37
Una semana había pasado desde aquel aparatoso accidente, Chan estaba feliz porque a los dos días ya no había tensión entre ellos pero estaba frustrado de ver a Felix cerca de su novio durante las clases. Desde aquel día se habían frecuentado en el grupo de amigos de Minho, todo por la vergüenza el mayor de ambos acabó buscando acercarse a aquel chico nuevo, pero esperaba terminar con eso pronto.
Debía reconocerle algo a Felix, luego de ese día no parecía molesto cuando lo veía y tampoco buscó venganza al acusarlos de aquella relación escondida que llevaban, pero Chan no olvidaba todo el dolor que tuvo que pasar por culpa suya, no iba a cometer el mismo error dos veces. Había sido muy flexible con Minos y eso los llevó a su muerte, no pensaba repetir el pasado.
Recordaba las palabras del viejo sabio que conoció unas vidas atrás, encontrarte con una persona es coincidencia, dos es el destino y tres una tragedia. No podían existir tantos de una misma vida en un mismo sitio, no era algo para no preocuparse, la vida no actuaba al azar y la llegada de Lucas solo estaba causando que pensara de más las cosas.
Había pasado demasiadas cosas para dejar que solo así, otra vez se las quiten. Una vez pudo aguantar todo el dolor necesario, no estaba seguro que su mente y alma pudieran soportar otra vez tanto sufrimiento físico y emocional.
— ¿Tanto les cuesta ser algo humanos? —preguntó Minho terminando de acomodar las sillas del aula.
Cada tarde esperaban a estar solos para poder irse juntos, antes de salir del colegio debían hablar por si necesitaban pasar a comprar algunas cosas ya sea para comer o por planes repentinos como ver una película, en todo caso, debían acordar qué comerían, normalmente siendo palomitas o fruta las respuestas ganadoras. Mientras hacían tiempo Minho solía ayudar a Chan con algunas cosas a su alcance, organizar, limpiar la pizarra o pasar algunas notas en lista pero ese día en particular estaba molesto porque la mayoría de la clase había salido del aula sin volver a meter su silla como correspondía.
— Son jóvenes, bebé, no le tomes importancia, solo quieren salir corriendo de aquí.
— Se trata de educación, amor —respondió Minho aún firme a su pensamiento—. Yo que tú les quito puntos si la próxima no acomodan sus cosas antes de irse, casi dejan las sillas en los pasillos.
El mayor no pudo contener una carcajada por ello, ¿Su novio se estaba escuchando? Sonaba como todo un pequeño adulto quejumbroso. Dejó la pluma sobre los papeles que había estado revisando y se acomodó en la silla palmeando sus piernas, a lo que Minho no dudó en acercarse para tomar asiento sobre estas con las suyas a los costados de su cuerpo. Desde aquel día no habían tenido la confianza de volver a acercarse como ya acostumbraban y en su mente el más joven agradeció que el mayor rompiera esa tensión.
— Extrañé estar tan cerca de ti —confesó Minho mientras apoyaba su mentón en el hombro del chico.
Chan rodeó la cintura de su novio con sus brazos y se abrazó a él con fuerza. Para el más joven eran abrazos de una pareja tras tener un malentendido, para él eran los abrazos que le aseguraban no estaba soñando y que su amor estaba ahí con él tras todos esos años.
— También yo, lamento haberme portado como un idiota, te arruiné la sorpresa...
— Sé que no lo harías por solo buscar problemas, lo cual me preocupa porque significa que hay algo que te puso tan alterado.
— Fue solo un mal momento, Min, he estado estresado con el trabajo e hice mal, Felix me recordó a una persona con la que tuve problemas antes y es como si algo hubiese reaccionado de forma automática en mí... Pero no es mi intención.
— Lo sé —Chan estaba entusiasmado de escuchar que no había rencores hasta que Minho prosiguió—. Pero debes disculparte con él.
— ¿¡Por qué!?
— Es lo correcto, Chan —respondió picando con su índice la mejilla del chico—. ¿Ya te dije que me gusta tu sonrisa?
— Es injusto, me estás seduciendo para aceptar —respondió el castaño haciendo que el menor riera, Bang estaba seguro que no había mejor sonido la risa de Minho aunque éste dijera lo contrario.
El mayor sujetó el mentón del chico con su índice y pulgar para conseguir su atención, Minho no pudo evitar mirar hacia los labios del castaño, estaba tan cerca y los había estado extrañando tanto. Como si Chan pudiera leer su mente, acortó la distancia en un beso suave, un tacto tan lento que pareciera ambos labios buscaban reencontrarse de forma tímida. Minho se atrevió a morder con suavidad el labio inferior del mayor y éste juraría que la felicidad no cabría más en su cuerpo, su aroma, su calidez, la suavidad de su piel, amaba todo de él.
— Por cierto —susurró Lee sobre los labios del chico antes de apartarse un poco para buscar algo en su bolsillo, sacando una pequeña cajita blanca—. Iba a darte esto aquel día pero ya no hubo tiempo, aún así... Feliz cumpleaños, no es mucho pero cuando lo vi pensé en ti.
Bang esbozó inmediatamente una sonrisa mientras agradecía tomando la cajita, jugando con ella al agitarla un poco aunque sin conseguir escuchar algo.
— ¿No has escuchado que una caja de regalo no se agita? —preguntó Minho manteniendo una sonrisa—. ¿Qué tal si había un perro y por agitarlo ya se vomitó?
El castaño no pudo evitar reír por las ocurrencias del chico mientras destapaba la cajita, solo así consiguió callarse para mirar el objeto en ella. Debía ser una broma. Un anillo con una piedra azul, sentía que quien acabaría vomitando sería él.
— Es...
— ¡Un zafiro! Es lindo, ¿No? Quería un cuarzo pero en cuanto lo vi pensé que se vería muy bien por todos los accesorios que usas cuando no estás en el trabajo.
— Gracias... Es precioso, en serio —murmuró Bang de forma apenas audible mientras sacaba el anillo para poder colocarlo en el anular izquierdo.
— Espero que te gustara, no sabía muy bien que darte.
Chan intentó mantenerse sereno mientras su corazón se sentía tan agitado en esa mezcla de emociones, recordando perfectamente la ocasión en la que Minos le dio un anillo de zafiro, ¿Era eso a lo que se referían con que las cosas iban a repetirse? ¿Con pequeñas acciones tan iguales? Porque de entre todas las cosas que Minho pudo darle, algo lo llamó a que fuera eso. El mayor tomó el rostro del chico entre sus manos, mirándolo fijamente, había tanto que deseaba decirle, tantos recuerdos y tantos miedos pero hacerlo sería condenarse a que Minho lo creyera un loco.
— Min... Min, escúchame muy bien, ¿si? —habló sintiendo que su corazón saldría de su garganta, ya nada le importaba, solo deseaba que supiera cuánto lo adoraba porque era así—. Eres un pilar importante en mi vida, me atrevo a decir que la razón por la que estoy aquí. Quiero estar para ti en todo momento, buenos y malos, porque te voy a proteger con mi vida si es necesario, no soporto estar lejos de ti... Y es que llevo ya tantos años buscándote... —murmuró tomando aire para continuar aún pese a la mueca de confusión del chico, necesitaba que supiera la razón por la que se atrevía a decir todo eso.
Pero no hubo oportunidad. Todo el valor y coraje que juntó para poder siquiera pensar en hablar se desvaneció con el sonido del móvil del menor.
— Oh, disculpa, una llamada, solo cortaré, ¿Si? —dijo mientras sacaba el móvil de su bolsillo.
— No, no... Contesta —respondió y Minho, algo dudoso asintió mientras se ponía de pie para poder contestar.
La pantalla marcaba un número que él no conocía, pero no iba a sorprenderse si era alguno de sus amigos que consiguió su nuevo número, aún tenía contactos que pasar pero simplemente seguía procrastinando. Tras deslizar su dedo desde el centro de la pantalla hasta desbloquear el candado a la derecha, acercó el celular para escuchar.
— Diga.
El mayor se mantuvo atento a leer sus papeles sobre el escritorio, quería darle su privacidad a Minho de atender con confianza la llamada hasta que, de reojo, al mirarlo notó la expresión de susto en su rostro por lo que no dudó en acercarse a él, acunando su rostro entre sus manos mientras preguntaba con calma qué había pasado. Minho reaccionó a los pocos segundos y tras cortar la llamada, miró a Chan.
"Mamá está en el hospital"
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