tres: Cwtch
C w t c h
kutch • galés
(n.) más que un mimo o un abrazo, cuando le das un "cwtch" a alguien, en sentido figurado, le das un lugar seguro.
Un profundo suspiro tembloroso escapó de los labios de Min Yoongi mientras se observaba en el espejo de cuerpo entero. Su cuerpo iba cubierto por un traje de etiqueta hecho a su medida de color negro, la camisa blanca tenía dos suaves líneas doradas en el cuello que combinaba a la perfección con la corbata y el pañuelo de seda que iba en el bolsillo superior. Él se daba cuenta que lucía bien, sin embargo, ¿por qué la ropa le estaba molestando tanto? Si ese era su traje favorito, ¿por qué se sentía inseguro?
La respuesta era bastante sencilla.
El tan anhelado día de la fiesta de compromiso de Jungkook había llegado. Y por consecuencia, el día de su cita con Hoseok también. ¿Ya era muy tarde para retractarse? Todavía eran las cinco y Hoseok seguía en el trabajo...
Yoongi agitó la cabeza, tratando de que esos pensamientos abandonaran su mente. Ya no podía dar marcha atrás porque a) le había confirmado su asistencia a Jungkook y también le había dicho que iría con Hoseok y b) pero no menos importante, Jung Hoseok le había enviado un mensaje aquella mañana diciéndole que, para no perder más tiempo y no retrasarse tanto, se bañaría y vestiría en el mismo hospital. ¿Cómo podría cancelar después de tener semejante peso sobre sus hombros?
El azabache tironeó la corbata y desabrochó el primer botón de su camisa, angustiado.
—¡Hyung!
Min Yoongi observó a través del espejo a su hermano menor que estaba parado con los brazos en jarra y le lanzaba una imponente mirada de reproche.
—¿Qué?
—¿Qué? —se burló Taehyung, rondando los ojos. Se acercó a su hermano y lo obligó a girarse, apartando sus manos con un suave golpe. Comenzó a arreglar la camisa y la corbata en su lugar una vez más— Si continúas tirando la corbata el nudo quedará horrible, hyung. Además, harás que la camisa tenga arrugas. ¿Qué quieres? ¿Parecer un repollo?
El pianista rio ante tal comparación.
—Siento que no puedo respirar, me estoy ahogando.
—Eso tiene un nombre, hyung. Popularmente se le conoce como nerviosismo, ¿sabías?
—No estoy para tus bromas, Taehyung —lo reprendió y volvió a mirarse en el espejo. Intentó arreglarse el cabello para que no molestara en su rostro, pero lo tenía bastante largo y no importaba a qué lado lo peinara, siempre volvía al mismo lugar—. ¿Debería cortarme el pelo? Lo tengo bastante largo ya...
Taehyung se encogió de hombros.
—A mí me gusta como luces —se lanzó sobre la cama sin mayor cuidado, ganándose una mala mirada de su hermano mayor a través del espejo.
—No te tires en la cama de esa manera, Tae. Harás que tu traje se arrugue.
El aludido rodó los ojos —Te recuerdo que mi trabajo por hoy es ser chofer, nadie se va a dar cuenta si mi traje está arrugado o no, hyung. No seas molesto.
Min Yoongi decidió ignorar el último comentario de su hermano menor y dejó caer sus brazos, derrotado por no saber cómo peinar su cabello. Fue al baño y guardó los diversos medicamentos que debía tomar dentro del pastillero antes de meterlo en el bolsillo interno de la chaqueta de su traje. Se miró en el pequeño espejo otra vez y soltó una profunda exhalación, golpeando sus mejillas con suavidad.
—Muy bien, es hora. Sólo preocúpate de divertirte y disfrutar. Jungkook es tu amigo, estás haciendo esto por él.
Lavó sus manos y cuando las estaba secando, la mitad del cuerpo de su hermano quedó al descubierto.
—¿Con quién hablas?
Yoongi frunció el ceño —Yo no estaba hablando.
—Claro que sí, te escuché. De casualidad..., ¿no te estarás volviendo loco?
El chico de cabello negro soltó una risa y cuando salió del baño, empujó suavemente la cabeza de su hermano menor con el dedo índice.
—No seas ridículo. Es hora de irnos.
—¡Sí, señor!
Taehyung corrió hasta la sala y tomó las llaves del coche que descansaban sobre la mesa de centro. Estaba bastante emocionado porque su hermano jamás le permitía conducir su auto y que esta oportunidad se presentara era sencillamente maravillosa. De igual manera, estaba bastante feliz de que Yoongi estuviera, de a poco, reuniéndose con sus viejos amigos, haciendo todo lo posible por volver a la normalidad.
Estaba orgulloso de él. Por supuesto, no se lo diría porque el ego de Yoongi se inflaba fácilmente.
Tomaron todo lo necesario y finalmente salieron del departamento, dirigiéndose al ascensor. El mayor miró la hora en su teléfono y ahogó un jadeo dentro de su boca cuando se dio cuenta que ya faltaban treinta minutos para las seis. Hoseok dijo que estaría listo a las seis y treinta, lo que significaba que él tenía treinta minutos de sobra para mentalizarse y guardar los nervios que devoraban su interior en algún lugar recóndito de su cerebro.
Una vez que las puertas metálicas se abrieron, ambos ingresaron y Taehyung fue el encargado de presionar el botón que brillaba con el -1. Cuando llegaron al estacionamiento subterráneo del edificio, Taehyung desactivó la alarma del coche y abrió la puerta trasera, ofreciéndole subir.
—Qué eficiente —se burló Yoongi.
—Me tomo muy en serio mi trabajo como chofer. Ahora sube.
La risa de Min Yoongi hizo ecos en el estacionamiento vacío. Se subió y su hermano menor cerró la puerta con cuidado antes de rodear el vehículo y subir también. Presionó el botón de encendido y miró a su hermano a través del espejo retrovisor.
—¿A dónde?
—Al hospital, ya te lo dije —respondió Yoongi, respondiendo un par de correos en su teléfono.
—¿Hablabas en serio? Pensé que estabas bromeando, hyung —comentó Taehyung, sacando en reversa el coche— Jungkook sí que hace maravillas.
Por supuesto, Yoongi lo ignoró. No volvería a tener la misma conversación con su hermano menor porque la primera vez que lo había hecho, el chico se había reído en su cara pensando que todo era una broma. Y al parecer, todavía seguía pensándolo.
Taehyung estacionó el coche a las afueras del hospital central de Seúl a las seis en punto. Ambos pudieron ver como los primeros doctores salían del recinto con expresiones un tanto cansadas en sus rostros, realmente felices de haber terminado una semana laboral exhaustiva. Un leve sentimiento de culpa se instaló en el pecho de Yoongi al darse cuenta que Hoseok no podría ir a casa a descansar porque iba a acompañarlo. ¿Será que había aceptado solo por compromiso?
Un quejido brotó de sus labios que llamó la atención de su hermano.
—¿Qué pasa, hyung? —le preguntó. Desabrochó el cinturón de seguridad y giró levemente en el asiento para poder observar a Yoongi— ¿Por qué luces tan preocupado?
—No es nada, no te preocupes —quiso evadir la pregunta, pero el castaño frente a él se mantuvo firme esperando una respuesta— Es solo que estaba pensando que... no lo sé, quizás Hoseok está cansado y... olvídalo, es algo sin importancia.
Taehyung soltó una risita.
—¿Lo dices porque quizás él aceptó solo por compromiso? —Yoongi asintió en respuesta— Ah, hyung, no te preocupes por eso, ¿está bien? Creo que él es lo suficientemente grande como para decidir si quiere salir un viernes después del trabajo o no.
—Sí, quizás tienes razón...
—No podrás disfrutar si te mantienes pensando en eso todo el tiempo, hyung.
Min Yoongi asintió y sacó el teléfono de su bolsillo. Para distraerse un poco, configuró las distintas alarmas que le servirían de recordatorio para tomar su medicina y después de dedicó a revisar las redes sociales por un par de minutos. Le envió un mensaje a Hoseok avisándole que ya estaba afuera y el chico respondió de vuelta, asegurándole que saldría en cinco minutos.
—No tengo que darte ese aburrido sermón que mamá te daba cuando ibas a salir de fiesta, ¿verdad?
Yoongi negó suavemente con la cabeza, sus labios creando una línea firme.
—No hace falta, Tae.
—Bien, de todas maneras, te recuerdo que no puedes beber nada de café.
—Lo sé. —respondió el mayor, sin apartar la mirada del teléfono.
—Ni mucho menos alcohol, hyung.
—No lo haré, no te preocupes.
—Está bien —Taehyung asintió. Odiaba los silencios, por ende, no tardó en lanzarle la próxima pregunta—: ¿Crees que tu exnovio esté ahí?
—Lo más probable, sí.
—¿Y no estás nervioso? —quiso saber. Recordaba bastante bien a Jimin, ya que, su hermano había mantenido una relación con él desde los dieciséis años y aunque no se lo hubiera dicho, a él también le había dolido cuando se enteró que su relación de cinco años había terminado.
—Un poco.
—¿Todavía lo recuerdas?
—Por supuesto que sí. Cinco años de tu vida no son fáciles de olvidar —confesó, sabiendo que podía hablar libremente con su hermano sobre ese tema—. Pero seré realmente feliz al saber que él rehízo su vida y no se quedó estancado en aquella tarde cuando terminamos.
Taehyung quiso agregar algo más, sin embargo, en ese momento las puertas del hospital se abrieron y del interior apareció un chico alto, delgado, vestido con un traje negro igual al de su hermano, pero que, a diferencia de él, en vez de camisa utilizaba un suéter de cuello alto del mismo color. Su cabello castaño un poco húmedo brillaba bajo los débiles rayos del sol.
Yoongi le dijo que se trataba de Hoseok y el chofer designado para esa tarde no dudó en bajarse del auto, saludando a Hoseok con una agradable sonrisa.
—Hola, soy Taehyung, hermano menor de Yoongi hyung y seré su chofer esta tarde.
Hoseok rio realmente divertido.
—Jung Hoseok, encantado de conocerte. —le ofreció la mano y Taehyung respondió aquel saludo estrechando la mano de Hoseok con mucha educación.
El menor abrió la puerta y el chico ingresó al coche, encontrándose de inmediato con Min Yoongi quien estaba sentado junto a la ventana contraria con las manos sobre sus muslos y la espalda recta. Se le notaba un poco tenso.
—Hola, Yoongi.
—Buenas tardes, Hoseok-ssi —lo saludó.
—Por favor, sólo Hoseok —le pidió el aludido—. Cada vez que me llamas de esa manera me haces recordar el trabajo y ya no estamos en el hospital.
—Sí, tienes razón, lo siento —Yoongi asintió, el fantasma de una sonrisa apareció en sus labios.
Taehyung encendió el motor y buscó en la pantalla del GPS la dirección que su hermano había guardado previamente en el listado. El recinto donde se llevaría a cabo aquella fiesta de compromiso no estaba muy alejado de donde se encontraban.
Los primeros minutos, el auto iba sumido en un silencio un tanto incómodo o tal vez Hoseok lo sentía así. Él no estaba acostumbrado a tanto silencio, ya que, la mayor parte del tiempo se la pasaba trabajando y el hospital era un lugar con bastante movimiento.
—Entonces, ¿hay algo que deba saber de los novios? —fue lo primero que se le ocurrió preguntar.
Yoongi lo observó y pensó un momento.
—Creo que sí... —el azabache desbloqueó su teléfono y buscó el perfil de Jungkook. Cuando encontró una foto con su, ahora, prometida se la enseñó a Hoseok—, ellos son Jeon Jungkook y Lee Yoona. Han sido novios desde la universidad y hace un mes se comprometieron. Él es productor y compositor y ella es profesora de primaria.
Jung Hoseok estrechó sus ojos, observando con atención al chico. Su rostro se le hacía levemente familiar, pero no recordaba con exactitud.
—Creo que a él lo he visto en algún lado... —comentó, moviendo la cabeza hacia el lado—, pero no recuerdo dónde. ¿No te ha acompañado al hospital?
Yoongi asintió —En nuestra primera sesión juntos, él vino conmigo.
Hoseok chasqueó los dedos, entusiasmado. No había intercambiado más que un par de palabras con ese chico, pero recordaba muy bien que le había parecido sentir una energía muy agradable de parte de él.
Aquella pregunta hizo que, sin duda, el hielo se rompiera entre ambos y el resto del camino se la pasaron conversando agradablemente. Se conocían desde hace casi cuatro años, no obstante, nunca se habían visto fuera del hospital de esa manera y extrañamente se sentía agradable.
Eventualmente, el coche se detuvo a las afueras de una gran finca que, según lo que escuchó Yoongi, había sido arrendada por los padres de la novia especialmente para ese día. Después de agradecerle a Taehyung, ambos se bajaron y el menor de los Min le dijo a Yoongi que lo llamara cuando quisiera volver a casa.
—Estoy un poco nervioso —confesó Hoseok, sonriendo—. Sé que ya somos adultos, pero no me dejes solo, por favor.
—Claro que no.
Apenas pusieron un pie en el interior, Hoseok quedó maravillado por la decoración. Mientras Yoongi se dedicaba a saludar a cada uno con un educado asentimiento de cabeza, él observó los preciosos arreglos florales que adornaban los soportes. El camino que guiaba desde la entrada sería alumbrado por una enredadera de pequeñas luces cálidas que, él supuso, serían encendidas al anochecer. Al final, una gran carpa blanca se extendía, manteniendo protegidas las mesas que posteriormente serían ocupadas por los invitados quienes en ese momento se mantenían conversando entretenidos con una copa de champaña en las manos. Una suave música acompañaba el ambiente, haciéndolo sentir más ameno.
—¡Yoongi-hyung!
Hoseok miró hacia el frente y vio que el novio se disculpaba de su prometida para venir en el encuentro de ambos. Apenas llegó frente a ellos, saludó a su acompañante con un fraternal abrazo.
—Por un momento pensé que no vendrías —confesó Jungkook y se apartó de Yoongi—. Qué guapo te ves hoy día.
Yoongi rodó los ojos con simpatía.
—Jungkook, te presento a Hoseok. —los presentó formalmente, señalando al nombrando con su mano.
—Estoy realmente encantado de verte una vez más —Jungkook apretó la mano que Hoseok le tendía.
—Muchas gracias por invitarme. Este lugar es increíble y la decoración es hermosa.
Jungkook asintió —Todo esto que ves aquí es creación de mi prometida. Ella fue la encargada de todo, mi única tarea fue asentir con una agradable sonrisa en el rostro. Por favor, acompáñenme, me gustaría presentarles a mi prometida.
Hoseok compartió una pequeña mirada con Yoongi antes de que empezaran a caminar, siguiendo al anfitrión. El muchacho se disculpó con los invitados y afirmó la mano en la espalda baja de la novia con suavidad, invitándola a caminar.
—Cariño, ¿recuerdas a Yoongi?
—Por supuesto que lo recuerdo. Muchas gracias por haber venido, Yoongi-ssi —la mujer hizo una sutil reverencia, obteniendo una respuesta inmediata por parte del azabache quien le agradeció a ella por haberlos invitado.
—Y este es su novio, Hoseok.
En cuanto Jungkook terminó de decir esa frase, Yoongi lo observó de tal manera que el chico no dudó en esbozar una sonrisa en disculpa. Sin embargo, para sorpresa de ambos, Hoseok no desmintió lo dicho y sólo se dedicó a agradecer por la invitación y a desearle un futuro próspero a ambos.
Un par de minutos después, los novios se disculparon para ir a saludar a los otros invitados y apenas eso ocurrió, Yoongi le lanzó una mirada arrepentida a su acompañante.
—Lo siento mucho por eso. A veces, él no piensa antes de hablar.
Hoseok se rio e hizo un ademán con su mano derecha para quitarle importancia.
—A mí me pareció de lo más simpático.
Para pasar aquél bochornoso momento, Yoongi tomó dos copas de una bandeja que cargaba uno de los camareros y le entregó una a Hoseok. Sentía el rostro caliente y necesitaba refrescarse con urgencia.
Para su mala suerte, el contenido de esa copa era alcohol y él no podía beber alcohol. Definitivamente, mataría a Jungkook.
La fiesta de compromiso estaba siendo agradable. Yoongi se había reencontrado con varios viejos amigos que no veía hace mucho tiempo y para su sorpresa, Hoseok no tardó mucho tiempo en entrar en confianza. Hablaba con mucha facilidad con las personas y no se avergonzaba en entablar una conversación con un completo desconocido.
Mientras comían, los padres de los novios propusieron un brindis, deseándoles nada más que felicidad en esa nueva etapa que se les aproximaba. Ellos, por su parte, le agradecieron a cada uno de los presentes, recordándoles que en un par de semanas las invitaciones para la boda serían enviadas y todos estaban cordialmente invitados.
Cuando terminaron de comer, Yoongi se disculpó con Hoseok, argumentando que quería ir al baño y éste asintió, diciéndole que estaría esperándolo ahí mismo mientras seguía hablando animadamente con una de las tías de Jungkook.
Una vez que estuvo en el baño, Min Yoongi pudo respirar con normalidad. No se sentía incómodo en absoluto, sin embargo, las reuniones sociales no eran algo de su total agrado. Se humedeció las manos antes de apoyar las palmas en sus mejillas, su rostro estaba caliente. Al mirarse en el espejo, en esa misma posición, pudo ver cómo sus manos comenzaban a temblar levemente y él supo que ese era momento de irse.
Ya lo habían hablado con Hoseok, así que, no habría mayor problema. Antes de salir del baño, llamó a su hermano menor y Taehyung le confirmó de inmediato, diciéndole que llegaría en quince minutos. Cuando salió del cubículo, se encontró cara a cara con Park Jimin. El encuentro fue tan abrupto que su mente quedó en blanco.
¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que se vieron? Un poco más de cuatro años.
Park Jimin iba vestido con un impecable traje gris. Su cabello, que Yoongi recordaba rubio, había sido reemplazado por un castaño claro que hacía lucir sus facciones más delicadas. Sus labios estaban curvados en una bonita sonrisa que Yoongi no se tardó en responder.
—Hola, Yoongi —lo saludó Jimin, sintiendo su pecho vibrar de emoción.
—Jimin, es bueno verte otra vez, ¿cómo estás?
Para sorpresa del pelinegro, su exnovio acortó la distancia que los separaba y envolvió su cuerpo en un abrazo que lo hizo sentir aquel sentimiento cálido que tanto había extrañado. Sin dudarlo, rodeó el cuerpo de Jimin también y le devolvió el abrazo, queriendo demostrarle de aquella manera todo lo que sentía porque aquel chico de bonita sonrisa y ojos brillantes le había regalado los mejores momentos de su vida. Momentos que todavía guardaba en el interior de su corazón con mucho aprecio.
—Estoy muy feliz de volver a verte, Gigi —confesó el bailarín mientras se apartaba de él—. No has cambiado nada en estos cuatro años.
Min Yoongi se encogió de hombros en un acto inconsciente, sonriendo muy avergonzado.
—Tú tampoco has cambiado mucho —añadió el mayor, recibiendo una cariñosa sonrisa en respuesta— ¿Sigues viviendo a las afueras de Seúl?
—No, me mudé a Busan hace dos años por trabajo. Y he venido porque noona me ha invitado. ¿Tú sigues viviendo aquí?
—Sí, en el mismo lugar.
—¿Cómo estás de...? —por más que quiso mantener aquella pregunta dentro de su boca, los labios de Jimin terminaron pronunciándola de igual manera— Ya sabes, eso...
Los labios de Yoongi se curvaron en un suave puchero y asintió.
—Todos los días son una incógnita. Hay días buenos y días malos, ya sabes.
—Mhm, sí, entiendo —Park Jimin asintió—. Sólo por curiosidad..., el chico con el que has venido, ¿es tu novio?
—¿Qué? Por supuesto que no —Yoongi rio. Perfectamente habría podido mentirle, pero con Jimin no hacían falta las mentiras.
—Qué imbécil fui —el chico rio, negando con la cabeza. Cuando Yoongi le preguntó por qué lo decía exactamente, él lanzó una mirada hacia atrás por inercia—. A cada persona que preguntaba quién era el encantador desconocido, Jungkook le decía que era tu novio doctor.
Min Yoongi no sabía si reír y llorar. Una cosa era que le hubiera dicho a Yoona que Hoseok era su novio, sin embargo, él no podía ir mesa por mesa aclarando aquella situación.
Caminaron de regreso a la fiesta después de eso, conversando sobre sus vidas y lo que habían hecho en todos esos años que no se habían visto. Fue ahí donde Yoongi se enteró que se había mudado a Busan con su novio porque había conseguido un trabajo como profesor de danza en una academia privada. Cuando llegaron a la mesa en la que Yoongi había estado sentado anteriormente junto a Hoseok y un par de personas más, él hizo las presentaciones correspondientes y no se sorprendió cuando Jimin y Hoseok comenzaron a conversar de diversos temas. Ambos tenían una personalidad encantadora y a pesar de haber conocido hace pocos minutos, parecía como si hubieran sido amigos durante toda la vida.
En un momento, Jimin se disculpó con ambos y se colocó de pie. Cuando Hoseok y Yoongi miraron hacia el frente para saber qué había robado la atención de Jimin y pudieron darse cuenta que Taehyung había llegado y había ingresado sin más.
—Son chicos realmente geniales.
El pianista ladeó la cabeza, encontrándose con el delicado perfil de Hoseok quien estaba observando hacia el frente a ambos chicos que hablaban animadamente. Giró la cabeza también y se encontró con los ojos brillantes de Yoongi sobre él observándolo como si él fuera aquella preciosa luz al final del túnel y no supo cómo sentirse.
Por su parte, Min Yoongi sintió su interior tibio. Después de mucho tiempo, se había olvidado de aquella enfermedad y se había concentrado en ser él mismo y de disfrutar. Se sentía comprendido, se sentía seguro.
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