19. judas
warning ⚠ : muerte de personaje/ mención de acoso/abuso sexual.
(...)
La noticia de la muerte de Seokjin y su madre les llegó en cuanto aterrizaron en New York.
En el ambiente se formó una tensión demasiado obvia como para ser ignorada y los murmullos indiscretos no se hicieron esperar.
La mirada de Jennie viajó hacia Jimin enseguida que las malas noticias fueron anunciadas, pues ella no tenía dudas de que este estaba involucrado. Pero no sólo esta centró su atención en el protagonista de El lago de los cisnes, pues la directora Jeon ahora encontraba demasiada coincidencia entre lo sucedido con Seokjin y que luego Jimin tomara su puesto a última hora. Mientras que Jungkook también lo miraba, pero no con la misma sospecha de ambas mujeres, sino que aterrorizado. Y Jimin sólo tenía ojos para Jungkook en ese momento, intentando tranquilizarlo desde una prudente distancia, pues el hombre se veía realmente afectado.
Nadie cuestionó la reacción de Jungkook cuando este derramó lágrima tras lágrima y necesitó un momento para sentarse y descansar. Ni siquiera a su madre se le hizo algo raro, pues ella sabía que el hombre era bastante sensible. Pero Jungkook por un momento sintió que se volvía cada vez más pequeño y completamente todo, cada edificio y cada nube, caían encima de él y lo dejaban sepultado.
Llegar al hotel no ayudó a que el ambiente se volviera más ligero.
Mientras la directora los registraba en el lugar, los bailarines, en el lobby, no dejaban que el tema de conversación se les escapara y se fuera lejos. Todos comentando segundos tras segundos sobre Seokjin aún cuando nadie lo conocía del todo realmente.
Jimin no perdió el tiempo y tomó asiento junto a Jungkook, intentando hablarle ahora que todos estaban tan distraídos, mirándolo suplicante. Pero Jungkook había negado con su cabeza enseguida que sus ojos se habían encontrado, indicándole de esa manera que no quería hablar. Jimin sólo asintió, cabizbajo, tomándolo de la mano con fuerza como su última opción. Jungkook respondió al apretón, débilmente, apenas pareciendo presente. Sin embargo se apartó enseguida que la directora regresó, siendo apresurado al ponerse de píe.
Jimin intentaba entender su reacción, pero de todos se sentía bastante frustrado de no poder hablarle en ese momento. Aún así, se daba cuenta de que lo mejor era darle espacio, y por eso mismo fue hacia donde se habían formado los demás bailarines para permanecer ahí.
— Taemin, Jimin y Wonho... Ustedes compartirán habitación. — les hizo saber la directora, acercándose para entregar la llave en mano de uno de ellos —. Espero que los tres descansen bien. Necesitamos a nuestros principales con buenas energías mañana.
Jimin fue rápido en tomar las llaves, arrancándolas de sus manos con una media sonrisa.
— Lo haremos, se lo aseguro. — le susurró, guiñando un ojo —. Vamos. — miró por encima de su hombro a Taemin y Wonho, indicando con su cabeza que lo siguieran.
Jimin pasó junto a la directora sin cuidado alguno, sabiendo que los ojos de esta lo seguirían en cuanto también pasara junto a Jungkook, pero esta vez deteniéndose un momento para mirarlo a los ojos.
— No dudes en llamarme en cuanto me necesites. — le susurró lo más bajo que pudo, alzando ante los ojos de Jeon la llave que tenía entre sus dedos, la cual poseía el número de su habitación en ella.
Quería que Jungkook supiera en dónde buscarlo.
Jimin no pudo evitar sonreír con alivio, porque Jungkook también le mostró el número de sus llaves, asintiendo mientras miraba atentamente dentro de sus ojos.
(...)
La llamada de Jungkook fue realizada antes de lo que Jimin estaba esperando, pues ni siquiera había terminado de desempacar su vestuario cuando el teléfono sonó.
Jimin no lo pensó dos veces y se escabulló a la habitación de su coreógrafo, casi pareciendo desesperado.
Y claro que estaba muriéndose por verlo aún cuando acababan de despedirse hacía unos minutos, pues la idea de perderlo dolía. No sabía si luego de ese día tendría que renunciar a Jungkook, pero no se rendiría sin antes intentar que el hombre se quedase a su lado.
Jungkook ya había decidido guardar su peor secreto, así que Jimin estaba encandilado por él. Había decidido confiar en él. Tal vez porque le quería, o porque el sólo pensamiento de que Jungkook lo traicionara lo mataba, así que no quería aceptar la posibilidad de que podría suceder. Estaba acostumbrado a que Jungkook fuera su fuente de buena energía, fascinado y obsesionado con las buenas sensaciones que obtenía gracias a él. De alguna manera su corazón se rompería si perdía todo eso.
Quería un aliado, un buen cómplice. Y quería que fuera Jungkook.
Sin embargo, no fue capaz de descifrar la mirada de Jungkook en cuanto lo volvió a ver.
— ¿Jungkook? — llamó su atención en cuanto lo vio, incluso dudando un poco. Porque aunque muchas cosas no le asustaran, estaba asustado en ese momento.
Jungkook lo estaba esperando junto a la puerta de su habitación, cabizbajo y cruzado de brazos.
Alzó la mirada lentamente enseguida que escuchó su voz.
— Vamos. — pronunció Jungkook con calma, soltando un corto suspiro —. Ven conmigo.
— Lo siento mucho, Jungkook... — murmuró Jimin, bajando la mirada para obedecer y seguirle hacia dentro de la habitación —. Lo siento, yo-...
Jimin no pudo pronunciar otra palabra más, porque en cuanto pisaron la habitación, y cerró la puerta detrás suyo, Jungkook fue rápido al lanzarse en su dirección y tomarle el rostro entre sus manos para unir sus labios bruscamente.
Jimin necesitó unos segundos para entender lo que ocurría, apoyando ambas manos en el pecho de Jungkook para así apartarlo, suavemente, al sentir al mayor abrazar su cintura y presionarlo contra la puerta, cortando el beso, pero conservando la corta distancia que causaba el abrazo por parte de Jungkook, quién se aferraba con la necesidad de alguien que perdió la cabeza.
— No. — Jimin susurró con la cabeza, negando.
— Lo siento. — Jungkook se disculpó enseguida, abandonando la cintura de Jimin para retroceder seguidas veces, alejándose, instantáneamente en temor —. Lo siento. Me quería olvidar de todo, ya no pensar en nada nunca más.
Jimin se dio cuenta de cómo sus manos temblaban a pesar de que intentaba mantenerlas quieta.
Y Jungkook pudo ver que Jimin se había dado cuenta de ese detalle, así que sintió mucha vergüenza y llevó ambas de sus manos hacia sus bolsillos.
— Yo lo siento. — repitió Jimin —. Lo siento. Y de esta manera no vas a conseguir olvidar nada, ambos lo sabemos.
Jungkook asintió suavemente, indicándole a Jimin que lo siguiera hacia la cama, donde ambos tomarían asiento segundos después, uno junto al otro y manteniendo la mirada agachada.
— Me dijiste que no lo volverías a hacer, pero ya habías... — Jungkook abrió sus ojos en gran manera al estar a punto de pronunciarlo en voz alta —... Ya habías asesinado a dos personas.
— Sabía que su madre sería un inconveniente. Ella tendría la intención de buscarlo si Seokjin no aparecía el día de la presentación, sólo se tenían el uno al otro. Tuve que eliminarla para que no arruinara mi noche. — se excusó Jimin.
— ¿Cómo es que la terminaste por involucrando en todo esto? Jimin, ella no lo merecía. — Jungkook gimió de la frustración, pasándose las manos por la cara —. Me estás usando justo como mi madre, aprovechas mi amor por ti para hacerme actuar de la manera en que quieres, ¿es eso? Porque no me puedo explicar que quiero tan jodidamente mal aceptar tus excusas para algo que no las tiene en realidad. Me siento tan perdido.
— Investigué lo suficiente sobre Seokjin, tenía su muerte en mente desde hace un buen rato. Iba a ser algo más elaborado, pero tuve que adelantarme. Era Seokjin o yo, Jungkook. — Jimin lo miró con los ojos llenos de un brillo intenso —. Él también quería acabar conmigo, ¿querías que simplemente lo dejara? ¿te hubiese gustado que yo estuviese muerto en lugar de él? no me digas que te hubiese gustado que fuera yo, porque te conozco bien. Tú aunque sea me aprecias un poco y por eso eres el único humano además de Jisoo que vale la pena para mí. ¿Realmente importa a quién haya matado, Jungkook? Porque yo no lo creo. Yo creo que lo único que importa aquí es que yo te quiero, te quiero de verdad. Y a ti siempre te daré lo mejor de mí.
Jungkook lo miró afligido, no sintiéndose como sí mismo. Ya no podía cargar con tanto.
— No tengo nada más, sólo tú. — susurró débilmente Jungkook —. Por supuesto que te aprecio, demasiado. Es como si fueses la única persona hecha para estar en mi vida. Pero no quiero que lastimes a otros, no me sirve sólo con que cuides de mi vida, sino que no deberías tomar la de los demás.
— Era necesario, por eso lo hice. Pero ya no lo haré más.
— No me mientas, Jimin. Dime la verdad. — Jungkook lo miró con tanto cansancio que a Jimin se le apretó el corazón —¿Qué tan seguro estás de ya no lastimar a nadie?
— Lo único que puedo asegurar es que lo voy a intentar. Lo haré por ti. — sonriendo un poco, Jimin lo tomó de las manos con delicadeza —. Y sobre lo que dijiste antes... No, no te estoy usando. Puedes ir en este mismo momento a contarlo todo, no te pienso detener. Yo no te obligaré a quedarte conmigo.
Jungkook miró sus manos temblorosas ser refugiadas por las de Jimin.
— ¿No pensarías en detenerme? — Jungkook le preguntó, todavía inseguro —. Pero eso significaría tu final, Jimin... Tu secreto no es cualquier secreto.
— De todos modos no te detendría, porque es tu decisión si guardar mi secreto o no. — Jimin contestó pacientemente —. No te voy a mentir, tal vez corra lejos de aquí en el momento que decidas delatarme, pero claro, antes me despediría de ti. Y luego te extrañaría y me dolería todos los días que no hayas decidido quedarte a mi lado, porque hasta el día de hoy habría vivido en la mentira de que eras la otra mitad de este cisne negro.
A Jungkook se le hizo un nudo en la garganta.
— No pienso exponerte a ningún peligro, Jimin. — Jungkook le dijo, sincero —. Desde que te conocí sólo me he interesado por tu bienestar y siempre será así, tú lo sabes.
Jimin se sintió victorioso. No perdería a Jungkook.
— Entonces no me equivoqué. — Jimin sonrió un poco —. Eres mi otra mitad.
Jungkook asintió, de todos modos dispuesto a confirmarlo con sus propias palabras, pero pudo ver cómo el teléfono de Jimin estaba brillando en sus bolsillos.
— Tu teléfono. — avisó —. Te están llamando.
Jimin alzó ambas cejas, ligeramente sorprendido, llevando una mano a sus bolsillos para tomar su móvil y dejando la otra sobre las de Jungkook.
Jungkook se perdió en sus pensamientos mientras lo dejaba contestar a su llamada, miles de voces en su cabeza pidiéndole seguir un camino diferente. Pero su corazón sólo tenía la fuerza para seguir a Jimin.
— Era Jisoo. — le contó Jimin unos segundos después, guardándose el móvil nuevamente —. Quiere verme en el área de la piscina, así que tendré que irme.
Jungkook tragó saliva con fuerza, pues no quería estar solo. Simplemente quería abrazar a Jimin hasta ya no poder.
— Está bien... — murmuró, sin ganas de dejarlo ir —. No olvides preguntarle si realmente todo está bien con ella.
— Es lo primero que le diré, lo sabes perfectamente. — se carcajeó Jimin —¿Me estoy viendo como un padre preocupado? Tal vez desarrolle ese instinto con ella después de que el mío nunca se preocupara por mí... Ah, es broma. No sé nada de ese tipo de cosas.
Jungkook hizo un débil intento de sonrisa.
— Yo sólo quiero saber... — comenzó Jungkook, dándole un fuerte apretón a las manos de Jimin como si realmente estuviera decidido a detenerlo de irse —. De tanta gente en este mundo, ¿por qué sólo nos quieres a ella y a mí?
Jimin se encogió de hombros. Por un momento no supo cómo explicarlo.
— Pienso que los vínculos entre los humanos sólo nos sirven para complicarnos más la vida, absolutamente todos son tontos. Tanto las amistades como las relaciones amorosas. — admitió Jimin sin más —. Pero ustedes son la manera más bonita de arruinar mi vida, mis días y mis planes.
(...)
Jimin sintió cómo tiraban de su brazo enseguida que ingresó al área de la piscina.
Sus instintos lo hicieron alarmarse instantáneamente, pero enseguida que sus ojos encontraron a Jisoo vistiendo un traje de baño naranja y un gran sombrero para taparse del sol, se fue relajando poco a poco y se dejó guiar de Jisoo hacia un lugar apartado de la gente.
De todos modos, cuando Jisoo se levantó un poco el sombrero para mirarlo con los ojos llenos de lágrimas y un amargo dolor, a Jimin se le formó un mal sabor en la boca y toda la tensión volvió a él.
— ¿Qué pasa, Jisoo? — preguntó en un susurro.
— Nada. — le respondió ella con voz apagada —. Sólo que Kim Jennie no era tan buena.
Jimin sintió su pecho agitarse enseguida, pidiendo respuestas con la mirada.
— Jimin. — suspiró de manera temblorosa Jisoo —. Ella lo sabe todo, todo lo que me estuvo pasando. Le conté todo porque pensé que podía confiar en ella.
— No, mierda. No. — Jimin negó con la cabeza —. No.
— Tendré que darle mi puesto en el lago de los cisnes, no quiero ella hable de esto con nadie más. — limpió sus lágrimas agresivamente, temblando —. Me amenazó con contarlo a todos si no me hago a un lado. Vine a la gira porque intentaba demostrarle que no le tenía miedo, pero lo cierto es que ayer me la crucé a solas y tuve tanto miedo como hace demasiado tiempo no lo tenía. No lo podré resistir más, porque en realidad no soy tan fuerte y ella sólo me dio hasta mañana.
— ¡No! No vale la pena, Jisoo... No puedes dejarla ganar así...
— ¡Mierda, Jimin! ¿Tienes idea de lo que significa que ella exponga la cosa que más me duele, me avergüenza y me atormenta, cuando ni siquiera yo tengo la valentía de volver a pronunciar el nombre de él? No lo voy a poder soportar.
— Pero Jisoo, tu sueño es ese papel...
— No, mi verdadero sueño es que me deje de doler. — la chica cerró sus ojos por un momento —. Siento que si alguien más lo sabe, entonces todo se volverá más real. Y ya tengo suficiente con todo el odio que siento, hacia mí misma y hacia él, todos los días. Ya tengo suficiente, en serio. Con las pesadillas, lo mucho que me arde todo el resentimiento y dolor. Ya tengo suficiente con que se suponga que soy una sobreviviente cuando la única que siente que perdió algo soy yo. Ya es suficiente con eso como para tener que lidiar con Kim Jennie. Todo esto me ahoga, así que mañana volveré a Boston sin que nadie lo note. Pero no te preocupes, me quedaré entre el público unos momentos para verte brillar.
Jimin no podía creer que todo terminara ahí para Jisoo.
— Te entiendo, Jisoo. Completamente lo hago, sabes que sí. — Jimin suspiró pesadamente —. Lamento la manera en la que reaccioné, es sólo que todo esto es muy injusto.
Jisoo le sonrió con amargura.
Así que Jimin la abrazó, cortamente, teniendo cuidado de no hacer mucha presión.
— Jisoo, lo siento mucho. — le habló en cuanto se separó de ella —. Nunca puedo hacer nada para salvarte. Y desearía poder.
— ¿Qué podemos hacer, Jimin? Ella se va a salir con la suya. El papel será suyo y tal vez eso es lo mejor.
Pero Jimin no quería que las cosas se quedaran así.
(...)
Jungkook no había mentido, era capaz de lo que sea por el bien de Jimin, porque realmente creía estar enamorándose de él. Jimin lo tenía mal, muy mal. Su mente y su corazón estaban inundados de sus ojos, su risa, y el calor de tenerlo cerca. No podía terminar de describir lo que sentía, pero le quería tanto que resultaba doloroso.
No podía soportar lo angustiado que parecía estar Jimin luego de su conversación con Jisoo, actuando realmente extraño. Demasiado pensativo y callado, con su ceño fruncido y sus facciones endurecidas delatando que se esforzaba por contenerse de algo o aunque sea relajarse un poco, pero no tenía éxito y Jungkook podía darse cuenta de que enterraba sus uñas en la palma de su mano con fuerza.
Estaban cenando en un restaurante cerca del hotel, los bailarines realmente entusiasmados con que la cuenta corriera por parte de la directora. Jimin apenas removía su ensalada con el tenedor. Todo su cuerpo gritaba agresividad.
La hora de la cena pasaba lentamente, Jungkook intentando llamar la atención de Jimin de alguna manera, pero este estaba tan perdido en sus pensamientos que parecía desconectado del mundo.
Jungkook miró a su alrededor, nadie en la mesa les estaba prestando su atención en ese momento. Ni siquiera la madre de Jungkook, que por muy sorprendente que pareciera, estaba pasándola bien en una conversación con uno de los bailarines y no parecía tener cabeza para otra cosa que eso.
Pensaba en tomar de la mano a Jimin y retirarlo de la mesa, para que así pudieran a hablar a solas. Pero no sabía si eso sería lo más indicado, porque definitivamente de prudente no tenía nada.
Sin embargo, no tuvo que seguir dándole más vueltas a las cosas, porque Jimin fue quién se puso de píe, todavía lejano y distraído, murmurando en vano que se retiraría al baño, porque su voz salió tan baja que nadie escuchó. Tan sólo Jungkook lo hizo.
Y Jungkook no perdió el tiempo en ir tras él, apresurado. Quería entender lo que le estaba pasando.
— Jimin, hey... — Jungkook lo detuvo del brazo antes de que este pudiera ingresar al baño para hombres, haciendo que el inesperado contacto lo asustara por un momento, lo que hizo que Jungkook lo soltara enseguida y lo mirara arrepentido —. Lo siento.
Jimin negó con su cabeza, suavemente, indicándole a Jungkook en voz baja que lo siguiera al interior de los baños.
Jungkook así lo hizo, porque de todos modos no tenía planeado dejarlo solo en esos momentos.
— ¿Está pasando algo? — Jungkook quiso saber en cuanto se adentraron en el lugar, observando con preocupación cómo Jimin iba a lavarse la cara —. No te ves muy bien.
— Es porque no lo estoy. — apoyó sus manos en el lavamanos, permaneciendo cabizbajo —. Me están consumiendo las ganas...
— ¿De qué?
— No, no tiene importancia. — murmuró —. En serio no tiene importancia.
Jungkook no sabía si acercarse o darle su espacio.
— Jimin, si hay algo que quieras decirme, puedes hacerlo. Si necesitas alguien con quién hablar, aquí estoy... — le habló con una voz suave —. No me dejes afuera de tus cosas, por favor. Sabes que me preocupo por ti.
Jimin sonrió un poco, casi sin ganas.
— Jungkook, es mejor que no estés involucrado. — giró la cabeza hacia Jeon, suspirando cuando encontró los ojos contrarios con los suyos —. No quiero traerte más problemas, en serio creo que ya te he dado suficientes dolores de cabeza.
— No es así, Mimi. — le aseguró Jungkook —. Ven conmigo y dime en qué puedo ayudar.
Jimin no se pudo resistir a la pequeña sonrisa que le regaló Jungkook.
Y terminó corriendo hasta el mayor para abrazarlo, haciendo que este soltara una gran carcajada al tambalearse un poco cuando Jimin se colgó a su cuello.
Las pequeñas risas de ambos hicieron eco por todo el lugar cuando Jimin pidió perdón por casi tumbarlo.
— ¿Tienes idea de lo raro que es sentirme en paz sólo cuando estás cerca de mí? — preguntó Jimin en un susurro, mirando dentro de los ojos de Jungkook con una expresión difícil de descifrar, como si ni siquiera él mismo se entendiera —. Mi padre solía decirme que siempre supo que yo sería un monstruo, desde que era un niño de gordas mejillas que él no dejaba de golpear debido a sus inusuales comportamientos. No recuerdo mucho de mi infancia, pero a veces los recuerdos llegan en pequeños pedazos y no me gusta lo que veo. Creo que es normal que no me he permitido a mí mismo recordar. Recuerdo tan sólo haberme enamorado del ballet. Recuerdo que todo está más claro desde mis quince años. Pero no necesito recordar mucho para estar seguro de que nunca antes quise a nadie, pero ahora te quiero a ti y quiero a Jisoo. Y por eso haría mil cosas, sin importar cuáles fueran, para que no me abandonen, justo como el amor de mis padres que sólo... Sólo se fue al ver que el niño de lindas mejillas tal vez no era tan bonito como parecía.
— Pero no tienes que hacer nada para que nos quedemos contigo... — Jungkook le besó la frente, diciéndole dulcemente: —Porque nosotros también te queremos a ti y por eso estamos contigo.
— Pero hay algo que debo hacer por Jisoo. — le contó Jimin —. Porque ella está siendo amenazada por Kim Jennie y planea dejar su papel para volver a Boston.
— ¿Kim Jennie?
— Sí, Kim Jennie. Tiene información que es delicada para Jisoo. — explicó —. Información que piensa dar a todos si Jisoo no le cede el rol principal.
A Jungkook realmente le agradaba Jisoo, no quería que le ocurrieran ese tipo de cosas a la mejor amiga de la persona de quién estaba enamorándose. Estaba dispuesto a hacer algo por ella, pues sabía muy bien que merecía el papel y claramente también merecía conservar la privacidad de sus cosas personales.
— Puedo hablar con mi ma-... Con la directora, sobre el comportamiento de Kim Jennie, para que sea enviada a Boston. De esa manera Jisoo no tendrá problemas. — le dijo Jungkook —. Hay maneras de solucionarlo, Mimi.
— He hablado con la directora, pero me ha pedido muchas explicaciones sobre el secreto de Jisoo, y lo siento, no pienso revelar nuevamente algo que ella no quiera... — Jimin suspiró pesadamente —. La directora me odia, tampoco es como si hubiera querido escucharme del todo.
— Tampoco le agrado. — Jungkook rió con cierta ironía —. ¿Tienes algo más en mente?
— La verdad... No, no tengo nada. Lo he pensado toda la noche y ahora estoy desesperado. — se quejó, angustiado.
— Mañana veremos qué podemos hacer acerca de Kim Jennie. — acariciando los cabellos de Jimin, Jungkook intentó tranquilizarle un poco —. Tú hoy debes descansar bien para mañana ser el mejor cisne negro de la historia, ¿de acuerdo? Prometo que no dejaré que Jisoo se vaya ni que pierda su papel, o al menos voy a intentarlo, porque al final ella debe hacer lo que sea más cómodo para ella. Aún así intentaremos que Jennie no salga libre de lo que está haciendo, ¿muy bien? No te preocupes tanto, no me gusta verte mal.
Jimin se deshizo en los brazos de Jungkook cuando este lo abrazó contra su pecho.
Sin embargo, en su mente se reproducía un recuerdo borroso una y otra vez, el cual no lo dejaba entregarse al abrazo del todo.
Pequeño Jimin es encontrado por su padre, junto al cuerpo muerto de su tío, tendido en medio de las escaleras, con su garganta abierta, y Jimin sosteniendo un cuchillo de cortar carne entre sus pequeñas y tiernas manos de infante.
— ¿Qué mierda has hecho, Jimin...? ¿Qué clase de demonio he traído a este mundo? — con sus ojos muy abiertos, el señor Park observaba la sangrienta escena.
— Papá, tío sólo se tropezó. — le contestó Jimin, inexpresivo, pero sin molestarse en esconder el cuchillo manchado de rojo.
— Jimin... — sin poder creerlo, su padre se acercó en grandes pasos y le arrebató el cuchillo de las manos —¡¿Entonces cómo explicas esto que tenías en la puta mano?! ¡Dime ahora mismo! ¿Por qué harías algo así?
— Porque estaba lastimando a mi tía. — Jimin respondió con simpleza —. Siempre cuando vienen de visita y pasan la noche aquí, él lo hace aunque ella le diga que no. Yo los he visto y mi tío lo sabe. Dice que soy un niño sucio por mirar. Él está sucio ahora, realmente sucio. Literalmente.
— Ya te había dicho que ellos sólo jugaban. — tragó saliva con fuerza, sin saber si estaba más sorprendido por lo que Jimin había hecho, o por lo que acababa de contarle, ya que no tenía idea de la cantidad de veces que Jimin había presenciado aquellos momentos inapropiados.
— Pero... — Jimin frunció el ceño, analizando la respuesta de su padre —. Para mí no se sintió como uno, porque los juegos no duelen tanto, ¿verdad?
— ¿Qué estás diciendo, Jimin?
— Nada, papá. No llores. — Jimin sonrió un poco cuando vio a su padre soltar lágrimas silenciosas —. A ti nunca te haría daño, pero a él tenía que detenerlo. Sé que mamá y tú están asustados de mí, pero no se preocupen. Todo estará bien si guardan silencio.
El señor Park ahogó un sollozo.
— ¿Qué vamos a cenar hoy? — preguntó Jimin.
Porque él siempre había visto una respuesta diferente ante los problemas, algo que jamás había podido evitar.
Primer día de la gira.
Al bailar para una academia que te ofrece oportunidades para superarte, es de enorme importancia recordar una de las reglas dentro del ballet.
Trazar metas constantemente es una de esas reglas. El querer crecer, la ambición, y la determinación, son cualidades extraordinarias en un bailarín.
Pero hay otras reglas que aunque puedan ser subestimadas por ciertos bailarines siguen contando con la misma importancia.
No debes pelear por un puesto. No debes pelear por un papel.
Gánalo.
Porque pelear te puede llevar lejos con rapidez, pero con esa misma rapidez te puede hacer caer.
— No puedo creer que Jimin te lo contara todo... — Jisoo mantenía el ceño fruncido, recorriendo los pasillos del teatro junto a Jungkook, que la había detenido antes de que pudiera escabullirse con su bolso lleno de ropa.
— Entiendo que no es cómodo para ti, de verdad lo siento mucho. En serio lo siento. Pero no me parece justo que no detengamos a Jennie. — Jungkook le contestó, mirándole arrepentido —. Lo siento, en serio. Voy a guardar tu secreto. Lo juro.
Jisoo detuvo sus pasos, bruscamente, suspirando de manera pesada.
— ¿Dónde está Jimin? Quiero hablar con él. — exigió.
— Creo que está en vestuario... Vamos a ir por él ahora mismo. — respondió Jungkook, con su voz haciéndose muy pequeña —... Tal vez si hablas con la directora por ti misma, entonces ella entienda por qué tiene que hacer algo al respecto. No tienes que pasar por esto sola, Jisoo.
— Pero yo-
Jisoo intentó quejarse al respecto, pero su voz murió en cuanto escuchó escandalizados gritos que provenían desde los vestuarios de chicas. Llegaron a sus oídos de manera terrorífica y Jisoo se alarmó enseguida.
— Creo que algo está pasando, Jungkook. Algo anda mal. — miró a Jungkook, nerviosa, viendo cómo el chico le devolvía la mirada de la misma manera.
Para ambos fue imposible reaccionar por unos minutos.
Hasta que Jisoo fue la primera en echarse a correr, y finalmente Jungkook parpadeó, rápidamente, yendo tras la chica a pesar de que no quería entrar a los vestidores de tal manera.
— ¿P-Pero qué vamos a hacer nosotros? — Jungkook le cuestionó, sintiendo cómo la desesperación crecía en su pecho.
Pero Jisoo ya estaba tirando de su brazo para que entraran juntos al lugar.
Y Jungkook habría querido estar en cualquier otro lugar horrible del mundo que presenciar lo sucedido en el camerino de las chicas.
Lo que había sido llevado acabo ahí.
Lo que Jimin había hecho.
Porque tan pronto cómo pusieron un píe ahí dentro, nada era lo suficiente como para esconder de sus ojos lo que estaban viendo.
Porque Kim Jennie yacía muerta en el suelo con múltiples apuñaladas en su cuello, descansando en su propio charco de sangre.
Y junto a ella dos bailarinas más en la misma situación.
Mientras que Jimin estaba de píe junto a los cuerpos, observándolos desde arriba. Su rostro no expresaba ninguna expresión. Era casi como si no tuviera importancia para él.
Y sus ropas estaban manchadas de algo que definitivamente no se trataba de vino rojo.
Jimin pudo sentir la agitada respiración de su mejor amiga antes de que alguno de los dos sorprendidos intrusos tuvieran la oportunidad de pensar en decir algo.
Jungkook podía sentir cómo algo se desgarraba en su interior tan intensamente como la primera vez que había visto a Jimin en una situación así. Ya no podía decir que se sorprendía, pero la verdad era que no por eso dejaba de doler.
Jisoo creía que se había quedado atrapada en un sueño que se sentía muy real.
El rostro relajado de Jimin cambió completamente cuando cruzó miradas con Jisoo y Jungkook, viendo la decepción en los de su coreógrafo y el amargo terror en los de ella.
— Esto no es lo que creen... — intentó decir inútilmente.
Jisoo tomó la mano de Jungkook por instinto, fuertemente. Sólo quería salir corriendo de ahí.
Miraba a Jimin como si su mejor amigo ahora fuera la encarnación de su peor pesadilla, con los ojos húmedos y muy abiertos.
— Jungkook... — Jimin se enfocó en el hombre, pidiéndole ayuda con la mirada al darse cuenta de que Jisoo sólo temblaba sin control alguno —. Dile que las cosas no son cómo ella piensa, por favor.
Pero Jungkook estaba casi sin palabras.
— Pero, Jimin... — su voz salió torpemente —. ¿Por qué lo hiciste de nuevo? Me hiciste una promesa, no es justo.
— Eso lo hablaremos después. Jisoo nos acaba de descubrir, ¿no te das cuenta? — Jimin alzó un poco la voz, él mismo temblando ahora.
Entonces Jungkook también se aferró a la mano de Jisoo.
— ¿Nos? — le cuestionó lleno de angustia —. Yo no he hecho nada.
Jimin ignoró olímpicamente esas palabras, llevando de regreso sus ojos a Jisoo.
— Entonces... — Jisoo comenzó con su voz hecha un hilo —. Cuando llegaste aquí ya estaban así, ¿cierto? También viniste a intentar ayudar. Como nosotros.
Jimin ni siquiera notó que había empezado a llorar hasta que sintió cómo sus pesadas lágrimas se deslizaban hasta su mentón.
— Es que yo... Estaba tan enojado con Jennie... — confesó, sollozando débilmente —. Vine tan sólo a hablar con ella, eso lo puedo jurar. No planeaba que esto terminara así. Sólo quería hacerla entrar en razón, ¿sabes? Que ella dejara esta mierda. Pero entonces ella dijo todas esas cosas sobre ti, sobre lo fácil que había sido engañarte para obtener tu papel, y yo no tuve tiempo para razonar. Perdí mi capacidad de pensar correctamente y estuve en blanco, no hubo tiempo para nada más que toda mi rabia acumulada y...
— ¿Eso es todo? — Jisoo no quería creerlo, sus ojos ya también siendo nublados por lágrimas —. Estabas enojado con ella y la mataste. ¿Eso tiene sentido para ti, Jimin? Porque para mí no hace nada de sentido.
Jimin negó con la cabeza repetidas veces, siendo rápido al avanzar al encuentro de ambos.
Jisoo no retrocedió, pero lo miró con un gesto de total advertencia que fue suficiente para paralizar a Jimin por completo.
— Hace un poco de sentido para mí cuando lo hice por ti. — Jimin se justificó a sí mismo —. Porque los amigos deben protegerse.
Horrorizada, Jisoo apartó la mirada. Y también apartó su mano de la de Jungkook, para así abrazarse a sí misma e intentar calmar sus escalofríos.
— Yo no te pedí que hicieras nada de eso. — la voz de Jisoo bajó, llenándose de rabia —. Y al final terminas siendo igual al resto, ¿lo sabes? Gente mala. Hombres malos. Hombres en los que no puedo confiar. Y sinceramente, ¿por qué creí que podía confiar en ti? ¿por qué puse una gota de esperanza en el primer hombre que me hizo sentir cómoda con su presencia? No tienes idea de lo estúpida que me siento. Pero de todos modos esto no es mi culpa, porque es tu culpa. Porque eres muy bueno actuando, ¿lo sabes? De verdad te lo creí todo. Que eras cálido e incomprendido. Que me apoyabas de verdad. Yo creí que eras bueno, que eras sincero. Y ahora estoy tan asustada de ti cómo lo he estado de todos los demás. No sé si creíste que te convertías en un tipo de salvador al acabar con la vida de la chica que me estaba chantajeando, pero lo que menos sé es si sabes que estás igual de mal que ella.
Y Jimin estaba seguro de que ni siquiera había odiado tanto las palabras de su padre cómo odiaba aquellas.
— ¡Pero yo no soy un hombre! — Jimin estalló, empezando a llorar esta vez en voz alta, buscando insistentemente la mirada de Jisoo —. Por favor, somos amigos. Tú y yo nos queremos. Tú me quieres. Se supone que lo haces.
— Yo te quiero. — Jisoo confesó —. Pero todos van a saber lo que acabas de hacer, porque por más que te quiera no pienso apoyarte en esto.
Lo dicho por su amiga lo puso alerta enseguida.
Así que no perdió el tiempo para correr como un tonto niño llorón a los brazos de Jungkook, colgándose a su cuello para sollozar fuertemente. Y Jungkook estaba tan afectado que ni siquiera tuvo las fuerzas de responder a ese abrazo.
— Por favor, Jungkook... — respirando fuertemente, Jimin lo apretaba con fuerza —. No me digas que tú también me vas a dejar.
Jisoo los miró desde donde estaba, limpiando sus lágrimas bruscamente.
— Jimin... — Jungkook finalmente susurró encima del oído de Jimin, disimuladamente, reaccionando al ver cómo Jisoo sacaba su móvil de sus bolsillos, dispuesta a realizar una llamada —. Tenemos que salir de aquí ahora mismo o no podremos llegar muy lejos.
Jimin rompió el abrazo con una gran sorpresa pintando su rostro.
— ¿Lo dices en serio? — susurró de regreso, mirando dentro de sus ojos para ver si habían dudas en aquella mirada que tanto le gustaba.
— Lo digo muy en serio. — confirmó, al final de sus palabras tirando del brazo de Jimin para llevarlo consigo en dirección a la salida.
Jimin se tropezó con sus propios píes al no estar preparado para reaccionar a la brusca acción de Jungkook.
Afortunadamente Jungkook fue rápido para ayudarlo a ponerse de píe.
Entonces Jimin lo tomó de la mano, fuertemente, para así asegurarse de poder correr a la par de él en esta ocasión.
La desesperación aumentaba en ambos mientras dejaban atrás pasillo tras pasillo de aquel gran teatro, en una apresurada búsqueda de la salida.
— ¿P-Por qué me ayudas? — Jimin no pudo retener la pregunta.
Tan pronto estuvieron a las afueras del teatro, Jungkook alzó su mano libre hacia el primer taxi que se cruzó en su vista.
— Porque te amo. — Jungkook respondió con simpleza, acariciando con sus dedos los de Jimin, intentando tranquilizarlo de aquella manera —. No te puedo perder tan fácilmente... No puedo. Me asusta perderte.
Jimin sintió que se le iba el aire.
Se quedó completamente en blanco, no tenía palabras.
Jungkook intentó tirar de él hacia el taxi, pero Jimin se negó a dar un paso más.
— Jungkook... — lo llamó con la voz débil y sus ojos muy abiertos.
— ¿Jimin?
— Nuestros teléfonos. — le dijo, tragando saliva duramente a la vez que sacaba de sus bolsillos su móvil y lo dejaba caer al suelo sin más —. No vamos a llevarlos con nosotros.
Quería decir que sentía lo mismo que Jungkook sentía, pero no tenía el valor.
Y aunque estuviera malditamente obsesionado por Jungkook, no estaba seguro de cómo se amaba.
Sólo sabía que lo quería a su lado siempre.
— Claro. — Jungkook sonrió levemente.
— Voy a subir. — Jimin se apresuró a decir, adelantándose para intentar calmar a su terriblemente agitado pecho.
Ni siquiera quería ver a su mayor a los ojos.
Suspiró, pesadamente, apoyando la cabeza en la ventana del taxi, cerrando sus ojos por un momento.
Los abrió de golpe al sentir cómo Jungkook cerraba fuertemente la puerta al también entrar, indicando enseguida una dirección al taxista.
Una parte suya estaba muy nerviosa.
Y la otra sentía un inmenso alivio de realmente tener a Jungkook. De que Jungkook lo amara.
(...)
— Hey, Jungkook. No sé si deberíamos estar aquí. — Jimin lo miró afligido en cuanto lo tuvo en su campo de visión nuevamente.
Ya había llegado la noche. La cara de Jimin encabezaba las noticias para esas horas.
Jungkook le había dejado escondido entre los arbustos del patio de una casa que aún no pertenecía a nadie, pues tenía un gran cartel que anunciaba que estaba en venta y el lugar se encontraba completamente vacío. No había nadie a excepción de sus dos intrusos.
Jungkook no dio muchas explicaciones, sólo aseguró que se iría en busca de algo importante.
Jimin estuvo muriéndose de la preocupación a causa de todo el tiempo que Jungkook se demoró. Tenía miedo de que algo le ocurriera.
Pero él volvió.
Eso lo hacía sentir seguro de alguna manera.
Seguro a él y a su secreto.
— Nuestro bus sale mañana por la noche. — explica Jungkook, alzando los boletos ante sus ojos para que pueda echar un ojo —. No nos conviene irnos ahora.
— Pero estoy muy nervioso. — admitió Jimin, tragando saliva con fuerza —. Jungkook, lo siento tanto. He arruinado todo.
Jungkook suspiró, tumbándose en el césped a su lado.
Luego se acostó sobre su espalda y se quedó mirando hacia el cielo, la luz de la luna y las estrellas resaltando lo hermoso de sus rasgos. Parecía un príncipe bajo la luz nocturna, eso dejaba a Jimin encantado. Su corazón daba vueltas sin parar. Era como volverse completamente loco.
Jimin no lo podía terminar de entender, así que odiaba y amaba ese sentimiento al mismo tiempo.
Pero para una persona como él, Jungkook era un sueño hecho realidad.
Alguien en quién realmente confiar.
Una pareja que sería su confidente en todo momento.
Un cómplice.
Su otra mitad.
Lo admira mientras él está observando las estrellas, Jimin tiene un montón de sentimientos encontrados. Realmente no quiere perder a Jungkook.
Él podría ser un monstruo justo como le habían dicho toda su vida, pero si restaba aunque sea un pedazo de su corazón... Estaba seguro de querer dárselo a Jungkook.
Estaba atrapado en el momento.
Así que sonrió levemente a pesar de todas las preocupaciones.
— Solía pensar que eras alguien bastante retorcido. — admitió Jimin de la nada, sin poder borrar su pequeña sonrisa —. Me refiero a que... Me observabas todas las noches desde tu ventana mientras bailaba casi sin ropas encima. Bastante turbio, eh.
Jungkook asintió, riendo un poco.
— Lo dice el que mató a tres chicas hoy. — intentó bromear.
— ¿Quién eres y qué hiciste con mi Jungkook? Ya hasta siento que la siguiente vez me ayudarás a quitar unas cuantas cabezas. — Jimin se carcajeó, sonrojándose inevitablemente —. ¡Es broma! No habrá siguiente vez, cariño.
— Lo dudo mucho, cariño. — con su sonrisa ahora un poco más débil, Jungkook estiró su mano para tomar la de Jimin, llevando sus ojos hacia el menor de manera significativa —. Te amo, ¿okey? Pero no habrá siguiente vez. No tienes que lastimar a las personas, Jimin. Sé que eres un buen chico, así que no dejes que la vida tome la mejor parte de ti.
— No puedo sólo apagarlo, Jungkook. No funciona así. No puedo sanarlo. — Jimin se encogió de hombros, acariciando con sus dedos los de Jungkook —. Tal vez hubiese sido una situación tratable si a tiempo mis padres decidían hacer algo al respecto, pero ya está hecho. Aquí estoy. Esta es mi vida, si he llegado hasta aquí es por algo. Y creo saber qué es ese algo.
— ¿Qué crees que es ese algo?
— Que nos encontremos el uno al otro, Jungkook. Tú y yo al mismo tiempo de que no nos parecemos en nada también tenemos más en común de lo que creemos. Somos muy distintos y tan iguales. — Jimin expresó lo que pensaba, apretando la mano de Jungkook con fuerza —. Creo que nos podemos hacer más bien que mal... Si tan sólo me quisieras a pesar de saber que claro que puedo llegar a ser una pesadilla, pero nunca la tuya. Porque a ti te defendería con mi vida.
— Yo te quiero totalmente, Jimin. Pero no puedo estar feliz sabiendo todo lo que sé.
Tras esas duras palabras de escuchar, Jungkook deslizó su mano lejos de la de Jimin y regresó su mirada a las estrellas.
Jimin decidió también acostarse y perder sus ojos en el inmenso cielo, conteniendo sus suspiros llenos de una tristeza que ni siquiera pudo reconocer.
— ¿Quién quiere a un cisne negro? — susurró Jimin —. Nadie realmente. Definitivamente no el príncipe, eso es seguro. Pero tú eres capaz de darle un final feliz a un cisne negro.
— Jimin...
Jungkook quedó paralizado en cuanto sintió a Jimin acostarse más cerca de su cuerpo, apoyando el rostro en su pecho suavemente.
— En tanto tiempo sólo me he sentido apreciado por ti. Que hasta ser un cisne negro tiene sentido gracias a ti, joder. — Jimin sonrió un poco aunque Jungkook no le viera desde esa posición —. Maté a esas tres chicas en el teatro, perdí el control... Pero no estoy dispuesto a perderte. No puedo perderte cuando eres todo lo que quiero. Lo que haya hecho no significa que no soy bueno para ti, porque realmente te quiero.
Jungkook cerró sus ojos, demasiado confundido y alterado. No sabía con exactitud lo que estaba sintiendo.
— Ya me dijiste que fuiste por Jennie porque estaba molestando a Jisoo. — Jungkook susurró casi sin querer ser escuchado —. Pero las otras chicas, Jimin...
— Estaban ahí cuando perdí el control así que mi instinto fue no dejar testigos, pero luego de terminar con ellas, me di cuenta de que no importaba lo que hiciera todos se enterarían. Me sentía realmente perdido y desesperado.
Jungkook lo abrazó torpemente, no queriendo escuchar más.
— ¿Por qué tienes que ser tú? — se lamentó Jungkook en voz baja, apretando el cuerpo de Jimin contra su pecho fuertemente —¿Por qué?
— ¿Qué cosa? — Jimin lo abrazó de regreso, odiando escucharlo tan mal.
— La persona que quiero a mi lado con tantas fuerzas. — finalmente le dijo, estrujando su corazón por completo.
— Oh, Jungkook. Lo siento tanto.
— Yo lo siento, Jimin.
Y en cuanto Jungkook suelta esas palabras, patrullas de policía están rodeando la casa de un momento a otro. Las luces parpadeantes y todo el ruido confunden a Jimin por unos segundos.
Cuando entiende lo que sucede, salta lejos de Jungkook, mirándolo en pánico total.
Y apenas nota la luz que sobresale del bolsillo de Jungkook.
— ¡No has tirado tu teléfono! — grita Jimin, acusando a Jungkook con su voz y su mirada —. Jungkook, no, no... Dime que no es cierto. Te di la oportunidad de ser sincero y decirme si me apoyarías o no, ¿por qué me haces esto?
La mirada de Jungkook está llena de dolor.
— Hago esto porque es lo mejor para ti. Eres peligroso para los demás y para ti mismo, así que sólo quiero que recibas ayuda. De verdad quiero que estemos juntos y seamos felices, quiero darte todo mi amor. Pero quiero hacerlo de una manera correcta. Y para eso tienes que enfrentar las consecuencias de tus acciones y cambiar tu vida. Porque heriste a gente, Jimin. Esto no es un juego. — Jungkook se apresuró a hablar cuando vio a Jimin ponerse de píe, alejándose de él como si le enfermara el mínimo contacto que tuvieran —. No te voy a dejar solo en esto. ¿Dices que nadie quiere a un cisne negro? Bueno, yo sí te quiero a ti. No importa el lugar en el que termines, yo siempre iré a verte. Pero no puedo dejar que sigas cometiendo errores que algún día probablemente acumularían un final mucho peor para ti, porque yo sólo quiero lo que sea mejor para tu vida.
Jimin negó repetidas veces con su cabeza. Sus ojos se llenaron de lágrimas inmediatamente.
Miraba a Jungkook como si lo matara tan sólo verlo.
— ¿Sabes qué? Sí, definitivamente soy un monstruo. — Jimin sonrió con la tristeza más grande que Jungkook había visto jamás en una sonrisa, sus lágrimas cayendo pesadamente enseguida que forzó aquella sonrisa —. Pero yo nunca tendría la intención de romper tu corazón de esta manera, y tú acabas de romper el mío.
Jungkook estaba tan sumergido en Jimin que ni siquiera notó que tenían compañía hasta que un hombre uniformado sostuvo a Jimin por detrás, haciéndolo romper en llanto enseguida.
Entonces Jungkook sintió cómo era sostenido también.
— ¡Jimin! — gritó, fuertemente, llenándose de pánico en seguida que sintió que tiraban de él hacia el lado contrario del que se llevarían a Jimin.
Jungkook empezó a luchar por zafarse de los brazos del policía, retorciéndose violentamente.
Jimin empezó a hacer lo mismo, con la diferencia de que obtuvo éxito y corrió desesperadamente al encuentro de Jungkook.
Aunque en el camino un disparo fue lanzado directo a su pierna, Jimin llegó hasta Jungkook cómo pudo y se aferró a él con todas sus fuerzas, ayudando a Jungkook a luchar contra el uniformado que lo sostenía.
— Estoy arrepentido... Estoy arrepentido... — admitió Jungkook en un débil sollozo, apoyando su frente en la de Jimin.
— Me siento tan traicionado por la única persona que creí que jamás me traicionaría. — Jimin susurró.
— Tan sólo acaba conmigo si eso deseas. — Jungkook cerró sus ojos, sintiendo a Jimin cerca por unos últimos segundos —. Mátame.
Pero todo lo que sintió fue un suave beso de Jimin sobre sus labios antes de ya no sentir su cercanía ni su calor.
Cuando abrió sus ojos cuatro uniformados se llevaban a Jimin.
— ¡Yo nunca haría eso! — le gritó mientras era arrastrado lejos, sonriendo un poco —¡Nos volveremos a ver!
— ¡Jimin! — lo volvió a llamar con la necesidad de tenerlo a su lado nuevamente.
— Jungkook. — Jimin asintió en señal de despedida, sin borrar su sonrisa y con el rastro de lágrimas iluminando su rostro.
Un año después.
La vida no era lo que solía ser antes, cuando comenzaba a ser el coreógrafo de la academia de su madre y estaba enamorado del chico que veía a través de su ventana.
Porque la vida ya no era la gran cosa como para llegar a ser tan buena o tan mala, pues ahora simplemente vivía en un círculo de interminable monotonía.
Jungkook había salido librado de todo mal al ser considerado una víctima más de Jimin, quién ahora era conocido por todos en el país como El real cisne negro dentro del mundo de las zapatillas.
Jimin había terminado en una institución mental.
Jungkook había ido a visitarle unas cuantas veces, pero Jimin no era el mismo Jimin dentro de ahí. Se veía tan ausente y apenas lo miraba.
Jungkook no sabía qué habían hecho con él, pero el chico no decía ni una sola palabra ni hacia algún movimiento que sirviera de señal hacia Jungkook.
Tan sólo quería que Jimin siguiera a su lado.
Pero terminó sufriendo sin parar al ver que no podría recuperarlo.
Eventualmente dejó de ir a verlo, pues se dio cuenta de que no tenía caso.
Se enfocó en su propia vida. Buscó un nuevo trabajo en una nueva academia, realizó un viaje por su cuenta para relajarse y se reunió con Jisoo para leer en la biblioteca unas cuantas veces.
En su lugar de trabajo hizo nuevos amigos, de hecho conoció gente increíble con la que normalmente salía a cenar y festejar una que otra cosa.
También era coreógrafo de chicos extremadamente talentosos.
Y puede parecer que todo marchaba mejor que un año antes, pero dentro de su pecho se sentía cómo si faltara algo.
Avanzaba porque se suponía que debía hacerlo, pero eso no significaba que iba hacia algún lado realmente. Porque de sólo estar día a día en una academia, recordaba a Jimin y su delicadeza y elegancia al bailar. También recordaba la fuerza que poseía a pesar de toda esa elegancia.
Jimin daba vueltas en su cabeza, entonces él lo idealizaba una y otra vez. Y así empezaba a sentirse tan solo aún al estar rodeado de muchas personas.
Ya había sacado de su vida a su madre y el obstáculo que ella había sido desde siempre.
Pero ese algo que faltaba era Jimin.
Su mente seguía estando con él, tenía tantas ganas de sentirse igual de lleno cómo se sentía a su lado.
Porque la vida ya no era suficiente.
La vida era tan aburrida y solitaria.
Porque él era visto por todo el país cómo el héroe que entregó al villano, pero su corazón sufría por ese villano.
Esa noche se quedó tomándose unas cervezas en su pequeño e incómodo sofá de su departamento de soltero, mirando las noticias sin estar realmente interesado en ellas.
Mañana sería su día libre y planeaba dormir el día entero.
Estaba algo cansado de oír cada desgracia anunciada en las noticias, así que estaba a punto de cambiar hacia algún otro canal, pero la noticia que dieron a continuación lo dejó tan inmóvil que nunca terminó de alzar el control para finalizar lo que tenía en mente.
De último momento.
Varios pacientes de la institución mental más grande de New York han escapado, causando un gran caos en el proceso.
Entre los desaparecidos se encuentra Park Jimin, mejor conocido como el cisne negro.
Mejor todos pongamos seguro a todas nuestras ven-...
Jungkook apagó rápidamente la tele, con los ojos abiertos en una total expresión de horror.
Sintió escalofríos al mirar a sus alrededores y sentir que su apartamento era tan inseguro, solitario y frío.
Casi muere de un ataque al corazón cuando escucha sonar el teléfono de casa que cuelga a un lado de la entrada, peligrosamente, haciendo ese estruendo incómodo que posee el tono de una llamada.
Le duele el pecho y está hecho más temblores que persona cuando va a contestar.
El sentimiento de inseguridad se expande por todo su cuerpo en cuanto contesta y nadie habla, sólo se escucha una respiración del otro lado de la línea.
Porque de alguna manera lo supo enseguida.
— ¿Jimin? — lo llamó, estando tan seguro que era casi como si hubiese estado esperando ese momento.
— Jungkook. — entonces la voz de Jimin lo hace sentir que muere al instante, derritiendo y apuñalando su corazón al mismo tiempo —. Voy a ir por ti muy pronto, pero te advierto que no sé si te he extrañado más de lo que estoy enojado. Ni siquiera si quiero besarte o acabar contigo.
Entonces Jungkook se ríe, porque él no sabe si está más feliz de lo que está asustado.
ෆfinෆ
dedicado a: AZURCAT t amo nini, gracias por animarme a escribir el final que yo quería. 🥺
JSLJFJDKDJ YA SABEN, SIEMPRE RECUERDEN QUE ESTO NO ES AMOR.
byE. 💗💖💖🍰💖🍰💖🍰🐣🐣🐥
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