Había pasado una semana desde aquel día en el que Jungkook lo confesó todo, y Jimin no había podido volver a mirarle a la cara.

No era que estuviese enfadado o algo así, simplemente era algo demasiado pesado de asimilar en tan poco tiempo.

Había amado tanto, tantísimo a Taehyung...

Cuando él murió, Jimin jamás pensó enamorarse de nuevo de alguien más, y en cierto modo, con una visión algo retorcida, no lo había hecho. Jimin no se había engañado a si mismo cuando dijo que su corazón sólo vibraba cerca del de Taehyung, y Jungkook...Jungkook era la prueba viviente de ello.

Jungkook portaba el corazón de Taehyung, y el de Jimin lo había notado sin saberlo, esa conexión que sentía...era un sentimiento inefable.

Jungkook había llorado aquella semana. ¿Era normal ser tan egoísta como para querer que Jimin le aceptase y se enamorase de él? Jungkook quería que Jimin le amase, que amase a Jeon Jungkook, no a Kim Taehyung en un cuepo y rostro distintos.

Pero aquello era demasiado, no podía pedirle eso a Jimin, no tan pronto, había sufrido tanto...

Jimin no le había contado a su mejor amigo Yoongi sobre lo ocurrido, pero éste sabía que algo ocurría al ver como Jimin, al contrario que el resto de las veces, evitaba a Jungkook a toda costa.

Se hallaban en la cafetería de la universidad, Jimin repasaba unos apuntes, tenía un examen en cuanto el descanso terminase.

Yoongi suspiró al verle con unas ojeras tan marcadas.

—Jimin, ¿te encuentras bien? ¿Has dormido algo?

—Estoy bien, no he dormido mucho porque estuve hasta la madrugada estudiando.

Yoongi le escrutó con la mirada.

—Tú nunca estudias el día antes, Jimin, dime en serio que te ocurre, sé que te pasa algo, y sé que tiene que ver con Junhoon.

—Jungkook, se llama Jungkook, Yoongi, ya deberías saberlo.

—Cómo sea, sé que hay algo que no me cuentas sobre él.

Jimin apartó la mirada de sus apuntes y la posó en Yoongi al fin.

—No se trata de él, sino de Taehyung.

—¿Qué? - preguntó confundido Yoongi.

Jimin volvió de nuevo a sus apuntes.

—Taehyung sigue latiendo, dentro del cuerpo de Jungkook.

—Jimin eso es muy romántico pero...

—No, Yoongi, es literal -dijo muy serio mirándolo a los ojos- A Jungkook le transplantaron el corazón de Taehyung, y yo he vuelto a enamorarme de él.

Yoongi abrió la boca, pero ninguna palabra se atrevió a salir por ella.

● ● ●

Jimin se dirigía hacia la casa de Jungkook.
Era viernes por la noche y llovía a cántaros.

Jimin llevaba toda la semana reflexionando sobre muchas cosas.

Su corazón dolía demasiado, era insoportable el haberse alejado de nuevo de su gemelo, del que ahora portaba Jeon Jungkook.

Llamó a su puerta y Jungkook abrió sorprendido.

—Jimin...

—Necesito sentirlo. Por favor, déjame hacerlo.

Jungkook bajó su mirada al suelo y abrió por completo la puerta para que Jimin se adentrase.

Sabía que este momento llegaría tarde o temprano, y sabía que estaba mal alegrarse por ello, pues el amor que Jimin albergaba en su interior, no era por él, sino por Taehyung, pero eso a Jungkook ya le daba igual, sólo quería saber cómo se sentía el ser amado, pues puede que su nuevo corazón lo hubiese sabido en otra vida, pero ahora esos recuerdos se habían perdido al estar en un nuevo cuerpo.

Alguien debía volverle a enseñar a este corazón a amar y ser amado.

En cuanto Jimin se adentró, tomó a Jungkook por el cuello y ambos comenzaron a besarse con necesidad.
Era la primera vez que ambos se besaban, pero parecían hacerlo como si se conociesen a la perfección.

Los dos lloraban mientras tanto, era difícil no hacerlo, y sus fogosos besos tenían cada vez un sabor más salado.

Se restregaban el uno con el otro, provocándose, excitándose, desahogándose.

—Jungkook, necesito sentirlo sobre mi de nuevo. -dijo Jimin en su oreja.

—Vamos a mi cama -susurró Jungkook, guiando a Jimin hasta su cuarto.

Jungkook tomó de la mano a Jimin y lo invitó a tumbarse junto a él.

El menor cerró los ojos, disfrutando de las caricias que el mayor le daba por encima de la ropa.

—Por favor...-suplicó Jimin.

Jungkook comenzó a sollozar tumbado boca arriba en su cama.

—Jimin...

—No me importa. Estoy preparado, quiero verlo.

Jungkook retiró una lágrima de su mejilla y asintió con su cabeza, dándole permiso a Jimin, quien comenzó a desabotonar lentamente la camisa que Jungkook vestía.

Una vez estuvo desabrochada, estuvo varios segundos sin atreverse a abrirla, pero finalmente, muy despacio, la retiró, y la piel desnuda del pecho y torso de Jungkook quedó a la vista.

Una enorme y gruesa cicatriz color rojo aún, surcaba el centro del pecho de Jungkook, hasta la mitad de su torso, sin llegar a alcanzar su ombligo por unos centímetros.

Jimin la miró impactado mientras Jungkook había girado su rostro y miraba a la nada.

—¿Puedo tocarla? -preguntó decidido Jimin.

Jungkook le miró extrañado.

—¿No te da asco? A mi me dan arcadas cada vez que la veo.

—No, es la cicatriz más hermosa que he visto en mi vida, Jungkook, quiero besarla, por favor.

Los ojos de Jungkook se humedecieron antes de asentir y notar segundos después los labios de Jimin posándose con máxima delicadeza sobre ella, besando cada milímetro sin dejarse ni uno.

Jimin besó su cicatriz y luego besó su pecho izquierdo, bajo el cual latía su corazón.

Pero no pudo aguantar. Notó sus labios retumbar ante los fuertes latidos de aquel corazón y se echó a llorar sobre el pecho de Jungkook, quien cerró sus ojos y acarició el pelo de Jimin mientras éste mojaba su piel con la más pura tristeza en estado líquido.

—Lo siento, lo siento muchísimo Jimin, siento no ser él, siento llevar su corazón, siento estar vivo...

Jimin le calló besándole fuertemente, sin cesar de llorar.

—Jungkook, que estés vivo es lo mejor que ha podido pasarme jamás. Taehyung siempre quiso salvar vidas, él...él iba a ser un gran cirujano, pero el destino quiso que las salvase pagando con la suya propia: la tuya y la mía, la que me quitó y tú me has devuelto.

Jungkook no contestó, simplemente se abrazó a Jimin, pero éste llevaba aún una camiseta.

—Quítatela, ¿no querías sentirlo de nuevo? Quítatela y abrázame, deja que vuestros corazones latan sobre el otro de nuevo.

Jimin miró a Jungkook serio.

—Nuestros corazones, Jungkook, nuestros.

—Pero...

—Lo sé. No eres él y jamás lo serás aunque lleves su corazón en tu interior. Soy consciente de ello, y me da igual, te quiero a ti ahora, Jungkook.

Aquello provocó que Jungkook llorase más aún. Jimin retiró su camiseta, y mentiría si dijese que no se moría de nervios antes de juntar las pieles desnudas de sus pechos en un fuerte abrazo.

Ahí estaban de nuevo. El uno sobre el otro.

Bum.

Bum bum.

Bum bum bum.

No importaba como, él siempre amaría su corazón.