Capítulo 39
— Kate, ¿De verdad lo investigaste?
— ¡Si! Justamente la clase comienza esta tarde, ¿No te parece genial? Y es solo dos días a la semana, así que el par de Grey que tenemos por maridos no podrán escaparse de esto.
— Me parece genial, envíame la dirección por mensaje y te veré ahí está tarde
— ¿Segura que podrás estar en un lugar público? — Se ríe.
— ¡Claro que sí! Ya lo verás.
Termino la llamada con Kate para pasarle las anotaciones de mis escritos a Maddie para la junta de avances. Y aunque no pretendo retirarme del todo, me gustaría dejar de llevarme trabajo a casa.
— ¿Tomaremos el almuerzo antes de la junta?
— De hecho Maddie, tengo que irme un poco antes de eso, ¿Habría algún problema si te dejo en manos de Tom y Mike?
— Por supuesto que no — ella se ríe — Estoy acostumbrada a ellos. Te veré mañana, jefa.
— Si, hasta mañana Maddie.
Tomo mis cosas para salir de SIP y Dixon me alcanza en el vestíbulo. Si voy a ir a clases prenatales necesito ropa cómoda, tenis o lo que sea que se use.
— ¿Tan temprano? — Pregunta Wayne.
— Si, necesito comprar algunas cosas antes de ir a Escala.
— Entonces vamos, señora Grey.
Cuando subimos al auto, mi móvil suena con una notificación de mensaje. Es Kate, con la dirección del establecimiento para la clase de Lamaze.
Es hora de la llamada difícil. Marco el número de mis contactos rápidos y mi marido contesta al segundo timbre.
— ¿Ana? ¿Estás bien?
— Si, Christian, estoy bien. Te llamo para avisarte que Kate y yo iremos esta tarde a clases de preparación para el parto.
— Espera, ¿Qué? ¿Cuándo decidiste esto?
— Cuando te lo mencioné y te comprometiste a hacerlo. Solo llamo para decirte que es esta tarde, te enviaré la dirección y puedes alcanzarme ahí.
— Pero, ¿Es un lugar seguro? ¿Cuántas personas estarán ahí?
— No lo sé, cuando estés ahí lo sabrás. Adiós Christian.
Cuelgo la llamada porque de alguna forma el tono de voz de mi esposo me molesta. ¿Es que no puedo salir? ¿Tengo que estar recluida? ¿Necesito su permiso?
— ¿A dónde quieres que te lleve?
— No lo sé, quiero unas mallas y algo cómodo para mi clase de Lamaze, ¿Crees que en Neiman Marcus vendan algo de eso? — Wayne se ríe.
— Lo dudo mucho, pero podemos ir al centro comercial y buscar en otras tiendas de ropa, no son tan elegantes como Neiman Marcus pero seguro encuentras algo.
— Bien.
Wayne conduce hasta una gran tienda en el centro comercial, y me apresuro a entrar en un intento de pasar desapercibida. Me sujeto del brazo de mi guardaespaldas hasta la sección de ropa de maternidad.
— ¡Mallas! ¡Y blusas! Dios, hace mucho no venía de compras.
Dixon arquea la ceja y me mira de forma acusadora.
— Oh, vamos, sabes que ni siquiera tengo que pisar Neiman Marcus para elegir la ropa porque Caroline la envía.
— Es porque tu marido se preocupa por ti — Se ríe.
— No, hacer compras es divertido. Lo que él hace es quitarme la diversión.
— ¿Estás lista?
Señala el montón de mallas en mis manos y un par (o más) de blusas de algodón sueltas.
— Si, lo demás lo tengo en casa. Vamos.
Caminamos hasta la caja para pagar y salimos de ahí tan rápido como llegamos. Necesito cambiar mi ropa, tomar mi almuerzo saludable y encontrarme con Kate en la clase de maternidad.
— ¿Segura que el señor Grey estará ahí? — Pregunta mientras como mi ensalada.
— Más le vale estar, tiene que involucrarse en todos los asuntos del bebé. Llama a Sawyer y pregunta si mi esposo sigue en Grey House.
Escucho la voz de Wayne mientras voy a mi habitación a ponerme ropa cómoda. Sin duda estás mallas y las camisetas largas acentúan mi barriga, pero en una sala llena de mujeres embarazadas no debería importar.
— Sigue ahí, está en una junta — Dice cuando me ve.
— No puedo esperarlo, llévame a mi clase.
Estoy tan emocionada que el camino me parece eterno. No sé realmente que debería haber traído, pero si Christian no aparece será Wayne quien haga de padre.
Entro al salón con pisos de madera y ubicó a Kate sentada sobre un tapete de plástico. Ella sonríe y señala el lugar a su lado.
— ¡Me alegra verte! — Chilla ella — ¿Dónde está Grey?
— En una junta, ¿Dónde está Elliot?
— Espero que en camino, si no quiere dormir en el sofá.
— ¡Mamis! ¡Buenas tardes! — La instructora Susy llama nuestra atención — Mamis, siéntense por favor. Hoy vamos a empezar con ejercicios básicos de respiración, papis, pónganse cómodos.
Por lo menos otras 10 mujeres embarazadas y sus parejas se acomodan sobre los tapetes. Mierda, solo Kate y yo estamos solas.
— Cerramos los ojos todos, inhalamos... Y exhalamos. ¡Otra vez! — El salón se queda en silencio y solo la voz de la instructora se escucha — Ahora más lento, inhalamos... Y soltamos.
Mientras permanecemos en silencio, puedo escuchar fuertes pasos acercándose hasta el salón, seguido de murmullos que tienen un ligero tono de regaño.
— ¡Te lo dije! ¡Llegamos tarde! — Dice una voz bajito — ¡Va a castrarme!
— Así no tendrías que tomar clases de estas — Otra voz intenta susurrar.
— ¿Ah, si? ¿Y tú vienes por gusto? ¡Por Dios!
Ni siquiera tengo que mirar para saber qué Christian y Elliot están parados en la puerta del salón, tratando de pasar desapercibidos.
— ¿Y ahora qué hacemos? — Dice el rubio.
— Caballeros — La voz de Susy se escucha fuerte — ¿Puedo ayudarlos en algo?
Abro los ojos para mirarlos y vaya que desentonan con el resto de los padres. Elliot lleva jeans rotos y camiseta sin mangas, mientras mi esposo lleva su impecable traje azul.
— Venimos a... Tomar la clase — Balbucea mi cuñado.
— Con nuestras esposas — Christian señala hacia el rincón donde Kate y yo estamos.
— Adelante — Susy sonríe y casi la escucho suspirar — Tomen asiento.
Los hermanos Grey caminan hacia nosotras, incómodos por la atención que reciben y se sientan como los otros hombres de la clase: sobre el mismo tapete que sus esposas, detrás de ellas.
Elliot casi tropieza con el tapete, así que Kate lo estira del brazo para que se siente y deje de hacer ruido. Pero la atención completa está en mi guapo marido.
Con toda la elegancia posible, se quita el saco azul que lleva y lo acomoda sobre una silla detrás de él. Afloja levemente su corbata y se arrodilla junto a mí para sentarse.
Cuando lo ha hecho, soy consciente de todas las miradas femeninas sobre él y por algún motivo esta clase ya no me gusta tanto.
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