Capítulo 23
El Especial del Novio
— Mierda, creo que estoy sufriendo un infarto.
— No lo estás.
— ¿Y cómo mierdas lo sabes? ¿Eres doctor?
— Te conozco – gruñe sin dejar de mirar su periódico – Eres idiota.
Estoy dando vueltas en mi antigua habitación por los nervios. Meto un dedo por dentro del cuello de mi camisa para estirarlo porque siento que esta jodida cosa va a asfixiarme.
Mi hermano idiota está sentado en la silla de mi escritorio, leyendo su estúpido diario y tomando una taza de café. Bastardo.
— Te ves muy tranquilo – me quejo.
— Eres tú quien se casa con Katherine – luego levanta la vista inmediatamente – Sin ofender.
Ethan hace una mueca, sentado en el borde de mi cama, luego agita su mano para restarle importancia.
— No me ofendes, es mi hermana y sé lo odiosa que puede llegar a ser.
— ¡Mierda! ¿Quieres decir que hay más?
Me giro rápidamente hacia él, sintiendo de nuevo el hueco en el estómago.
— Claro, espera a que tenga el anillo en su dedo y se convertirá en mi madre. Un ángel por fuera, el diablo por dentro.
— Tu madre parece una buena persona – señala Christian.
— ¿Verdad que sí? – dice con una gran sonrisa – Creo que las mujeres toman alguna clase de curso sobre "Cómo dominar a sus maridos sin que ellos se den cuenta".
— Mierda... – Luego sonrío divertido – Eh idiota, ¡la pequeña tomó el curso dos veces!
Ahora sí me mira. Lanza el jodido diario sobre el escritorio y se levanta bufando como un jodido toro.
— ¿Qué dices, imbécil?
— ¡Eh, eh, eh! No puedes tocarme, vas a arrugarme el traje.
Lo veo fruncir el ceño antes de darse la vuelta, así que espero a que esté junto a la ventana para hablarle.
— ¡Lo ves! ¿Qué pasó con ese Christian combativo que te sacaba la mierda a golpes?
Ahora exhala ruidosamente por la boca. Toma el móvil del bolsillo de su saco y marca un número sin mirarme.
— Taylor, consígueme un esmoquin negro de la talla de Elliot. Ahora.
Y cuelga. Mierda, ¿Es que nunca dice por favor? Apenas voy a abrir la boca para joderlo un poquito más cuando se lanza sobre mi.
Mi cuerpo se estrella contra la puerta de la habitación con fuerza cuando golpea mi estómago con su hombro, sacándome el aire.
— ¡Chicos! – grita Ethan.
Pero yo ya estoy golpeando la espalda del idiota para que me suelte y como no lo hace, me agacho para golpear sus costillas. Él retrocede.
— ¿Qué? ¿Ya te cansaste? – jadeo.
Se incorpora y se sacude las mangas del saco con cuidado. Bastardo presumido, yo también sé pelear
— No me provoques Lelliot, estoy teniendo consideración contigo.
— ¡Gracias! – me burlo – Eres tan bueno, ya sé por qué eres el nene de mamá.
— Lo soy porque no soy idiota como tú.
— Ja – ruedo los ojos – No lo parecías la semana pasada que nos gritaba en tu estudio.
— Lo hizo para que no te sintieras mal, es todo. Ahora cierra la jodida boca y deja de provocarme.
— ¿Provocarte?
Me acerco a él con los hombros atrás y el pecho inflado. Lo empujo golpeando pecho contra pecho, pero él idiota solo arquea la ceja.
— No me molestes, Elliot, a menos que desees pasar tu luna de miel en el hospital.
— Uy, ¿Qué vas a hacerme? ¿Llamar a la pequeña?
Ethan suelta una risa burlona, que se detiene cuando alguien golpea mi puerta.
— ¿Elliot? ¿Christian?
— Bastardo – le susurro – ¿La llamaste?
— Claro que no, jodido idiota. Abre la maldita puerta a mi mujer.
Doy la vuelta para tomar la perilla, no sin antes estirar una sonrisa forzada en mis labios.
— ¡Hola cuñada! ¡Qué sorpresa verte!
— Hmm – ella arquea la ceja – Taylor acaba de llegar, trae un esmoquin para ti. ¿Por qué?
— Es un hombre precavido, pequeña. Dios bendiga al viejo.
Pero ella no me cree, así que empuja la puerta para entrar. Su vista va primero a su esposo, que presiona los labios y luego a mi.
— ¡Elliot! ¡Te arrugaste la camisa!
— ¡Christian me golpeó! – lo acuso.
Ella gira furiosa hacia él, y mientras lo hace, saco la lengua y le enseño mi dedo medio.
— Nena, él me provocó.
— ¿Cómo, exactamente? Porque te recuerdo que este no es el lugar ni el momento para sus jueguitos.
Ella se gira ahora para verme, así que rápido dejo de reír y me pongo en posición de descanso.
— Se lo dije, pequeña, pero tu marido idiota siempre quiere ser el centro de atención.
— ¿Yo? Imbécil, tú querías que te golpeara.
— ¡Christian! – lo regaña.
— Es cierto – opina Ethan – Elliot tuvo un ataque de pánico y Christian tuvo que golpearlo.
Mierda. Ana voltea a verme con la ceja arqueada y justo ahora siento como si yo fuera Gia.
— Pequeña...
— Escúchame bien, Elliot. Ya no es momento de huir ni de arrepentirse. Vas a caminar por el altar y vas a pararte ahí a esperar a Kate, así tenga que arrastrarte yo misma.
— Soy mucho más grande que tú, dudo que lo logres.
Me mira fijamente, luego frunce los labios. Sus hombros se mueven cuando un pequeño sollozo sale de su garganta, voltea a un lado y pone el dorso de su mano en la boca.
— Claro que no puedo contigo, no cuando podría lastimar a mi vidita – acaricia su vientre con la otra mano – Yo solo quería que este día fuera especial para ambos, ya sabes, mi mejor amiga y mi cuñado se casan.
Otro sollozo sale de su boca, pero ahora es más fuerte. Volteo a ver a mi hermano pero solo presiona sus labios de nuevo y mete las manos en el bolsillo. Gracias por tu ayuda, hermano.
— No te preocupes, iré a decirle a Kate que necesitas un poco más de tiempo.
Se pasa los pulgares por debajo de los ojos, limpiando lágrimas que hace un momento no estaban ahí. Mierda, si mamá la ve llorar vendrá a castrarme.
— ¡No! No... No te preocupes, ya Christian y Ethan me ayudaron a relajarme. Voy a casarme con Kate.
— ¿Seguro? No quiero presionarte.
— No me presionas, no... – balbuceo – Yo quiero hacer esto.
— Excelente – sonríe divertida – porque ya es hora.
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Hola! hola!
Como ya se habrán dado cuenta, acabo de subir una mini guía con las reseñas de los historias. Ahí voy a estar publicando cada historia nueva, como las próximas dos que ya están en espera.
Les agradecería mucho que me dejen ahí sus comentarios sobre las que ya han leído y que les han gustado.
😘😘
Saluditos!!!
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