Capítulo 21
Llego a casa después del trabajo. Ni señas de Kate, así que le mando un mensaje:
*Te toca la cena*
Inmediatamente mi teléfono suena con una notificación.
*Cena con Elliot. ¡Lo siento!*
¿Pero qué? No puedo creerlo, apenas ayer los vimos... Vaya que el amor le dio fuerte a mi amiga.
Dejo mis cosas y me ducho antes de hacer la cena para mí. Después, voy directo a la cama muerta de sueño.
Hoy Maddie también insistió para que fuéramos a almorzar con Mike y Tom, pero Erika me pidió que me encargara de pasar en limpio los resúmenes que hizo para el Sr. Hyde.
Pasé la hora de mi almuerzo frente a la computadora, comiendo rápidamente un sándwich de queso que Hanna trajo para mí de la tienda.
Salgo del trabajo y llego a casa. Kate llega después de mí y trae comida china... Lo típico cuando a ella le toca la cena.
Para el día siguiente terminé las transcripciones justo a tiempo para la junta del Sr. Hyde. Estuve de acuerdo con Maddie de ir a almorzar con los chicos, así que nos encontramos con ellos en la tienda de comida.
— Me muero por una pizza — dice Maddie mientras picotea una ensalada.
— Tú y tus estúpidas dietas Madeleine, sabes que eres incapaz de comer solamente vegetales — se ríe Mike.
— Solo quiero comer más saludable, no pienso renunciar a mis curvas... ¡Y estas se mantienen de hamburguesas y pizza! — Maddie sonríe feliz.
— Podemos hacer algo esta tarde, unos tragos tal vez — dice Mike.
— ¡Comer pizza! — grita Maddie.
— ¿Y tú Ana? ¿Qué te gustaría hacer? — me pregunta Tom.
Lo miro y sonrío, es realmente muy agradable y me encanta platicar con él. Pero no siento la misma emoción de cuando estoy con Christian. Sólo su nombre hace que mi corazón se acelere.
Me preguntó que hará los días de oficina, ¿se quedará hasta tarde? Supongo que siendo el jefe tiene más responsabilidades y tengo claro que delegar no es lo suyo. Me pregunto hasta qué hora se queda en GEH.
Tom aún me mira fijamente y ahora recuerdo que me hizo una pregunta.
— ¡Oh! Lo siento Tom, es que acabo de recordar que tengo algo que hacer esta tarde — le digo y ahora cuento los minutos para mi hora de salida.
Apenas dan las 5:00 pm y ya estoy pasando recepción. Me dirijo a toda prisa a buscar un taxi y le pido que me lleve al centro financiero de Seattle.
Me paro frente a Grey House y miro el enorme edificio. Todo esto es de Christian? Ahora me pregunto si esto es una buena idea, pero ya estoy aquí.
Camino por el vestíbulo. Hombres de traje entran y salen, y mujeres con falda y saco también. Parece que es un requisito venir uniformados. ¿Y ser rubia?
Cuando llego al mostrador, rubia 1 y rubia 2 me miran sonrientes. Ambas llevan su cabello recogido en un moño e impecables trajes azul marino.
— Bienvenida a Grey House, ¿en qué puedo ayudarla? — me dice Rubia 2.
— Hola, busco al Sr. Grey — trato de sonar segura.
— ¿Tiene usted una cita? — otra vez rubia 2.
— mmm no, yo solo... — empiezo a dudar.
— ¿Cual es su nombre señorita? — ahora pregunta rubia 1.
— Ana... Anastasia Steele.
Las rubias se miran una a la otra y rubia 1 levanta su teléfono. ¡Por supuesto! ¡Qué idiota! ¿Cómo pensé que iba a poder verlo sin cita ni nada?. Le chica sigue en el teléfono y yo me doy vuelta y camino disimuladamente hacia la salida.
— ¡Señorita Steele! — Grita Rubia 1 — ¡Señorita Steele, espere!
— ¿Si? — me giro a verla y ella está detrás de mí, fuera de su mostrador.
— El Sr. Grey la recibirá ahora.
Camino con la rubia 1 hacia el ascensor. Camino dentro y ella entra también. Pulsa el botón con el 20 y las puertas se cierran.
Poco después las puertas se abren y Christian está frente a mí... sonriendo. La rubia 1 pone cara de sorpresa y no dice nada. Salgo del ascensor y veo dos rubias más. También nos miran con asombro.
— Qué grata sorpresa — dice él.
— Espero no interrumpir tus actividades — le digo cuando camino junto a él.
— La ventaja de ser el jefe señorita Steele, yo decido mi agenda.
Caminamos unos metros hasta dos puertas marrones, que supongo son de su oficina. Rubia 3 y 4 están atónitas. ¿Es que están enamoradas de él? Digo, quien no...
Christian abre la puerta y me indica que entre. ¡Diablos! Su oficina es enorme. Paredes blancas, muebles color chocolate, hermosos cuadros alineados perfectamente en las paredes. Su escritorio es enorme y su silla ejecutiva es claramente la silla de un Jefe. La placa en su escritorio dice "Christian Grey. CEO".
— Este lugar es impresionante — le digo mientras camino por toda su oficina.
— Te dije que iba a impresionarte — me dice con su media sonrisa sexy.
— Qué presumido señor Grey — me río — tu estudio en Escala es una versión más pequeña de esto.
— Así es, mis centros de mando. ¿Vienes a solicitar el ingreso al programa de Graduados? — se recarga en el borde del escritorio.
— Tal vez, aunque no creo que cumpla los requisitos — me mira confundido — no soy rubia.
— Y tal vez por eso te asigne un nuevo puesto, aquí, conmigo — sonríe.
— ¿Aquí? ¿En esta oficina? Estoy temiendo preguntar cuáles serían mis funciones... — le digo arqueando mi cejas.
Christian no dice nada, solo me mira y sonríe. Lo suficiente como para que me sonroje. Alcanza su teléfono de escritorio y pulsa un botón.
— Andrea, cancela el resto de mis actividades. Me voy — y cuelga.
— ¿Pasa algo? — me acerco a él.
— Nada, voy a llevarte a cenar.
Toma su computadora y la pone en su portafolio. Se acomoda el saco y caminamos hacia la puerta. Salimos de su oficina y nuevamente rubia 3 y 4 nos miran atentamente. Supongo que una de ellas es Andrea.
De pronto Taylor aparece frente a nosotros. Nos mira y Christian se acerca a él.
— Señor Grey, señorita Steele — dice Taylor.
— Taylor, nos vamos. Alista el auto.
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