Capítulo 30
— Ana, habla... ¡Cuéntamelo todo! — Maddie se para frente a mí, tan pronto puse mi bolso en el escritorio.
— Hola Maddie, buen día — le sonrío sarcástica.
— Buen día Ana, ahora sí siéntate y habla — acerca un silla de otro escritorio.
— Leí el manuscrito, el libro es genial y me mata de risa... Deberíamos lanzarlo en electrónico.
— ¿Qué? No, no te hagas tonta, háblame del chico con el que saliste el viernes.
— No sé de qué hablas — disimulo una sonrisa.
— No me hagas esto, ¡me matas! El chico con el que te fuiste, Tom estaba que echaba chispas — se ríe.
— ¿Lo viste?
— Solo te vi alejarte con él, por eso quiero que me cuentes... Recuerda que soy la próxima Doctora Corazón.
— No hay mucho que decir, es un chico que conozco.
— Ajá — me mira como si no me creyera — ¿Dejaste a Tom por "solo un chico"? No te creo nadita... ¿Es guapo?
— Mucho — sonrío al recordarlo — Guapísimo.
— ¿Soltero? — me da risa su expresión.
— Si.
— ¡Ay no! — Dice con gesto dramático — ¿Es un niño de mamá?
— ¿Qué? ¿Niño de mamá?
— Si, si es guapo y soltero seguro hay algo mal en él... En mi experiencia podría jurar que tiene mamitis.
— No, no creo que sea eso — Christian no parece muy apegado a sus padres.
— ¿Ruptura reciente? ¿Ex novia loca? ¿Es Gay?
— Claro que no Maddie, exageras — me río.
— Lo siento, creo que me afecta salir con los amigos de Mike — se ríe.
— Está todo muy tranquilo, ni siquiera he visto al señor Hyde y a Erika.
— Creo que están en junta o algo así, están nerviosos por lo de la compra.
— ¿Cuál compra?
— Dijo Mike que Loretta le dijo que SIP tendrá nuevos dueños.
— ¿Quién es Loretta? — definitivamente no sé nada sobre mis compañeros.
— Es la asistente de la señora Morgan de Recursos Humanos.
— ¡Vaya! Espero que eso no nos afecte.
— Espero que no — dice triste — apenas me acostumbré a levantarme temprano.
Cuando salimos a tomar el almuerzo pasamos por la sala de juntas. No hay nadie. Mike dice que la oficina del señor Roach está en el tercer piso y podrían estar allá.
Esta vez, solo Maddie y yo vamos a almorzar. Cuando regresamos, todos están de vuelta en sus lugares y continuamos con nuestras labores.
Esta mañana estoy un poco ansiosa. La gala en la casa de los Grey parece un evento importante, necesito saber exactamente a qué me enfrento.
Apenas llego a SIP y Maddie corre hacia mí.
— ¡Ana! ¡Por fin llegas! — ella agita mi brazo.
— ¿Qué pasó? ¿Por qué están todos aquí? — veo a los empleados de SIP caminando nerviosos por el vestíbulo.
— Los dueños están aquí, en la sala de juntas... ¡Ven! — Maddie toma mi mano y me lleva por el pasillo.
— ¡Hey! ¡Por fin llegan! — Saluda Mike — Parece que los trajeados hablan en serio.
— ¿En dónde está Tom? — lo busco con la mirada.
— En su escritorio — Mike me mira — Estas cosas no le gustan al abuelo ese.
— ¡Mike! — Lo regaña su hermana — ¡oh mira Ana!
Tengo que acercarme mucho para poder ver hacia la sala de juntas. Demasiadas personas están aquí, aunque ahora que lo noto, muchas son mujeres muy sonrientes.
Puedo ver la larga mesa y al señor Roach, la señora Morgan, el señor Hyde y la señora Mills. Sentados frente a ellos, de espaldas a nosotras, una mujer con mirada seria, un señor de traje con un gran portafolio y otro hombre de cabello cobrizo y manos grandes.
Maddie salta de emoción y trata de subirse a la espalda de Mike para ver mejor, pero solo logra hacernos reír.
El señor Roach se gira para vernos a todos parados afuera de la sala y hace un gesto. El hombre frente a él se gira en la silla hacia nosotros.
Escucho suspiros y grititos ahogados de las féminas a mis lados. Estoy en shock. Christian me sonríe y me guiña un ojo.
— Ana, ¿lo viste? — dice Maddie jaloneando mi brazo.
— ¡Lo mato! — digo con el ceño fruncido. ¿Qué demonios hace aquí?
— ¿Que dices? — Me mira mi amiga — Oh Tom, ¡ahí estás! ¡Ven! ¡Mira a los nuevos dueños!
— Hola — me dice y volteo a verlo.
— Hola Tom — le digo cuando se para a mi lado.
— ¡ay por Dios! ¡Es guapísimo Ana! — Dice Maddie con mucha emoción — déjame te digo que es el hombre más rico de Seattle, y tal vez de todo el país. ¡Y es tan Joven!
— ¡Hermana, tranquila! — Regaña Mike — Pareces chocolate al sol, toda derretida por el fulano ese.
— ¡Cállate envidioso! Ya quisieras ser tan sexy como él.
Maddie y Mike pelean a mi izquierda. Tom está parado a mi derecha y muchos otros empleados están junto a nosotros esperando conocer las novedades.
Miro de nuevo a Christian y tiene el ceño fruncido. Pero no me está viendo a mí... Su mirada va hacia... ¿Tom? Seguramente lo recuerda de la salida al bar del viernes.
¡Mierda! Digo para mí misma. Christian le dice algo a la mujer a su lado y luego al señor Roach. Se levanta y camina a la salida de la sala.
Antes de que llegue a la puerta, salgo disparada a los baños del segundo piso. ¿Ahora qué? ¿Por qué está aquí? ¿Pensaba comprar SIP y no me lo dijo? Algo aquí no me convence.
Maddie entra al baño también y me mira. Me pregunta si estoy bien y yo asiento pero no termino de reaccionar.
Otra vez: ¡Mierda! Siento una opresión en el pecho y quiero salir corriendo. Por supuesto no hay forma de hacerlo sin pasar nuevamente frente a Christian.
Y sabiendo ahora que puede rastrear mi teléfono tampoco me deja muchas opciones. Aprovecho que todos siguen en la junta y me encierro en la oficina del señor Hyde.
Maddie me mira confundida y le digo que en el almuerzo le explico. Ella asiente y sale de la oficina. ¡Respira Ana! ¡Respira! Debe haber una razón muy lógica para todo esto, ¡no exageres!
Mi teléfono empieza a sonar...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro