001 |ʙʟᴏᴏᴅ ᴀɴᴅ ꜱʟɪᴋ|
Sangre y seda.
Jeon Jungkook era el médico cirujano de Busan que todo el mundo solicitaba en Corea. Un respetable doctor, con manos ágiles para cirugías perfectas, guapo, humilde y dedicado a su trabajo.
Vivía en Seomyeon, el centro de Busan. En uno de los edificios ubicados cerca de la universidad Kyungsung y el hospital del que él era propietario y director general Health.
Hoy era un perfecto día para salir a despejar un rato así que después de cenar, llego a casa de bañó, se vistió con una camisa celeste y un pantalón medio holgado dándole un aspecto juvenil y moderno, con su prometido decidió después de tener sus estómagos contentos, pasar por uno de los bares con más auge del momento.
El azabache se movía entre la gente para volver a su lugar de inicio, solo se había salido de la pista de baile para buscar un trago de coñac para él y un whiskey pintado para su prometido.
Su novio le veía sonriente y al mover sus caderas cerca de él le dieron ganas de volver a besarlo. En medio de la gente, sin importarle el mundo exterior mientras besaba a su chico pero sentía el ambiente tenso.
Posiblemente eran solo supersticiones o cosas del alcohol. Apartó lo que sintió en el pecho y le sonrió a su chico para después beber del trago.
¿Qué mas podría desear en esta vida?
Él, lo tenía todo y era completamente feliz, su carrera estaba a tope, tenía estabilidad financiera, ya era tío, y su familia y la de su novio aceptaban su relación.
A pesar de tener más trabajo que nunca en el hospital, siempre trataba de sacar tiempo para él y su prometido.
Así la vida se sentía menos adulta, menos responsable y podía recordar los tiempos en los que era simplemente un adolescente descabellado.
— Podemos.. continuar en casa —susurró al oído Jimin, el guapo novio del azabache.
— ¿Podemos quedarnos un rato más? —respondió el pelinegro.
El chico sonrió y asintió.
— Está bien amor, solo un rato más.
Ellos bailaron un poco más y también se besuquearon felices, sudados, con las mejillas sonrojadas por el alcohol.
Daban las dos de la mañana en el reloj cartier que estaba impregnado a la muñeca del doctor, tras dejar un suave beso a en los labios de su prometido Jimin se escudó con que necesitaba los servicios del baño, ante el asentimiento de aprobación del azabache decidió perderse entre la gente para llegar al lugar y entonces Jungkook no lo logró divisar más su figura entre la lejanía.
Alguien pasó por detrás suyo y se le erizó la piel. Cuando miro no notó a nadie raro, solo personas bailando. Se volteó para ir en dirección a la barra y pedirse otro trago en lo que su prometido volvía.
Jungkook, sentado en barra porque de tanto bailoteo se sentía cansado y con las piernas ardidas de estar tanto rato de pie, miró la pantalla de su celular y bebió lo que le quedaba de trago. Se sentía ansioso y Jimin se estaba tardando demasiado.
— Una cerveza por favor. —pidió con la lengua un poco lenta.
— No es bueno ligar bebidas, mañana tendrás un dolor horrible, precioso. —la intimidante voz de alguien que se sentó a su lado se hizo presente.
Jungkook cambió la vista con rapidez, sentía que conocía al imponente hombre que estaba sentado a su lado pero no recordaba muy bien su nombre.
Era un muchacho esbelto, por lo que veía Jungkook aparentaba ser de unos años más que él, vestía un traje negro con corbata roja. Su pelo castaño oscuro, engominado, pero dejando un mechón de cabello en su rostro brindándole un aspecto arrebatadoramente atractivo.
Jungkook se fijó en sus oscuros ojos, y no pudo ver nada, no le expresaban mucho. Uno de ellos tenía doble párpado, el otro no. Eran visibles también varios lunares en el rostro pero el que más lindo encontró fue el de la punta de su nariz.
Prácticamente se lo comió con la vista pero digamos que.. disimuladamente.
— Estaré bien. —respondió el doctor y bebió de su vaso hasta la mitad.
— ¿Qué tal si bailamos esta canción? — la voz aterciopelada del joven le hizo estremecer.
— Estoy felizmente comprometido, quizás en otra vida pueda regalarte un baile, guapo. —respondió el doctor mientras levantó la mano donde estaba el anillo en uno de sus dedos y vio cómo el hombre trajeado levantaba una de sus cejas y sonreía con sorna.
Él volvió a lo suyo y bajó más el contenido del vaso.
Se tensó un poco al sentir como el imponente y trajeado hombre se acercaba peligrosamente a él. Se le aceleró el corazón y le empezaron a sudar las manos, olía a gloria, a Sauvage de Dior, a hombre.
¿De donde lo conocía?
— Quizás la otra vida que menciones no esté muy lejos precioso. —dijo con su aterciopelada voz y al contrario se le erizó la piel de la nunca.
Jungkook lo ignoró pero cuando el hombre volvió a su lugar lo miró por el rabillo del ojo. Miró con impaciencia su reloj y gruñó.
Jimin llevaba más de quince minutos en el baño y no aparecía aún.
— No aparecerá. —mencionó el hombre a su lado.
— ¿Y tú cómo sabes que no volverá? Sabrás tú a quien espero. —rebatió Jungkook ahora mirándole directamente a los ojos.
— Esperas a tu prometido, eso esta mas que claro. —Jungkook miró al chico regodearse con su trago y mirarlo con un brillo en los ojos. —No lo hará, —aseguró—, simplemente lo sé. —se encogió de hombros y bebió de su vaso hasta acabarlo. Hizo una mueca y miró a Jungkook con una sonrisa seductora.— Aún está la propuesta disponible.
El doctor negó.
— No quiero bailar contigo, siento que sería coquetear con alguien y traicionar a mi chico.
El chico se relamió los labios con lentitud y examinó a Jungkook con cuidado.
— Él no vendrá. —repitió asegurando.
— ¿Y tú quieren eres y quien te crees como para saber semejante cosa?
El castaño río con ironía mostrándole un perfil perfecto al doctor mientras negaba con su cabeza. Volvió su mirada a Jungkook con una expresión seria.
Esa acción sorprendió al doctor, fue como una acción versátil. Bipolar.
— No has cambiado ni un poco. —dijo y Jungkook arrugó el entrecejo.
¿Realmente lo conocía?
— ¿Quién eres? —preguntó Jungkook con exigencia de respuesta.
— Ah, —miró al doctor para intimidarlo pero no lo consiguió, Jungkook se mantuvo firme, con la cabeza en alto. —Soy muchas cosas, precioso.
— Deja de decirme así. —lo señaló con el dedo índice.
Era increíble como en un lugar lleno de gente parecía no importarle nadie más que él, la conversación se había vuelto rara y las personas a su alrededor habían pasado a un segundo plano.
Pero el castaño estaba extasiado con la personalidad intacta de Jungkook, no había cambiado en lo absoluto a pesar de que habían pasado cinco años, en los que no se vieron jamás, cinco años en los que perdieron contacto.
El hombre trajeado estaba tan contento de tener nuevamente a su Jungkook.
El azabache despotricaba palabras sin importarle absolutamente un tulipán, algo muy incorrecto para un doctor como los de sus clase, pero digamos que es culpa de la bebida y de que él mismo, está tacándole los huevos desde hace rato.
— Te digo como yo quiera —dijo el hombre cuando agarró la mano del doctor y la bajó sin soltarla. — Y no te atrevas a señalarme otra vez.
Jungkook se zafó del agarre del mayor con rudeza y lo desafió con la mirada. ¿Porque sentía que ese hombre quería imponerle miedo?
— ¿Y si lo hago qué? ¿Pondrás una bala en mi cabeza? —se mofó el menor, negó y bebió del vaso para terminar su bebida y pedirse otra.
Era tan irónico el comentario del azabache que el castaño soltó una risa llena de amargura y dejó de mirarlos por unos segundo para sumirse en su mundo.
A Jungkook le estaba cansando esperar a Jimin y tenía miedo de que lo que ese hombre le había dicho fuera verdad, así que prefería seguir bebiendo para ahogarse en el alcohol e ignorar todos los pensamientos negativos.
Miró un momento al chico de su lado y notó cierta emoción oscura en sus brillantes ojos. Ahora, su mano derecha reposaba bajo su mentón y su cuerpo estaba completamente inclinado a la barra, pero quedaba de frente a Jungkook.
— Deja de.. —el doctor no pudo pronunciar más porque se hizo presente el estruendo de una bala saliendo de una pistola y rosando el muslo del chico que le miraba.
Este se quejó y se colocó rápidamente la mano en el lugar afectado. Se escucharon más disparos y Jungkook reaccionó a tiempo para ayudar al chico a moverse detrás de la barra.
— Carajo, nunca me acostumbro al dolor. —ante el susurro del mayor, Jungkook se preguntaba si las palabras de este habían sido ciertas o solo bromeaba para aligerar el terror del momento.
— Déjame ver. —demandó Jungkook quitando la mano del mayor para observar la herida. — Estarás bien, puedo curártelo primero debemos salir del lugar.
Ambos estaban acostumbrados a la sangre, así que no les importó machar sus ropas o manos con esta.
— ¡Se que estás aquí K, he venido por ti! —sonaron más disparos al techo y el doctor cerró los ojos.
— Vaya mierda de noche. ¡Jimin, dios, tengo que ir a... —cuando el azabache intentó pararse para ir en busca de su prometido fue detenido por el mayor.
El bullicio de gente gritando y los balazos sonando también estaba presentes.
— Te dije que no vendría. —el doctor miró con molestia al castaño— Ayúdame a salir, mira —él señaló una apertura detrás de la barra. —donde está ese botón blanco debes presionar.
Jungkook m, después repasar con una ojeada rápido a todo el lugar se resignó por no encontrar a su prometido y con dudas siguió la orden de mayor, su cuerpo tembló activar las puertas de un pasadizo secreto tras presionar el botón.
— Ayúdame, rápido. —pidió.
Jungkook lo miró examinándolo por unos segundos, las personas aún gritaban en el local, y todo se estaba volviendo un desastre detrás de esa barra en la que ellos estaban refugiándose del tiroteo.
Ayudó al castaño aún con muchas dudas en su cabeza sin saber a donde llegaría ese pasadizo secreto. Sin saber que estaba marcando el principio de su propio infierno.
✵
No podía esperar. Primer capítulo. ¿Que tal con Tae?
No soy experta en estos temas así que les traigo lo que puedo narrar :). A veces es bien difícil hacer personajes como Taehyun.
Besukis.
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