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11. consecuencias

no edité el cap.): si ven algún error de cualquier tipo, estaría muy feliz de que me avisaran. 🥺💗
















¿Qué tan fuerte puede ser una persona mentalmente? ¿Hay un límite para la fuerza emocional?

Jimin siempre se preocupaba por su resistencia física, como cualquier otro bailarín. Pero jamás había pensado antes poder colapsar de una manera que no fuera cayendo al suelo del dolor.

Aquel día, luego de ir a la academia y recibir la noticia del suicidio del doctor Jung y su victoria sobre la competencia en California, Jimin tomó un taxi en la salida del gran edificio en el que estudiaba, pero en lugar de dirigirse hacia su hogar, le dijo al taxista la dirección de la casa de su padre.

Su padre. Un hombre que nunca la tuvo fe en nada y mucho menos en el ballet, que era algo que a él no le gustaba mucho y si lo aceptaba en Taehyung era por razones estúpidas como que, a pesar de bailar ballet, Taehyung tenía una linda novia y no usaba prendas femeninas o mucho maquillaje como Jimin sí lo hacía normalmente. O tal vez esas sólo eran excusas y sólo no le hacía problemas a Taehyung por ser Taehyung, mientras que él sólo era Jimin y no representaba esa nueva vida más brillante que la nueva pareja de su padre y sus hijos representaban para él.

Jimin pensaba que obtener el papel del cisne negro y la oportunidad de ir a la competencia, era un gran avance después de tantos fracasos. Jimin pensaba que podría sentirse bien hablar de sus logros en toda su estúpida cara.

Pero cuando llegó al lugar y habló con el vigilante de la casa de su padre, este al segundo de oírlo pedir ver a su padre, le respondió diciendo que el señor Park no podía atenderlo en ese momento.

Siempre pasaba eso. Cada vez que Jimin iba a buscarlo, nunca podía recibirlo.

Jimin sabía que su padre simplemente no estaba interesado en verlo.

Por eso mismo a veces no lo buscaba por meses, una de esas veces casi un año.

Pero eventualmente volvía el impulso de volverlo a intentar.

No ganaba nada haciéndolo, lo sabía. Sólo estaba siendo un estúpido, pero no podía evitar fantasear con verlo a los ojos y demostrarle que le iba bien sin necesidad de una figura paterna. No podía evitar querer sonreír de manera burlona ante sus ojos, hacerle algún comentario venenoso sobre su envejecido aspecto y luego alardear de lo buena que era su vida.

¿Es que nunca iba a tener la oportunidad de hacerlo? Eso era una mierda frustrante.

En serio, señorito Jimin. De verdad no puede verlo ahora. Pero le dejaré sus saludos.

Eso le repitió el vigilante, como siempre.

Jimin tuvo que tomar otro taxi, esta vez sí volviendo a casa.

En todo el camino a la residencia, estuvo callado e inexpresivo. No sintió nada por todo ese largo tiempo, pues todo estuvo calmado en su interior. Fue como si absolutamente todo dentro suyo se hubiera apagado.

Minutos después, al encontrarse solo en su habitación, no se sintió solo únicamente de manera física, sino en todo el sentido de la palabra y la sensación de no tener a nadie de apoyo empezó a abrumarlo, sólo que no fue capaz de reconocer aquel sentimiento de soledad y cuando el dolor en su pecho atacó de golpe, no tuvo una idea de lo que le pasaba, por lo que se llenó de temor, pero tampoco pudo darse cuenta de que lo que le empezó a recorrer todo el cuerpo era un intenso pánico.

Empezó a sentir la garganta apretada y una poco placentera sensación en el estómago, así que con la idea de que le faltaba aire, desesperado fue a abrir su ventana para salir por ella directo a la azotea.

Tuvo que sentarse en el suelo, con los ojos muy abiertos y vidriosos.

Ni siquiera notó que sus manos, labios, y cuerpo entero, temblaban sin más.

Tampoco notó que Jungkook estaba asomado en su propia ventana, fumando tranquilamente hasta que lo vio salir y sonrió pensando en salir a verlo, pero se llenó de preocupación al notar cómo se tiraba al suelo y llevaba una temblorosa mano a su pecho.

Tampoco notó que Jungkook lo llamó, porque todo lo que sus oídos creían oír era un molesto ruido malditamente fuerte que parecía amenazar con dejarlo sordo, como la tétrica melodía de una película de terror.

Lo único que lo hizo ser consciente de su alrededor fue sentir a Jungkook tomarlo firmemente de los hombros, obligando a que lo mirara.

Jimin ni siquiera tuvo idea de cómo su vecino había llegado a su lado.

— Jimin, no me asustes. ¿Qué sucede? ¿Te pasó algo? ¿Te hicieron algo? — frunciendo el ceño, Jungkook alzó la voz, lleno de desesperación —. Jimin, ¿qué pasa?

Jimin lo miró fijamente, sintiendo las mejillas húmedas.

Jungkook veía cómo lágrimas caían una tras otra de los ojos del más bajito, sintiéndose morir al presenciar aquello.

Jimin pudo procesar cada pregunta, negando levemente ante todas ellas.

— ¿Entonces qué pasa? Por favor, dime.

La voz de Jungkook estaba llena de angustia.

— Me duele. — le respondió Jimin con voz débil, de una manera en la que Jungkook jamás pensó que lo llegaría a escuchar —. ¿Por qué me duele? No me gusta.

Entonces Jungkook se dio cuenta de que Jimin estaba señalando su pecho.

— Oh, Jimin... — susurró el mayor, tomando cariñosamente el rostro del chico entre sus manos —. Sé que duele. Quiero saber qué puedo hacer para ayudarte.

Jimin no pudo pensar en nada, sólo guardó silencio.

No sabía si algo podía hacerlo sentir mejor en ese momento.

— ¿Bailar? ¿Quieres bailar? A veces podemos bailar todas esas cosas que nunca vamos a poder decir en voz alta. — le sonrió Jungkook de manera triste, acariciando su rostro —. No sabes lo mal que me siento al verte así.

Entonces a Jimin le gustó la manera en la que el dedo de Jungkook se paseaba lentamente por su mejilla, y de la nada sólo quería apoyarse en aquel contacto, porque le agradó de una manera inexplicable.

— No, no quiero bailar ahora. — confesó Jimin —. Por primera vez.

Jungkook de sólo ver aquel destello de dolor en su mirada, que era imposible de esconder, lo entendió completamente.

Pero lo que más le preocupó era la manera en la que Jimin actuaba tan asustado ante la situación.

— Ven conmigo, ¿sí? Te voy a cuidar. — limpiando las lágrimas de Jimin con cuidado, Jungkook lo ayudó a poner de píe sin problema alguno.

Jimin se sentía demasiado liviano.

Jungkook se lo llevó de la mano.

Al estar frente a la ventana de su vecino, Jimin se adelantó a ir primero, pero todavía con cara de no procesar del todo la situación.

Cuando me estuvo en la habitación de Jungkook, se dio cuenta de que todo estaba a oscuras y la única luz que se asomaba débilmente, venía de la ventana.

No estaba en condiciones de quedarse pensando mucho en eso y analizando la habitación de Jungkook, pero pudo notar todas las fotos instantáneas y afiches de bandas de rock que adornaban sus paredes. Además la gran cama matrimonial, con sus mantas todas blancas, que estaba perfectamente acomodada, rodeada por un mosquitero en el centro de la habitación, que era mucho más espaciosa que la de Jimin.

Jimin sintió a Jungkook cerrar la ventana a sus espaldas.

Su corazón empezó a latir con violencia y volteó a ver al mayor, que ya para ese entonces había cerrado la ventana y girado a mirarlo, así que sus ojos se cruzaron abruptamente de una manera eléctrica.

Y simplemente, en un impulso que movió a todo su cuerpo de la nada, Jimin se echó a correr hacia Jungkook.

Lo rodeó con sus brazos, dándole un abrazo fuerte. Dejando a Jungkook sorprendido, con sus ojos muy abiertos y de la nada sin saber qué hacer con sus manos.

Jimin enterró la cara en el pecho de Jungkook y sin poder controlarse, empezó a llorar. Esta vez con fuerza, sintiendo su garganta doler. Gimiendo  de dolor y temblando en su llanto.

Jungkook intentó salir rápido de su sorpresa, pasando una mano alrededor de la cintura de Jimin y llevando la otra a los cabellos de este, enredando sus dedos en aquellos suaves mechones para acariciar su cabeza en señal del más honesto apoyo.

— Está bien, Jimin. Dejalo salir. — Jungkook susurró con voz dulce —. Todo estará bien.

Jimin no entendió por qué se sentía tan bien oírle decir aquello y sentir cómo lo abrazaba, que lo dejara llorar en su pecho como si tan sólo fuera un niño. No entendió todas las sensaciones, emociones y los sentimientos que chocaron dentro suyo, mezclándose todas y haciéndolo un caos por dentro y por fuera.

Solamente se dedicó a aferrarse con todas sus fuerzas a Jungkook.

— No importa lo que sea que esté pasando, estoy contigo. — murmuró Jeon en los cabellos de Jimin —. Todo se va a solucionar.

Jimin sólo podía sujetarse a lo que Jungkook decía. Creerle.

Porque se sentía bien hacerlo.

Porque ni siquiera su padre le había dicho que estaba a su lado, nunca.

Así que Jimin suspiró, hundiendo sus dedos en la ropa de Jungkook. Tomándolo con fuerza.

— Sí. — suspiró una vez más, intentando controlar su llanto.

(...)

Jungkook se despertó minutos después con un terrible dolor de cabeza. Por un momento se olvidó de la situación en la que estaba, pero luego rápidamente las imágenes de todo lo ocurrido llegaron a su mente.

Jimin había empezado a llorar sin querer soltarlo ni por un segundo, así que habían terminado ambos sentados en el suelo, Jungkook apoyando la espalda en la pared y Jimin entre sus piernas, pegando su espalda al pecho de Jungkook y aferrado con sus brazos a uno de los muslos del mayor.

Jungkook siguió acariciando su cabello mientras para ese momento Jimin sólo soltaba cortos sollozos, teniendo la nariz roja y la cara realmente hinchada.

Al final Jimin detuvo su llanto y ambos se quedaron dormidos en aquella posición.

Al despertar, Jungkook cargó a Jimin con cuidado de no molestarlo y lo llevó en brazos hasta la cama, para dejarlo descansando ahí e irse a hacerse algo de comer, ya que estaba bastante hambriento luego de saltarse su comida para estar junto a Jimin.

Al salir de la habitación y dirigirse a la cocina, ni siquiera pudo pensar en qué cocinar, pues el sonido del timbre arruinó todos sus planes.

De mala gana, cambió la dirección de sus pasos y fue por las llaves, bostezando aún adormilado.

No tenía idea de quién podría ser, pero definitivamente le hubiese parecido más normal ver a cualquier otra persona en su puerta que abrir y encontrarse con su madre.

— Mamá. — dijo con los ojos muy abiertos, sintiendo su piel erizar al escuchar ruidos desde su habitación —. Es la primera vez que vienes a visitar mi lugar y ni siquiera está ordenado, deberías volver otro día.

Ella miró el lugar con una sonrisa fingida. Mucho más pequeño a lo que acostumbraba cualquier Jeon, pero a Jungkook parecía gustarle.

— En realidad... Estoy aquí porque tengo que pedirte disculpas. — ahora ella lo miró a los ojos, dejando salir un suspiro —. Fui muy dura contigo injustamente. Toda mi vida has entendido a la perfección mis traumas, mi manera de ser y lo que cuesta sanar, por lo que no veo correcto de mi parte seguir desconfiando de-...

Y entonces Jimin salió de la habitación de Jungkook, frotándose los ojos tiernamente.

— ¿Jungkook? Me desperté y estaba solo. — dijo Jimin a la vez que bostezaba.

Jungkook y la señora Jeon se quedaron sin palabras, permaneciendo paralizados por un momento. Ambos por diferentes razones.

— Mamá, sé cómo se ve esto... — se apresuró a decir Jungkook, mirándola a los ojos con pánico —. Pero si me dejas explicar-...

Ella negó con la cabeza.

— Callate. — le ordenó duramente —. Yo mejor me voy de aquí. Y haz que ese chico se vaya a su casa de una vez. Por el bien de ambos. Porque por mucho que la pasen bien ahora, todo tendrá consecuencias tarde o temprano. La vida es así, Jungkook.

Ella le dedicó una amarga mirada antes de voltearse bruscamente y empezar a alejarse del hogar de su hijo en una manera agresiva, teniendo una mezcla de emociones.

Jimin tardó en darse cuenta de lo que pasaba, pero en cuanto cayó en cuenta, se acercó corriendo a la entrada.

— ¡Usted está mal entendiendo todo, directora! — le gritó en vano, pues ella siguió caminando lejos apresuradamente.

— ¡Los tendré vigilados en California! — les advirtió en un grito sin voltear a verlos.

Jimin y Jungkook suspiraron al mismo tiempo, sintiéndose cansados.

— Ella estará imaginándose muchas cosas. — dijo Jungkook en voz alta.

— Sí. — asintió Jimin, girando a verlo a los ojos —. Y ni siquiera nos hemos besado.

Jungkook no pudo evitar imaginarse besando a Jimin, enseguida poniéndose nervioso y desviando la mirada al sentir sus mejillas arder.

— ¿Quieres comer algo? Voy a cocinar. Tengo hambre. — Jungkook desvió el tema.

— Oh, no. No tengo hambre. — se negó Jimin con una leve sonrisa —. Pero te acompañaré en la cocina.

Esa tarde Jimin observó con una dulce sonrisa a Jungkook cocinar, quién compartía con él algunos secretos de cocina entre lindas miradas y sonrisas.

Y por un momento Jimin no pensó en nada que no fuera lo que pasaba dentro del espacio de esa cocina entre ellos dos.

(...)

Si alguien lee esto, gracias. 🥺💗🐣

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