1. Caos es mi segundo nombre
Las palabras del hombre que lo había contratado le resultaban demasiado extrañas ¿Por qué simplemente él no se ponía a averiguar la identidad de los muchachos? Si tan listo decía ser, no veía la razón para que no lo hiciera.
<<—Mantente en cubierta. Que nadie se entere que de alguna conexión entre tú y yo.
—¿Como un espía?—rió divertido.
—Veo que tienes cerebro.>>
Estaba frente a la entrada del barco de su madre y hermana Juleka. Sí, cuando eran ambos muy pequeños sus padre se divorciaron, quedándose cada adulto con uno de los niños. Él se fue con su padre a una ciudad algo lejos de Francia. Si bien, la relación entre ambos hermanos no era la más ideal, tampoco era mala.
Gritó para ver si alguien estaba. La cabellera de colores exóticos de Jules se hizo presente. La empezó a observar un poco, le sorprendía el gran parecido que ella tenía con su madre.
—Luka, llegaste antes de lo planeado.— dijo su hermana mirándolo con una sonrisa de media luna. El chico pasó de ser un niñito cacheton e inocente, a uno de sonrisa tentadora.
—Sabes que no me gusta que me llames así.— se quejó pasando al barco. Jules rió.
—Es tu único nombre menso, no te puedo llamar de otra forma.— dictó divertida. Luka resopló, desgraciadamente era cierto. Rió.
—Te pareces mucho a mamá cuando dices menso.— exclamó tratando de iniciar una charla agradable. Lo vio sonreír. La verdad Juleka siempre envidio como le lucía ese gesto a su hermano.
—Pues tú cuando sonríes te pareces mucho a...— el verlo con los ojos abiertos de par en par la interrumpió. Maldición. Sabía que ese comentario estaba mal, jamás debían mencionar a su padre, o al menos no enfrente suyo.— Lo siento.— tiró con cierto arrepentimiento caminando hacia la cocina con él.
—No lo vuelvas a mencionar solamente ¿Okey?
—Tienes muchas reglas, hombre. Ya sé me había olvidado.— soltó divertida. Luka no pudo evitar sonreír. Juleka era la única persona por la que daría su vida. Su pequeña hermana, aunque no lo admitiera, era lo mejor que tenía en su vida.
—¡Juleka, ya se acabaron las palomitas!— ambos Couffaine dirigieron la vista hacia la chica que bajaba las escaleras. El varón, como ya era su costumbre, empezó a analizar a la fémina frente suyo.
Ojos celeste, sublime dulce, voz imponente, rasgos asiáticos, al parecer fanática del rosa por el color de su pijama, con su cabellos azabache peinado en dos coletas bajas que juraba ya haber visto en otra parte.
—Ya iba para allá Marinette.— enunció Juleka amable.—Te digo, llegaste más temprano de lo que pensé. Mis amigas no se van hasta la una. De hecho, mamá y yo íbamos a ir al aeropuerto.— tiró pensativa hacia el de cabello oscuro.— Oye ¿Por qué llegaste antes?— cuestionó con intriga.
—Tenía que encontrarme con un hombre que me ofrecía trabajo de medio tiempo aquí en París.— si algo había de conocerse de Luka, es que el raramente mentía, no le hallaba la lógica al mentir. Sólo que claro, sus verdades siempre eran muy cortantes, no contenían la información que uno realmente quería saber. Jules negó.
—Mari, ya están las palomitas.— dictó. La azabache caminó hacia las palomitas, saludando velozmente a los hermanos. "Es curiosa" pensó Luka. Pero mientras caminaba con las palomitas, tropezó con una de las maletas del chico y el alimento se regó por todo el suelo. Inevitablemente, el chico se acercó a ayudarle.
Ambos empezaron a recoger las palomitas y echarlas al balde, la chica se veía nerviosa y apenada, sus manos algo temblorosas y un gesto con esa boquita de tristeza. Le divertía.
—Eres torpe ¿No?— inquirió sin más mientras le ayudaba.
—Demasiado.— se dijo así misma con cierto asco.— Siempre me pasa.— musitó con tristeza
—Descuida, fue culpa de mi maleta. Mis cosas siempre causan accidentes.— empezó a reír un poco acordándose de algunas divertidas anécdotas.— ¿Sabes? Algunos podrían decir que "caos" es mi segundo nombre.— la azabache alzó su vista y sin quererlo se quedo hipnotizada en él. Un color de ojos que te causaba un cosquilleo, con una esencia de la que simplemente era difícil escapar. El chico agarró una palomita del balde y se la echó a la boca.— Tranquila, aún están buenas.— lo vio levantarse y tenderle la mano para ayudarle, accedió sin entender lo que sucedía.
—M-mi nombre es Marinette, mucho gusto y gracias por ayudarme.— dijo velozmente y se llevó el alimento hacia el piso de arriba. El chico se despidió con una sonrisa coqueta. Cuando la azabache por fin desapareció regresó la vista hacia su hermana, quien estaba claramente enojada.
—¿Qué te sucede?— dijo riendo haciéndose el ingenuo. La chica solo puso sus ojos en blanco y caminó con una soda hacia dónde estaban las chicas de la pijamada.
—Yo también tengo una regla. Metete con quien quieras de la escuela, en serio, pero menos con mis amigas ¿Entendido?— le dijo con seriedad marcada.
—¿Yo? ¿Quererme meter con un grupo de niñatas?¿Lo dices en broma?— tiraba divertido. La fémina le dio un golpe con el codo. A veces le molestaba que su hermano no tomará las cosas con seriedad, pero otras, le agradaba.
—Al fondo esta el cuarto que te preparo mamá, puedes estarte allá.
Una vez sólo, caminó hacia su habitación. Observo la recámara, una cama tan perfectamente tendida, los muebles sin polvo, un armario vacío, el baño impecable. Lo fastidiaba, tanto orden no le era agradable. Le recordaba a su habitación en la casa que compartía con su padre. Era curioso como a pesar de tener su vida en caos siempre, sus habitaciones nunca eran así. Era como una pieza que no correspondía al rompecabezas.
Se tiró a la cama, tomó su teléfono y en seguida empezó a teclear.
"Señor Agreste, le envió la información del lugar en el que me voy a quedar, como ordenó."
Agregó la dirección y se la envió. Después prendió la televisión esperando que escuchar un poco de ruido le evitará sumergirse en sus propios pensamientos.
—¿Akumatizado? En el programa de hoy, el Psicoterapeuta Miller viene a hablar sobre los frecuentes casos de trauma que empiezan a darse en las personas con este problema. Se darán...— apagó la televisión. Inútil aparato desgraciado.
¿Acaso era en serio que estaba ayudando al más grande villano de París? ¿Eso lo convertía en un villano a él también? ¿Debía importarle? No, de eso estaba seguro. Sólo haría lo mismo que siempre, pero esta vez con paga. Eso sonaba bien para él.
¿Entonces por qué sentía su pecho oprimido?
Torpes e inservibles sentimientos.
[...]
—Hoy será el día, Nino. Le pediré a Ladybug que sea mi novia.— decía entusiasmado Adrien. El moreno sonreía, le era divertido ver el enamoramiento incondicional que le tenía a la superheroína. Sí, Nino era el único que sabía que él era el mismísimo Chat Noir, así como Adrien era el único que sabía que Carapace es Nino ya que el rubio era el mismo que había llevado al moreno con el Maestro Fu para entregarle su prodigio.
—¿Y crees que te va a aceptar esta vez?— cuestionó casi riéndose.
—Por supuesto, Ladybug no se resistirá a los encantos de Chat Noir, he preparado solo los mejores para este día.— dijo con una voz masculina en exageración.
—Pero siempre que estás con ella se te salen los piropos más malos, amigo.
—Bien bien.— el día había pasado demasiado rápido para ambos, ya casi daban las 5, dentro de poco tendrían que transformarse para hacer su patrullaje y reunirse con las otras.
—¿Y cómo vas con Alya?— interrogó ahora él, divertido. Al moreno en seguida se le dibujó una sonrisa boba.
—Es gracioso porque ella no me deja de hablar sobre lo asombroso que es Carapace, y no sé, me hace sentir algo celoso pero luego me dice algo lindo y recuerdo que soy la misma persona.— le gustaba ver a su amigo feliz, eso sin duda, y con esa castaña se notaba que lo era.
—Mientras no se entere que Rena Rouge y tú coquetean, todo está bien.— tiró encogiéndose de hombros. Un pequeño rubor se le subió a Nino. Maldición.
—Ella es la que empieza.— dijo totalmente nervioso.— Lo hace demasiado, ME INVADE demasiado.— reiteró. Adrien negó.
—Como si no te gustará.— soltó divertido. La alarma al fin sonó, era hora de transformarse.— ¿Listo?— le preguntó a su amigo.
Asintió con una sonrisa y en seguida, ambos se vieron cubiertos por las luces mágicas que indicaban su transformación.
En París iba todo bien. Las sonrisas emergían de niños que se sabían a salvo, los adultos festejaban de ver cercano el fin de Hawk Moth, los héroes establecían lazos profundos y sumamente bellos entre ellos.
Una perfección, que el caos vino a arruinar.
¡Feliz Navidad LUCKYS!
Pues aquí el primer cap porque WOW me sorprendió cuanto apoyonle dieron a esta historia con tan solo el prólogo. Incluso me entere de que se releían lo poco que había y fue, jajaja, Wow otra vez.
Los amo, y pues ¿Que opinan?
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