Capítulo 17
— ¿A dónde se supone que vamos?
Pregunta Ethan Kavanagh desde el asiento trasero mientras Taylor sigue conduciendo por las calles del centro.
— A un bar que se encuentra a unas cuadras de aquí – le digo y señalo hacia el frente – el lugar favorito de Elliot.
— ¿Christian? ¿De qué hablamos hace rato?
Mi hermano arquea las cejas y se que sigue insistiendo con el jodido asunto de las desnudistas. Jodido idiota, ¿piensa hacer eso con el hermano de Katherine a un lado?
— Primero el bar, luego veremos qué más. De todas formas, el jet está listo si es que planeamos salir.
— ¡Mierda si! ¡Vegas Baby! – festeja Elliot – te amo hermanito.
— Si, si. No me culpes si tu boda se cancela.
— ¿Por qué? – pregunta Ethan Kavanagh. Mierda.
— Porque... – Elliot comienza a balbucear – podríamos beber toda la noche y hacer enojar a Kate.
— ¿Por eso? Pensé que iríamos a ver stripers.
¿Qué mierdas dijo?
— ¡Lo ves Christian! El único aguafiestas eres tú, ¿Verdad Tay? ¿Tú también quieres ver bailarinas exóticas?
— Supongo que podría solo mirar.
— ¡Lo ves! – me señala – Solo iremos a ver, no tocar, ¿Entendido?
— Elliot – le gruño, pero tiene toda la jodida razón. Esto es sobre él y no sobre mi – Bien, llévanos al maldito club.
Taylor asiente de nuevo y retorna a la izquierda para ir hasta el Dream Girls at Rick, el mejor club de stripers de la ciudad. No es algo que sea de mi interés, pero el dueño es un empresario conocido.
El lugar luce discreto por fuera, a excepción del maldito letrero en rosa neón. Cuando entramos, me apresuro a pedir una sección VIP lejos de los ojos curiosos de los demás clientes.
— 4 cervezas, y no dejes de traerlas – dice mi hermano a la camarera – Hoy mis padrinos pagan.
La chica de cabello corto pasa su vista de Taylor, a Ethan y luego a mi. Un ligero sonrojo aparece en sus mejillas antes de comenzar a batir las pestañas. Mierda, odio cuando hacen eso.
— ¡Qué idiota eres Christian, desde aquí no veo nada! ¿No sé supone que en el VIP tienes a las chicas bailándote encima?
— Eso es en el privado – señala Ethan – aquí solo logras que las chicas se sienten en tu regazo para darte de beber.
Lo miro con los ojos entrecerrados. ¿Este bastardo frecuenta estos lugares? Entonces no está tan lejos del tipo de amistades de Elliot.
— Ahora dime – señalo a mi hermano – Estamos en confianza, ¿Quieres casarte?
Elliot voltea a ver a Ethan y él asiente en confirmación. Luego mira a Taylor que permanece impasible como siempre.
— Amo a Kate. Y vamos a tener un bebé, lo cual es fantástico – mira fijamente sus manos entrelazadas sobre la mesa – Pero estoy aterrado como la mierda de fallar, es decir, ¡Mirenme! Mi idea de diversión es ponerme hasta el culo de alcohol rodeado de estas mujeres.
Mi hermano señala con sus manos a nuestro alrededor, las camareras llevan bikinis diminutos y qué decir de las mujeres en los escenarios.
— ¿Cómo voy a ver a mi hijo o hija a la cara y decirle que no beba cuando yo lo voy a seguir haciendo?
— Elliot... – digo pero no sé realmente qué decir.
— Por ejemplo tú – me señala – ¿Cómo mierdas lo haces? ¿Cómo puedes estar tan tranquilo cuando de pronto ya eres esposo de alguien y serás papá?
Abro la boca para hablar, pero vuelvo a cerrarla. ¿Qué le digo? ¿Qué jodi las cosas muchas veces para darme cuenta que la amaba? ¿Qué repetí la pregunta muchas veces? ¿Qué casi me muero y eso me hizo reaccionar?
— ¡A quien mierdas le hablo! – se alborota el cabello con las manos – Tú probablemente amarrarías a la pequeña a la pata de tu cama solo para que no se escape.
Jason sonríe divertido y el chico Kavanagh arquea la ceja en respuesta.
— Preferiría muñequeras, idiota, pero ese no es el punto. Te recuerdo que estuve a punto de morir, y eso te cambia la forma de ver las cosas.
— ¿Entonces me lanzo a los autos?
— ¿Quieres morir, imbécil? Le enviaré a Katherine nuestra ubicación.
— ¡Ja! – se burla – todos terminaríamos muertos, incluido el buen amigo Taylor.
— Solo... No lo sé, ¿Te imaginas a Katherine casándose con alguien más? ¿A otro hombre criando a tu hijo o hija?
— Mierda, ¡no! Ese par son míos.
— Pues ahí lo tienes, solo es pánico porque crees que te verás como papá.
— No seré como papá, idiota. Soy demasiado sexy para...
— ¿Para qué? – alienta Kavanagh a hablar.
— Pues para eso, ya saben, ser viejo y con hijos adultos.
— Idiota – le gruño – Bébete la jodida cerveza, así te embriagas y dejamos de escuchar tus estupideces.
— Pero van a beber conmigo, también serán sus estupideces – se ríe – ¿Tú no vas a beber, viejo?
Taylor gruñe algo antes de mirarnos de nuevo. Pero cuando nos habla, su tono es distinto.
— Alguien tiene que asegurarse que sus culos lleguen sanos y salvos. Y el mío si la señora Grey se entera que manejamos en estado inconveniente.
— Espera. ¿Le tienes miedo a la pequeña?
Elliot suelta una carcajada ante la mirada confundida de su cuñado. Jason podrá quedarse callado, pero sé que es cierto.
— Soy precavido.
Cuatro chicas se acercan a nosotros en ese instante, la primera se sienta en el regazo de Ethan, otra se coloca junto a Elliot. Una más intenta acercarse a Jason, pero desiste.
La que se dirige a mi, bate sus pestañas de forma odiosa e intenta acariciarme.
— No me toques – le gruño.
— ¿Qué pasa cariño? ¿Eres tímido?
— No quiero que me toques.
— Oh, vamos – ella agita su peluca morada frente a mi cara – ¿Cómo vamos a divertirnos si no puedo tocarte? ¿O ese es un reto?
Apoya sus manos en los antebrazos de mi silla, dejándome atrapado. Los demás idiotas se ríen, pero esto no me hace ninguna jodida gracia.
— Tengo esposa.
— ¿Y? No la veo por aquí cariño.
— Oh, créeme que si ella estuviera aquí no te tendría tan cerca.
— No soy celosa, cielo, ¿Por qué no vienes conmigo y te hago un bailecito gratis?
— Pierdes tu tiempo, linda – Señala Elliot – Este perro ya fue domesticado. Y la última chica que se le acercó sufre ataques de ansiedad cada vez que tiene que ver a su esposa.
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