— Ni lo intentes — Le advierto.

— ¿Ah, si? ¿Qué me vas a hacer? ¿Mandar al viejo Tay a golpearme?

Miro a Jason, que viene detrás de mí con algunas casas y su rostro inexpresivo cambia al instante por uno de enojo.

— ¿Señor? Permiso para golpear a su hermano.

Es ahora la expresión del rubio la que cambia por una de fingida indignación. Imbécil. Debería dejar que Jason le enseñe un par de cosas, pero tengo mis propios planes para hacerlo sufrir.

— Eliott, será mejor que comiences a besar mis pies si quieres la maldita casa en Broadview.

— ¿Qué? ¿Tan pronto? ¿La tienes? — Su jodida cara se ilumina por la emoción.

— Así es, ahora vamos a negociar. ¿Qué obtengo yo a cambio?

— ¿Mi gratitud? ¿Mi eterno agradecimiento?

— Hmm, no, eso no me interesa. ¿Qué más me ofreces?

Apoya las manos en la cadera como si el maldito gesto le ayudara a pensar. Mira hacia el interior de la tienda, donde las mujeres Grey aún siguen charlando, y se vuelve hacia mi.

— Pagaré la casa.

— ¡Esa es tu maldita responsabilidad, imbécil! ¿Qué gano yo por tenerte tan cerca?

— ¡Mi maravillosa compañía! ¿Qué más podrías pedir?

Tengo que reconocer que no hay mucho que él pueda hacer por mi, salvo librarme en algunas ocasiones de las responsabilidades familiares o de bailes de caridad.

— Te ofrecerás a estar en los eventos familiares a los que yo no quiera ir.

— ¿Es una maldita broma? Si no quieres ir tú, ¿Qué te hace pensar que yo sí iré?

— Estamos haciendo un trato como hombres, dame tu palabra y confiaré en ti.

— ¿Por cuanto tiempo?

— Por los próximos dos años.

— ¿Qué? ¡Eso es mucho tiempo!

— Considerando que seremos vecinos por el resto de nuestras vidas, consideralo un trato justo.

— ¿Y eso es todo? ¿Juramos por el dedo meñique?

— Si esa es tu manera de jurar, pues que así sea.

Se pasa las manos por el cabello, probablemente tratando de hacerle llegar aire a sus pequeñas neuronas perezosas. Se toma el jodido tiempo como si tuviera alguna alternativa, luego estira la mano hacia mi.

— Trato hecho.

Estrecho su mano, pero siento como si hubiera cometido el mayor error de mi vida adulta. Mierda. Debí pensar mejor en todo esto.

— ¿Entonces? ¿Cuando puedo ver mi nueva casa?

— La dije a la señora Grant que mañana, así que deberías ir preparado y asegurarte que la casa le guste a Kavanagh antes de firmar.

— ¿Qué si le gusta? ¡Yo voy a pagar la maldita casa! ¡Será mejor que le guste!

Grita agitando las manos a sus costados, como cada vez que quiere llamar la jodida atención. Como si fuera ser idiota y rubio fuera motivo de celebración.

— ¿Qué le guste, qué?

La voz fuerte de Katherine se escucha desde la puerta de la tienda, desde donde ella, Ana y Mía nos observan. Lo que yo quería mantener como una sorpresa se está convirtiendo en una discusión pública con rapidez.

— Que si te gustaría... Cenar conmigo.

Él sonríe lo más falsamente posible. ¡Grandísimo idiota! ¿Así es como piensa distraer a su esposa? Ella no es tan boba como él.

— ¡Esa es una gran idea, Elliot! — Grita Mía — Después de una tarde de compras, una deliciosa cena juntos.

— No, no. Juntos no — Me apresuro a decir — Solo ellos, Mía.

— ¿Por qué? ¡Yo también tengo hambre! ¿Verdad, Ana?

Mierda.

Mi esposa frunce ligeramente el ceño hacia nosotros, luego mira a Katherine y a Mía.

— Creo que Elliot debería ir a su casa, Christian y yo tenemos planes.

— ¿Pero y yo? ¿Me vas a dejar sola?

— No, Mía — Me alejo de Elliot para abrir la puerta de la camioneta — Elliot puede llevarte a casa. Debemos irnos nena.

Ana sonríe, abraza rápidamente a Mía y a Katherine, y viene hacia mi para subir a la camioneta.

— ¿Qué? ¿Tengo que llevar a la odiosa? — Gruñe el idiota.

— ¿Odiosa? ¡¿A quién llamas odiosa, Elliot Grey?! — Chilla mi hermana.

Mientras rodeo la camioneta para subir, observo a Kavanagh arquear una ceja como cuando está a punto de ladrar una orden. Y estoy seguro que mi estúpido hermano no sale bien librado de esto.

— ¿Qué rayos fue eso? — Dice la curiosa mujer a mi lado.

— Elliot siendo Elliot — beso su mano para distraerla — ¿Cuáles son esos planes que tenemos?

— Oh, ninguno en realidad. Solo creí que era mejor mantenerlos lejos el uno del otro.

Acaricio su mano para evitar responder, pero siento que ella tiene una idea bastante acertada de lo que podría estar pasando. Por lo menos en cuanto a la potencial pelea entre mi hermano y yo.

— Elliot quiere comprar una casa en Broadview.

Digo y espero su reacción. Supongo que estará encantada con la idea de tener a Katherine cerca, pero no realmente emocionada con la noticia.

— ¿Por eso peleabas con Elliot?

No.

— Esa es una de las razones, si. La idea de tener a mi estúpido hermano respirando en mi cuello no me emociona demasiado — Ella suelta una risita divertida.

— ¡Qué dramático! No creo que él esté sobre ti todo el tiempo, por lo menos no a partir de que nazca la bebé.

— Bueno, no lo sé con certeza, pero me aseguraré que no pase. Tal vez tenga que contratar seguridad adicional, por si las dudas.

— ¡Es tu hermano!

— Igual sigue siendo un idiota, nena. No lo quiero en mi casa, bebiéndose mi cerveza.

— Tu no bebes cerveza — rueda los ojos.

— Tal vez debería conseguirle una casa en otra ciudad... O en otro estado para estar seguro.

Ana vuelve a reír, pensando tal vez que estoy bromeando. Pero ahora que lo pienso mejor, creo que me precipité en conseguir esa casa.

¿Aún puedo cambiar de opinión?

~ • ~

¡Hola! ¡Otro capítulo!

Como ya había comentado, esta historia también está por terminar y tengo pensado que el siguiente cap sea el final. Luego hacer Epílogo y capítulos extras.

Sé que esta historia es una de sus favoritas, y les agradezco enormemente todo el apoyo que me han brindado.

Este final será el comienzo de las nuevas historias que ya he comenzado a publicar, y que me emocionan tanto como a ustedes.

Mi intención es dedicar el tiempo restante a las nuevas historias antes de hacer una pausa obligatoria por mi próximo bebé (de carne y hueso), así que voy contra reloj con los 4 meses o menos que me quedan.

Cómo siempre, es un placer leer sus comentarios, hermosas! Saluditos! 😘😘😘