Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 9

— ¿A dónde vas?

Pregunta Christian mientras subo de nuevo por las escaleras, luego de asegurarme que Gia Matteo se fue de mi casa.

— ¡A dormir con Ted! Él no se deja manosear por zorras – le gruño – y por cierto, podrías ser más considerado con tu esposa embarazada.

— ¿Considerado? Pero... – balbucea – ¿A qué te refieres Ana?

Pero no me detengo y sigo subiendo las escaleras. Escucho sus pasos detrás de mí y me apresuro a entrar a la habitación de Ted.

— ¿Ana? – dice desde la puerta – Este asunto con Gia es un malentendido, yo solo te quiero a ti.

— Lo sé, es solo que esa mujer es odiosa. Sé que es la mejor, por eso está aquí pero tiene que respetarme porque no estoy dispuesta a aguantarla.

— Por supuesto nena, y si no te sientes a gusto con ella encargándose de la remodelación, traeremos a alguien más.

— Gracias Christian.

— Ahora ven conmigo a la cama porque te extrañé.

— Señor Grey, ¿está tratando de seducirme? – contesto con voz coqueta.

— Siempre, Señora Grey.

Tomo la mano que mi esposo me ofrece y me levanto de la cama para bajar con él las escaleras.

— Por cierto – dice cuando pasamos por la sala – mañana tienes cita con la doctora Greene. Paso por ti a la editorial.

— Me parece bien, estaré lista después de la reunión con... Gia.

— ¿Te vas a reunir con ella? ¿En la editorial?

— Sí, no la quiero aquí rondando a mi esposo.

Lo miro con el ceño fruncido mientras él arquea sus cejas sorprendido. Caminamos juntos hasta el baño para tomar una deliciosa ducha juntos.

Tengo que admitir que me encanta mimarlo y lavar su cabello, pasar la esponja por su espalda, su torso, su abdomen... Mi guapo esposo.

— ¿Christian?

Jala la toalla para ponérsela en la cintura y me envuelve a mi en la otra.

— Quiero hacer ejercicio, como tú. Bueno, no ejercicio intenso, pero me gustaría salir a correr a la bahía.

— ¿Por qué?

— Porque necesito condición física.

— ¿Por qué no usas las caminadoras del gimnasio que está en el sótano?

— No quiero señor Grey, voy a salir a correr.

— Ana...

— Tengo dos guardaespaldas, ellos irán comigo.

— Es peligroso.

— ¡Claro que no! Hyde está muerto y Elizabeth sigue en prisión, ¿por qué habría de estar en peligro?

— ¿Podemos hablarlo con calma mañana?

— No.

— Ana – me gruñe.

— ¡No!

— ¡Necia!

— ¡No!

Y si cree que estoy bromeando, se equivoca. Por eso a la mañana siguiente, mientras él sale a correr, yo me levanto y me pongo unas mallas negras deportivas y una sudadera ligera.

Tomo mi móvil, los audífonos, me pongo los tenis y voy hasta la sala. Apenas voy a tocar el botón para llamar al ascensor, cuando la puerta metálica se abre.

— Ana, ¿a dónde mierdas vas?

Pregunta mi esposo, con Taylor y Baker a su lado. Como ninguno de ellos sale del ascensor, yo entro y presiono el botón del vestíbulo.

— Te lo dije, voy a trotar.

— ¿Sola? – me gruñe.

— Dixon no vive aquí, así que no está. Y Luke, creo que sigue dormido.

— Anastasia – me llama apretando los dientes.

Frunce el ceño y se gira para hablarle a Taylor.

— Llama a ese par de idiotas aquí, los necesito inmediatamente.

La puerta del ascensor se abre y salgo del vestíbulo con Christian, Taylor y Baker detrás de mí, aunque Jason está hablando por teléfono.

— ¿Qué haces? – ahora yo le gruño.

— Te acompaño, me aseguro que nada te pase.

— ¿Y van a volver a correr?

Me giro para verlos. Sé que Christian podría volver a hacer sus 15 kilómetros sin problema, ¿pero Baker? Y sobre todo, ¿Jason?

— ¿Es necesario que vayan ambos con nosotros?

Digo y Christian parece entenderme porque se gira para hablar con Jason. Siendo cortés, yo también espero a que termine de dar indicaciones.

— Taylor, envíame a Sawyer y a Dixon para que nos acompañen, Baker va con nosotros. Tú puedes quedarte.

Giro para comenzar a trotar por la calle, cuando Christian se coloca a mi lado. Después de unos minutos, voltea para hablarme.

— ¿Piensas hacer esto todos los días?

— Si.

— Bien, pero no puedes salir sola, lo sabes Ana.

— Lo sé Christian, lo siento por no darte oportunidad de hablarlo con Taylor. Sé que es difícil coordinar la seguridad, pero podría intentar correr solo un par de kilómetros con Sawyer.

Christian me mira en silencio y no dice nada. Como mi condición no es muy buena, apenas unas cuantas cuadras y me canso, por lo que damos la vuelta hacia Escala.

Otra deliciosa ducha juntos y nos alistamos para salir, yo con Dixon y Sawyer hacia SIP, y mi esposo con Taylor y Baker a Grey House.

— ¿Estás bien? No te ves muy animada.

Dice Wayne cuando llegamos a mi oficina en la editorial. Y tiene razón, pensé que salir a correr ayudaría a mejorar mi ánimo, pero debe ser uno de esos días en los que odias a todos.

— No, y no es un buen día para decirme que me veo terrible.

— Lo siento – sonríe – Supongo que deberías reprogramar la cita con Gia Matteo.

— No, dejala que venga. Tal vez pueda sacar algo de mi mal humor con esa zorra rubia.

Maddie levanta la cabeza para mirarme fijamente. Mierda.

— ¡Lo siento! Es que esa horrible mujer coqueteó con Christian frente a mi.

— No te preocupes Ana, además ¿las hormonas te hacen voluble, no?

— ¿Es por eso? Oh, vaya...

— ¿Entonces? – insiste Wayne – ¿Gia Matteo?

— Dime una cosa – le hago una seña para que se acerque – ¿Qué tan peligrosas son las escaleras de este piso?

— ¿Peligrosas? – balbucea él – depende del tipo de persona que las use.

— Digamos... ¿Una rubia en tacones de aguja excesivamente altos?

Dixon suelta una carcajada ruidosa mientras Maddie vuelve a mirarnos confundida. Le sonrío un poco y la hablo bajito.

— Es una bruja, espera a que la conozcas. ¡Nos divertiremos mucho!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro