Capítulo 34
Christian toma mi cara con sus manos y me besa. Se acerca más a mí y baja sus manos hasta mis hombros, para deslizar los pequeños tirantes de mi vestido. Jalo de su saco para acercarlo más a mí y se detiene antes de dejar al descubierto mis senos. Su boca pasa a mi cuello dando besos suaves, su nariz me hace cosquillas.
Desliza sus manos por mi espalda desnuda y siento un escalofrío que me eriza la piel. Ahora yo tomo su rostro en mis manos para besarlo. ¡Mierda! Debemos parar antes de que algo más pase.
— Emm... ¿hermano? — se escucha la voz detrás de la puerta.
— Lárgate Elliot — dice Christian bajando sus manos hasta mi trasero.
— Me encantaría, no quiero ser el aguafiestas, pero papá, mamá y casi todos en la fiesta te vieron salir con Ana.
Christian se separa un poco de mí y me mira. Estoy sonrojada de pensar que sus padres han presenciado la escena.
— Mamá me ha pedido que venga por ustedes.
— No es asunto tuyo Elliot, ¡vete!
— ¡Vamos Bro! No me hagas esto... no quiero hacer enojar a mamá — permanece en silencio — Pequeña, ¿estás bien?
— Elliot, ¡trae refuerzos! Es una situación de rehenes... — le digo alto para que me escuche.
— ¿Rehenes? No te quejaste antes de la interrupción — Christian me mira divertido.
— Tal vez tenga síndrome de Estocolmo — le sonrío.
— ¡Bien! Llamaré a Kate... ella seguro derriba la puerta — afirma Elliot.
Christian sonríe. Se aparta un poco y yo vuelvo a acomodar mi vestido.
— ¡Cancela los refuerzos! Hemos negociado mi liberación.
— Bien, entonces me voy... los espero afuera, ya van a servir la cena — dice Elliot.
— Dame un momento — dice bajito — espérame en la cocina, ya voy.
Le sonrío una vez más antes de salir del despacho. Reviso mi peinado en el espejo del pasillo y camino hasta la cocina. Cuando Christian aparece, toma mi mano y vamos de regreso a la carpa.
— Ni creas que vas a separarte de mí en lo que resta de la noche.
Nos sentamos a la mesa y todos nos miran. Grace y Carrick miran con el ceño fruncido a Christian. Elliot sonríe burlón y Mía niega con la cabeza. Kate parece no entender qué pasó. Afortunadamente, sirven la cena.
Después de la cena, Mía insiste en presentarme a sus amigas. Me toma del brazo y me lleva con ella, con Christian siguiendo nuestros pasos. Lo mismo ocurrió cuando Kate y yo fuimos al bar por otro trago.
Christian me sujeta por la cintura cuando nos topamos con un señor que lo saluda, yo pongo atención cuando le pregunta si hay novedades y luego me miran. Dice algo sobre hablarlo en la consulta.
Ocurre de nuevo cuando Grace se acerca para hablarme de su fundación. ¿Podría ser más vergonzoso? Christian pegado a mi cintura como si fuera un niño sosteniendo su juguete nuevo.
— ¡Christian, para! — le digo bajito pero molesta — tengo que ir al baño y no vas a seguirme.
— Bueno, te espero afuera.
— ¡No! ¡Los baños están justo ahí! No voy a perderme, solo dame 5 minutos a solas.
Me mira pero no dice nada. ¡Gracias a Dios! Camino hacia los baños y él no me sigue. Entro rápidamente y cuando salgo veo a Christian hablando con Grace. Empiezo a caminar pero una persona me detiene.
— No te había visto, ¿eres nueva?
— ¿Disculpe? — volteo a verla
— ¿Quien te recomendó? ¿Susana? ¿Leila?
— No sé a qué se refiere.
Una mujer rubia me habla, le calculo unos 40 años, delgada y alta, con un entallado vestido negro.
— Christian no suele traerlas a éste tipo de eventos, ¿cambiaron las cláusulas?
— ¿Cláusulas? No le entiendo señora.
Miro de nuevo en dirección a Christian, está de espaldas a mí, por lo que no se ha percatado de nada. Pero Grace sonríe, ¿a mí o a ella? La rubia me mira de arriba abajo y se encamina hacia ellos.
Cuando se acerca, pasa su brazo por los hombros de Christian y lo besa en la mejilla. Veo a Elliot parado junto a nuestra mesa y me acerco a él.
— ¿La conoces? — le digo directo.
— ¿A quién? — Señalo con la cabeza — ¿a Elena Lincoln? Es amiga de mi madre.
— ¿Y también te abraza y te besa así? — le digo sin dejar de mirarla.
— Eww no — dice con cara de asco — creo que solo mi hermano le cae bien.
— Si, parecen conocerse bien — aparto mi vista de ellos.
— Vamos pequeña, ella no es rival para ti — me mira divertido — tengo una idea, ven conmigo.
— ¿A dónde? — toma mi mano y me lleva a la pista.
— A hacer enojar a mi hermanito, ¡no puedo dejar pasar la oportunidad!
Una canción lenta empieza y Elliot nos sitúa en medio de la pista. Éste chico no tiene problemas con ser el centro de atención. Me pide que pase mis brazos por su cuello y pone ambas manos en mi espalda. Nos reímos divertidos.
— Si no vivo después de esto, quiero decirte que me caes muy bien.
— ¡Oh vamos! Christian no va a golpearte, ¿o sí?
— Ese idiota golpea duro, ¿te dijo que entrena kickboxing?
— Sí, creo que lo había mencionado, pero no va a golpearte en público... ¡en todo caso cuídate de Taylor!
— Tienes razón — se ríe a carcajadas — quiero que sepas que acaba de vernos y se le salen los ojos.
— ¿A quién? ¿A Taylor?
— ¡A Christian! Así que prepárate por que viene para acá — lo veo de reojo cuando se acerca.
— ¡Elliot! ¡Quita tus manos de ella ahora! — dice apretando los dientes.
— Hermano, ¡hola! ¿Dónde estabas? Me encontré a esta linda señorita muy sola y me ofrecí a hacerle compañía — Elliot finge sorpresa.
— Suéltala ya, imbécil — lo mira fijamente — dame a mi chica.
— Esta bien, está bien... — besa mi mejilla antes de soltarme — pequeña, cuando gustes...
— ¿Cuando guste, qué? — le dice aún molesto.
Me río mientras Elliot se aleja. Vaya que sabe cómo llamar la atención de su hermano. Christian se acerca y pasa sus manos por mi cintura.
— ¿Ahora qué? — le digo mirándolo a los ojos.
— Debiste haber bailado conmigo primero — pongo mismanos sobre sus brazos — pero no te preocupes, no dejaré que bailes con nadiemás.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro