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3. Llámame Couffaine

Lo sé, sé que justo ahora piensas que soy una gran resentida, una tonta que no sabe superar las cosas. Pero es que te di todo de mí como no tienes idea, y tú corazón no pareció moverse ni un poco.

Luka salía de su habitación mientras observaba su teléfono. Se daba cuenta de lo agrio que era. No tenía más que dos aplicaciones que él le había instalado y nada más por pura necesidad del trabajo.

—¿Hijo? — escuchó decir a la voz de su madre, que recordaba con claridad y que siempre le había resultado fastidiosa. Aún así le resultaba sorprendente haberla escuchado hasta ahora después de haber llevado dos semanas desde que llegó a la casa de su hermana. Su mamá trabajaba hasta muy noche y salía a trabajar un poco después que ellos entrarán a la escuela.

—Ah, hola Anarka. — saludó con pocas ganas de iniciar una conversación con ella. Su madre se le quedó observando con seriedad, le molestaba un poco la actitud seca de su hijo, aunque tampoco lo podía culpar.

—Hace mucho que no hablamos, Lu...

—No digas mi nombre, por favor, más de ti, me molesta. — interrumpió. Anderka rodó los ojos.

—¿Por qué? Tu padre siempre te llamó así y no parecía molestarte. Soy tu madre Luka ¿Recuerda? Sé que no te crie pero me debes respeto. — Luka bufó. En serio esa mujer lo saca de quicio.

—Ahora resulta que sabías como me llamaba mi padre. Pero en serio, me tengo que ir a la escuela. No tengamos esta charla ahorita.— es que en serio ¿Cual era la manía de hacer que le tuviera más rencor? —Ya me voy, que tengas un buen día.

Ni siquiera se molestó por esperar a su hermana Juleka para irse juntos a la escuela. No soportaba verle la cara a esa agria mujer que...

Ahg, mejor ni recordarlo. Un tremendo escalofrío le recorría al pensar en ello.

Puso su lista de música y caminó hasta la escuela. La mayoría ahí era canciones que le recordaban a su padre, que sabía que él escuchaba. El padre de los Couffaine era lo opuesto a Luka. Un escritor de no mucha fama especializado en el romance, sí, ese hombre había sido un romántico empedernido que a todo le hallaba el lado positivo. Para él, cada suceso en la vida era una lección, guiada por el camino del amor.

Suspiró con pesar. Que duró era hablar en tiempo pasado de su padre. Que asqueroso hablar del tiempo presente con su madre.

Llegó a la escuela y la vio con la mirada cansada. Sólo debía que estar al pendiente de Chloe Bourgeois ese día, pero a pesar de haber pasado ya una semana en la escuela, esa chica no lo había guiado a nadie.

No se había acercado más a ella, sería absurdo puesto que ahora no le servía de nada. Necesitaba atacar a toda la banda de héroes al mismo tiempo o no funcionaría.

—Papá, por favor, ya te dije... — volteó a ver de donde provenía la voz. Aún era muy temprano, no había mucha gente en el colegio y quien se hallaba estaba demasiado somnoliento como para hablar con la intensidad de esa voz. Era una chica, cabello castaño y ojos similares. — Sí, llegare temprano a cuidar a mis hermanas.

Se quedó observando al teléfono que sostenía. Era muy observador, una de las muchas y despreciables similitudes que compartía con su madre.

Tenía un llavero de Ladybug, quizás era una fan ya que no creía que fuera la heroína.

—¿Eres el hermano de Juleka? — escuchó de repente preguntarle a él esa chica. Se quedó perplejo al que ella logrará saber que él estaba presente.

—¿Se nota demasiado? — respondió divertido.

—Es muy obvio, por favor. — soltó divertida. — Son igualitos.

Sonrió. Quizás era una de las amigas de su hermana. Tenía que admitir que la morena le tiraba una esencia demasiado atractiva, divertida y fresca, pero solo se trataba de mera curiosidad. Además, le había dado la palabra a su hermana de no meterse con sus amigas.

—Veo que eres una de las muchas fans de Doña Mariquita. — tiró con una sonrisa de media luna observando aquel llavero.

—¿Una de las muchas? — dijo fruncido el ceño. — No, señor, yo soy la más grande fan. La creadora del Ladyblog, por favor.

Ahí una idea burda se le vino a la cabeza al castaño, demasiado remota a decir verdad pero debía verlo como una oportunidad. Quizás, ella sabría quien es Ladybug o el resto de los héroes. No perdía nada preguntar. Y si no era así, al menos sabía que ella recopilaba la información suficiente para dar con la identidad.

—Vaya ¿Y la más grande fan ya sabe cual es la identidad de nuestra heroína? — interrogó con una sonrisa curiosa.

—Ojalá. — eso era lo que siempre pensaba Alya. Quisiera poder agradecerle en persona a la chica que le dio la oportunidad en convertirse en lo que siempre deseó, salvar a los demás.

—Pues...

—¡Alya!— gritó un chico moreno a lo lejos. Al éste estar cerca la castaña se abalanzó sobre el cuello de su novio con alegría, con su sonrisa chispeando de alegría. Luka negó con la mirada ¿Qué no se daban cuenta que es un amor juvenil? Esas no duran nada, santo cielo.

—¿Alya? Así que ese es tu nombre. — dijo para interrumpir el momento meloso de la pareja.

—Oh, sí. Lo siento. — tiró la morena divertida. — Nino ¿Ya conoces al hermano de Juleka, eh... — diablos, aún no sabía su nombre.

—Solo dime Couffaine.

—Hey amigo. Ese es un apellido.— respondió divertido.

—¡Ja! Gracias por notificarmelo. — tiró irónico ¿Cuál era la necesidad de las personas por saber el nombre de los demás?

—¿No nos vas a decir tu nombre?— cuestionó el moreno.

Se encogió de hombros y negó con facilidad. Inevitablemente Nino recordó las palabras de Queen B ayer "No me quizo decir su nombre"

¿Acaso...? No, eso era imposible. Si se tratara del mismo chico del que Queen B hablaba, significaría que la rubia iba en esa escuela. Dios, que idiota era.

—Mira, ese el hermano de Juleka.— le señaló un compañero de su clase por las espaldas de manera descarada. Realmente no le importaba, es más, la aburrida clase de biología le parecía más importante que lo que otros opinarán de él.

—Dicen que a él lo crió su padre, ya sabes, el escritor fracasado de Lyon. — maldición ¿En serio tenían que hablar de eso?

—Oh sí, él de "Flor en naufragio". Que patetico ha de ser, ser el hijo de un escritor fracasado de romance Juvenil.— rió otro, pero esto ya los estaba cansando, el Couffaine no les prestaba ni un poco su atención.

—¿Crees que sea cierto que se suicidó?— Maldición.

—Es obvio que el sujeto no tenía ni una pizca de vida social. Lo más probable es que sí.— debía importarle un bledo lo que dijeran. Estaban parloteando tonterías. Sólo suspiró y siguió tomándolo la clase.

—Que triste ha de ser que hasta a tu propio padre le seas tan insignificante que decida abandonarte.— oh, en serio ¿Por qué no lo dejaban tomar su tonta clase y ya?

—Hasta su madre y su hermana lo abandonaron. Imagínate, ha de tener un temperamento insoportable.— vociferaba el otro a su amigo.

—Dices que es el hermano de Juleka ¿No? Oh dios, ella está bien buena. Será muy emo y toda la cosa, pero esos labiecitos no se salvarán de mí.— estúpidos animales.

—¿Qué dices? De seguro ni virgen ha de ser.— suficiente. Se levantó y tomó sus cuadernos pretendiendo irse del salón.

—¿A donde va, Señor Couffaine?— preguntó su maestro con molestia.

—Sí ¿A donde vas, Couffaine?— le dijo uno de aquellos sujetos. Luka sonrió.

—Seguramente a suicidarme, basura humana.— le dijo cínico.— Es que en serio chaval, tengo un temperamento del asco que es alérgico a un par de babosos como ustedes.— el maestro se molesto al ver como estaba llamando a sus compañeros, iba a regañar al joven cuando éste mismo lo interrumpió.— Ni se moleste en hablar ahora Sr. Ferraud. Descuide, ya no molestaré más a la clase. Pero es que en serio ¿Quien ha esta edad sigue susurrando a espaldas de las personas como viejas chismosas? Muy 2011 ¿No lo cree? En fin, me largo. Lo dejo con su par de niñitos.

<<—Yo sé que es lo que tú más quieres, Couffaine. — imperó Gabriel.

—Un nuevo nombre. Quizás.— tiró divertido.

—Viene relacionado a eso. Tú quieres justicia para tu padre. Quieres que vean lo que en realidad fue, y yo te lo puedo ofrecer>>

—Sí. Tranquila Alya, entiendo. Nos vemos luego.— dijo Marinette despidiéndose de su amiga. Ella le había prometido que hoy estudiarían juntas, pero a la morena le había surgido un contratiempo con sus hermanas y no se dio la oportunidad. Agachó su cabeza y resopló,  ahora le tocaría ir sola.

Avanzó hacia la biblioteca algo distraída en sus movimientos, cuando tropezó con una pequeña elevación del suelo que marcaba los límites de la cancha de basquetbol y cayó. Cuanto odiaba a su par de pies.

—Pero mira, si es la Srta. Torpeza en persona.— esa voz, se le hacía familiar. Alzó la mirada. Era el hermano de Juleka recogiendo el bolso de la azabache. Suspiró avergonzada por aquel apodo y se levantó. El castaño le entregó el bolso.

—Que pena que siempre me veas de esta manera.— dijo algo avergonzada.

—No hay problema.— se encogió de hombros.— Me agradas así.— y era cierto, quizás no se había llevado mucho con aquella azabache, pero notaba sus ánimos y entusiasmos por la vida, además de sus tiernos tropiezos. Era sencilla, y eso era suficiente para él.— Supongo que ibas a la biblioteca ¿No? Te acompaño.— dijo sin más. Marinette asintió algo confundido pero feliz. Al menos no estaría sola y el hermano de Juleka se veía buena persona.

—Y... ¿Cual es tu nombre?— interrogó Marinette mientras avanzaban juntos. El joven rodó los ojos.

—Llámame Couffaine ¿Okey?— dijo rápido. Realmente no quería sumergirse en una conversación acerca "Luka".

—¿No tienes un nombre o algo así?— tiró divertida Marinette. Admitía que su risita era encantadora.

—Digamos que no.— respondió de igual forma.— Es un nombre feo.— Marinette agachó un poco su mirada pensativa.

—Recuerdo que a mí de niña tampoco me gustaba mi nombre.— soltó con suavidad riendo un poco, algo que llamó la atención de Luka.— Quería llamarme Bridgette. Pero, supongo que cuando fui creciendo fui aceptando mi nombre y ahora no me parece molesto. Quizás deberías intentarlo ¿Sabes? Aceptar que ese fue el nombre elegido para ti.

Luka sonrió. Las personas solían preguntarle el por qué no le gustaba su nombre con insistencia, pero jamás alguien había hecho el intento de darle un consejo de ello sin preguntarle aquella razón. Marinette era única, pensó. Entendía porqué era su hermana era su amiga.

Siguieron juntos hasta la biblioteca. Una vez ahí empezaron a estudiar. Bueno, él dio un repaso de la clase que se perdió por culpa de aquellos idiotas. Marinette hacía ameno cualquier momento, de vez en cuando le comentaba algo que le parecía interesante de su libro o alguna imagen que se le había hecho graciosa. Se notaba que no se inhibía con las personas que le agradaban. No parecía en ningún momento forzar su sonrisa, realmente estaba feliz.

De repente se vio tentado a formar una amistad con ella. Marinette parecía ser el tipo de persona que te da tranquilidad, y ahora eso era lo que él necesitaba.

No era mala idea. Sólo sería una amistad genuina ¿No? Su hermana no se podía molestar por eso, mientras no la dañara todo estaba bien; y estaba seguro que no quería eso para Marinette.

Todo iba perfecto hasta cuando la fémina se acomodó un mechón tras la oreja, dejando a relucir sus pendientes negros con la misma forma que los que le había mostrado Gabriel Agreste para guiarse. Maldición, cabello azabache, ojos azules, complexión delgada y esos pendientes.

Rogaba al cielo que sólo fueran una imitación, que ella no fuera quien estaba pensando.

Y aquí está el nuevo cap. Lamento la demora. Aquí dejé una pequeña pista de la razón por la que Luka odia su nombre pero no su apellido.

En fin, sólo me queda decirles que no crean en los rumores de ese par de pillos. Sólo la mitad de las cosas que dijeron fueron ciertas.

Los amo Luckys, y me despido preguntándoles como siempre ¿Que les pareció?

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