15. Luna plástica
Aclaraciones: en este universo la identidad secreta de Queen B es desconocida.
Sueña, Luka. Sueña a lado de tu amada quien ahora te acoge como si fueras el ser más inocente del mundo. Sueña, maldito bastardo de mierda, se feliz por un rato. Ahora en tus sueños, escucharas la voz de ella en tu cabeza.
¿Has sido feliz en verdad?
Estás tan traumado, le temes tanto al amor que no te permitiste ser amado ni amarme. Yo te pude dar más que Chloe Bourgeois. Te fui a buscar con ilusiones de que vieras que era como tú, que ir a esos bares de mala maña no me daban miedo, yo era una mujer fuerte y te lo planeaba demostrar.
Pero la primera imagen que tuve de ti al llegar, fue tú poseyendo con tus voraces labios a otra mujer y acariciandola mucho más de lo que me has acariciado a mí. Estaba atónita, tan aturdida que no me di cuenta que estaba en uno de tus sitios; cuando salí del lugar cubierta de lágrimas un hombre me atrapó.
Couffaine; aún tras mi lecho de muerte me pongo a pensar que hubiera sido de mí si ese día sólo te hubiera encontrado bebiendo un trago. Probablemente te hubiera acompañado, nos hubiéramos ido juntos y ahora, todos esos chupetones y cicatrices no hubieran terminado en mi cuerpo.
O quizás, no sé, en mi más loco deseo podía caber que esas marcas hubieran sido hechas por ti. Sabía que eras un chico difícil, no un mujeriego.
Y créeme, perder mi virginidad de la peor manera posible no fue lo que me hizo matarme; de lo peor me enteré semanas después, ese animal violador había dejado una criatura en mí, aquel que te pedí a gritos que me salvaras y no me escuchaste. Mi reputación se caería, mis estudios se terminarían, mis lazos familiares se romperían, tú ni siquiera eras el padre.
Todo esto por ir a verte, Couffaine; por mis estúpidas ilusiones de ser amada por ti. ¿Crees que la amas a a ella? No seas patético Luka, tú no eres capaz de amar.
O dime ¿No es tu trabajo destrozarla hasta hacerla decidir qué se rinda de sus labores?
—Yo no fui.— susurró entre sueños con molestia y algo de lágrimas escapándose. Chloe lo observaba en la penumbra con preocupación. Murmuraba muchas cosas dormido; jamás lo había notado, ni siquiera en esas noches donde la acompañó en el hospital.—¡Que yo no...— lo escuchó pronunciar con más agresividad.— Maldita sea yo...— lágrimas empezaban a salir de sus ojos cerrados.— ¡Mierda!— sus manos se colocaron en su cuello, lo apretaban con fuerza. Chloe no tardó en colocarse encima de él para intentar zafarlo, pero el chico realmente apretaba más de que lo que aparentaba,
—¡Couffaine, despierta!— el sujeto continuaba, su boca empezaba a buscar aire con ansiedad. Chloe no pensó dos veces más y tomó el vaso de agua que acostumbraba tener en su mesa de noche para lanzárselo en la cara. Él por fin reaccionó y se sentó en seguida para tomar un gran respiro. Sentía como su pecho bajaba y subía con brusquedad. Regresó a verla, lo observaba asustada ¿Que había hecho?
—C-Chloe...— pronunció confundido. Ella procedió a volver a sentarse cerca de él.
—Está todo bien, sólo fue un mal sueño.— tiró sujetando su mano. Luka se limitó a observar el gesto.— Si necesitas hablarlo con alguien yo...— él se volvió a tirar a la cama. No, no había sido un sueño; todo eso había sido su pasado haciendo eco en su memoria. Cada que se terminaba el efecto de paz de los endemoniados tranquilizantes, la ansiedad se volvía más fuerte e insoportable.
Sintió a Chloe acurrucarse a su lado; su piel tersa haciendo contacto con la suya. No tardó en hundir su nariz en el cabello de ella, extasiándose de su aroma y permitiendo que fuera llevado a otro mundo por un sólo instante. La rubia únicamente disfrutaba de la sensación deleitante que su cercanía le causaba.
—Hay que jugar.— de repente ideó Chloe. No, en su vida no había sentido algo tan maravilloso y majestuoso como los actos recién ocurridos con ese enigmático chico; por cada segundo que pasaba sólo se percataba lo mucho que le hacía delirar, pero en sus momentos lúcidos recordaba que ocultaba demasiadas cosas, que no podía permitirse empezar siquiera algo con él si esos secretos continuaban.
—¿Jugar?— preguntó un poco divertido.—¿A qué?
—Preguntas y respuestas.— "ese no es un juego bonito" pensó Luka.
—¿Y si no quiero jugar?— respondió acomodando un poco su cabeza. Ella giró su cuerpo para quedar frente a frente y poder ver sus ojos. Era más fácil convencerlo así.
—Sé que hay cosas que quieres saber de mí, y te juro que no habrá otra forma de que obtengas esa información a menos que sea por medio de este juego.— sabía que ella no sabía que él conocía su identidad de heroína, no podría saber que él necesitaba esa información. Seguramente se refería a conocer sobre su vida en general, básicamente; pero eso bastó para inquietarlo.
—¿Puedo iniciar yo?— dijo resignado a jugar; Chloe sonrió en señal de aprobación. Suspiró.— ¿Por qué defiendes tanto a Adrien, ya sabes, como el día que me hablaste por primera vez? ¿Acaso él te gusta?
Chloe asintió un poco.—Crecí toda mi infancia y pubertad queriendo algo más que una simple amistad con él. Te mentiría si te digo que me ha dejado de gustar pero...— alzó la mirada a él, quien le veía algo triste. No pensó dos veces en acercar sus labios y colocarles un suave beso.
—Tu turno.— respondió cuando al fin hicieron distancia entre sus rostros.
—¿Por qué le temes tanto al amor?— preguntó con suavidad, entendiendo la grande posibilidad de que él la amara sin que éste lo aceptara. No era una situación tan reconfortante como sonaba. Luka tardó en responder.
—No sé, Chloe. Creo que crecí mentalizando que ese es el peor error que puede cometer una persona, aunque mi padre dijera lo contrario.
Y ciertamente, las personas con frecuencia aman a la persona menos indicada. Así le pasó a su madre, así vio sufrir a su padre tras todos los años que vivió con él en Lyon. El amor muchas veces da más de perder que de ganar, es como si un astronauta enamorado de la luna se entrena para un día llegar a ella y cuando lo logra, se percata que siempre fue una luna plástica y artificial, con un foco de luz blanca en medio. Su única meta, para lo que dio su vida entera fue una maldita mentira.
Chloe decidió no comentar mucho al respecto y continuar el juego. No parecía bueno profundizar en eso.
—Te toca.
Luka pensó muy bien su pregunta; no, en lo absoluto le interesaba saber información personal, eso lo podría averiguar con facilidad y realmente se sentía mal el hecho de que se aprovechara de esta situación para ello.
—Soy una mala persona.— confesó.— Creó que me metí a un juego que no debí por rencor y ahora me he vuelto aún peor.— esquivaba la mirada turquesa de la fémina, quien lo observaba con confusión.— Y, no sé, en este punto sólo quiero ser como los otros y no logro. Yo... estoy hiriendo a personas que no se lo merecen por conseguir un beneficio propio.— ¿Por qué diablos le estaba diciendo todo eso? Su corazón soltaba un montón de palabras y su cerebro le permitía hacerlo, probable entendía porque el sujeto llevaba tiempo buscando comprensión.— A veces me siento mal por eso y a veces no, sólo lo acepto y ya ¿Qué opinas de mí ahora?
Chloe tomó un mechón de la patilla de Luka y empezó a jugarla entre sus dedos.
—Todo lo que te rodea te asusta. Lo correcto, lo incorrecto, el amor, hechos de tu pasado, hasta tu propio nombre. Y si no les has hecho frente, creo que la mejor palabra para definirte es cobarde.— hizo un gesto pensativa.— yo también lo soy, todos lo somos. Creo que, si no te sientes cómodo siendo malo, simplemente no lo seas.— Luka no dio respuesta, la escuchó con tranquilidad.— ¿Por qué no te gusta tu nombre?
—¿Sólo me vas a hacer pregunta sobre mis traumas?— cuestionó un poco burlón. Chloe negó.
—La pregunta me tocaba hacerla a mí.— Luka asintió resignado. Nunca había contado esa historia como tal, pero si tenía en clara la razón.
—Es el nombre del personaje más famoso de mi papá como escritor.— respondió con facilidad.— Un personaje que no cree en el amor y es conflictivo hasta que cae profundamente enamorado de la hija de matrimonio disfuncional que se muda a su ciudad. De pequeño mi papá me decía que mi nombre se debía a él, su obra maestra, el chico que cambió por amor y aprendió que la magia de esta vida no sólo reside en las victorias, también en los errores; yo sería igual que él, una persona que siempre cambia para bien.— tiró con una pequeña sonrisa, recordando todos los buenos momentos con su padre, su pecho se comprimió al tener que continuar.— Pero tarde mi papá se dio cuenta que esa no era la única historia de "Luka". Mi madre le dio la idea del personaje, ella basó el personaje en el amor de su vida, un malnacido con el que le escuché tener varias conversaciones fogosas. Mi papá amaba mucho a mi mamá, le perdonó su engaño dos veces, ya te imaginarás quienes fueron producto de esos engañaos.— soltó con cierto enojo. Su corazón saldría de su pecho en cualquier momento.— Por cada hijo que tuvo con ese idiota, él la abandonaba y mi padre la consolaba. En todo ese tiempo se supone que mi madre andaba con mi padre. Y en esa maldita tarde mi mamá se le ocurrió contarle la historia de amor con su amante para que mi papá creara su libro más famoso.
Chloe respiró escuchando todo, aún había algo que no entendía.— ¿Por qué tu mamá permitió que tu papá te pusiera ese nombre sabiendo que se trataba de una relación prohibida?
—Según mi papá, o lo que me contaba a medias, fue su último recurso aquella vez para convencer a su amante de que aceptara formar una familia con ella. Demostrando de que de una peculiar manera, yo llevaba un nombre en su honor. Aún así él se negó.— sentía un nudo en su garganta.— Cuando fue el divorcio yo fui enviado con mi papá. Lo sorprendente fue que él jamás odió a mi madre, escribió varios libros de amor en su honor y siempre excusaba todo lo que ella le hizo a la familia con un "Algún día lo comprenderás, el amor te hace hacer cosas tontas". Mi madre sufrió por enamorarse de un bastardo que jamás se preocupó por ella y mi padre por enamorarse de una mujer que se encargó de destruir su espíritu. Leí el libro de mi padre a pesar de que nunca me gusto leer, me costaba pensar que mi papá que fuera como ese sujeto, que fuera como ese idiota que describió mi mamá. No quiero sufrir como hizo él o mi madre, el amor sólo existe en los cuentos, Chloe; me da miedo amar y salir perdiendo tanto o incluso más como ellos. Todos los libros que mi padre le escribió a mi madre después del divorcio lo llevaron a volverse poco valorado; y yo ahí rondando por su casa como el estúpido recuerdo del peor hombre de este mundo, al quien mi nombre hace honor ¿Cómo quieres que me guste mi nombre?
No se había percatado de la impotencia que le carcomía, todo el mar de sentimientos que ahogaba su alma entera y lo asfixiado que estaban sus pulmones cada vez que tuvo que mencionar su nombre; sentía esa extraña sensación en el rostro cuando estas a punto de llorar pero aún lo haces.
—Tú no eres el del libro.— respondió acariciando su pecho.— Tú no serías capaz de...— el negó.
—Lo peor es que cada vez me siento más parecido al sujeto estúpido del libro.— Chloe suspiró con pesar.
—Veme, Couffaine.— ella tomó la mejilla del joven para que regresara su vista hacia donde ella estaba.— No tienes que ser ese Luka.— repitió.— si me dejas, yo me encargare de eso.— acercó su rostro lentamente, empezó a acariciar su nariz contra la de él. Sus cálidos rostros se acariciaban mutuamente.— curaremos todos tus traumas.— pronunció con suavidad, sellando poco a poco sus ojos para poder disfrutar mejor de sus otros sentidos.— Quiero que seas mi Luka.
Y él no soportó más, plantó un beso en sus labios disfrutando más que nunca de ella, de ese ser que rompía todos los estigmas y rebasaba todos los límites dentro de él; permitiéndose una vez más ir a un paraje donde sólo habitaban los dos y se sentía tan sosegado que la idea de necesitar calmantes era demasiado lejana. Por primera vez escuchó una frase en donde su nombre no le resultó irritante, en lo absoluto, lo adoró.
Es que ella era tan mágica que podía hacerle pensar en redimirse e intentar iniciar una vida donde pudiera empezar desde cero con ella y enamorarla como se debe.
Por supuesto, recálquese ese "podía hacerle pensar" como una posibilidad que por azares del destino ya no pudo ser elegida y acabó cobrando la vida de uno y el corazón del otro.
Por ahora lo mejor es quedarse a gozar la imagen de este par de jóvenes que soñaron en ser mejores personas por el otro, en tenerse a su lado por un tiempo más.
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