Termino mi café y salgo del lugar. Paseo por las calles y miro las tiendas pero lo que quiero es regresar a casa. Tengo que admitir que esos ojos grises me han dejado asombrada. Acalorada.

Paso el resto del día en casa, viendo una que otra película en la televisión, escuchando música y dándome un muy relajante baño.

— ¿Qué hiciste hoy? – Pregunta Kate cuando nos sentamos a cenar.

—Nada... salí a conocer el área y me tomé un café en un lugar muy lindo aquí cerca – Digo restando importancia al otro asunto.

— Ahh que bien, tendrás que enseñármelo ¿Y mañana?

— Hmm... ¿Mañana? Creo que voy por un café y luego quiero ir a SIP, ya sabes... para saber qué tan lejos queda de aquí y conocer el camino – intento no sonar ansiosa.

— ¡Te puedo llevar! Nos tomamos algo aquí temprano y te llevo en mi auto hasta SIP, así yo también conozco el camino... estoy segura que debe haber muchas tiendas de ropa por esos rumbos.

— ¡No! No, no te preocupes, apenas será tu segundo día y aún debes acostumbrarte a la rutina, podemos dejarlo para después... — Le digo a Kate tratando de recuperar el volumen de mi voz. No quiero decirle que estoy pensando regresar a la cafetería a la misma hora de hoy para ver al señor ojos grises... tal vez ni aparezca.

Kate me mira con los ojos entrecerrados, con esa mirada tan Kavanagh que usa cuando quiere saber qué estoy pensando. Creo que piensa que es su súper poder de reportera... como si quisiera activar algún tipo de sentido arácnido cómo en los comics.

— Bien... ¡Estoy muerta! Quiero un baño y dormir – dice finalmente.

— Buenas noches Kate –

Pues sí, tardé un poco en conciliar el sueño pensando en lo tonta que me siento esperando toparme con alguien, como si aún estuviera en la secundaria. Y creo que ni en la secundaria hice algo así. Todos mis amores adolescentes fueron platónicos, pero ya no soy una adolescente mirando un poster pegado en la pared.

Me levanté, me cambié, esperé a que Kate se fuera al trabajo y salí del apartamento con mi libro en la mano. Repasé mi plan mentalmente antes de salir: llego a la cafetería, me acomodo en mi mesa, pido mi café y leo mi libro... así de fácil. Voy a apegarme al plan y si algo más (como ojos grises) pasa, será un extra... un bonus. Soy una mujer como cualquier otra en una cafetería en un martes por la mañana.

Llego a mi mesa y me traen mi capuchino, abro mi libro pero no lo estoy mirando. Estoy buscando entre la gente sentada y la que hace fila en el mostrador tratando de encontrar a alguien que podría tener tal vez un periódico y ojos lindos. ¿Esta soy yo siendo madura? Pongo los ojos en blanco para mí misma.

Me senté junto a una ventana, así que veo a los autos pasar en la calle: definitivamente necesito un auto. Tal vez si debería aceptar la ayuda de Kate para llevarme en su auto... de pronto me siento incómoda, como si alguien me mirara.

Y ahí está él, ojos grises que sobresalen sobre el periódico que lee. Cabello cobrizo, algo alborotado, cejas gruesas pero bien definidas, manos grandes... ¿ya dije que tiene ojos hermosos?

Me mira como si esperara algo, pero yo uso mi libro como escudo y me vuelvo hacia él. Seguramente estoy sonrojada porque siento caliente mi cara al instante. El separador de mi libro sigue señalando el inicio del capítulo 2, pero no me concentro lo suficiente como para leer.

Levanto la mirada de nuevo y me vuelvo a encontrar con sus ojos, intensos pero que no denotan expresión. Me mira fijamente y sé que debo hacer algo antes de que esto resulte demasiado incómodo, ¿no?

Hago mi mejor imitación de la mirada Kavanagh y ahora yo lo miro fijamente. Pensaba que lo miraría de manera coqueta, pero en lugar de eso aquí estamos en un duelo de miradas... No cede en su intensidad, y no siento siquiera que parpadeé. Yo hago mi mayor esfuerzo por mantener la misma mirada intensa e impasible que me da, pero me está ganando la risa...

Finalmente me agacho para contener mi risa (y no reírme como loca aquí sentada sola), tomo un respiro tratando de encontrar una postura más natural, pero cuando volteo... ya no está...

Se fue...