Capítulo 29
Ya estamos listos para regresar a Seattle. Aún no acaba el día y ya estoy agotada. Christian y Ray están afuera, mientras termino de recoger mis cosas.
Salgo de la casa y veo a Christian subir a su auto. Ray se acerca a mí y me abraza.
— Annie, estoy muy contento de que vinieras a verme.
— Yo también Papá, cuídate mucho — me mira con el ceño fruncido.
— Hija... ¿"Es solo un auto"? — dice repitiendo el tono de voz y palabras de Christian.
— Eso — suspiro — Es que Christian tiene dinero, mucho dinero. Kate dice que es millonario.
— ¿Y él te compra... Cosas? — Frunce el ceño — ¿regalos?
— ¡Dios, no! Papá, no necesito nada de Christian. Hemos salido a cenar en algunas ocasiones, pero no quiere decir que pueda darme un auto. Me enseñaste a ser feliz con lo que tengo — le doy un beso en la mejilla.
— Bien, aunque tal vez solo deba advertirle algunas cosas — contengo mi risa.
— Tal vez después papá, espero de verdad que vayas a visitarme y prometo venir pronto a verte — vuelve a abrazarme.
Caminamos hacia el auto de Christian y Ray abre la puerta para que suba. Se acerca a la ventanilla de mi lado.
— Vayan con cuidado chicos.
— No se preocupe señor Steele.
— ¡Adiós papá! — agito mi mano en señal de despedida.
Christian pone en marcha el auto y rápidamente se incorpora a la Olympic Highway. El viaje en auto será más rápido, una hora y medio a lo mucho.
— Tu papá es agradable — él sonríe.
— Si, lo es — sonrío con orgullo — gracias por...
Me quedo en silencio. ¿Gracias por venir? Yo no le pedí que viniera, ni lo invité, y ahora que lo recuerdo, ¿a qué vino? Me dijo cómo me encontró y supuse muchas cosas después de eso.
Ahora estoy confundida. Estoy muy contenta de que Christian estuviera aquí, y que conociera a Ray. Pero también estoy molesta porque no tenía razón para seguirme. No es como si yo fuera a desaparecer; sabe donde trabajo y vivo.
— ¿Qué? — me mira impaciente.
— Eres extraño — me encojo de hombros.
Me mira y vuelve su vista a la carretera. Se teléfono suena y lo acerca a una base junto al volante. Contesta y le indica a la persona en la línea que se encuentra manejando y puso la llamada en altavoz.
— Ros, habla — dice serio.
— Christian, tengo a Barney en espera. Voy a poner la llamada en conferencia. Es sobre Darfur.
Él no responde y se escucha otra voz en la línea. Christian tiene una expresión seria y creo que ha entrado en modo CEO Grey.
Me mira rápidamente y se dirige a Ros y a ese tal Barney. Busco en mi mochila mi teléfono, quiero distraerme para no prestar atención a su conversación.
A falta de juegos en mi teléfono, saco mi manuscrito del hombre lobo Aiden para seguir leyendo. Christian sigue en su llamada y parece molesto... ¡Por Dios! ¿Es que alguna vez descansa del trabajo?
Leo muy entretenida, esto parece una comedia romántica. ¡Ja! Si esta chica cree que su novio/hombre lobo es celoso ¡no conoce a Christian Grey!
Me río muy fuerte. Christian voltea a verme y frunce el ceño. Muerdo mi labio para contener mi risa. Continúo con mi lectura.
— Guarda eso ya, no leas cuando estás conmigo — dice intentando quitarme mi manuscrito.
— ¡Oye! Tú estabas hablando por teléfono, solo te daba privacidad.
— Ya no estoy en el teléfono, deja tu libro — parece un niño cuando hace eso.
— ¿Estás necesitado de atención? ¿Es eso? — me burlo.
— ¿Qué? No, yo... No, claro que no — balbucea.
— Bueno, bueno, ya lo guardé Grey, ¿ahora qué? — pongo mi mochila en el asiento de atrás.
— El próximo sábado hay un evento de la fundación de mis padres, en su casa en Bellevue. Tengo que ir...
— ¿Y necesitas mi bendición? — me burlo un poco más. Me mira irritado.
— Quiero que vayas conmigo Ana.
— ¿Ok-ey? ¡Pero espera! ¿Es un evento formal, de vestido largo y esas cosas?
— Si, es una gala. Yo te compraré un vestido y lo que sea necesario.
— No, espera. Solo dime qué tipo de vestido y yo lo compro. ¿No debe ser tan difícil, cierto?
— No insistas, en la semana te buscaré e iremos por el vestido y mi traje.
— Le puedo pedir ayuda a Kate, ella debe saber de esas cosas — replico.
— Ya dije que no, yo te llevaré. No seas necia Anastasia.
— Mandón — digo para mí misma.
Afortunadamente estamos llegando a mi departamento, así que tomo mi mochila del asiento trasero.
— Gracias por traerme — le sonrío.
— Gracias por no traer ese cacharro viejo — sonríe.
— ¡Oye! Ese cacharro es mi queridísima Wanda... Y estará mejor con Ray — quiero olvidar este tema del auto de una vez.
— Adiós Ana.
Me da un beso rápido en los labios y bajo de su auto. Seguramente estoy sonrojada y tengo mi sonrisa de boba. Christian me guiña un ojo y se pone en marcha.
Entro al departamento y no hay señales de Kate.Supongo que está con Elliot. Le mando un texto para avisarles a Ray y Kate quellegué.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro