Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 20

— ¡Es que esto no puede ser posible! ¿En qué estaban pensando?

— Aparentemente, en nada – susurra Elliot y golpeo su brazo.

Estamos en mi estudio, sentados en las sillas frente a mi escritorio, con mamá gritándonos. Papá está sentado en mi silla y ella sentada en el borde a su lado.

— Lo esperaba de Elliot, ¿Pero tú? ¿Christian?

— Lo siento mamá, era su despedida y yo quería ser un buen padrino.

— ¿Permitiéndole meterse en problemas? ¿Y a ti mismo?

— No esperaba que resultara de esa forma.

— ¿Entonces cómo? – ella sigue gritando, luego se gira hacia papá – Carrick, ¿Piensas decir algo?

— Creo que tienes todo cubierto, cielo.

— ¿De verdad? ¿No te importa que sus hijos arruinen sus matrimonios? ¿Qué rayos les pasa a los hombres Grey?

— ¿Arruinar mi... Matrimonio? – balbuceo confundido.

— Lo jodiste – Elliot se ríe arqueando las cejas.

— Por tu maldita culpa, imbécil.

— ¿Mi culpa? ¡Tú invitaste los tragos!

— ¡Porque tú...! – Mamá me interrumpe.

— Tu también "lo jodiste" Elliot – dice haciendo el ademán de comillas.

— ¿Por qué? – pregunta el idiota.

— ¿Kate no te lo dijo? ¡Canceló la boda! Hablé con su madre antes de venir para acá.

— Hijo, lo que tu madre intenta decir es que, si tienes dudas sobre el matrimonio con Kate debiste expresarlas antes. De cualquier forma, si para el jueves no has decidido que ésto es realmente lo que quieres hacer, los Kavanagh pondrán fin definitivo.

— ¿Y yo qué tengo que ver en este asunto? – pregunto.

— Tú, cariño. Arriesgaste a tu esposa a entrar en un lugar peligroso, porque tú y todos los que estaban contigo estaba ebrios. ¡Incluso tu guardaespaldas!

— En defensa de Tay – interviene Elliot – Iba con nosotros como un amigo más.

— Aún así, pudieron ser bruscos o ponerse agresivos y lastimarla de alguna forma. También Kate, el enojo no le beneficia, Elliot.

— ¡Pues qué no se enoje! – levanta las manos con efusividad.

— Idiota.

— Cállate Christian, de todas formas ¿Como supo la pequeña dónde encontrarnos? ¿La llamaste?

— ¡Hablaste con ella! ¿No lo recuerdas?

— Eh, no.

— Ella me llamó y tú le dijiste que estábamos ebrios todos.

— ¡Chicos! – grita de nuevo mamá – Esto no puede repetirse, no cuando están a unos meses de ser padres. Tienen que dejar atrás la inmadurez.

— ¿Escuchaste, Christian? – se ríe Elliot.

— Lo dice por ti, imbécil.

— Yo aún no estoy casado, no hay matrimonio que arruinar.

— ¡Me rindo! – mamá pone los ojos en blanco – Habla tú con ellos Carrick, espero que a ti sí te escuchen.

Grace sale del estudio dejándonos con papá. Elliot y yo lo miramos esperando que nos hable, pero solo sonríe.

— Debiste advertirnos – se queja mi hermano – Que el matrimonio era una larga lista de cosas que ya no puedes hacer.

— Bueno, hijo. ¿Me habrías escuchado?

— No. Pero ese no es el punto.

— Solo no te cases, idiota, si de verdad quisieras hacerlo no harías tanto jodido drama.

— Para ti es fácil decirlo, eras gay antes de que la pequeña te encontrara.

— ¡No soy gay, grandísimo imbécil!

— Bueno, entonces...

Me levanto de un salto para enfrentar a mi estúpido hermano. Él hace lo mismo, levantando los brazos para parecer más alto como si fuera un jodido oso.

— ¡Elliot! ¡Christian! ¡Basta! Solo Cálmense. ¿Quieren un consejo?

Papá se levanta de la silla para pararse frente a nosotros. Apoya su mano izquierda en el hombro de Elliot y la derecha en mi hombro.

— Discúlpense, así crean que ustedes tienen la razón, solo háganlo. Evitarán  muchos conflictos. Y flores, no se olviden de las flores.

— También te domesticaron, viejo – se ríe el rubio.

— Hijo, por mujeres como tu madre valen la pena ser llamado "domesticado". Creo que Christian estará de acuerdo conmigo.

— ¿Lo ves, bastardo? – me señala – Hasta el viejo piensa eso de ti.

— ¡Jodido idiota!

Intento agarrarlo pero papá se interpone entre nosotros. Presiona sus manos sobre nuestros hombros con frustración, como cuando éramos niños.

— Salgan de aquí, luzcan arrepentidos y pidan perdón a sus amadas – luego entrecierra los ojos – Y si su madre pregunta, los regañé como nunca en sus vidas.

— Si, papá – contestamos al unísono.

— Ahora Elliot, ve a intentar casarte. Christian, intenta no divorciarte. Dios sabe que estoy demasiado cansado para volver a pasar por esto.

Palmea nuestros hombros y nos empuja hacia la salida, luego viene detrás de nosotros. Cuando volvemos a la sala, Mamá está sentada en la barra con Katherine.

Busco rápido a mi esposa, esperando que no haya aprovechado la distracción para huir de mi, pero la encuentro en el sofá, sollozando en los brazos de Mía. Mierda.

— Nena – me acerco a ella para abrazarla – Lo siento tanto, no sé cómo pude dejar que esto pasara y ponerte en riesgo. Te amo, no quiero que nada te pase y me pesa tanto saber que fue mi culpa.

— Christian – se limpia la nariz con la manga del suéter – Me preocupo por ti todo el tiempo, lo sabes. Desde el accidente en Broadview, no puedo dejar de pensar que algo te pasó cuando no contestas.

— Nena...

— No lo perdones, Ana. No lo merece.

Me aparto de mi esposa para ver a mi entrometida hermana, que sigue sentada junto a ella y escuchando nuestra conversación.

— Largo, Mía, quiero hablar con mi esposa a solas.

— Me voy, pero no porque lo pides. Ana, en cuanto Christian termine de rogar nos vamos.

— Claro.

— ¿Irse? ¿A dónde?

— No te lo diremos – me señala mi hermana – Tal vez cuando estemos ebrias te llamemos.

— ¡¿Ebrias?! Nena, sabes que no puedes beber alcohol.

— Lo sé Christian, no lo olvido. Solo saldremos, ya sabes... Kate tiene dudas sobre la boda.

Lo que dice, y el tono en el que lo dice, me indica que está tratando de igualar el marcador. ¿Ahora jugamos a eso?

— De todas formas, volveré antes de que anochezca, tal vez.

Se pone de pie y la observo alejarse. Mis padres son los primeros en entrar al ascensor, seguidos de Mía. Kavanagh entrelaza su brazo con el de mi chica para seguir a mi hermana.

Pero lo que me sorprende es ver a Gail salir por el pasillo de servicio con Jason detrás de ella. Se encamina al ascensor con su bolso y se sitúa junto a Ana.

— ¿Gail? – susurra Taylor cuando me paro a su lado para ver a mi esposa.

— ¿Listas? – pregunta mi hermana – ¿Trajeron sus bikinis?

Y la puerta del ascensor se cierra. Mierda.

¿Bikini?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro