Capítulo 18
Veo mi reloj de pulsera una vez mas, sintiéndome ansiosa de nuevo. Son las 2:07 de la madrugada y mi querido esposo aún no aparece por aquí.
— Deberías descansar – Gail recoge la taza de té que ya bebí.
— Supongo que si, tal vez solo deba asegurarme que están bien.
Tomo el móvil de mi bolsillo y presiono su nombre hasta que indica el tono de llamada. Estoy a punto de terminar la llamada cuando Christian contesta.
— ¿Ana? – escucho su voz pero el sonido de la música me distrae.
— Christian, ¿Están bien? ¿A dónde fueron?
— Nena, nena, nena – me llama con una ligera entonación producto del alcohol.
— ¿Bebiste?
— Nop – resuena la "p" como si eso fuera a convencerme.
— Christian Travelyan Grey, ¿Estás ebrio?
— Nop.
Gail está recargada en la encimera, atenta a mi llamada. No lo dice, pero sé que está preocupada por Jason.
— ¿Elliot está ahí? Déjame hablar con él.
Muchos murmullos, risas, leves golpes y un carraspeo antes de que mi cuñado rubio tome el teléfono.
— Hello – suelta una risilla.
— Elliot, ¿Están bebiendo?
— Si, bebimos un poquititititititito...
— Elliot – le gruño.
— Qué gruñona eres, enana... Digo, pequeña. ¿No habíamos hablado ya?
— No.
— ¡Somos hombres libres! ¡Podemos hacer lo que nos venga en gana! ¡Nada de esposas, ni nada!
Exhalo frustrada y me tallo la frente con la mano. El tono de mi cuñado también suena ligeramente arrastrado, y justo ahora me alegro que Ethan y Taylor hayan ido con ellos.
— Elliot, ¿Puedo hablar con Ethan?
— Pfff, el bastardo se quedó dormido hace rato – vuelve a reír.
— ¡¿Qué?! ¿Dónde? ¿En donde están?
— No, no, no – canturrea – no te digo.
— Pásame a Taylor.
— Tay – lo escucho decir – te llama tu jefa.
¡Gracias a Dios! ¡Alguien sobrio y responsable cuidando a este grupo de idiotas.
— Señora Grey.
— ¡Taylor! ¿Qué ocurre? ¿Dónde están?
— Estamos en una misión, señora Grey – Dice muy serio y eso me calma... Hasta que suelta una gran risa.
— ¿Taylor? – le grito, llamando la atención de Gail, que está de pie junto a mi.
— Estamos en un local, en una calle del centro de Seattle, con luces.
— ¿Qué? – Mierda – ¿Tú también estás ebrio?
— Si, señora Grey. Un poco, señora Grey. De hecho todos, señora Grey...
— ¡Jason Taylor! ¡Deja de llamarme señora Grey!
— Si... Señora Grey – Dice y se ríe.
Termino la llamada de golpe. Estoy molesta con Christian y todos los demás por hacer esto. ¿Cómo piensan volver a casa si no están en condiciones de manejar?
— Gail, dile a Connor que rastree el móvil de Christian o el de Taylor. Llama a Sawyer y a Baker que nos acompañen, iremos por esos idiotas.
— ¿Taylor...?
— Si. Así que andando. No llamaré a Kate, aunque debería.
Gail asiente rápidamente y desaparece por el pasillo. Voy hasta mi habitación para buscar un par de jeans, un suéter calientito y las botas de piso más cómodas.
Cuando salgo al vestíbulo, Gail también se ha cambiado la pijama, Baker se abrocha el saco y Sawyer bosteza, estirando los brazos.
— ¿Rastrearon el móvil?
— Si señora, tenemos la ubicación – dice Leonardo.
— ¿En donde están? – Él y Sawyer se miran el uno al otro, nerviosos.
— En un club de strippers, Señora Grey.
— ¿Qué? – chilla Gail.
La tomo de la mano para darle un apretón tranquilizador y ella asiente.
— Primero los traemos, luego los matamos.
— Absolutamente – dice ella.
Baker y Sawyer, pálidos, entran con nosotras hasta el ascensor. Tomamos el audi porque ellos tienen la suv y nos dirigimos hasta el supuesto lugar.
— Pues si, ahí está la camioneta – señalo el lugar en la acera de enfrente – Vayan a traerlos y si no quieren salir, díganles que yo misma entraré.
— Si, señora Grey – dice Leo antes de pasar la puerta.
Minutos después, el primero del cuarteto borracho sale en los brazos de Sawyer. Es Ethan.
— ¡Hola Anita! – Dice con los ojos casi cerrados – ¿Trabajas aquí?
— Súbelo al jodido auto ahora, antes de que lo golpeé por idiota – le gruño a Luke.
El siguiente en salir, caminando en zigzag pero sin ayuda, es Jason. Gail no se acerca, solo frunce el ceño cuando lo tiene enfrente.
— Jason.
— Gail, ¿Qué haces aquí? – luego baja la voz – Creo que la señora Grey está molesta.
— ¿Crees? – le dice Gail – Cierra la boca Jason Alexander, y entra en el auto.
Mi ama de llaves señala el auto en el que Ethan se encuentra dormido. Taylor sube junto a él y ella en el asiento del copiloto, junto a Sawyer.
— Vayan a Escala, Baker y yo llevaremos al otro par de tontos.
Tengo que esperar casi 10 minutos para que Leo pueda sacar a Christian, quién viene apoyado en sus hombros.
— ¡Nena!
— No me hables Christian, estoy muy enojada. ¿Yo no puedo ver stripper y tú si?
— Yo no vi... Nada – balbucea – no dejé que la chica bailara en mi regazo.
— ¡¿Qué?!
— Uy, creo que eso no debía decirlo – se ríe – ¡Todo es culpa de Lelliot! ¡Dijo que perdí mi... Tarjeta de... Hombre! No la perdí, ¿Verdad nena?
— Estaba preocupada por ti, Christian – apoyo el dorso de mi mano sobre mis labios – ¿Y tú aquí, con estas mujeres?
— Ana – me mira con sus ojos grises brillantes de alcohol.
— No, está bien. Lo Entiendo – suelto un sollozo – Soy la molesta esposa hormonal y embarazada. Tú sal a divertirte.
Sollozo de nuevo pero tengo que cubrirme con mi mano para dar mayor dramatismo. Si no puedo usar la carta de esposa embarazada ahora, ¿entonces cuando?
— No, no, nena, yo te amo – se suelta de Baker para caminar hacia mi – Yo solo te necesito a ti.
— Quiero volver a casa ahora, Christian. Es tarde.
— Claro nena.
Se esfuerza por caminar derecho hasta el auto, con la mano apoyada en mi espalda. Baker abre la puerta para que él suba y antes de que pueda subir de copiloto lo recuerdo.
— Casi lo olvido – le hago una seña a Baker para que vuelva a entrar – Nos falta el rubio tonto de mi cuñado.
Christian se ríe, dejando caer la cabeza hacia atrás en el respaldo. La parte sencilla fue hecha, ahora el otro Grey. Carraspeo un poco para aclararme la garganta, en preparación para lo que sigue.
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