Ray conduce hacia el parque estatal y se estaciona junto al lago. Baja de la camioneta seguido de José y Christian. Con mucho cuidado, los tres bajan el bote del remolque.

Papá me mira como si quisiera preguntar algo pero desiste. Bajo de la camioneta ya más calmada y pongo sobre la base del remolque mi mochila con los sándwiches.

Busco una botella de agua que guardé, pero siento una mirada sobre mí. Volteo solo para darme cuenta que es José quien me mira. Sin ningún disimulo me escanea las piernas de arriba a abajo. Empiezo a cansarme de él.

— Necia — me dice Christian interponiéndose entre José y yo.

— ¿Por eso querías que me cambiara? — lo miro a los ojos — ¿Para que José no me viera?

— Por supuesto — me dice molesto — prácticamente te come con la mirada.

— ¿Sabes qué? Olvídalo — camino hacia el lago para alejarme.

— ¡Ana! ¡No me dejes hablando solo! — Christian me sigue.

— Estás siendo poco razonable, ya no sé cuál de los dos es más molesto.

— ¿Molesto yo? Eres terca y te empeñas en llevarme la contraria... ¿O quieres que lo golpee?

— Claro que no — aunque lo estoy considerando — Solo que no te entiendo...

José nos mira fijamente desde la distancia. Ray está en la parte de atrás de la camioneta, desenredando las cañas de pescar. Christian mira a nuestro alrededor.

— Sube al bote — me ordena.

— ¿Qué? Yo no quiero pescar — cruzo los brazos.

— Sube al maldito bote Ana — dice levantando la voz.

Entro al bote y me siento dándole la espalda. Siento un movimiento y luego veo a Christian arrastrando un poco el bote hasta ponerlo completamente en el agua. Lo empuja más y luego se sube con los tenis mojados.

— ¿Qué haces? — intento no reírme.

— Tienes la odiosa costumbre de correr y no dejarme explicarte — dice arrancando el pequeño motor.

Nos sitúa en medio del lago y apaga el motor. Miro a Ray en la orilla del lago con las manos en la cintura, no distingo su rostro pero juraría que está sorprendido.

— Bien, si deseas huir tendrás que lanzarte al agua fría — sonríe con satisfacción.

— No me subestimes — lo miro entrecerrando los ojos.

— Bueno, ahora sí dime... ¿Qué quieres entender?

— ¿En serio? — Pregunto incrédula — sí, bueno, primero... ¿Cómo sabes dónde encontrarme?

— Si, eso... — suspira — Puedo rastrear la ubicación de tu teléfono.

— ¡¿Qué?! ¿Eso es legal?

— Si digo que sí, ¿podríamos pasar a la siguiente pregunta?

— Yo hago las preguntas Grey... ¿Eres algún tipo de acosador?

— Prefiero decir que me gusta estar informado de todo...

— ¿Entonces si eres un maniaco del control? — aunque creo que eso es más o menos obvio en este punto.

— Ya lo había dicho, yo lo controlo todo.

— ¿Qué más sabes de mi?

— Lo básico — se encoge de hombros — tus datos personales...

— ¿Por qué quieres saber todo eso de mí? ¿Con qué propósito?

— Voy a ser sincero contigo para que puedas confiar en mí — por un momento duda — Como ya te había dicho antes, yo solo me involucro en relaciones físicas... Por así decirlo.

— ¿Te refieres a sólo sexo? — pregunto un poco decepcionada.

— Si.

— Y eso quieres de mí... Sólo sexo... — siento que me falta el aire.

— Al principio sí, pero ahora no lo sé — pasa su mano por su cabello con ansiedad — no lo sé, Anastasia. Yo no sé hacer esas cosas de novios, citas, flores y corazones.

Permanezco en silencio. Me siento decepcionada, aunque tengo que admitir que yo tengo la culpa por creer que él estaba en realidad interesado en mí.

— Yo no soy el hombre de tus sueños, eso lo sé... pero no puedo alejarme de ti aunque lo intente. Traté de no buscarte, no verte, no pensar en ti. Seguir adelante y dejarte encontrar a alguien que te merezca, ¡pero no puedo!

— Me confundes Christian... yo también pensé en poner distancia y ver qué pasaba — lo miro a los ojos — pero te apareces por aquí y me haces las cosas más difíciles.

— No, Ana, no quiero que te alejes de mí. Quiero una oportunidad. No te prometo cambiar de un día para otro, pero si quiero intentarlo. Por ti.

— Bueno... Aún tengo dudas, pero supongo que podríamos resolverlo poco a poco. Seguir conociéndonos.

— ¿Eso es un Sí? ¿Tengo una oportunidad?

Lo miro fijamente y sonrío. Pasé de la decepción a la emoción en un minuto. Mi corazón acelerado quiere salirse de mi pecho. ¿Una oportunidad? ¡¿Christian y yo?! ¡Claro que sí!

— ¡Sí! — me lanzo sobre él para abrazarlo.

— Una cosa más — dice alejándome un poco — No quiero a José cerca de ti, ni al idiota del bar.

— ¿Celoso? — me burlo.

— Si, nunca antes había sentido celos por nadie. No sé cómo lidiar con eso — se encoge de hombros.

— No tienes por qué sentir celos Christian. Solo me gustas tú, te quiero a ti y a nadie más — me sonrojo.

— Es bueno escucharlo, pero no es suficiente para mí. Tal vez deba conversar un poco con tu amigo José.

— ¡No! — Digo más fuerte de lo que esperaba — no creo que termine bien. Solo deja que nos vea juntos y él entenderá.

Me acerca nuevamente a él y suspira. Sí, yo también creo que no será fácil, pero resultó mucho mejor de lo que esperaba... ¡Mi casi novio Christian Grey!

Y ahora sí, pone sus manos en mi rostro y me besa.Lento, dulce, tierno. Mi Christian.