Taylor nos lleva a un edificio muy alto y elegante. Subimos en el ascensor al piso 8 y llegamos a un lujoso restaurant.

— Buenas noches señor Grey — sonríe una pelirroja de cabello corto.

— ¿Está libre mi mesa? — pregunta él, ella lo mira embobada y yo pongo los ojos en blanco.

— Claro que sí, los acompaño — lo mira y le sonríe.

— Cuidado por donde pisas... Está lleno de baba — le digo a Christian muy bajito.

— ¿Estás celosa? — me mira con expresión divertida.

— Claro que no, estoy ofendida... ¡Ni siquiera ha notado mi presencia! Debería quejarme con el dueño — digo con tono molesto.

— Pues aquí estoy, dímelo.

Christian sonríe con gesto divertido... ¡Idiota presumido! Seguro disfruta hacerme pasar vergüenzas... Yo y mi gran bocota.

La chica nos lleva hasta una mesa del fondo, junto a un ventanal con una vista preciosa. Ella sigue a nuestro lado mientras nos sentamos. ¡Por Dios chica! ¡Disimula! La miro con el ceño fruncido y ella por fin se retira.

El resto de la noche es bastante tranquila, la cena estuvo deliciosa y Christian me contó sobre la estructura organizacional de su empresa. Me sorprende saber que la segunda al mando es una mujer. ¡Qué genial!

Después de cenar me llevó a mi departamento y se bajó para acompañarme a la puerta. Me dio un beso en la mejilla y se fue.

Estoy en mi escritorio en SIP sonriendo como idiota. Repaso en mi mente una y otra vez la cena de anoche y los hermosos ojos grises que me encantan.

Me alegró mucho llegar anoche y no encontrarme con Kate, por que querría saber todos los detalles. La caja de Pizza en la cocina me dice que no murió de hambre, así que no me preocupo por ella.

Erika me dice que ella y el señor Hyde irán a un evento en Nueva York en un par de semanas, por lo que debo reservar sus habitantes de hotel. Me pregunto por qué solo el Sr. Hyde y su asistente van; Maddie o Hanna no me han dicho que la Sra. Mills vaya a salir.

Cuando llego a casa me siento tentada a llamar a Christian, pero me detengo. He notado que solo me busca los fines de semana, así que no quiero ser insistente o empalagosa con él. Tal vez debería alejarme un poco y ver qué pasa.

¡Viernes al fin! Esta vez no pude zafarme y accedí a ir al bar de la otra cuadra por unos tragos con Mike, Maddie y Tom.

Mike dice que es una costumbre de los empleados. Prometí que serían solo un par de tragos, ya que mañana voy a Montesano a ver a Ray.

— Vamos chicas, ¿otra margarita o una cerveza? — pregunta Mike.

— Yo quiero una piña colada con mucho alcohol — grita Maddie.

— Una margarita, gracias Mike — le digo y se aleja.

— Entonces... — dice Tom — cuando veo la imagen que sale de la impresora entiendo todo... ¡Éste idiota mandó a imprimir las imágenes de su carpeta personal! ¡Y obvio ninguna era la portada del libro!

— Eww — gritó Maddie — solo Dios sabe las cosas que su retorcida mente atesora en esa carpeta.

— No solo Dios — rie Tom — el jefe tomó las imágenes antes que nosotros y tuvimos que pagar una multa por "conducta Inmoral"...

— ¿Tú también? — trato de tomar aire para hablar.

— Si — Tom se sonroja — Mikey se encargó de involucrarme.

Todos reímos fuerte. Creo que el alcohol empieza a afectarnos. Tom aún se ríe a mi lado, pero cuando se endereza sobre la barra algo llama mi atención.

Puedo ver por el cristal de la ventana a un chico caminando afuera, de un lado a otro. Lleva una chaqueta café y pasa sus manos por su cabello con desesperación.

— ¡¿Christian?! — digo solo para mí.

Me alejo de Tom y camino hacia la puerta. El chico sigue caminando con desesperación como león enjaulado. Antes de abrir la puerta lo reconozco.

— ¿Christian? — le digo saliendo del bar.

— ¡Ana! — me mira sorprendido.

— ¿Qué haces aquí? — volteo a ambos lados. ¡¿Cómo supo que estaba aquí?!

— Quería verte — se acerca a mí y su expresión cambia — ¿Quién mierdas es ese?

Christian apunta con la cabeza al bar y mira fijamente a la ventana. Cuando volteo, distingo a Tom mirando a Christian con el ceño fruncido. Ambos tienen una postura amenazadora.

— Christian — le digo para que me mire — ¿Que haces aquí? dando vueltas.

— ¡Mierda! — Dice bajito pero lo escucho — Intentaba calmarme antes de entrar ahí y sacarte a rastras.

— ¡¿Por qué?! — le digo sorprendida.

— Porque ya me dijiste que no te gusta que te saque a rastras de los bares — sonríe fingiendo inocencia.

— ¡¿Pero por qué querías sacarme de aquí?! Estoy con mis amigos, no estoy en peligro de muerte.

— No confío en él — vuelve a mirar por la ventana.

— Oye, ¡basta! — Respiro hondo para calmarme — ¿me llevarías a casa?

Christian asiente en silencio. Le hago una seña para que me espere y vuelvo a entrar al bar. ¿Debería quedarme? ¿Debería irme?

Christian no puede aparecer como si nada y alejarme de mis amigos cada vez que esté aburrido. No soy su maldito juguete. Y sin embargo, estoy en el bar recogiendo mi bolso y despidiéndome de mis amigos.

Creo que Maddie y Mike no se dieron cuenta, pero Tomsolamente me mira y vuelve a tomar de su cerveza. No quiero dar explicaciones,pero por las miradas que se lanzaban, sería mejor mantenerlos lejos el uno delotro.