Salgo rápidamente del edificio y camino en dirección opuesta a mi departamento. Si Christian quiere buscarme, el primer lugar al que irá será ese. Camino entre la gente, cruzo la calle y continuo sin rumbo fijo... solo quiero alejarme de este malestar.

Una parte de mi sabe que no pudo molestarme con él, sus palabras sobre no tener novias están muy presentes. Pero entonces me busca, me manda flores, se pone celoso cuando algún chico me habla...

— ¡Idiota! – digo más fuerte de lo que quería.

Me siento en una jardinera, dentro de un edificio con una plaza comercial. Suena mi teléfono y veo un número desconocido en la pantalla. Dejo que la llamada se pierda, no tengo ganas de hablar con nadie. El teléfono suena dos veces más y empiezo a creer que no es una casualidad.

Mi teléfono suena con otra notificación, pero ahora es un mensaje. ¡No lo puedo creer!

* Ana, regresa. Quiero hablar contigo.*

Frunzo el ceño. ¿Cómo demonios sabe mi número? Debió llamar a Elliot para conseguirlo de Kate, es lo más seguro. Quiero contestarle que me deje en paz, que quiero estar sola, ¡que es un idiota! Pero lo único que hago es estrujar mi teléfono.

* Anastasia, vuelve aquí o voy por ti. *

Ahora estoy más molesta, ¿qué piensa este idiota? ¿Que regresaré corriendo a su orden? No voy a hacerlo, ni todo su dinero le da derecho a hablarme así. Pero de pronto me estremezco, no sé si yo estoy leyendo entre líneas pero sus palabras me resultan amenazantes.

Volteo a mí alrededor buscando y sintiéndome un poco paranoica. No me habrá seguido, ¿o sí? ¿Y si me siguió Taylor? Siento mi corazón acelerado, de un brinco me levanto de la jardinera y camino más rápido entre los locales. Apago mi teléfono para no seguir viendo sus mensajes.

Camino hasta que me canso, no sé qué hora es pero seguro ya pasó la hora de la comida. Decido caminar de regreso a casa, pero hago una parada en Picket Market para comprar pollo y vegetales. Sin Kate en el departamento, podré tomarme todo mi tiempo para cocinarme algo delicioso.

Llego al departamento faltando poco para las 6 de la tarde. No hay movimiento en el exterior, así que supongo que será una tarde tranquila. Dejo las cosas en la cocina y voy a mi habitación a cambiarme por algo más cómodo.

Regreso a la sala y pongo algo de música. Suena una canción de Imagine Dragons que me encanta y bailo mientras voy a la cocina. Pensaba cocinar filete de pollo, pero ya que estoy más cerca de la cena, elijo una ensalada de pollo y crutones.

Supongo que la larga caminata y la buena música ayudan mucho con el mal humor. Tal vez debería sacar a Christian de mi vida, pero con Kate saliendo con Elliot eso será difícil. Maddie me dijo que su hermano Mike es soltero y quiere que lo conozca, no estoy muy segura de que sea buena idea, ¿pero qué podría perder?

Escucho que tocan en la puerta, y aun sonriendo por las palabras de mi amiga Maddie me dirijo a abrir.

— ¡Ya voy! – grito mientras abro la puerta.

— ¿Anastasia? – Christian me mira con ojos tristes.

— ¿Qué haces aquí? – digo después de unos segundos en silencio.

— Quería explicarte pero no me dejaste – dice muy serio – ¿puedo pasar?

Lo miro por un instante. Mi corazón está muy acelerado con solo verlo, pero mi mente grita: ¡no! ¡No lo dejes entrar! Suspiro muy fuerte y me hago a un lado para que pase.

— Deberías estar con tus padres Christian, seguro quieren verte – le digo en un tono más amable.

— No quería estar ahí – camina a la sala – la verdad es que no soy muy apegado a mis padres, desde que vivo solo los frecuento en ocasiones especiales y días festivos.

— ¿Por qué? – él solo se encoje de hombros.

Camino a la cocina cuando me acuerdo que dejé el pollo en la estufa. Christian me sigue y se sienta en una de las sillas de la barra. Pone una botella en la encimera, ni siquiera sé qué tipo de vino es.

— Huele delicioso – dice mirando las delgadas tiras de pollo que saco de la parrilla.

— Supongo que te quedas a cenar – arqueo una ceja y él sonríe.

— Por qué no sirves un poco de vino y yo traigo los platos.

Me mira fijamente y se levanta. Lo miro de reojo caminar a la cocina y lo escucho abrir varios cajones, supongo que encontró el cajón donde Kate guarda las copas porque escucho el sonido del cristal.

Sirvo los platos y acerco el aderezo para la ensalada. Me siento en la silla junto a él y espero a que regrese con las copas. Me entrega mi copa y me sonríe. ¡Mierda! Adoro cuando sonríe. Le sonrío de vuelta y ambos cenamos.

Cuando acabamos de cenar, recojo los platos mientras Christian lleva la botella y nuestras copas a la sala. Me siento junto a él y pasa su brazo por el respaldo del sofá.

— ¿Puedo preguntarte algo? – gira su cuerpo hacia mí.

— Puedes – arquea una ceja.

— ¿Como supiste mi número de teléfono? ¿Te lo dio Elliot? – lo miro con el ceño fruncido.

— ¿Por qué Elliot tendría tu numero Ana? – dice levantando la voz.

— Me refiero a que si le pediste a Elliot que le preguntara a Kate.

— No, no se lo pedí a ellos – sonríe burlón.

— ¿Y cómo lo obtuviste?

— Tengo mis propios medios señorita Steele – dice en tono arrogante.

— ¿Qué significa eso? ¿Tienes a alguien que hace el trabajo sucio? ¿Así supiste donde vivo? ¿Me seguiste? – bueno, esas fueron más preguntas de las que quería.

— Significa que si necesito alguna información, la obtengo. Así es como opero.

— A veces, las personas obtienen el número de teléfono de otras personas, ¡solo preguntándoselos! – digo lentamente y en tono de burla – que locas, ¿no?

Christian me mira muy serio y luego sonríe. Por mipropio bien decido cambiar de tema, no vaya a ser que mi gran boca me meta enproblemas... otra vez.