga Kate.

— ¡Excelente querida! Estoy muy contenta por ello — sonríe feliz.

— Es una labor muy noble, ¿que causa apoya la fundación? — parece que Kate está en modo periodista.

— A los hijos de mujeres con problemas de adicciones — dice Grace y me mira.

— Qué interesante, debería entrevistarla para el Seattle Times.

— Oh no querida, yo no podría, pero estoy segura de que a Carrick le encantaría.

— ¡Claro que sí! A papá le encanta la atención — dice Mía acabando su pastel.

Grace estaba a punto de hablar pero permanece en silencio. Kate levanta la cabeza y yo las observo. Se escuchan gritos desde el patio trasero.

— ¡Chicos! ¡Chicos!

Grace se levanta rápidamente y Mía la sigue. Kate y yo nos miramos confundidas.

— ¡Niños! ¿Pero qué les pasa? ¡Ya basta de sus juegos! — regaña Grace.

Nos miramos por un segundo tratando de entender y nos levantamos corriendo. Mía está apoyada en la puerta, Grace se acerca a Carrick. Christian y Elliot están llenos de tierra frente a ellos.

— Él me pegó — dice Elliot.

— Él empezó — dice Christian.

— ¡Pero era una broma!

— Ja... Ja... Ja... — dice Christian con sarcasmo.

— ¡Serán tontos! — les grita Mía.

— ¡Mía! — le grita Carrick.

— ¡Basta todos! Tú, adentro — señala a Mía — ustedes dos, lávense ahora mismo.

Grace les habla con voz firme. Mía da la vuelta y regresa a la cocina. Elliot y Christian entran empujándose.

— Vigílalos — le dice a Carrick.

— Pensé que ya no tendríamos estos problemas — suspira él y sonríe.

Nos despedimos de todos y vamos de regreso en el Audi. Christian me lleva al departamento y me acompaña hasta la puerta. Quería llevarme a Escala pero no creí que fuera buena idea.

Me besa para despedirse y le sonrío. Se da la vuelta para irse pero se detiene y regresa. Agarra mi cara para volver a besarme y luego baja sus besos por mi cuello.

Cierro los ojos disfrutando de su tacto. Muerde unpoco mi piel y luego vuelve a besar ese lugar. Abro los ojos cuando siento sumirada pero él solo sonríe divertido y se va.

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