Capítulo 23
Salgo del bar y cruzamos la calle hasta el auto de Christian. Esta vez viene acompañado de Taylor, quien rápidamente abre la puerta para que yo entre.
Christian le pide que nos lleve a mi departamento y hacemos el trayecto en silencio. Miro por la ventana y de pronto siento su mano sobre la mía, apoyada en mi regazo.
Volteo a verlo y trata de sonreírme. Su rostro denota preocupación. Taylor nos deja en mi departamento con la instrucción de volver por Christian más tarde.
— Pasa... ¿Tienes hambre? — le digo caminando a la cocina.
— .... Si — dice dudando.
— Puedo hacer unos macarrones con queso, ¿te gustan?
— ¡Me encantan! — sonríe.
— ¿Al señor Christian Grey le encantan los macarrones con queso? — Me río — ¿Acaso tienes 8 años?
— Oye, no todos los días ceno en restaurantes lujosos... Esa ha sido mi comida favorita desde que era niño.
— Bien, entonces voy a prepararlos.
Preparo rápidamente los macarrones mientras Christian abre el refrigerador y la alacena, supongo que busca algún vino. Frunce el ceño cuando le muestro la variedad de bolsitas de té y se decide por una botella de agua fría.
— ¿Cuál es tu habitación? — dice cuando terminamos de cenar.
— La segunda puerta de la izquierda — le señalo el pasillo.
— Tengo curiosidad — camina y yo lo sigo.
— ¿Curiosidad de qué? — Christian abre la puerta y entra.
— Es pequeña... — dice sorprendido — pero muy acogedora.
Él observa mis cosas, aún hay cajas en el piso y la mayoría son libros de la universidad. Con 4 o 5 pasos recorre la habitación y mira por la ventana.
— ¡Aquí está! — Toma un libro de mi buró — ¿terminaste de leerlo?
Pregunta mientras me señala mi ejemplar de "Orgullo y Prejuicio", el libro que tenía el día que lo vi por primera vez.
— No, no terminé — me río — un chico de ojos grises me acosaba con su mirada.
— Seguramente era muy atractivo — pone su sexy sonrisa de lado.
— Si, algo... — le sonrío.
Nos quedamos en silencio y en ese momento se escucha que se abre la puerta de la entrada. Un ruido de llaves, pisadas y respiraciones jadeantes retumban en la sala del departamento.
Pongo los ojos en blanco. Kate y Elliot están en el sillón sin darse cuenta que estamos también aquí. ¡Par de sinvergüenzas!
— Lo siento... — le digo apenada.
— No te disculpes por ellos, solo serán tres minutos — dice y ambos reímos.
Christian se sienta en mi cama y toma mi libro. Lo hojea en silencio y yo me siento en la silla de mi pequeño escritorio. Revisa entre el montón de libros bajo el buró y hace muecas.
Saco un manuscrito de mi bolso y los acomodo para leerlo después. Erika lo descartó por ser una historia de amor y hombres lobo, pero después de Crepúsculo estas historias se han vuelto muy interesantes.
Veo de reojo a Christian acomodarse en mi cama con un libro. ¿Cómo pasó? Quién diría que el súper sexy señor Grey estaba muy a gusto en mi habitación. Sin duda las rubias de Grey House estarían muy sorprendidas si lo supieran.
Cuando volteo de nuevo hacia él, está apoyado en mi almohada con los ojos cerrados. Su respiración se vuelve tranquila y estoy dudando en acercarme.
— ¡Diablos! — digo para mí. ¡¿Ahora qué hago?!
Christian se quedó dormido. Me levanto con cuidado y retiro el libro de sus manos. Estoy tratando de decidir si dejarlo dormir o despertarlo para que se vaya, pero se ve tan tranquilo que no me atrevo a moverlo.
Voy al baño de mi habitación a cambiarme la ropa. Me recojo el cabello y traigo una cobija ligera del closet. Lo único que se me ocurre es quitarle los zapatos para que esté más cómodo.
Acomodo su chaqueta en una silla y me acuesto en el otro lado de la cama, frente a él. Se ve tan tranquilo. Me siento como una acosadora viéndolo dormir, ¡pero es que se ve tan adorable!
Acaricio su cabello con mi mano, es tan suave y aún puedo notar el aroma de su colonia. Nos tapo con la cobija y cierro los ojos... ¡Dulces sueños!
Escucho a lo lejos el sonido de un teléfono que me saca de mis sueños. Aún no abro los ojos, pero puedo percibir la calidez del sol entrando por la ventana.
Algo se remueve a mi lado y recuerdo que Christian durmió aquí. Lo siento cuando se levanta de la cama y su teléfono deja de sonar.
— ¡Mierda! ¡Mierda! — dice en voz baja.
— Vuelve a la cama Grey — le digo más dormida que despierta.
— Tengo que irme — se sienta en la cama y abro los ojos.
— Está bien. Lo siento, debí despertarte anoche pero te veías muy cansado. ¿Qué hora es?
— Las 7:50 am... Es tarde.
— Es sábado, puedo dormir un rato más — me cubro de nuevo con la cobija.
— Yo debo irme Ana — voltea a verme — Voy a llegar tarde y yo nunca llego tarde.
— ¿Vas a llamar a Taylor?
— Ya está aquí, al parecer ha estado afuera desde las 6:20 esperándome.
— Bien, te acompaño a la puerta.
Salimos con mucho cuidado de la habitación y gracias a Dios, Kate y Elliot no están ahí, aunque la ropa sigue en la sala.
Christian me da un beso en la mejilla y salerápidamente hacia Taylor. Ambos suben al Audi y se van.
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