Tuve que pedir la ayuda de Kate para escoger el vestido, no tengo ni idea de cuál sería el indicado para la ocasión. Quedamos que en la tarde hablaríamos de los vestidos y esas cosas. Mientras tanto, estoy atareada en SIP ya que el Señor Hyde y Erika se van a una convención en Nueva York, creo que la fecha original fue pospuesta y tuve que hacer de nuevo las reservaciones.

Justo después de mi almuerzo, Christian decidió tomarse un tiempo de su ocupada agenda para mandarme mensajes.

*Buen día Anastasia, espero que hoy estés de mejor humor. Paso por ti para ir de compras*

*Buen día Señor Grey. SIEMPRE estoy de buen humor, hoy estoy muy ocupada* — le contesto al cabo de unos minutos.

*Define "buen humor"... ¿ocupada en qué?*

*Ayudando a la asistente del editor. Buen humor, divertirse, pasarla bien, ser positivo... debería intentarlo alguna vez querido señor Grey*

*Claro que si, comprar empresas me pone de buen humor... ¿a usted no, señorita Steele?*

¡Idiota arrogante! No está ni un poco arrepentido por haber comprado SIP. Decido mandarle un mensaje y dar por terminada la conversación. Guardo el móvil.

*¡Hasta el sábado Señor Grey!*

De vuelta en el departamento, Kate me dio a probarme algunos de sus vestidos. Aunque son muy bonitos y elegantes, no encontré uno que me sentara bien. Kate tiene más busto que yo, por lo que me quedan algo sueltos de la parte superior.

Para el jueves, el trabajo en SIP era menor ya que el Señor Hyde y Erika se fueron temprano para tomar el avión. Tuve una mañana más tranquila, a pesar de los breves e insistentes mensajes de Christian. Empiezo a creer que tiene más tiempo libre de lo que nos hace creer. Me limité a ignorarlo y continuar con mis planes con Kate.

El viernes estoy más nerviosa, queda solo un día y aun no tengo un vestido. Afortunadamente hoy saldré temprano del trabajo y voy con Kate a comprar el vestido. Me sorprende que hoy no haya recibido ningún mensaje de Christian, espero que esté realmente ocupado y deje de ser tan entrometido. La sorpresa del día fueron los mensajes de Mía.

*¡Hola Ana! ¿Lista para mañana?*

*¡Hola Mía! ¡Muy nerviosa! Aun no compro mi vestido*

*Por Dios Ana, ¡necesitas ayuda urgente! Conozco un lugar con vestidos preciosos*

*¿En serio? ¿Podrías decirme dónde?*

*¡Claro que sí! Qué te parece si paso por ti, yo también quiero ver los vestidos*

*Me encantaría, ¿está bien si Kate va con nosotras? Ya le había pedido que me ayudara*

*¡Por supuesto! ¡Será una tarde de chicas!*

Antes de las 4 de la tarde, Mía viene por mí en lo que supongo es el auto de su madre. Nos encontramos con Kate afuera de una elegante tienda que nunca había visto. "Neiman Marcus" me suena más a galletas que a vestidos elegantes, así que voy a confiar en Mía.

Apenas entramos, una chica muy elegante nos lleva a una pequeña sala con probadores. Otra señora más madura aparece con una selección de vestidos y nos saluda, se llama Caroline. Su cabello rubio bien recogido en un moño y su impecable traje sastre azul rey la hacen ver elegantísima.

Kate, Mía y yo nos probamos muchos vestidos y fue divertido. A pesar de que ellas ya tenían un vestido, se decidieron a llevar uno de los que vimos en la tienda. El de Kate es un hermoso vestido con escote en color blanco y estilo corazón, con la falda larga en color verde esmeralda que resalta sus curvas. El de Mía es rosa brillante, con un cinturón de pedrería y corte asimétrico en la falda. Yo me decidí por un vestido rojo descubierto de los hombros y corte sirena.

Caroline hace una seña a la chica que la acompaña para que guarde los vestidos que elegimos. Kate se acerca y le extiende su tarjeta Amex para pagar su vestido. Yo saco mi tarjeta de pago de SIP y le hago una seña para que la tome. Caroline me mira y niega con la cabeza.

— Su vestido ya ha sido pagado señorita Steele.

— ¿Qué? ¿Por quién? — Un nombre viene a mi cabeza, pero no quiero apresurarme.

— Su vestido fue cargado a la cuenta del señor Grey — dice Caroline con una sonrisa forzada.

¿Christian tiene cuenta aquí? ¿Cómo hizo para pagar mi vestido? ¿Cómo sabía que vendría aquí? Miro hacia la culpable...

— Mía... — la miro con el ceño fruncido — ¿Christian te pidió que me trajeras a esta tienda?

— Ana, no pensé que sería un problema — dice encogiéndose de hombros.

— ¿Qué fue lo que te dijo exactamente?

— Que te trajera aquí para que escogieras un vestido, dijo que si te traía él pagaría por mi vestido — dice con expresión culpable.

— Mía... — le digo molesta pero sé que ella no tiene realmente la culpa.

— Bien, en todo caso, lo mínimo que pueden hacer por mi es mantener el secreto — miro a Mía y a Caroline — si Christian pregunta, ustedes dirán que elegí el vestido rojo.

— ¿No va a llevarlo? — pregunta Caroline con preocupación.

— No, voy a elegir otro... y ustedes no dirán ni una palabra. Será una sorpresa...