Capítulo 25
¿Le dije a Christian que venía a Montesano? Estoy segura que no. Kate no pudo haberle dicho, hace 40 minutos le mandé el mensaje para decirle. ¿Será que hay alguien siguiéndome?
— Hola Christian, ¿qué haces aquí? — le digo cuando por fin reacciono.
— Annie, ¿es José?
— ¡No papá! No es José... Es... — Ray se para detrás de mí.
— Buenas noches señor Steele — dice Christian.
— Buenas noches joven, es amigo de mi Annie?
— Si señor Steele, me llamo Christian — se dan la mano.
— Pues pasa Christian, estábamos por cenar... — se dirige a mi — ¿te acuerdas cómo respirar, verdad hijita?
¿Ray me acaba de hacer una broma? No, eso no puede ser... Estoy soñando, ¡es eso! Seguramente sigo en el autobús, me quedé dormida y estoy soñando con Ray y Christian.
— Cariño, me estoy preocupando, cierra ya la puerta y ven al comedor — me susurra Ray.
— Lo siento papá — me sonrojo de vergüenza y camino a la cocina.
— ¿Y de dónde conoces a Annie, Christian? — dice mi papá sentándose en su silla.
— Coincidimos en una cafetería hace unas semanas y nos hemos visto varias veces — lo miro con el ceño fruncido. ¿Le está diciendo que salimos?
— ¿Así que te dijo que venía?
— Si — lo escucho decir al descarado.
— Idiota — digo solo para mí, mientras corto el pastel de carne y lo coloco en los platos.
— Escuché que por aquí les gusta mucho pescar — dice con mucha seguridad.
— Las ventajas de tener el lago Sylvia muy cerca Christian, ¿te gusta la pesca? — yo pongo sus platos frente a ellos.
— Claro que sí, mi papá nos llevaba a mi hermano y a mí a pescar desde que éramos niños. Aún lo hacemos de vez en cuando.
— Que bien, deberíamos ir a pescar alguna vez — me observan mientras me siento en mi lugar — ¿una cerveza Christian?
— Por supuesto señor Steele.
¿Qué? Mi papá siendo amable... ¿con alguien? Sin duda Christian se ha ganado la simpatía de mi papá hablándole de sus hobbies.
Terminamos de cenar y llevo los platos a la cocina. Me dispongo a recoger la cocina y lavar los platos cuando Christian se acerca.
— ¿Estás enojada porque esperabas ver a José?
— No, estoy enojada porque no sé qué haces aquí, ni cómo lo sabes — le digo bajito — dímelo, ¿cuando me quedé en tu casa me pusiste algún tipo de chip rastreador? ¿A eso se dedican en tu empresa? ¿O es que tienes a alguien siguiéndome?
— ¡Christian! ¿Quieres ver el juego de los Mariners? — le grita Ray desde la sala.
¿En serio? ¡¿Qué diablos le pasa a mi papá hoy?!
— No me lo perdería — le contesta y luego me habla — te lo diré, lo prometo. Pero ya no estés enojada.
Lo miro con el ceño fruncido y le hago una seña para que vaya a la sala con Ray. ¿Por qué ahora son tan amigos? Termino de recoger la cocina y me preparo un té.
Me siento en el sofá que está a un lado de ellos y vemos el juego. Siempre he visto deportes con mi papá, pero solo él y yo. Y aún no sé qué hace Christian aquí.
Me despierto cuando veo a Ray frente a mí. Veo que el juego terminó, así que supongo que me quedé dormida antes del medio tiempo.
— ¿Te llevo a tu cama pequeña? — me dice Ray.
— No, está bien. Ya me desperté.
— Bien, entonces todos vayamos a dormir para poder salir temprano.
— ¿A dónde papá? — le digo adormilada.
— Al lago Sylvia. Le dije a tu amigo que mañana iríamos a pescar un ratito.
— ¿Qué? ¿Van a ir a pescar? — estoy sorprendida.
— Vamos... A ir a pescar — dice Christian y sonríe.
— Oh no, sabes que no, ¡no pienso levantarme temprano!
— Claro que sí lo harás dormilona. Christian, no tenemos cuarto de invitados, espero que no te importe dormir en el sofá.
— Estaré bien señor Steele.
— Annie, trae una almohada y cobija para Christian — luego me dice en voz baja — y te vas a tu cuarto.
Voy al armario del pasillo y saco una cobija. Traigo una almohada de mi cuarto y los pongo en el sillón.
— ¿Seguro que estarás bien? — le pregunto cuando Ray se va a dormir.
— Si, no te preocupes. De todas formas no dormiré mucho.
— ¿Por qué? ¿Te da insomnio? — Me siento en el sillón a su lado — puedo buscarte algún té para dormir.
— No, así estoy bien. Estoy sorprendido de que ayer pude dormir toda la noche, hace muchos años no dormía así. Supongo que eres como un atrapasueños.
— ¿Atrapasueños? ¿No duermes por culpa de pesadillas?
— Es una larga historia, qué tal vez un día pueda contarte. Ve a dormir Ana.
— Está bien Christian. Si necesitas algo avísame.
Entro a mi habitación y voy a la cama. Me cobijo y doy la vuelta para dormir. Por alguna razón no estoy tranquila. Normalmente caigo rendida tan pronto mi cabeza toca la almohada, pero siento una opresión en el pecho.
Me levanto con la intención de ir a la cocina por agua, veo en mi teléfono que son las 3:20 de la madrugada y salgo sin hacer ruido.
Todo está a oscuras, pero llego hasta el refrigerador y saco la jarra de agua. Siento curiosidad por dar un vistazo a Christian que duerme en el sillón. Cuando me acerco, veo que respira agitado.
— ¿Christian? ¿Estás bien? — lo muevo un poco.
— Anastasia — me mira sorprendido — ¿qué pasó?
— No sé, creo que tenías un mal sueño.
Se levanta y camina por la sala tratando de calmarse. Parece muy ansioso. Me siento en el extremo del sillón y acomodo la almohada.
— Ven aquí, siéntate — le digo señalando el sillón — necesitas dormir.
— Estoy bien, solo dame un momento.
— Vamos, dijiste que dormías bien conmigo cerca, date prisa antes de que venga mi papá — me río.
Él duda un momento y luego se acerca. Me recuesto sobre la almohada, paso mi brazo por su hombro para abrazarlo y con mi otra mano acaricio su cabello.
Apoya la cabeza en mi hombro y cierra los ojos. Cuandosu respiración se vuelve tranquila jalo la cobija sobre nosotros y yo tambiéncierro los ojos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro