«¿Sabías que guardé en mi cuaderno la fotografía que tomaste el día en que te llevé a ver las estrellas?

La foto en la que está mi mano sosteniendo una fotografía que tomaste y tú sosteniendo mi cuaderno, de fondo se encuentra el pequeño farol siendo la única iluminación.

Estuvo allí guardada con mucho cuidado durante bastante tiempo. Puse una cinta nueva en mi cuaderno solo para ti, para tus fotografías y nuestros paseos. Allí estaba la fotografía.

Si tan solo supieras la cantidad de cosas que escribí sobre ti, mariposa.

Me gustaría que los leyeras algún día. Quizás te deje leer el resto del cuaderno, no lo sé.

El punto es; esa fotografía estuvo allí hasta ahora. Tiene un nuevo hogar, y como es de mis paseos favoritos a los que quiero regresar, decidí darle el honor de ser nuestro primer hogar perdido. El primer hiraeth.

Espero que no te moleste. Disfruta de la foto, pequeña mariposa.»

Y allí se encontraba, cuidadosamente resguardada en la página del álbum con cuatro pequeños adhesivos. Aquella primera foto en la que se veía el mundo propio de ambos junto al que habían creado.