— Adelante, pasen – se hace a un lado para que entremos – niñas arriba, niños abajo.

— ¿Qué? – le gruño.

— Las chicas están arriba, en la habitación de Kate, idiota.

— Oh, bien – dice mi esposa – entonces voy con ellas.

Sube las escaleras a paso lento y mantengo mi vista en ella. Aunque esté molesta, luce preciosa.

— Deja de babear el suelo, por Dios – me regaña Elliot – trae aquí tu trasero para que te tomen las medidas.

Pasa a través de unas puertas de madera corrediza y lo sigo hasta lo que creo es la sala. Pero mi vista se fija en la figura frente al espejo de cuerpo entero, que sonríe.

— ¡Hola Christian!

— Señor Kavanagh – luego miro a mi hermano – ¿Puedo hablar contigo un momento?

Regreso hasta el vestíbulo junto a las escaleras, con Elliot detrás de mí. Cierra las puertas corrediza antes de volver a hablarme.

— ¿Que quieres? ¿Otro consejo?

— ¡No, Idiota! ¿Qué hace Ethan Kavanagh aquí?

— ¿No te lo dije? Es el otro padrino – yo suelto un bufido – ¿Qué quieres que haga? Es hermano de Kate.

— ¿Y no tienes más amigos? Seguramente podríamos llamar a Taylor y pedirle que lo haga.

— Exageras – se ríe – además, ese era el trato. Mía es dama, Ethan es padrino.

— Bien, supongo que tienes razón – me paso la mano por la cara con frustración – lo siento, últimamente he  estado a la defensiva.

— Christian – dice Elliot con seriedad – tú siempre estás a la defensiva. Ahora cierra el pico y ven a tomar un whisky conmigo.

Y aunque mi hermano no es de beber destilados, nos tomamos un par de tragos en compañía de Kavanagh, quién parece ser incluso más relajado que Elliot.

Después de la cena, Ana y yo volvemos a Escala con Sawyer y Dixon. Ella se recarga en mi hombro y rápidamente se queda dormida, así que la llevo en mis brazos hasta la cama.

Me quito el saco, la corbata y la camisa para recostarme junto a ella. Su cabello huele a esa mezcla de frutas por el shampoo que usa, y cierro los ojos un momento para descansar junto a mi esposa.

Cuando vuelvo a abrirlos, ya está oscuro afuera. Ana no está en la cama, así que me giro para ver si está encendida la luz del baño, pero no puedo.

Mis brazos están por arriba de mi cabeza y algo me aferra con fuerza por las muñecas. Trato de enderezarme un poco para ver qué mierda pasa... ¿Es esa mi corbata?

Ana aparece de nuevo, ya cambiada con un camisón de seda negro y sonríe. Se acerca con cuidado al pie de la cama y es entonces que distingo lo que lleva en las manos.

— ¿Nena?

— Señor Grey – dice con la voz ronca – No se mueva, por favor.

— ¿Que haces?

— Dijiste que en el cuarto de juegos tú mandabas. Bueno, en esta habitación quién manda soy yo, y me apetece atarte.

— ¿Qué? – balbuceo confundido.

¿Qué mierdas dijo? ¿Atado a mi propia cama? ¿Mi pequeña y dulce esposa me ha atado? Este debe ser un jodido sueño caliente.

— Ana...

— Shhh – me ordena – no querrás que todos se enteren de lo que ocurre aquí.

— Nena, no me gusta estar atado.

— Deja de quejarte y te dejaré atarme en tu cuarto de juegos.

Mierda. Ese mensaje llegó directo a mi entrepierna. Aún llevo puesto el pantalón de vestir negro, pero ella se reclina sobre mi y apoya sus manos en el borde.

— Déjame ayudarte con eso, para que estés cómodo.

Los saca de un tirón, dejándome solo en los boxers negros. Luego se apoya en la cama con sus manos y rodillas hasta que llega junto a mi, pero se sienta a horcajadas.

Comienza a besar mi rostro, iniciando por mi frente y continua dejando besos en mis ojos, mi nariz, mi boca y la mandíbula.

Se desliza más abajo, frotándose contra mi mientras deja más besos en mi cuello, donde además muerde y succiona dejando seguramente una marca.

Sus manos se mueven de arriba a abajo por mis brazos, luego se deslizan por mis hombros y delinean los músculos de mi abdomen.

Me renuevo incómodo debajo de ella, cuando sus besos se vuelven lamidas sobre mi piel. Mierda, quiero tocarla, pero el jodido nudo en ambas corbatas está apretado y no se mueve ni un centímetro.

— Nena – balbuceo con la respiración agitada.

Pero ella me ignora mientras sigue bajando por mi torso hasta mi ombligo. Lo rodea con su lengua y sus dedos juguetean con el elástico de mi boxer.

— Ana – vuelvo a gruñir más ansioso por tocarla.

Sin siquiera mirarme, se endereza para deslizar el boxer por mis piernas y yo pataleo para terminar de sacarlo. Estoy tan excitado que mi cuerpo da pruebas de ello.

Cuando sus ojos azules me miran, muerde su labio inferior y sonríe. Su boca y su lengua siguen su recorrido hacia abajo, haciendo que mi cadera se eleve un poco para ir a su encuentro.

Mi mente está completamente nublada de deseo. Estoy ansioso por arrancarle ese jodido camisón y hacerla mía, pero tengo que recordarme que está embarazada para no lastimarla con mi intensidad.

Dejo de pensar en el momento en el que pone mi miembro en su boca. No me muevo, ni trato de soltarme. Lo único que puedo sentir es su boca caliente y húmeda subiendo y bajando.

— Ana – jadeo su nombre con la voz entrecortada.

Su mano derecha se mueve sobre mi abdomen y la izquierda recorre mis muslos, tocando a apretando a medida que aumenta la presión con su boca.

— Nena – jadeo de nuevo – no querrás que termine tan pronto.

Ella se endereza sobre la cama y toma el borde de su camisón. Observo atento cómo lo saca por encima de su cabeza, dejando a la vista su hermoso cuerpo desnudo.

Gatea de vuelta hacia mí y se sienta a horcajadas. Estoy ansioso por entrar en ella, pero se toma su tiempo y se frota contra mi erección.

— ¡Ana! – gruño.

Muerde su labio una vez más y por fin se acomoda sobre mi, deslizando mi miembro dentro de ella. Exhalo aliviado y comienzo a mover la cadera para aumentar el placer, pero ella me regaña.

— Ah - ah - ah – mueve su dedo frente a mi, negando – Quédese quieto Señor Grey.

— Vamos nena, libérame, quiero tocarte – suplico.

— No.

Balancea su cadera atrás y adelante de forma rítmica y siento el calor recorrerme y concentrarse en la unión de nuestros cuerpos.

Sin dejar de moverse, posa sus manos sobre sus senos y los masajes, tocando y pellizcando los pezones con sus dedos.

— ¿Quieres tocarme? ¿Quieres tocarlos Christian?

— Si – jadeo.

— ¿Quieres morderlos?

— ¡Si!

— ¿Quieres tomarme ahora?

— ¡Si!

Libera sus senos y apoya una mano en mi abdomen, la otra se apoya en mi muslo para afianzarse y seguir con el balanceo de su cadera que me vuelve loco.

Aún quiero tocarla, quiero besarla y quiero morderla, pero comprendo que no va a liberarme solo para verme ansioso.

Dejo de luchar contra las corbatas que me sujetan y aprecio la vista de ella sobre mi, sus muecas y la sonrisa de satisfacción que se va formando poco a poco en sus labios.

Ella gime, jadea y se inclina sobre mi para obtener más fricción. Su respiración se agita y un gemido ruidoso se escapa de su garganta. Siento su cuerpo tensarse sobre mi, luego se relaja visiblemente.

Se deja caer sobre mi pecho y estira sus manos para desatar los nudos que me inmovilizan. Es entonces que la abrazo contra mí y elevo mi cadera buscando mi propio alivio.

Ella aún jadea cuando se incorpora y continua moviéndose conmigo. Su rostro está sonrojado, su piel suave y el cabello alborotado. Y con esa imagen de ella, me dejo ir.

No escucho más que mis propios gemidos y jadeos, así que la abrazo hasta que nuestra respiración y nuestros corazones de tranquilizan.

— Nena – digo por fin – voy a mostrarte lo que mi cuarto de juegos puede hacer.

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Hola, hola estimadas y queridas lectoras!

Quiero avisarles que al parecer hay un fallo en la app de Wattpad y no está notificando las actualizaciones.

Por lo tanto, les informo que Someone Like You y Una Vida Contigo fueron actualizados ayer.

El sábado tendrán su Epílogo de Por Amor  y mañana Amigos + Beneficios.

Hermosas, saben que trato de actualizar seguido. Si no ven el mensajito, den una vueltecita por las historias para ver las actualizaciones.

Cualquier cosa, pueden contactarme directamente. Saben que amo sus comentarios!

Besitos!!!