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x. MIEDO




Está en mis sueños una vez más.

Definitivamente es por lo incómodo del sillón en donde está dormido, pero no puede hacer absolutamente nada ya que si se despierta ahora, está seguro que no volverá a dormirse y no podrían ser más de las dos de la mañana.

Así que, sin ninguna otra opción, el único camino posible es una vez más por el muelle. En esa ocasión todo está oscuro y la luna brilla tanto que apenas le es posible dar algunos pasos sin desviar la mirada hacia el frente. Usó su mano para cubrirse de la luz y miró hacia abajo en el momento que llegó a la punta, justo en donde estaba Kyungsoo.

Estaba tan perdido en sus pensamientos que Baekhyun contó casi cinco minutos hasta que le hizo caso, pero sin dejar de lado su avanzado estado de indiferencia. Si le regresa la mirada con odio o remordimiento, Baekhyun nunca aprendió a leer a Kyungsoo, por lo que lo ignora totalmente. Apenas quiere decidirse si dejarse guiar por ese sueño era una buena opción.

"¿Por qué crees que lo hice?"

Baekhyun, con ese tono, ya sabía que no duraría mucho. La voz de Kyungsoo suena tan lejos, como si le hablara desde un túnel aún y cuando está a un lado de él.

"No lo sé."

"¿Y quieres saberlo?"

Baekhyun ve al fondo cómo el supuesto mar se mueve con fuerza, casi como si una tormenta estuviera a punto de comenzar.

"Y no el hecho de hacerlo, sino el por qué decidí que tú estuvieras allí para presenciarlo todo." Continuó Kyungsoo, cada vez más lejos.

Baekhyun cerró los ojos. No era ni siquiera el Kyungsoo real, no era más que su inconsciente tratando de completar las inconsistencias en su vida, pero rayos, cómo había estado sensible desde hace días.

"Pero, te lo diré luego porque... si lo sabes ahora, ya no podré venir a visitarte, ¿verdad?"

Kyungsoo tiró una piedra al agua, convirtiendo el océano en un remolino imparable. Todo voló dentro de él incluyéndose, y fue directamente la sensación de caída en picada cuando su cuerpo se tambaleó y no tuvo ninguna otra opción más que acomodarse.

Al momento de abrir sus ojos una vez más, la rabia que contenía dentro salió en forma de mareo y estaba sintiéndose molesto incluso de un sueño.

Porque, realmente era una buena pregunta.

Porque, entre todas las cosas, eso era lo que más resentía.

Porque, de entre todos sus amigos, era el único quien podía hacer algo.

—Son las cinco. —La pastosa voz de Sehun entró en sus oídos, su cuerpo seguía muy tenso como para moverse más—. No tengas pesadillas tan temprano en la mañana.

Para cuando los ojos de Baekhyun enfocaron correctamente y ese espantoso dolor en su espalda se espabiló en su mayoría, Sehun estaba completamente despierto con un cómic entre sus dedos.

--


Baekhyun rodó los ojos al momento que terminó de subir las escaleras del instituto.

Admitía que había omitido su existencia últimamente desde el último altercado, pero conocía cosas básicas de Jongdae y el único motivo por el que estaría en la puerta antes de las nueve de la mañana, era para encontrarse con él y eso casi nunca significaban buenas noticias.

—Veo que tienes una pequeña cicatriz en el rostro. Bonito recuerdo.

—Hoy amaneciste muy turbio, Baekhyun. —Jongdae levantó una ceja, separándose de la pared—. ¿Mal día?

—Mala semana, tal vez.

Milagrosamente y en contra de sus expectativas, Jongdae dejó que pasara sin percance alguno, cosa que si bien lo calmaba un poco, lo dejaba a ascuas para el próximo encuentro. No era común que eso sucediera y estaba casi seguro que se traía algo entre manos.

El día no tuvo cambios muy drásticos. Estaban a menos de una semana para que las clases se pusieran más rígidas por los exámenes antes de las fiestas navideñas, por lo que el tiempo muerto no existía dada la seria supervisión de sus profesores, lo que le dio pie a solo ver a Luhan en las comidas y después de clases. Agradecía no tener que escuchar su plática sobre el increíble avance médico matutino, o sus extraños experimentos y mucho más que las preguntas sobre Sehun se quedaran al aire.

Junmyeon se centró en sus actividades extracurriculares de teatro, sería parte del elenco oficial en la obra del fin de año por lo que mucho menos lo veía a él. Así fue como queriendo o no, Baekhyun vagaba solo por los pasillos, comía su almuerzo en su escondite o a veces se quedaba en su salón para no escuchar el ruido externo.

—... veintisiete, veintiocho, veintinueve... ¿regresaste?

—¿Uh?

Baekhyun parpadeó varias veces seguidas porque no esperaba encontrarse con la silueta de Chanyeol sentada en su mesa. Por lo confundido y mareado, era bastante posible que se hubiera perdido en sus pensamientos una vez más. Miró el reloj en la pared y maldijo cuando se dio cuenta que solo le quedaban cinco minutos de descanso y no había dado más que una mordida a su sándwich.

Por otro lado, Chanyeol no cambió su expresión más a la que tenía siempre: una sonrisa leve y una luz en sus ojos que demostraban que bien podría ser juguetón o misterioso. Baekhyun pasó a mirar su comida y una vez más a Chanyeol. Estaba calmado.

—A veces me pregunto qué está sucediendo en esa cabeza tuya. —Baekhyun se recargó en su silla al escuchar la voz de Chanyeol, tan clara y firme.

—Muchas cosas.

Chanyeol se levantó solo para sentarse frente a él, en la silla del banco siguiente. La mirada en él, mientras más lo conocía, más lograba escandalizarlo. En su escala de amigos, los demás serían genuinamente más abiertos y les podría sacar sus secretos, pero con Chanyeol era como si navegara en un mar cálido pero en medio de la nada.

—Tan solo estoy curioso —continuó Baekhyun, sin romper el contacto visual— ¿qué es lo que sucede en la tuya?

Chanyeol entró en competencia, sin alejar sus ojos de él.

—¿Estás interesado en mí?

Esa pregunta no debería sacarlo tanto de sus casillas, pero ahí estaba, sacándose sangre sin querer por debajo de la mesa al rascar con fuerza la plama de su mano con su uña. De igual manera, pudo mantenerse. No era como si no lo hubiera tenido cerca antes o como si le hubiera hecho una pregunta de esa forma, ni siquiera tenía una intención más que superficial, así que no hay por qué titubear.

—Claro —contestó Baekhyun, perdiendo la batalla para mirar su sándwich—. Somos...

—Amigos. Y los amigos deberían saber el cumpleaños del otro.

—¿Es tu cumpleaños? —Levantó la cabeza con los ojos bien abiertos.

Chanyeol hizo una mueca, lo que pareció más un puchero.

—El veintisiete de este mes, fiesta en mi casa —Chanyeol le dejó encima de su cabeza una carta color marrón con un listón. Baekhyun lo vio levantarse—. Nadie entra sin invitación, no lo olvides.

Baekhyun chistó.

—Suenas como todo un millonario, no creí que fueras de los que hacen fiestas.

—No suelo hacerlas, en realidad solo invito a unos diez amigos y hacemos una parrillada. Nada de drogas, tampoco alcohol.

Baekhyun sostuvo la invitación entre sus manos, era rugosa y bastante resistente.

—Vaya, me siento halagado, estoy en tu top diez de mejores amigos —inquirió Baekhyun, sonriendo, mientras veía cómo era que Chanyeol iba hacia la salida para volver a su clase.

—No realmente —murmuró Chanyeol, al momento de que toda una estampida de alumnos ingresaba por la puerta—. ¡Nos vemos después de clases, Yoora tiene otro mandado y no puedes negarte!

—¡No puedo! —gritó. Chanyeol levantó las manos, en señal de pregunta—. ¡Tengo un citatorio por...! —No pudo terminar su frase, ya que Chanyeol había sido empujado por la puerta—. El caso de Kyungsoo.

--


Sería rápido. Muy rápido.

Fue lo que le aseguró su madre antes de dejarlo ir por la puerta con la consejera de la corte. Con una demanda por asesinato involuntario, Baekhyun a su corta edad, tendrá que enfrentarse a un juez frente a un tribunal para defenderse. O, por lo menos, eso es lo que su cerebro capta y lo que las series de televisión le han enseñado. Sin embargo, antes de ese paso, dado a que es menor de edad tiene que acudir con un psicólogo especialista y estaba tan cansado de ellos.

—Joven Byun, ¿está seguro que quiere quedarse en silencio y sin hacer nada por lo que resta de la sesión?

Mal. Él estaba haciendo cosas. Cientas, de hecho, en su cabeza. Como, por ejemplo, resolver el sudoku que tiene la Dra. Ahn en su escritorio. También, el imaginarse cuánta gente con algún problema mental no se habrá metido en ese consultorio enojados, tristes, psicóticos o melancólicos. De igual manera, viendo el gran rompecabezas armado detrás de la cabeza de la Dra. Ahn, ¿cuántas piezas tiene? ¿Cuánto se habrán tardado en costruirlo? Cuando menos era de un metro por uno y medio. Era bastante grande.

Y... sí, Baekhyun no ha dicho palabra alguna en veinte minutos. Tampoco llenó el formulario necesario que le piden al principio.

—Joven Byun.

Debería decir algo. Es su pensamiento, de hecho. Puede estar ocupado, pero era una excusa vaga para perderse los primeros cinco minutos, no la hora entera. Tengo que responder y actuar normal, como siempre. Pero, ya ha transcurrido mucho tiempo. Es ilógico que diga algo ahora.

—Joven Byun...

—Baekhyun —Se las arregló para decir—. Solo Baekhyun.

La Dra. Ahn cerró su libreta y asintió.

—De acuerdo, Baekhyun. Mi trabajo aquí es...

—Acreditar que estoy mentalmente estable para poder acudir a juicio y no encerrarme en un psiquiátrico.

Apretando los labios con una tenue sonrisa, la Dra. Ahn cerró su libreta y lo miró directamente.

—Crees tener todas las respuestas, ¿no es cierto? —soltó la mujer. Baekhyun enarcó las cejas—. No hay tiempo para esto, tengo casos mucho más importantes que este, así que es mejor que cooperes para terminar con esto rápido.

Baekhyun se quedó sin palabras durante varios segundos y después bufó.

—Es desagradable.

—Desagradable el traerte aquí después de dos años solo para recordarte algo que no quieres recordar. —La Dra. Ahn volvió a mirar su libreta, pero de vez en cuando volteaba a verlo por arriba de sus gafas—. Puede sonar petulante, pero estoy segura que ambos tenemos los mismo objetivos con este caso, así que, coopera.

Sea verdad o no, Baekhyun no pudo evitar sentir la furia recorrer su cuerpo.

Con una fuerte respiración procuró no encajarse las uñas una vez más. Solo debía repetir lo mismo, una y otra vez.

Y otra.

Y otra vez.

--


Que te remuevan las entrañas para darle paso a la realidad, era algo con lo que no quería lidiar. Tenía su burbuja de felicidad bien establecida, nada entraba o salía sin previa y justa autorización de su yo interno. Estaba molesto, pero no hay una razón aparente. El trabajo de la Dra. Ahn era imprudente, tocando el borde de la insolencia, pero allí estaba él: de camino a casa de Chanyeol, después de dejar la sesión diez minutos antes por un falso dolor estomacal.

Con ese pensamiento, la casa de Chanyeol por más acogedora que fuera, ya no era tan segura. Yoora sabía algo, su esposo mucho más y temía que le volvieran a preguntar. Tenía el corazón en la boca, pero no podía ir directo a casa porque su madre lo regañaría. Sus opciones eran escasas, pero tampoco quería estar completamente solo.

—Oh, Baekhyun, ¡pasa! —Sus oídos retumbaban y la sangre se le fue a la cabeza cuando vio a Yoora en la puerta—. ¡No te esperaba!

Baekhyun descubrió que el suelo era algo impresionante por mirar mientras caminaba más rápido de lo común para cambiar sus zapatos y subir las escaleras. Yoora lo rodeó con singular alegría como si no estuviera cargando a otra persona dentro de sí.

—¡Eh, eh! ¿Chanyeol te espera? Lo amenacé para que te trajera el día de hoy pero me dijo que no podías, ¡soy tan feliz de que estés aquí! Pronto tendré mi baby shower por lo que hay tantas cosas por hacer y...

Yoora lo siguió hasta el borde de las escaleras, pero paró su plática de forma inmediata cuando sin querer cruzó miradas con él. Rápidamente Baekhyun desvió la vista y contestó cosas entre "sí, es genial" o "te ayudaré", tratando de que lo dejara subir solo, pero la chica lo siguió en silencio hasta el borde de arriba de la escalera. Admitió que era una mujer agradable, pero estaba comportándose extraño y Baekhyun apenas podía lidiar con lo parecida que era a su hermano.

Cuando Yoora no dijo nada más y comenzó a sonar su celular, Baekhyun se dio por bien servido para poder escapar. Sin embargo, al dar un paso fuera de su alcance, Yoora posó la palma de su mano sobre la cabeza de Baekhyun, mientras hacía un puchero y contestaba el teléfono.

—Puedes gritar —murmuró Yoora con una voz suave, atendiendo la llamada.

La hermana de Chanyeol terminó con un pequeño apretón en su mejilla y se despidió con la cabeza, hablando de pronto tan emocionada como hace minutos. Baekhyun se quedó en el pasillo, inquieto, como si ese toque en vez de haber sido un simple gesto, fuera una bofetada a mano abierta en su rostro —mucho más fuerte que la que le dio la Sra. Do aquella vez.

Momentos después de tranquilizarse a sí mismo, sólo obligó a sus pies a moverse a la habitación de Chanyeol. En su cabeza, pasaban posibles escenario de Yoora y sus intenciones. Podría ser que realmente esté abusando de su poder guión embarazo guión ser la hermana de Chanyeol para que ellos hicieran el trabajo sucio. O tal vez era una espía, Baekhyun bufó, posiblemente su estómago era una almohadilla diseñada para explotar en caso de que sea necesario.

Con estos pensamientos tranquilizadores, Baekhyun terminó entrando a la habitación de Chanyeol, empujando la puerta sin pensar en otra cosa.

Lo que vio no era precisamente algo tan, tan extraño. Es decir, era sorprendente, sí. Ya le parecía extraño no escuchar los ruiditos que haría Chanyeol al jugar, o tocando un instrumento. Gracias al cielo que no lo encontró explorando otro tipo de cosas —eso sería más vergonzoso—, pero eso no evitaba que como quiera sus mejillas se coloraran y una risillas se le escapara.

¿Qué era eso? ¿Chanyeol estaba tratando de seguir una coreografía?

Traía los audífonos puestos y se las arregló para que una silla sostuviera la laptop en donde seguía los pasos de una chica. Estaba por terminar, intuía Baekhyun, ya que bailaba sin parar y sudaba como si hubiera estado haciendo eso por horas.

Miró a los alrededores para decidir lo que haría, pero poco después y con el leve sonido que salió de los audífonos de Chanyeol, Baekhyun se relajó, exhalando profundamente por primera vez en todo el día y comenzó a moverse al ritmo de la música mientras se acercaba al alto. Se aseguró de cerrar la puerta por detrás y liberó su cuerpo, dando paso a paso hasta llegar por detrás de él. Viendo que no se había dado cuenta de su presencia, Baekhyun tomó uno de los audífonos de Chanyeol y se lo sacó.

—Hey, ¿qué estamos bailando? —preguntó sin dejar de moverse, tal vez mucho más cerca del oído de Chanyeol de lo que debió.

Claramente el otro dio el salto de su vida, no sin antes dar manotazos al aire, uno que dio directo al ojo de Baekhyun quien no pudo hacer más que alejarse. Chanyeol terminó cayendo en su propia cama, rojo de la barbilla para abajo y perplejo por lo que había sucedido.

Por más picazón que sintió en el ojo, Baekhyun no tuvo tiempo para quejarse y no dejó de moverse. Entre todo, apretó sus labios con fuerza para disminuir la risa y no hacer que Chanyeol se sintiera tan avergonzado —aunque su rostro lo decía todo— y comenzó a exagerar los pasos de baile, hasta que por fin el alto logró expresar lo que fue un intento de llamar al nombre de Baekhyun y un bufido.

Yah.

—Así que esta es la razón por la que tienes un buen cuerpo aunque no te ejercitas. —Baekhyun siguió moviéndose entre que miraba el baile y a Chanyeol, sonrió—. Fantástico.

Sin duda Chanyeol estaba sin palabras, cosa que a Baekhyun cada vez le parecía más y más divertido, al punto de no poder mantener más la risa y dejar salir dos carcajadas que terminaron en risa incontrolable.

Claro sin dejar de bailar.

Yah —repitió Chanyeol, sin moverse todavía y tragándose todo su teatro—. Byun Baekhyun.

Para ese entonces a Baekhyun ya le dolía la mandíbula y se le salían las lágrimas de risa, aunque había dejado de ser divertido cinco minutos después. Reía y se movía, sorbía la nariz para llorar otra vez y se rasgaba la garganta para dejar salir una risa tonta y extraña, que terminaba siendo ahogada por un sollozo cubierto de risas.

—Sabes... —dijo Baekhyun, entre risas y carraspeos—. Ni siquiera es tan gracioso, es decir, ¿quién no baila en su habitación de vez en cuando o se hace la idea de que es parte de un grupo de idols o rock o lo que sea? No es tan gracioso porque es algo impresionante que hacer e incluso algo que yo he hecho cientos de veces pero en sí, ¿por qué....? —La sonrisa de Baekhyun titubeó y tuvo que fruncir el ceño para no perder la felicidad en su rostro.

Baekhyun soltó otra carcajada, dando un par de vueltas en su lugar.

—Dejó de ser gracioso, así que, ¿por qué sigo llorando? —sonrió, limpiándose la cara.

Chanyeol se levantó de la cama, viéndose bastante grande por encima de él. Un segundo después, como si la pena inicial hubiera desaparecido gradualmente, Chanyeol comenzó a balancearse de la misma manera hasta el punto que le siguió el ritmo también.

—¿Mi baile fue tan horrible que te hizo llorar? —preguntó Chanyeol, aunque en el fondo, parecía una afirmación. Una que Baekhyun quería creer.

—Lo fue —Baekhyun se frotó el rostro con su manga, aprendiendo con el paso de los segundos del cuerpo de Chanyeol, mientras que la música se apresaba en sus oídos—, pero no tan espantoso para hacerme llorar.

Sintió la mirada de Chanyeol hacia él. Era muy probable que se haya sorprendido al no seguir sus palabras, era la situación de escape perfecta. Lágrimas de felicidad, lágrimas de risa, lágrimas de vergüenza. Cualquiera cabría perfectamente en esta situación sin peros en lo absoluto, pero si bien su querido yo lo protegía, Baekhyun no quería ser protegido por sí mismo. No en ese momento. Así que, con la distancia acortándose entre ellos todo se sentía más seguro.

—¿Entonces qué te ha hecho llorar?

Y ahí estaba, una de esas preguntas por parte de Chanyeol en donde utilizaba una voz tan suave y de terciopelo, como si estuviera seguro que era arena movediza y que, con cualquier paso en falso, una serie de calamidades podrían generarse sin vuelta atrás.

—Bueno... —Y, en definitiva, era como si su entero cuerpo le diera un alto total, pero su mente divagaba y los ojos de Chanyeol, en el momento que lo miró de nuevo, pedían más. Tal vez hasta un paso más—. Solo... tienes estos momentos, ¿no es así? —Baekhyun extendió su mano derecha y tocó el pecho de Chanyeol, justo por encima de su corazón—. Que simplemente no puedes contenerte.

Como un hábito, Baekhyun obtuvo el malo de temblar. Así sea cuando estaba muy feliz o cuando estaba muy atareado, temblaba tan fuerte y poco a poco sentía como si las barreras protectoras estuvieran derrumbándose. No obstante, ahí, en ese instante, viendo a Chanyeol escucharlo con toda la atención del mundo y tan accesible, agregó en su lista algo más que lo hace temblar al doble.

¿Y por qué? Es una muy buena pregunta. Lo único que había hecho Chanyeol para hipnotizarlo era bailar con él, mirándolo y sonriendo.

La habitación se había sumido en un profundo silencio fuera de sus cuerpos agotados y de ser posible, juraba que el latir de su corazón retumbaba por las paredes. A un parpadeo, el dolor en su pecho se había mitigado, reemplazandolo por uno en el estómago. Sus mejillas estaban coloradas, eso era seguro, y Chanyeol podía verlo, sería un tonto si no pudiera sentirlo también. Al existir Chanyeol en ese momento, todo quedaba un poquito atrás. Le dolía un poquito menos.

La música había cambiado a algo más tranquilo, nada de necesidad de movimientos frenéticos, y al seguir al otro, sus pasos se redujeron y estaba incluso uno más adelante. Ya no miraba a Chanyeol a los ojos porque, si lo hacía, sería justo levantar el mentón para verlo directo y no estaba listo para ello.

Sin palabras yendo y viniendo, la situación se hacía algo extraña. Baekhyun había perdido el tiempo perfecto para todo —¿exactamente para hacer qué? se preguntaría— ya ni encontraba la manera de alejar su mano del pecho de Chanyeol porque, uno: sinceramente descubrió que le gustaba tocarlo y, dos: no lograba descifrar si en verdad lo que sentía era el pulso acelerado de Chanyeol o su mano, la cual temblaba como loca.

Duró poco, de hecho, ya que si bien sus pechos no se tocaban estaban a no más de quince centímetros de distancia. En qué momento se había acercado tanto, no recordaba. Su helada mano fue cubierta por la de Chanyeol, quien lo tomó como si su plena intención fuera protegerla, brindándole calor no solo allí, si no en todo el cuerpo.

Chanyeol le ayudó, siendo él quien bajara la cabeza para llegar a su altura y Baekhyun no tuvo otra opción más que observarlo. Sus ojos se veían un poco más oscuros de lo usual y pudo detectar un pequeño lunar que se asomaba por el lagrimal. Dio un recorrido magistral por todo su rostro hasta que paró de plano en sus labios.

Los quería. Quería besarlos.

El simple pensamiento le hizo volar la cabeza, acompañado de una puñalada de culpa insertándose en su pecho. Es decir, ahí estaban. Justo en frente. Solo tendría que dar un pequeño brinco o un paso para sellar esa desesperación que penetraba tan profundo en su mente.

—Baek.

Como un cierre en el telón, Baekhyun tuvo que aterrizar su cabeza una vez más, volviendo a la realidad e implorando a su cuerpo que dejara a un lado sus atrevidos pensamientos. Tragó saliva bastante duro y se las arregló para volver a mirar a Chanyeol a los ojos. Sus manos seguían juntas, Chanyeol seguía allí, irradiado calidez.

—Por contarme, gracias. —Chanyeol terminó alejando su mano de la suya con una suavidad indescriptible, colocándola en su cabeza. Era de familia, y hasta ahora se daba cuenta de que, cuando Yoora hizo lo mismo, era para reconfortarlo—. Diciéndolo, ¿no te sientes un poco mejor?

Baekhyun apretó los labios, sin querer dejar ir el momento.

—Sí, se siente bien.

Se dio cuenta.

Baekhyun vio ese pequeño gesto en la boca de Chanyeol y ese otro en sus ojos de confusión al separar la mano de la cabeza de Baekhyun para dar dos pasos hacia atrás, irgiéndose lentamente.

Chanyeol rompió el contacto primero, estirando su ropa y girando hacia su cama, como si hubiera algo interesante por ver. Tragó saliva una vez más, su garganta era lo suficientemente fuerte como para que se escuchara. Baekhyun, con un pequeño dolor de cabeza pero sin dejar de mirar a Chanyeol, se movió hacia atrás, porque estuvo a nada de perder el equilibrio. Su expresión era perpleja y apenas podía parpadear.

—Chanyeol...

—¿Hm? —Fue casi imperceptible, pero pudo apreciar cómo es que el propio Chanyeol ralentizó sus pasos al voltear a verlo.

Lo sabe.

No supo qué decir ese momento más que mirarlo una y otra vez. Su corazón seguía agitado, el calor en su cuerpo era tan profundo que no dudaba que estuviera todavía completamente sonrojado. Al menos había dejado de llorar. Al menos había dejado de pensar en eso.

Negando, Baekhyun parpadeó.

—Nada.

Se dio cuenta.

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¡Hola!

Después de un tiempo, ¡he vuelto!

Quiero agradecerles mucho a todos ustedes quienes han estado al pendiente de la historia, que han votado y al doble a quienes ha dejado sus comentarios. La manera en que expresan su gusto y su perspectiva de la historia como tal, me llena de ilusión. Estoy feliz que les interese tanto /aunque sea algo más heavy a lo usual que hago/ ya que para mí es mi obra favorita. De nueva cuenta, muchas gracias a todos, y nos leemos pronto.

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