8. Rompecorazones bastardo
Recuerdo claramente un día que me escapé de mi casa con tal de verte. Escuche que habías salido a tomar con unos amigos a un bar que era muy famoso en nuestra escuela. Yo fui con tal de estar contigo.
Al final; tú jamás te diste cuenta que yo estuve ahí y yo no olvidaría jamás lo que paso esa desastrosa noche.
Juleka observaba a su hermano a lo lejos, comiendo en receso su sándwich como ya era común en él. Desde que se peleó con su madre aquella mañana el joven ya no vivía en el barco, nuevamente, su madre no emitió ninguna opinión al respecto.
Empezaba a creer que ella era la que menos sabía de lo que sucedía en su familia y eso le resultaba irritante. Sobretodo el buen humor que tenia su hermano al respecto, eso sólo podía ser indicio de que algo tramaba, pero no podía imaginar que.
Y extrañamente no lo notaba tan cercano a una chica como ya era su costumbre. No sabía si temer más o tranquilizarse por ello. El apellido Couffaine estaba ganando una fama innecesaria en ese colegio, más de lo que le gustaría.
—July; linda.— se acercó una alumna de un grado más alto que ella. Antes nadie conocía su nombre, y de la noche para la mañana todos la conocían y eran amigos de hace tiempo. Extrañamente también se las arreglaron para conocer el nombre de su hermano a pesar de que él jamás lo decía.— ¿Crees que a tu hermano le gustaría ir La douce nuit conmigo y unos amigos?— tiraba con cierto tono de lujuria.
—No lo sé; pregúntale tú.— indicó con indiferencia.
—Vamos, tú y él están invitados. Háblenlo ¿Sí? — "como si fuera tan fácil" pensó la de orbes rojizas. Asintió siguiéndole el juego para que la dejara de una vez. Para cuando regresó la vista su hermano no estaba en donde lo había visto.
Lo vio caminar a lo lejos hacia un pasillo que no estaba en funcionamiento por reparaciones. Era demasiado extraño.
—Ya vuelvo Rose, tengo que ir por algo rápido al salón.— la rubia asintió con dulzura y se dedicó a seguir a su hermano. Aquel pasillo conducía a un área que estaba un poco abandonada; sólo las parejas iban ahí a veces a darse muestras de afecto para que nadie se diera cuenta ¿Acaso ya se había conseguido a alguien ese rompecorazones?
Lo vio detenerse en aquella zona y recargarse un poco en la pared. Se escondió detrás de una vieja columna ahí. "No está bien espiar a tu hermano, Juleka" pero ahí estaba, le carcomía la curiosidad de su extraño comportamiento desde que llegó.
Sacó un frasco naranja de un bolsillo dentro de su chaqueta y tomó unas cápsulas que habían ahí. No sabía que su hermano tomaba medicamentos ¿Desde cuando? ¿Por qué? Después sacó su celular y marcó un número, miró a su alrededor de manera sospechosa cuidándose que nadie lo viera.
—Ya cayeron. Pronto ellos mismos se entregarán a ti; probablemente en un plazo de un mes.— silencio.— Lo sé. Lo sé.— enunciaba serio. Otra pausa.— Ella... ella es otro caso, tú descuida, yo me hago cargo.— colgó.
Juleka casi retrocede un paso sorprendida ¿A quien hacía referencia? ¿Quién había caído en qué? ¿Era acaso una broma? ¿Quién era el otro caso? Y lo más importante ¿Com quién estaba hablando? El chico sacó su pequeño frasco de alcohol metálico y dio un trago ¿Desde cuando tomaba? Sin duda este sujeto que estaba frente ella no le recordaba ni un poco a su hermana.
—No está bien espiar a los hermanos, Jules.— enunció al terminar su trago sin regresarla a ver. Juleka abrió los ojos de par en par sorprendida porque captara su presencia.—No hagas ninguna pregunta si quieres que mamá esté bien.
Sus vellos se le erizaron por completo ¿Por qué le hacía una amenaza como esa? ¿Es que estaba cuidando de que le pasara algo a su madre y a ella o...
¿Acaso estaba dispuesto a lastimar a su propia madre con tal de mantener su secreto?
Tragó saliva preocupada y recordó inevitablemente cuando de muy niños su padre los llevo al zoológico, quizás ella lo disfrutó pero nada se comparaba a el amor con el que Luka veía a los animales. Juró que de grande el iba a ser zoólogo. Aún recordaba esa mirada inocente y dulce que la hacia sentir tranquila, no como ahora, una mirada que incluso teme ver.
¿Donde había quedado aquel pequeño? ¿Ese era... Luka?
La noche casi arribaba a la ciudad francesa. El cielo se entintaba de tonos naranjas y rojos; en estas horas el bullicio de Paris se atenuada hasta parecer sólo un murmullo; la noche era escandalosa como las mañanas debido a su gran turismo. Extrañamente la magia del atardecer provocaba un silencio que solía ser mágico.
Excepto ahora.
Chat Noir se sentía ansioso. Hacia unas horas en su forma civil Luka le dijo que había conseguido una cita con alguien que le gustaba. Obviamente era Ladybug, eso se lo había dejado muy en claro el otro día.
Imaginarse a la moteada entregando su corazón a otro le ardía en el pecho.
—Yo sigo pensando que esta es una mala idea. — dijo Carapace a su lado. Claro, Luka no se lo había dicho a Adrien a solas. Nino también escuchó.
—Necesito ver si ella.. — lo vio tragar saliva preocupado. — t-también piensa corresponderle. — el moreno negó, verlo así de derrotado le dolía también a él.
—Amigo. Necesitas dejar de pensar en ella, le corresponda o no, intenta buscarte a alguien más. — aconsejó comprensivo tomando su hombro. — Espiar a Luka sólo para ver si habla de Ladybug es una mala idea. Dejalo ya. — el rubio mantenía su mirada gacha, como si no quisiera escucharlo.
—¿Me vas a acompañar?— preguntó sin seguirle el hilo a su conversación. Nino suspiro con pesar.
— Ya sabes que sí. — dijo resignado.
Continuaron viendo aquella banca casi en frente de Notre Dame; donde estaba Luka sentado esperando a su misteriosa cita. Obvio que él se daba cuenta que lo estaban espiando, para eso les dijo; eran infinitamente predecibles.
Uno lo espiaba por ser un maldito masoquista que odia ver a su amada con alguien más y otro por ser un leal amigo. Cosas de buenas personas, supuso.
Sólo faltaba...
—Luka, por fin te encuentro.— enunció la azabache acercándose a él.
"¿Marinette?" pensó Chat Noir al ver a su compañera de clases.
—¿Qué no me dijiste que le gustaba Ladybug?— cuestionó confundido el moreno a su amigo. Chat trataba de digerir la información pero lo que estaba pensando no le gustaba para nada.
Luka sólo estaba jugando con ambas. Luka era un mujeriego. Fuera lo que fuera no iba a permitir que Luka le dijera a Marinette las mismas palabras melosas que le dijo a Ladybug. Lo iba a detener.
—Espera. — soltó Carapace como si supiera en lo que estaba pensando. — No dejas que tus relaciones como civil intervengan en tus labores heroicas. — dijo intentando calmar el espíritu impetuoso del felino. — Sé que aprecias a Marinette, pero por más que yo también quiera detener la cita; no es correcto. Lo sabes.
Por más que odiara la idea de dejar a Marinette en manos de ese chico, debía aceptarlo. Nino tenía razón. Pasó saliva intentandose quitar el mal sabor de boca que ahora tenía.
Luka era un buen chico ¿no?. Era de los pocos que podía decir, no se interesaba en él por su estatus social. No podía ser mala persona sólo porque ahora parecían gustarle dos chicas. Ambas eran maravillosas, no lo culpaba. Lo único que esperaba era que no lastimara a ninguna de las dos.
—¿Te parece si vamos a jugar videojuegos, amigo?— le motivó Nino para quitarle esa mueca. Por eso era su mejor amigo. Agradecía que aguantara todos sus problemas.
—Aparto el control azul. —respondió y ambos se fueron. Sin embargo la mente de Adrien se sentía confundida, conflictuada, con unas inmensas ganas de saber que era lo que ocurría en la mente de ese chico.
[—Esto es una demanda estúpida. Ni siquiera la recuerdo. — dijo mientras se abotonaba la camisa.— Yo no le dije "Mátate". Esa fue su decisión, no la mía.— tiraba con cierto veneno.
—Eres un cínico, Luka.— esbozó su padre con severidad. El joven dio un trago pesado, escuchar a su padre sin ese tono cálido y comprensivo que siempre le tenía era duro, incluso le causaba cierto escalofrío. Sonrió.
— Le hago honor a mi nombre ¿No lo crees? Un simple bastardo arruina buenos corazones.]
—Te tengo que agradecer por este recorrido. En serio necesitaba a alguien que me presentase de una vez por todas la ciudad.— tiró con amabilidad hacia Marinette. Ella sólo le sonreía sin poder evitar ver sus labios.
Los evocaban sobre los suyos tratando de entender lo que había sentido. Era lindo, sin duda y quizás sí le hubiese correspondido podría comprender más cosas; pero ahora mismo sólo se daba cuenta que no había dejado ninguna emoción en concreto más que el misticismo que de por sí ya emanaba el mismo chico.
—No hay de qué. Cuando necesites algo sólo dime.— tiró un tanto nerviosa. No dejaba de observarlo de pies a cabeza, era un chico lindo que era del agrado visual de todos; su personalidad resaltaba cómo grano de pimienta en sal, encantadora pero...
Sin duda parecía ser un gran misterio, por cada día que pasaba sentía que él era más y más distinto a los demás de lo que cualquiera podía pensar. Y quizás no de buena forma.
—Pues sí hay algo ahora que lo mencionas.— tiró con una sonrisa algo tímida. Marinette sonrió por igual, se veía tierno así.
—Dilo, que no te de pena.— insistió. Luka ladeó su mirada divertido imaginando lo buena confidente que ella hubiera sido. Ay, que bueno es soñar. Marinette era linda, inocente y agradable, a veces notaba que se le salía un poco el mal carácter pero se arrepentía, le dolía ser la chica mala incluso cuando no lo era. Se veía que llevar su doble vida no le resultaba fácil.
—¿Te gusta Adrien?— sin duda la azabache no se vio venir esa pregunta. Sus manos empezaron a sudar.
—N-No.— tiró nerviosa.
—Vamos, no nací ayer.— respondió divertido. La fémina a penas y tenía el valor para alzar la mirada; su rostro se había sumergido en un incómodo rubor. Luka le alzó con cuidado el mentón y se agachó un poco para quedar frente a frente.—Descuida, no le diré tu secreto.— por fin la ojiazul sonrió un poco. Lo vio. Su rostro estaba más cerca de lo que hubiera querido. Sintió un cosquilleo en la piel.— Llámame loco, pero veo tus labios y siento que ya los he besado.— tiró con su voz algo arrastrada, viendo sin vergüenza solo a su boca.
Diablos. Quería alejarse, pero su cuerpo no reaccionaba. Ni cedía, ni retrocedía. Esto era horrible. Era como si toda ella estuviera deseando que lo hiciera pero a la vez tuviera miedo.
Cuando pudo reaccionar ya era tarde. Luka le depositaba un suave y dulce beso, Marinette no respondía, sin embargo lo dejaba jugar entre sus labios todo lo que quisiese. Se sentía mal, sentía que había algo incorrecto ahí; pero a la vez se sentía tan estimulante, tan deleitantemente prohibido.
—¡Marinette, métete ya!— la luz de la panadería interrumpió a ambos de repente. Era Sabine. Había estado tan sumergida en la conversación de los previos minutos, que ni siquiera se dio cuenta que hacía rato que ya había llegado a ahí. Ahora mismo su mamá la estaba tomando del brazo.— No anden haciendo esas cosas a estas horas, para de pillos.— fingió molestia.—Despídete.
—Adiós Couffaine.— decía aún algo aturdida. Confundida.
—Adiós "Brid"— dijo haciendo referencia a aquel nombre que mencionó la vez pasada, con una sonrisa ambos se despidieron.
—Pensé que te gustaba Adrien.— soltó su madre con cierto tono divertido.— Aunque este tampoco esta nada mal ¿Cómo se llama?— cuestionó su madre con cierto tono bromista.
—Su nombre es Luka.— dijo sin prestar mucha atención, tocando sus labios intentando entender lo que había ocurrido ahí.
Según sabía, a él le gustaba Ladybug. A ella le gustaba Adrien, o al menos eso seguía sintiendo ¿Cómo le había permitido ese beso?
"Descuida, no le diré tu secreto." Y aunque en ese momento le pareció claro, ahora sentía que el chico estaba hablando de otro secreto, aunque eso fuera prácticamente imposible.
Ahora ella también se sentía confundida, conflictuada.
¿Lo había porque quería saber más de él o simplemente para satisfacer el deseo escondido de sentirlo una vez más?
Ya dos héroes confundidos por este chavo, un poco más de los conflictos del pasado de Luka y el por qué odia su nombre. Explique a medias eso, todavía hay algo más profundo.
Juleka pudiera salir lastimada con esto; pero no por culpa de Luka.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro