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xi. UNIÓN




—Ya, ya, ya. Lo único que te vas a conseguir haciendo eso es una contusión.

Sehun chirrió sus dientes cuando un último golpe hizo eco en la habitación, pero solo se detuvo unos cuantos segundos hasta que Baekhyun repitió el mismo patrón, pero ahora del otro lado de su cabeza.

—Lo sabe...

—¿Y luego? —El armario que era golpeado resonó una vez más, hasta podría jurar que escuchó un crack en la madera.

Baekhyun, sentado en el sofá de la habitación de Sehun en el hospital lo único que logró a parte de no dormir en toda la noche fue que Sehun finalmente pidiera algo de antibiótico porque estaba harto de tratar con la pequeña pero esclarecida crisis existencial por su parte. Se acercaban días de invierno, ya no era seguro salir a las calles con una simple camiseta pero de ahí a hace casi doce horas que Baekhyun quería quitarse la ropa entera porque la vergüenza lo consumió de pies a cabeza y había cambiado su color natural de un pálido durazno a un pálido tomate a punto de caducar.

—Mira, que me ofende muchísimo que estés así por alguien a quien no logró cuadrar. ¿Ya me vas a decir quién te tiene loquito o te vas a esperar a que el bicho que llevo por dentro me coma? —Sehun lo miró con repudio al no obtener otra respuesta que no sea un gemido de vergüenza.

—Opérate entonces.

—Já —Sehun le dio una mordida a su sándwich—. Bastante listo.

Baekhyun, después de estar seguro de que otro golpe lo dejaría inconsciente, se enderezó en su lugar y miró hacia el suelo mientras jugaba con los hilos deshilachados de su sudadera. Relamió sus labios como tres veces, si abría la boca lo suficiente sabía que se provocaría heridas en ellos y debería de recordar cuándo fue la última vez que tomó agua.

—Estaba en su casa. Estaba en su casa, tan vulnerable, haciendo sus cosas aquí y allá... —Baekhyun cerró los ojos, la simple escena le provocaba un tremendo calor—. Y luego, ¡yo llego con estos pensamientos y esos impulsos y...! —miró a su amigo como si el mundo estuviera cayéndose a pedazos—. Lo sabe.

Sehun tomó el último resto de gelatina que le quedaba y se aseguró de que, en el momento de aventar la cuchara hacia la cabeza de Baekhyun, cayera justo donde no se había dañado más.

—¿Quién sabe qué? No puedo ayudarte si no me das contexto.

El golpe no fue suficiente como para obtener una reacción viable. Sehun se dio cuenta de esto. Sin embargo, el silencio fue quien despedazó el ambiente, por más que Baekhyun debería expulsar el nombre no podía hacerlo tan fácilmente. Solo quedó en miraditas, tratando de lucir como alguien digno de pena, pero lo único que Sehun le otorgaba eran miradas punzantes que querían sacarle la información a golpes.

—No puedo.

—¿Me vas hacer adivinar? —gruñó Sehun, cerrando sus ojos por un momento—. Sabes que si lo hago vas a saltar en el momento que diga su nombre.

—No voy...

—Minhyun.

—¿Qué? No, yo...

—¿Minseok?

Baekhyun rodó los ojos.

—Se graduó hace años, sabes que...

—Oh dios, ¿Jongdae?

—¡Crees que estoy loco, claro que...!

—¿Junmyeon?

—Repítelo y te ahogo con la almohada.

Sehun suspiró por milésima vez. Desde su lugar podía ver que se le habían acabado los nombres —aunque realmente le sorprendía que no dijera precisamente el de Chanyeol, aunque, conociendolo, posiblemente se olvidó de su existencia.

—Mira... sea quien sea —Sehun se adueñó del ambiente, convirtiendo su profunda vergüenza en olor a desinfectante y cloro—. Que no te haya dado un puñetazo en la cara, se haya sentido incómodo o se haya reido de ti es ganancia. Deja de atormentarte.

—¿Alguien dijo tteokbokki y refresco rancio?

Ante la bruma en sus pensamientos y el poco sentido común que estaba tratando de rescatar, Baekhyun apenas pudo entrever la manera en que Luhan entraba a la habitación de Sehun, seguido por un avergonzado Junmyeon quien solo le reñía a Luhan para que no gritara y un curioso Chanyeol, mirando hacia todas direcciones como si fuera la primera vez que se encontraba en un hospital.

Viéndolo, Baekhyun abrió los ojos como pudo y se enderezó, procurando no ocultar su cabeza detrás del closet —o, por lo menos, no golpearse más en ella— y se sentó con las piernas en forma de mariposa, mirando a sus amigos sin poder parpadear. Sin duda la sangre se le heló y juró haber visto negro en son de estar a punto de desmayarse un par de veces, pero logró estabilizarse. Sus manos sudaban.

—Me sorprende que permitieras que entrara con eso —señaló Sehun la comida hacia Junmyeon, quien simplemente hizo un ademán de a modo que se rendía.

—Si mi intención no fuera ser actor y sin esta cara de niño bueno, nos hubieran atrapado. —Junmyeon se sentó a su lado, saludándolo con la cabeza. Luhan tomó la posición sobre la cama de Sehun y Chanyeol decidió quedarse cerca de la entrada—. El olor atraviesa las paredes.

—¡Por eso hay que comerlo ahora! —Luhan abrió el paquete y Sehun enarcó la cejas, asqueado.

—No puedo comer algo que luce como el vómito que expulsé hace media hora en el inodoro.

Luhan frunció el ceño y llevó a su boca el bocado que estaba listo para Sehun.

—¡No subestimes el poder del tteokbokki! Estoy seguro que esto te sabrá mejor que la horrenda comida del hospital. —Luhan miró a los alrededores, como si estuviera buscando algo.

—Como sea, date prisa y a comer. —Junmyeon se acercó a la bolsa que había dejado en el suelo—. Tenemos como diez tazones. Hay que desaparecer la evidencia.

—¡Es bastante, qué tal si compartimos con las enfermeras! —Luhan volteó demasiado rápido a mirar a Baekhyun quien ni siquiera prestaba la atención suficiente y luego a Sehun con ojos achicados—. ¿Acaso tienes alguna enfermera favorita, eh, Sehun?

Junmyeon rodó los ojos y Chanyeol soltó una risotada al darse por descubierto las verdaderas intenciones de Luhan. Finalmente, Baekhyun tuvo la valentía para levantar la mirada y dirigirse a Luhan con un bufido. No obstante, se limitó a decir algo, lo menos que quería era que Sehun supiera sus sospechas hacia el comportamiento que tenía con dicha enfermera.

—No —soltó Sehun, casi como si fuera cierto.

Para su sorpresa, Luhan no excavó más en el asunto, pero sí hubo una tensión bastante extraña en el ambiente. Entre que veía receloso a Luhan y pasaba la mirada hacia ellos, Baekhyun cometió el error de llevar más allá su mirada, la cual terminó por engancharse con la de Chanyeol, convirtiéndose en un aparatoso intento de control, pero Junmyeon no pudo evitar no darse cuenta de lo torpe que se volvió al momento de intentar comer más de tres pedazos a la vez.

La mañana se fue lenta y serena, y al momento que la tarde les avisó que las visitas estaban por terminar, Baekhyun no tuvo más opción que dejar sus inconformidades con Sehun, quien evidentemente seguía al borde de la duda y Baekhyun se preguntaba cómo es que no se había dado cuenta ya por su estado tan solo al ver entrar a Chanyeol.

Respiró dos veces, adelantándose a los elevadores y se secó las manos por vigésima vez en sus pantalones.

—¿No eres un pionero aquí?

Baekhyun estaba preparado para esto. Lo estaba.

Enarcando las cejas y con una pequeña sonrisa, volteó hacia un lado. Chanyeol se recargó a unos centímetros del elevador, mirando los botones con extrañeza. No sabía qué esperaba o debía esperar, pero su voz le dio algo de calma y Baekhyun finalmente dejó de arrugarse la ropa.

—¿Cómo?

—En el hospital —aclaró Chanyeol, mirando todos los botones—. Normalmente hay uno o dos botones que te indican si subes o bajas, pero aquí están todos los pisos y un par de signos que no logro descifrar.

—Ah... Bueno, no es tan complicado. Vamos a planta baja, así que solo hay que seleccionar ese botón.

—Mhm.

Baekhyun no dijo nada más en vista de que Chanyeol parecía que iba a complementar la conversación, pero todo se volvió retardado y entre que Chanyeol parecía querer decir más o sacar alguno otro comentario sobre el extintor, Baekhyun se burló. ¿Qué con esa conversación trivial?

—¿Sucedió algo? —La voz de Junmyeon casi le hizo gritar. Había preguntado eso tan cerca de su oído, claro era para que los otros dos no escucharan.

Baekhyun parpadeó un par de veces y analizó el rostro de su amigo, al ver genuina confusión Baekhyun negó lentamente.

—No realmente, ¿por?

¿'Realmente'? —murmuró Junmyeon, ladeando la cabeza—. No sé. Estás distraido —se mordió los labios— ¿Sehun... está bien?

Con un toque de alivio —aunque realmente no tanto— Baekhyun dejó escapar el aire. No se refería a él. No se refería a ellos dos. Se refería a Sehun, al cual habían dejado solo en su cama con una enfermedad terminal comiéndoselo de dentro hacia afuera.

--


Luhan trató de convencer a Chanyeol de ir a su casa para planear de una manera estratégica sobre cómo investigar a la dichosa enfermera —con sus conocidos en el hospital no tuvo suficiente, al parecer una enfermera residente no era de la atención de los doctores de cabeza—, pero Chanyeol tuvo que negarse entre que sus padres tenían una reunión esa noche, o que su hermana estaría ahí o inclusive que iban a fumigar su casa; total, se las arregló para que, al final, terminaran yendo a la de Baekhyun quien no pudo hacer nada cuando ya habían girado para caminar directo en esa dirección.

Caminando en par, Baekhyun miró de reojo cómo era que Junmyeon y Chanyeol mantenían una conversación cualquiera sobre la obra en la que estaba, tocando entre palabras temas como su fiesta y qué le gustaría de regalo. Los oídos de Baekhyun eran torturados por las interminables oraciones de Luhan de por qué, por qué, por qué, a diferentes cosas, que dejó de escuchar minutos atrás y condicionó a su boca a murmurar palabras monosílabas.

La tarde noche ya era fresca, no podrías sobrevivir sin por lo menos un suéter y, como se había estado dando cuenta, Chanyeol comenzaba a utilizar sudaderas cada vez más grandes.

Al entrar, sus amigos prácticamente corrieron a su habitación saludando a gritos a sus padres. Su madre le preguntó si iban a cenar y Baekhyun solo le comentó que estaban todavía muy llenos y que posiblemente picarían algo más tarde.

Para las ocho, ya estaban jugando videojuegos al punto de poner en juego su amistad. Para las nueve, Junmyeon y Chanyeol habían robado unos sandwiches de la cocina. Para las diez, Luhan trataba de no cerrar los ojos en su quinto juego de Mario Party, para las once ya habían tomado la decisión de quedarse esa noche a dormir, para las doce Junmyeon y Luhan se había quitado sus pantalones quedándose en boxers considerando eso como pijama, para la una Luhan se había apoderado de tres cuartos de la cama de Baekhyun mientras que Junmyeon cabeceaba sobre el suelo y Chanyeol se había acomodado en un rincón con una sábana que Baekhyun le había dado.

Para las dos, Baekhyun había quitado el juego, cerrado las cortinas y apagado a luz.

Para las tres, Baekhyun sonreía mientras caía en el sueño, feliz de tener a sus amigos con él.

--


El gatillo que sonó en su oído lo despertó. O tal vez eso era la última imagen que había visto, ya que cuando abrió los ojos —además de estar tan sudado que chorreaba— lo único que vio fue a su habitación echa un desastre, tal cual la había dejado ayer, exceptuando a tres individuos quienes no se encontraban ahí.

Con el pequeño dolor de cabeza matutino trató de eliminar cualquier facción de su rostro que tuviera una queja y se quitó su playera. Estaba más mojada que seca y solo pudo aventarla por un lado del cesto de la ropa sucia y se frotó la cara repetidas veces. Los murmullos llegaron a sus oídos, pequeñas voces ahogadas por las paredes le daban casi la indicación de salir de allí porque no era normal tanta gente en su casa.

Durmió bien. No como hace tres años o como espera dormir en su futuro laboral, pero bien. Se alarmó un poco al darse cuenta que ya pasaban de las once y sigilosamente bajó las escaleras, tratando de no hacer ruido para saber de forma completa lo que estaba sucediendo.

No, no, no. Tienes que ser más rápido.

¡El ruido que hacemos ahora es peor que cuando se cayó!

¡La evidencia, esconde la evidencia!

El último escalón hizo que rechinara la madera y un trío de adolescentes se volteó hacia él, con cara de horror al principio, pero después una sonrisa bastante falsa y perturbadora. Las manos de Luhan se encontraban en su espalda.

Baekhyun, a sabiendas de que habían hecho algo, se limitó a caminar hacia la cocina y servirse un vaso con agua sin dejar de mirar a esa horda de criminales. Se sentó en un taburete, más preocupado por su olor mañanero que por la travesura que sus amigos habían cometido.

—Baek, buenos días. —Junmyeon le sonrió más grande.

Los ojos de Baekhyun pasaron hacia la espalda de Luhan, pero este empujó a Chanyeol hacia el frente con complicidad, cubriendo medio cuerpo por detrás. Baekhyun sintió directamente eso como una agresión, Chanyeol con el cabello despeinado y cara de dormido nunca lo había impactado tanto. Carraspeó y dio otro sorbo a su bebida, cubriendo su sonrojo.

—¿Qué han hecho? —preguntó sin más. Él no era el pepe grillo del grupo, ese lo era Junmyeon, y ya comprendía lo que se sentía estar a la expectativa de la idiotez nueva del día. Atacó al rival más débil en mentir—. ¿Junmyeon?

Éste negó la cabeza como si nada.

—Íbamos a hacer hotcakes, tu madre nos dejó los ingredientes antes de irse con sus amigas. Pero descubrimos que no hay mantequilla y por eso —De pronto, empujó a Chanyeol hacia más delante en un arrebato de no saber qué hacer— necesitamos que tú y Chanyeol vayan a la tienda a comprarla. Urge, urge, morimos de hambre, ¿verdad? —dijo entre dientes, mirando a los otros dos. Chanyeol pareció tragar saliva, Luhan asintió como loco.

Bien, pensó Baekhyun. Si fuera algo realmente grave me lo hubiera dicho de una vez. Espera...

—¿Con Chanyeol?

—Sí, sí —Luhan gritó fuerte—. ¡Ustedes conocen la zona mejor, vayan ya, ya!

—¿Qué...?

Baekhyun no pudo terminar la oración, porque Junmyeon ya estaba sacándolo de su silla y arrastrándolo hacia la entrada. Chanyeol trotó por detrás de ellos algo desconcertado y cuando Junmyeon lo echó prácticamente de su casa, Baekhyun seguía aturdido. Tuvieron que pasar unos segundos hasta que una brisa le dio un escalofrío, que recordó su singular apariencia. Y bueno, Chanyeol no hizo más que aguantar la risa y mirar.

—¿Piensas ir así?

—Oh, demonios. —Inconscientemente Baekhyun se llevó sus manos al pecho, pasando sus brazos por las axilas entre el frío y la vergüenza—. Iré por una...

—¡No! —Chanyeol lo detuvo algo precipitado.

Baekhyun achicó sus ojos.

—Ustedes, ¡¿que han...?!

La voz de Baekhyun fue amortiguada por una prenda negra en su cabeza. Olía a manzanilla y a Chanyeol, y su voz no pudo salir más por haberse mareado. Se quitó la prenda de encima y miró al otro, quien se había quedado con un suéter ligero y comenzó a arrastrar a Baekhyun todavía semidesnudo por la calle.

—Opino que te pongas la sudadera, una vuelta a la manzana no mata a nadie —objetó Chanyeol, cuando se dio cuenta que estuvo a punto de querer regresársela.

Una vez más, Baekhyun mudó ante el comentario y sin más opciones que las de ponerse eso a ir desnudo, se la colocó. Al sacarse la cabeza por encima y ver que la sudadera le llegaba a mitad de los muslos, miró a Chanyeol con una mueca de disgusto. Éste no se detuvo en su reacción.

—¿Por qué siento un deja vú con la sudadera que me regaló tu hermana?

Chanyeol se mordió los labios.

—Juro que no tuve nada que ver con eso.

—Pero ahora —Baekhyun estiró sus brazos, demostrándole que ni siquiera lograba sacar sus dedos de las mangas—, sí que has tenido que ver. Con mis shorts pareciera que no traigo nada debajo. ¿Tienes algo con el plus size?

Chanyeol se encogió en hombros, mirando hacia los dos lados de la calle para poder luego cruzar.

—Cómodo —respondió Chanyeol— y sexy.

Baekhyun no tuvo ni siquiera tiempo para reaccionar a eso cuando el más alto lo empujó para que corrieran atravesando la calle antes de que otro carro no les diera el paso. La fascinación de correr no lo dejó una vez llegaran al otro lado, Chanyeol casi que le obligó a trotar hasta la tienda de forma repentina mientras que Baekhyun trataba de que no se le metiera un aire que le hiciera colapsar.

—Hijo de... —No pudo completar la oración, un tosido le vino a interrumpir—. Fue demasiado...

—Creí que solías jugar futbol, querido Baekhyun. —Se burló Chanyeol, entrado a la pequeña tienda haciendo sonar la campana.

Baekhyun le siguió, saludando con la cabeza a la encargada de la tienda.

—¿Qué esperabas de ahora un jugador de Yu Gi Oh? Además —recuperando un poco el aire, Baekhyun se quedó en una esquina, viendo cómo era que Chanyeol fisgoneó la tienda en vez de irse directo al refrigerador de lácteos—. Grasa uno, músculos cero.

Solo pudo escuchar un "mhm" lejano por parte de Chanyeol.

Cuando estuvo totalmente recompuesto, miró alrededor. Solía visitar a menudo la tienda, era una combinación entre comida y antigüedades, el dueño era un conocido de la familia y con quien mejor se llevaba su padre en el barrio. Era un hombre ya en su tercera edad, pero vivía y hacía como si no tuviera más de veinte y llegó a un punto que solo lo veían unas cuatro veces al año por sus constantes viajes.

Recordó, inevitablemente, una vez que fue con Kyungsoo a esa tienda. En realidad, la primera y última vez. Su amigo necesitaba unos extraños artefactos para su clase de arte y Baekhyun juraba haberlos visto en la tienda. No era tan grande pero sí profunda y llena de cosas, por lo que tardaron aproximadamente una hora para encontrar lo que buscaban aún cuando Baekhyun se quería rendir a los quince minutos. Claro fue que Kyungsoo no le permitió eso.

¿Has llegado lejos haciendo eso? Le regañó Kyungsoo aquella vez, cuando salían de la tienda y el sol se estaba poniendo. ¿Cuántas cosas no has logrado por rendirte a la primera? No estás 'intentando cosas nuevas', estás acumulando tus autoproclamados fracasos y el peso de ellos serán lo que te impida avanzar la próxima vez.

Hizo una mueca al ver cómo su dedo estaba sangrando. Se había hecho daño.

—¿Ya está? —La voz de Chanyeol también le regresó a la realidad. Lo veía desde arriba con una bolsa de cartón, echándole miraditas a su dedo—. Um, señorita —murmuró Chanyeol hacia la encargada—. ¿Tiene banditas?

--


—¡El alcohol está de más, el alcohol está de más! —chilló Baekhyun.

Chanyeol no tuvo compasión alguna, y depositó media tapa de alcohol en su herida. El ardor que sintió Baekhyun fue tan profundo hasta que Chanyeol empezó a soplar y éste iba diluyéndose poco a poco. Con los labios apretados y su orgullo dañado por chillar en público, alejó su mano de la de Chanyeol.

—Estoy bien. Mi dedo hizo un escándalo.

—Yo vi mucha sangre —Chanyeol le volvió a tomar la mano y sacó una bandita del paquete, la abrió como pudo con su boca y se la colocó—. Uno no puede ir desangrándose por la calle así como así.

—¡Fue sin querer!

—Uno no se hace daño tan directamente 'sin querer'.

—¡No voy a morir!

—Uno no va con...

—¡Deja esa habladuría, pareces mi madre! —gritó Baekhyun, algo más fuerte de lo que debió.

Se habían detenido dos casa antes de la suya, en donde había un pequeño parque que casi no era concurrido al no haber juegos para niños más que un par de bancas y una fuente sin agua. Se había magullado el dedo fuera de su consciente, aunque eso ocurría frecuentemente era la primera vez que sangraba tanto y no pudo explicarle a Chanyeol antes de que entrase en crisis.

Pasaron algunos segundos en un silencio algo incómodo, Chanyeol tenía un puchero molesto y Baekhyun solo parpadeaba repetidamente sin saber qué decir.

—Me preocupo por ti —dijo Chanyeol un minuto entero después, sin mirarlo, y guardando las cosas.

Baekhyun le dio una mirada y, cuanto los días anteriores había pensado que Chanyeol era algo aterrador —que, sin duda lo es cuando está realmente enojado, como lo estuvo con Jongdae— pero de una manera en que, por cuanto más estaba Baekhyun cerca de él y después de lo que pasó en la casa del otro, había pensado que mirarlo fijamente por más de tres segundos lo destruiría, pero no fue la ocasión.

Era vergonzoso, sí. Después de tremenda escena en la cual Chanyeol se dio cuenta de sus intenciones e hizo como si no, la opción de volver al inicio o a cómo eran estaba lejana, perdida. Y, si bien lo seguía sintiendo así, hubo un pequeño toque dentro suyo que le hizo pensar que tal vez las cosas cambiaron, pero no estaban perdidas. Que aunque había dado por reflejada una visión suya indefensa y necesitada, todavía se sentía seguro y terminaba queriendo más de él.

Por tanto, cuando miraba a Chanyeol, había roto ese pensamiento catastrófico por fin. Incluso Sehun lo dijo, no había perdido necesariamente algo, tal vez hubo una pequeñísima ganancia. Porque, a fin de cuentas, la emoción no se cortaba. Lo que quería no se había esfumado en absoluto, es más, era posible que se hubiera intensificado pero sentía que tal vez podía controlarse.

No sentía un rechazo en absoluto. Había miedo.

Para entonces, estaba jugando con sus dedos. Había caído en otro trance, pero milagrosamente ya no se hizo daño a sí mismo. Normalmente otro dedo hubiera terminado rasgado también. No estaba seguro hace cuánto Chanyeol le había devuelto la mirada, transmitiéndole una inmensa calma mental, ya que su corazón no dejaba de trabajar con fuerza.

—Ten.

Baekhyun pasó de mirar directamente a Chanyeol a ver lo que él le tendía en sus manos. Levantó las cejas al ver una caja cuadrada pequeña. La tomó lentamente y al tiempo que el otro le daba pie a abrirla, Baekhyun trataba de respirar con un ritmo decente.

Se encontró dentro de la caja con una taza. Al sacarla, se dio cuenta que no era especialmente bonita o de un color de su gusto. Era gris de material liso, sin decoración alguna, pero era suave. Confundido, levantó la mirada otra vez hacia Chanyeol, preguntándole con los ojos qué significaba eso.

—Está fea —En vez de preguntar, Chanyeol confirmó—, pero creeme que es lo mejor que pude encontrar.

Baekhyun tocó una vez más la taza.

—Es suave.

—¡¿Verdad?! —reaccionó Chanyeol—. Por esa razón fue la reina de la feas. Tenía ese algo especial, ese algo que capturó mi atención.

Baekhyun volvió a dejar la taza por un lado y terminó mirando a Chanyeol de nuevo.

No debería observarlo de tal manera, tal vez estaba en el cruce del límite pero no podía evitarlo. Chanyeol parecía esperar algo, pero no había más que su mirada como si el interludio de la taza hubiera fracaso en el intento de poner algo en medio, cosa que tal vez ninguno de los dos pudo lograr.

—Chanyeol... —susurró Baekhyun, tan bajo. ¿Cuántas cosas no has logrado por rendirte a la primera?—. ¿Alguna vez has besado a un chico?

No estás 'intentando cosas nuevas', estás acumulando tus autoproclamados fracasos.

Sin duda, Chanyeol quedó aturdido por la pregunta. El corazón de Baekhyun iba a mil, pero no dejaría de mirarlo. No debería sudar como empezaba a hacerlo, o a sentirse tan cálido como lo estaba viviendo. No se giró, no se burló, no le dio un golpe. Sehun estaba en lo correcto una vez más. No obstante, se veía casi genuinamente confundido, y Baekhyun comenzaba a creer que realmente Chanyeol escondía más cosas de las que él mismo.

—Chanyeol —instó, porque si bien estaba seguro de que lo había escuchado correctamente, no pudo evitar el querer sentir lo mismo cuando vio el rostro de Chanyeol al preguntar:—. ¿Has besando a un chico alguna vez?

El alto hizo un ademán, como si hubiera estado a punto de responder pero o bien no le salieron las palabras o su garganta no estaba lo suficientemente lubricada para ese momento. En cuanto a Baekhyun, tenía la garganta seca. Era un juego sin fin.

—No —respondió finalmente. Suave. Lo dijo muy suave.

Baekhyun asintió, quedándose en su lugar unos instantes más. No lo había hecho. De acuerdo, no lo había hecho. Con un impulso de quién sabe dónde y esas palabras repitiéndose en su cabeza, Baekhyun terminó moviendo la caja hacia atrás para poder deslizar su cuerpo sobre la banca.

—Bien —Baekhyun estaba mareado. Debía cerrar sus ojos, debía sostenerse de algo—. ¿Y quieres?

El peso de ellos serán lo que te impida avanzar la próxima vez.


--

Al llegar a casa, Baekhyun fue recibido por Luhan quien le intentaba decir una y otra cosa, luego atacó a Chanyeol —quien venía detrás suyo— y le preguntó algo más. El tiempo se sentía lento, como si hubiera ralentizado su vida a un negativo y por más que intentara escuchar a los demás se sentía como si estuviera debajo del agua.

Llegó a la cocina, sobre la barra se encontraba una bolsa con trocitos de cerámica color azul. Luhan rechinaba su voz por detrás, Junmyeon formulaba excusas por delante y había una pequeña notita a un lado que decía: "Lamentamos haber roto tu taza favorita, sabemos que era la que te regaló tu crush en secundaria", llegó un punto en donde solo dejó la nota a un lado y asintió a la nada, no había escuchado.

Chanyeol dejó la nueva taza a un lado de él y, sin poder mirarlo a la cara, apenas percibió el movimiento de los demás —especialmente de Luhan— sobre la cocina, como si ya se hubiera cerrado el tema y se concentrarían en cocinar su tardío desayuno. Baekhyun se quedó allí, sentado una vez más sobre el taburete. Luhan seguía abriendo la boca. Chanyeol estaba fuera de su vista. Junmyeon le dio una que otra miradita.

Baekhyun ya no pensaba correctamente. El sartén estaba poniéndose caliente. Luhan preguntó por qué habían tardado tanto. Por qué, por qué, por qué. No supo si Chanyeol le respondió algo, pero con su respuesta, Luhan pareció satisfecho.

Junmyeon le miraba el cabello. A él y al de detrás de su cabeza.

El teléfono de la casa sonó y Baekhyun tenía que atenderlo. Entre todo el murmullo y el pitido en su oído, el ring ring ring no pasó inadvertido. Se levantó, dedicándose a mirar sobre el suelo y tomó entonces el teléfono. Como costumbre, miró hacia la cocina, y se percató que mientras Luhan y Chanyeol hacían los hotcakes, Junmyeon le seguía mirando, pero era un rostro indescifrable.

—Hola. —Se las arregló para contestar.

Luhan escapó porque algo salpicó. Chanyeol le bajo a la lumbre.

Hola, buenas tardes. ¿Es usted el joven Byun Baekhyun?

—Sí, él habla.

¿Se encuentran sus padres?

Junmyeon sonrió de pronto, soltando un bufido. A lo lejos, muy lejos.

—No están en casa, ¿que ocurre?

Ahora, Junmyeon se burló de él, señalando sus labios. Oh vaya, leyó en los suyos.

Soy su abogado, Kang Insung. Le notifico que el caso presentado sobre la demanda de la Sra. Do ha tenido una actualización, y aunque estábamos seguros de que todo saldría a nuestro favor, todavía hay ciertas apelaciones. Por tal motivo, siguiendo su solicitud todavía activa para poder visitar los restos del joven Do ésta ha sido aprobada, pero antes como es costumbre con la Sra. Do, tiene una condición que si es cumplida podrá dar por finalizado el proceso legal, ella retirará la demanda y se dará fin a la investigación de incitación al suicidio. Claro es, que finalmente se dio cuenta de lo que tiene por perder.

Baekhyun pudo reaccionar. Con un fuerte bong, todo recuperó su ritmo normal, los sonidos se mezclaron y pudo escucharse a sí mismo hablar.

Volvió a la realidad, muerto de miedo.

—¿Y qué es?

—Una cena con la Sra. Oh —compartió el abogado Kang—. En su casa... En la casa de los Do.

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Muchas gracias por leer;;

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