Capítulo 31
— Christian... — Le digo cuando contesto.
— ¿A dónde fuiste, Anastasia?
— A trabajar, tengo unos pendientes... ¿qué haces aquí?
— Ven aquí, te lo diré, quiero hablar contigo — su tono suena a orden — iremos a desayunar.
— ¡Claro que no! Acabo de llegar, ni siquiera es hora de mi descanso para comer.
— Nadie va a regañarte, confía en mí.
— ¿Por qué mejor no vienes por mí cuando salga? — intento negociar.
— ¿No quieres que te vean conmigo?
— No es eso, es que tengo trabajo que hacer — permanece en silencio y luego habla.
— Está bien, volveré a las 5.
Salgo de la oficina del señor Hyde y me siento en mi escritorio. Maddie me observa pero no dice nada y lo agradezco mentalmente. ¡Qué idiota! Le he dicho que venga por mí, pero no sé si quiero verlo... ¿por qué estaba aquí? Quién va a comprar SIP? Christian?
— Ana, ¿estás bien? Saliste corriendo y me asustaste... — dice mi amiga.
— Lo siento, es que recordé que tenía que hacer una llamada urgente... ¿dime qué pasó?
— El sexy Señor Grey se fue con Roach y los demás.
— ¿De verdad crees que él quiera comprar SIP? — intento indagar un poco.
— Si, tiene el dinero para hacerlo, aunque no entiendo por qué. Seguro es una de esas cosas de millonarios excéntricos.
— Supongo que sí.
Salimos a tomar nuestro almuerzo con Mike y Tom, pero él está más serio que de costumbre. No me atrevo a preguntar qué tanto vio o si es que recuerda a Christian.
— Pensé que te irías con él — me dice cuando caminamos de regreso a SIP.
— ¿De qué hablas? — lo miro con el ceño fruncido.
— Del señor Grey... no sabía que eras de esas chicas.
— ¿De cuáles chicas Tom? Ten cuidado con lo que dices — lo amenazo.
— Por favor, los vi afuera del bar. Él solo te mira y tú corres hacia él.
— No sabes lo que dices, y no me conoces — le digo con enojo.
Me alejo de él lo más rápido que puedo. No puede hablarme de esta manera, no sabe nada de mí o Christian.
Después de las 5 salgo de SIP, me he tomado unos minutos más para esperar que todos salgan. No quiero levantar sospechas. Entro al auto de Christian y él toma mi mano.
— ¿Vas a decirme que hacías aquí? — le digo sin saludarlo.
— ¿Es que acaso no puedo venir? Es un país libre — se burla.
— ¿Dices que es una gran casualidad que estuvieras en mi trabajo? ¿Intentando comprar la empresa?
— No lo intento, es mía. Firme esta mañana — sonríe arrogante.
— ¿Por qué Christian?
— Tienen problemas, si me hago cargo e invierto podría hacerla funcionar.
— ¿Entonces no tiene nada que ver conmigo?
— Si así lo fuera Roach tendría que estar agradecido. La editorial iría a la quiebra dentro de poco.
¿Pero por qué? ¿Por qué lo ha hecho? No puedo evitar sentirme incómoda. Tal vez la suposición de Tom no está tan fuera de la realidad. En todo caso, ¿mi empleo se verá afectado? ¿Seré discriminada por ser amiga de Christian? ¿Podría seguir saliendo con él sin que eso interfiera en mi trabajo?
Me doy cuenta que entramos a un garaje. No pregunté, no me lo dijo, pero estoy segura que llegamos a Escala. Estaba tan distraída con lo de SIP.
— Vamos a cenar — dice cuando Taylor abre la puerta de mi lado.
— ¿Aquí?
— Si, la señora Jones preparó la cena.
Subimos al ascensor y llegamos al salón. La señora Jones me saluda y nos entrega unas copas. Dos deliciosos platos con espagueti y verduras al vapor están puestos en la barra.
— Ya no estés enojada, siéntate a comer — me ordena.
Idiota... quiero reclamarle, decir algo que lo haga enojar, pero nada se me ocurre. Me siento en la silla y se sienta junto a mí. La señora Jones me mira y sonríe. ¡¿Qué es tan divertido señora Jones?!
— Lo que quería decirte esta mañana es que te llevaré por un vestido para la gala del sábado.
¡Por Dios Ana, reacciona! ¡Este hombre (sexy, sexy hombre) no puede darte órdenes así como así! Compró la empresa para la que trabajas, te trajo a su departamento, estás cenando a su lado ¿y ahora quiere escogerte el vestido? ¡Pon un alto, ya!
— Agradezco toda tu preocupación, pero eso no es necesario, suficiente has hecho hoy Christian — le digo con tranquilidad.
— Pero yo quiero hacerlo — me dice como si no entendiera.
— Soy bastante capaz de escoger y comprar mi propio vestido, señor Grey — digo un poco más molesta — así que tendrá que confiar en mi criterio.
— Si confío, solo quiero asesorarte y asegurarme que tengas lo mejor — dice en un tono demasiado tranquilo para mi gusto.
— Le aseguro que puedo hacerlo yo sola — me levanto de la barra y llevo mi plato a la cocina.
La señora Jones aparece para tomar mi plato antes de que pueda lavarlo. Por alguna razón, la actitud calmada de Christian me molesta. ¡Ja! Creo que me estoy acostumbrando a los dramas de Maddie.
— Gracias por la cena Christian, es hora de que me vaya — camino a la sala por mis cosas.
— ¿Tan pronto? — Arquea una ceja — bien, voy a llevarte.
— No gracias, puedo regresar sola — lo miro fijamente.
— ¿Qué te pasa Anastasia? — Me mira molesto — Estás más necia de lo normal.
— ¿Necia? — me giro y camino al ascensor — ¡Hasta luego señor Grey!
— Deja de portarte como una niña y deja que te lleve — se acerca a mí.
Presiono el botón del ascensor y poco después timbra indicando que está aquí. Taylor aparece junto a nosotros y el ascensor se abre.
— Ni tú ni yo, dejaré que me lleve Taylor — le digo mirando a Taylor.
Taylor mira a Christian esperando su aprobación. Christian permanece un momento en silencio y luego me mira.
— ¿Por qué él?
— Porque confío en él... a menos de que compre el edificio en el que vivo — le doy una mirada acusadora a Christian y Taylor sonríe.
— Bien — dice y asiente hacia Taylor.
— Por cierto, voy a estar ocupada, te veo el sábado para ir a la gala — le digo cuando entro al ascensor.
— ¿Hasta el sábado? — se acerca a nosotros.
— Le vendría bien un poco de tiempo a solas para pensar en sus decisiones, señor Grey — le sonrío.
La puerta del ascensor se cierra, así que no veo lareacción de Christian. Podría jurar que Taylor sonríe divertido, pero no meanimo a mirarlo. Llegamos hasta el garaje y me abre la puerta para subir alauto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro