7. no acepto un segundo lugar
warning: en este capítulo se menciona que el doctor de lxs bailarines de la academia se apellida "jung", pero no es hoseok.
Jimin no era del todo consciente de lo mal que estaban las cosas que sabía que llegaría a hacer por el ballet. A veces ni siquiera les veía algo de malo, y se sentían malditamente normal o no le hacían sentir nada. Porque incluso muchas cosas de las que hacía o pensaba, eran todas por impulso y no quedaba tiempo para reflexionar. Él jamás se cuestionaba nada, en lo único que se juzgaba a sí mismo era a la hora de bailar. De resto no sentía la necesidad de hacerlo. No le importaba. Sí, de cierto modo llegaba a entender que no encajaba en la imagen de "persona buena o grandiosa persona" que la gente a su alrededor tenía por un buen tipo, pero tampoco pensaba que fuera la gran cosa.
Se limitaba a esconder las cosas que pudieran desagradar a Jisoo, que era su única amiga por el momento. Sabía que si la chica supiera la mitad de las cosas que realmente pasaban por su cabeza, entonces finalizaría su amistad para siempre.
Si era completamente honesto consigo mismo, el único momento donde no le venían sus terribles impulsos, era cuando bailaba. Porque era ese instante donde ya estaba haciendo todo lo que quería, bailar. Ya estaba ahí. Se sentía cómo haber llegado a la ansiada meta, no hacía falta nada más. Podía olvidarse de todo el trabajo duro y simplemente bailar con libertad, sólo entonces sintiéndose un Jimin distinto. Tal vez un Jimin con un corazón como el de todos los demás.
Jimin se la pasó todo el día inquieto, tirando de los cabellos de la parte trasera de su cabeza cada dos segundos sin siquiera darse cuenta. No podía dejar de pensar en las audiciones para la competencia de parejas en California. La preocupación del Cisne negro había desaparecido, pero ahora estaba esta nueva, porque aunque ya tuviera el papel que tanto deseaba, quedaba con ganas de más.
Así eran las cosas, no pensaba detenerse ni un segundo. Lo quería todo. No le iba a ser suficiente con un solo papel protagónico, su hambre no cesaba. Cada vez necesitaba más y eso lo desesperaba.
Cuando llegó la hora de presentarse en el auditorio, buscó a Jisoo en el consultorio del doctor Jung, donde sabía que la chica estaría recibiendo su chequeo de salud semanal, pero en cuanto llamó a la puerta y preguntó por ella, el doctor Jung le dijo que ese día se había quedado esperándola y Jisoo jamás había llegado.
Se preocupó enseguida, buscándola en cada maldito rincón de la academia. Sabía que si no llegaba a tiempo al auditorio, podía olvidarse de las audiciones. La directora jamás lo dejaría intentarlo si no estaba ahí a la hora exacta o por lo menos una decente.
Su preocupación se convirtió en terror, mucho pánico de no llegar a tiempo. Muy pronto se encontraba corriendo como loco por todos los pasillos, lleno de desesperación al llamar a Jisoo en voz elevada. Se tropezó con personas y se llevó cosas por delante, pero no se detuvo en ningún momento. No planeaba detenerse hasta encontrar a Jisoo, en realidad. Pero entonces un agudo dolor en su tobillo lo hizo detenerse al casi caerse de boca al intentar volver a apoyar su píe en otro paso apresurado.
Gruñó enojado, sin poder apoyar el píe en el suelo. El dolor había comenzado a molestarlo mucho más seguido desde que se había caído aquella noche cuando se quedó con Jisoo en la sala de prácticas hasta tarde.
Tuvo que ir a los casilleros por su bolso de gimnasio, en el camino intentando disimular su cojera. Cuando tuvo el bolso en sus manos y sacó la tableta de píldoras para el dolor, se dio cuenta de que estaba vacía. Ya no quedaban más píldoras.
— Tendré que soportarlo. — susurró para sí mismo, guardando la tableta vacía en el bolso y luego regresando este al casillero.
Vio que nadie estuviera cerca y bajó sus mallas hasta sus rodillas, enterrando sus uñas en su muslo lo más profundo que le fue posible. Logró abrirse varias heridas mínimas, pero al verlas ahí, sonrió, hundiendo nuevamente las uñas en ellas con fuerza para esta vez llevarlas más profundo en el hueco que ya había abierto, moviéndolas de lado a lado para expandirlo.
Cuando sintió que ahí dolía tanto que no podía pensar en otro dolor que no fuera ese, con sudor en la sien, se subió las mallas nuevamente.
Negándose a rendirse, decidió ir hacia el último jugar donde se le ocurría que podía estar Jisoo. El baño de chicas.
Tuvo la suerte suficiente, pues en cuanto estuvo frente al baño, Jisoo iba saliendo de ahí con la cabeza agachada.
— ¡Jisoo! — alzó la voz, molesto.
La chica subió la mirada con los ojos muy abiertos, deteniendo sus pasos de golpe y saltando de manera abrupta, asustada ante el grito de Jimin.
Al ver su rostro lleno de temor, Jimin se sintió mal enseguida y se reprendió a sí mismo en su mente. Relajó sus facciones y dejó escapar un largo suspiro.
— Lo siento, Jisoo. Estaba preocupado por ti. — le dijo mirándola arrepentido, tomando sus manos con delicadeza —. El doctor Jung me dijo que no fuiste a tu chequeo semanal. Pensé que te podría haber pasado algo.
— No quiero volver ahí... — Jisoo le soltó las manos rápidamente, encogiéndose en su lugar y apartando la mirada —. Ya no más.
Jimin tuvo que reorganizar sus ideas antes de reaccionar, primero abriendo sus ojos con sorpresa y al final una oscuridad recorriéndolo de píes a cabeza. Tensó su mandíbula y apretó sus puños.
— Es él. — afirmó, arrastrando las palabras con rabia.
— ¿Qué? — Jisoo se hizo la que no entendía, riendo nerviosa, pero con los ojos llenos de lágrimas —. ¿Qué cosa?
— Nada, cielo. — Jimin le sonrió forzadamente, para hacerla sentir mejor aunque no estuviera de humor debido a la nueva información que había obtenido —. ¿Te sientes bien como para ir a audicionar?
— Sí. — Jisoo limpió sus lágrimas, sonriendo levemente —. Iba a buscarte ahora mismo. Sólo necesitaba ir al baño un segundo.
— Bien, princesa. — Jimin enredó su brazo en el de Jisoo —. Vamos a ganar esta audición como el brillante primer lugar.
Empezaron a avanzar por los pasillos con sus brazos juntos, a pasos sincronizados.
— Nunca me llamas de manera bonita, si no supiera que eres totalmente gay, creería que te gusto. — rió Jisoo.
— Todo hombre gay necesita a su lesbiana. — le respondió Jimin, divertido —. Tú eres mi querida lesbiana y hoy estoy intentando ser buen amigo, no te quejes y disfruta del momento mientras dure.
— ¡Está bien, gay! — se carcajeó Jisoo.
Siguieron hablando de manera animada hasta que llegaron a las puertas del auditorio, y al ver que todo estaba sumido en un pacífico silencio en aquel lugar, cerraron sus bocas y fueron a anotarse en la lista de los participantes, justo en las primeras filas donde estaban sentados quiénes los iban a ver bailar para luego elegir ganadores.
Jimin sintió un escalofrío en todo su cuerpo cuando vio que Jungkook era el que se encargaba de la lista.
— Ve al backstage y espera por mí para calentar ahí, yo nos pondré en la lista. — le susurró Jimin mirándola con una amplia sonrisa —. No tardaré nada.
Jisoo le dedicó una bonita sonrisa para después hacer lo que le indicó, y entonces Jimin avanzó hacia Jungkook de manera decidida.
Cuando estuvo frente a Jungkook, este enseguida le pidió su nombre y el de su pareja mientras seguía mirando hacia la lista, pero en cuanto alzó la mirada y se encontró con los ojos de Jimin, su rostro cambió por completo y sus mejillas se sonrojaron.
— Jimin, hola... — le dijo Jeon de manera tímida.
Jimin ladeó una sonrisa llena de satisfacción.
— Hola, Jungkook. Mi pareja es Jisoo. — sin antes pedir permiso, arrebató el bolígrafo con el que Jungkook estaba anotando de sus dedos, haciendo que sus manos rozaran de manera eléctrica un momento, y entonces se inclinó hacia Jeon para alcanzar a escribir el nombre de Jisoo y el suyo en lista.
Cuando acabó, le pasó de regreso el bolígrafo a Jeon y rió de manera traviesa al ver que el hombre estaba rojo hasta las orejas.
— Y-Yo sé que dijiste que no te atraigo, pero estoy sintiendo grandes vibras de tu parte una vez más... — le susurró Jungkook inocentemente —. ¿Me sigo equivocando? — preguntó como si lo más posible fuera que sí estuviera en un error.
— No lo sé. — respondió Jimin juguetón —. ¿La idea te excita?
— ¿Qué? Yo no...
Jimin se carcajeó al ver cómo Jungkook lo miraba sorprendido.
— Jungkook, no me quites los ojos de encima ni un momento. Ya estoy acostumbrado a tus ojos viéndome bailar, desde el primer día en la terraza de la residencia. — susurró Jimin sólo para el chico, acercándose más para hablar en su rostro de cerca —. Te necesito.
— Tonterías, no necesitas a nadie para lograrlo. Eres... El mejor. — le contestó Jungkook con una muy linda sonrisa —. Siempre recuerda eso.
— Voy a ganar. — aseguró Jimin.
— No dudo de ti. — dijo Jungkook sintiendo ternura, sus ojos brillantes perdidos en la carita de Jimin.
Jimin acarició el mentón de Jungkook de manera juguetona.
— Adiós. — le lanzó un beso a Jeon —. Nos vemos cuando gane.
Jungkook no pudo hacer más que verlo irse con sus ojos grandes, una tonta sonrisa en el rostro y sus mejillas calientes.
Era genial ver a Jimin incluso haciendo algo tan sencillo como caminar, pero sintió la pesada mirada de su madre, la directora de la academia, severa luego de haber presenciado desde lejos toda su interacción con el rubio.
Jimin se marchó al backstage con tres cosas en mente.
El maldito impulso de asesinar al doctor Jung, pasar las audiciones como el primer lugar y la tierna sonrisa de Jungkook.
(1/3)
si alguien lee esto, gracias. 🥺
creo que estaré actualizando seguido porque ya tengo planeado cada capítulo del fic. incluso el final. 💖🐥
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