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viii. LÚCIDO

Se lo estaba llevando el demonio.

Apenas durmió unas tres horas cuando su cuerpo le exigió vomitar. Había corrido hacia el baño de Junmyeon lo más rápido que pudo y descargó todo lo que tenía en su estómago. La cabeza le punzaba de una manera como si le estuvieran martillando miles de tornillos y quería llorar de lo fastidioso que era.

Tomó ropa de los cajones de Junmyeon y cuando por fin dejó de vomitar, buscó su cepillo de dientes para eliminar ese horrible sabor.

Eran apenas entradas las siete de la mañana, según el espejo estaba hecho mierda: su cabello lleno de algo grasoso, ojeras, la piel gris y sus labios completamente resecos. Ni podía cerrar los ojos porque sentía que se mareaba más, por lo que a tientas y en oscuridad buscó la puerta para ir por un vaso de agua.

Los padre de Junmyeon se encontraban de viaje —de otra manera no hubieran podido hacer ese desastre— y su hermano era un internista en el hospital por lo que no regresaría a casa pasado el mediodía. La casa de Junmyeon era espaciosa y cómoda, era su lugar favorito para jugar vídeo juegos y pasar la noche, aunque ahora que llegó Chanyeol, bastaría una vez que fueran a su casa para que sus amigos se enamoraran de ella.

Con su vaso de agua listo y algo de sopa para que su estómago no estuviera vacío, Baekhyun salió a la terraza. Sin embargo, casi le da algo en el corazón cuando vio a Chanyeol de pie mirando hacia el amanecer. Los recuerdos de hace horas llegaron como balas sin detenerse, carcomiéndole el cerebro y provocándole un cuadro de ansiedad. Hizo bastante ruido al intentar devolverse, cosa que obvio Chanyeol escuchó.

—¿Baek?

Con una maldición en los labios, Baekhyun se quedó un momento en su lugar hasta que tuvo que voltear.

Chanyeol se veía entre somnoliento y confundido, pero cuando logró verle la cara bien se relajó. Estaba fresco por la mañana, así que el alto había tomado una de los suéteres de Junmyeon lo cual le hizo verse muy apretado y gracioso.

—¿Por qué estás despierto? —Baekhyun sintió una arcada al escuchar su propia voz, el aliento todavía tenía señas de que estuvo vomitando todo su hígado hace rato.

—Luhan comenzó a hablar dormido y era tenebroso.

Chanyeol sonrió levemente, haciendo un ademán para que Baekhyun se sentara al lado en una mecedora de dos lugares acolchada que se veía bastante cómoda. La vista era impresionante, y cuando accedió a sentarse junto con él, el vuelo que llevaba la silla al menos no le hacía marearse tanto.

—Bueno, supongo que ya has visto lo peor de nosotros. —Después de unos segundos de silencio, Baekhyun suspiró—. ¿Debería disculparme por lo de anoche?

—Tengo la sensación de que si te digo que sí entonces no pasaría a la siguiente fase de amistad, así que no. No hay por qué.

Baekhyun asintió, dando un pequeño sorbo a su sopa. El cielo estaba tan naranja que presentía que en cualquier momento todas las televisiones emitirían una alerta de radiación. O que saldrían naranjas voladoras con la intención de matar y aniquilar a todos los humanos.

—Luhan nunca se ha detenido con respecto a su curiosidad y eso incluye el acoso sexual. —Baekhyun apretó su sopa—. Puede ser... o más bien no es justo. Incluso legal, pero eso le ha ayudado a Sehun y a Junmyeon reafirmar su sexualidad con el simple hecho de no caer por las insistencias de Luhan. Aunque... —Baekhyun ladeó su cuerpo para mirar mejor a Chanyeol quien lo veía fijamente—. Eso no quiere decir que todos los gays seamos de ese modo, cabe la posibilidad que el estereotipo esté presente y Luhan es una buena representación, por lo menos en el mito que un gay quiere contigo solo por ser hombre, pero si tú le pones un alto de verdad va a detenerse, así que no tienes porqué preocuparte...

—Baek —Chanyeol lo interrumpió—, entiendo tu punto.

Baekhyun apretó los labios.

—Menos mal.

—Eso no quita que vaya a olvidar que tuviste una erección por mí.

—¡Hey! —Baekhyun se movió los suficientemente fuerte como para que la mecedora tambaleara y los dos tuvieran casi la oportunidad de caerse. Chanyeol se echó a reír haciendo que se avergonzara más, lo cual le llevó a golpearlo en el hombro—. Que arrogante, al fin estoy conociendo tu verdadero yo, Park Chanyeol.

Chanyeol bufó y simplemente le devolvió el golpe a Baekhyun, aunque más que un golpe pasó su mano por la cabeza de Baekhyun para despeinarlo.

—Aún hay bastante por conocernos, Baekhyun.

--


La siguiente semana llegó en un parpadeo junto con una carta formal del abogado de la señora Do en donde se le acusaba por segunda vez —ahora ya de manera legal— y casi vomita.

Baekhyun se había quedado estático en el momento que vio la carta en el porche, justo antes de que se fuera al instituto. Venían letras sencillas y marcadas, exigencias tan duras que ni siquiera lograba comprender en el momento.

Se le acusa de homicidio involuntario.

Homicidio.

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Supo que Chanyeol había dejando de leer la carta cuando soltó un extraño 'qué mierda' al aire y se dejaba recargar sobre la pared. Baekhyun tenía la cabeza escondida entre sus brazos, semi acostado sobre la mesa de la biblioteca con los ojos cerrados sin ganas de hacer absolutamente nada.

—Me estás diciendo... —Chanyeol suspiró— que esta señora insiste en que fue incitación al suicidio por parte de ustedes. Especialmente por tu parte.

Asintió.

—¿Por qué rayos pensaría eso?

Finalmente Baekhyun levantó la cabeza y miró hacia el frente. Era pasada la hora del almuerzo y no tenía ánimos para seguir con sus clases. Se convirtió en un día fatal en donde no solo Sehun había estado desaparecido y su matrícula había sido dada de baja, sino que tendría que ver al oficial Ko y hacer nuevamente la entrevista. Como plus, esa carta le había caído como una patada en el estómago.

—Intento... —Baekhyun apretó los labios y de pronto sintió una inmensas ganas de vomitar. Cerró la boca y volvió a esconderse. Suspiró cuando sintió la mano de Chanyeol masajear su espalda.

Su cuerpo logró dejar de estar un poco tenso, pero el dolor de cabeza y la presión hizo sentirse expuesto.

—Trato de entender —Baekhyun lo intentó una vez más— por qué. La Sra. Do no es alguien loca, no sé por qué piensa así. Hay veces... hay veces que considero el hecho de que realmente hubo algo de mi parte que lo llevó a hacer eso.

—Baekhyun...

—¡Es que...! —Baekhyun gritó, dejando de esconderse e inmediatamente bajó la voz cuando recordó que estaba en la biblioteca. Vio cómo era que Chanyeol tenía una expresión de aflicción—. Solo piénsalo Chanyeol —dijo con una voz más calmada—, ¿por qué decidió que yo fuera el último?

Una vez más, la mano de Chanyeol pasó por su espalda y lo palmeó un par de veces.

La única respuesta que había obtenido han sido en sueños. Unos bastante recurrentes últimamente. Kyungsoo se aparecía como siempre, diciéndole palabras incoherentes y con falta de contexto. Y eso ni siquiera era él en realidad: era su propio inconsciente tratandole de decir algo.

--


Entre llantos de un bebé y el cuchicheo de tres ancianas sobre cuál nieto era el mejor, Baekhyun se acomodó sobre la incómoda silla de visitas del hospital. Tenía las piernas cruzadas y apoyaba su cabeza sobre su propio hombro mientras veía con desdén la manera en que Sehun trataba de alimentarse con puré y una cosa verde de procedencia dudosa.

—Está prohibido verme con tristeza. —Le comentó Sehun, sonriendo.

—No te veo con tristeza —Aunque sí lo hacía—. En realidad me da pena ver eso que te metes en la boca.

Sehun se encogió en hombros y comió de todas maneras.

El padre de Sehun es un doctor prestigioso y casi socio del hospital. No debería estar en un cuarto compartido por otras siete personas en donde cualquiera puede ir y venir a su antojo. De hecho tuvo un cuarto en la zona VIP, pero pareciera que decidió por sí mismo irse a la zona común aunque conociéndolo bien, no lo haría sin una razón en particular.

—¿Ya no volverás a la escuela?

Sehun miró el suero conectado a su vena y a sí mismo en ese pequeño espejo frente a él.

—Tomaré clases particulares. —Baekhyun abrió los ojos al escuchar eso y su corazón se detuvo un momento. Sehun continuó—. No creo volver, por lo menos con normalidad. Rechazo totalmente el tratamiento pero mi padre no va a preguntarme, una lástima no ser mayor de edad. Así que... las quimio comenzaron hace como tres semanas y estoy de la mierda.

Mordiéndose los labios, Baekhyun se sentó derecho en su silla. Era difícil hablar de eso. Aunque Sehun lo tomaba todo en broma e incluso soltaba una sonrisa entre dientes, Baekhyun sabía que era por el simple hecho de no saber cómo transmitirle lo que sucede y menos a carne viva, frente a frente.

No quería tampoco mencionarlo. Es decir, ¿qué puede hacer? Sehun no va a agradecerle nada. No le pide nada. Baekhyun no tiene nada que darle más que estar allí.

Sabía que no quería ir más al instituto porque estaba perdiendo cabello. No quería ir porque apenas podía dar unos pasos antes de necesitar sentarse. Ya casi ni podía moverse por sí mismo sin supervisión. Su piel estaba gris, sufría de tortícolis por lo menos dos veces al día. Vomitaba unas tres.

Baekhyun jugó con sus propios dedos y se dedicó a verlo comer. Le punzaba el estómago y tuvo la sensación de querer salir corriendo de allí.

—¡Por todos los cielos, ten más cuidado!

Tanto Baekhyun como Sehun miraron hacia la esquina de la habitación, en donde un hombre gritó tan fuerte que toda la habitación quedó en silencio. El señor no pasaba de los cincuenta, era bastante delgado y tenía un respirador. A su lado e inclinándose como seis veces seguidas, la enfermera se disculpó mientras trataba de recoger la charola de comida que el hombre había tirado al suelo.

—Puedo traerle...

—¡No necesito nada de ti! —gruñó el hombre.

La enfermera se veía francamente mortificada al punto que sus labios temblaron. Se veía bastante joven como para estar allí, y Baekhyun se dio cuenta de su razón al momento que la enfermera en jefe pasara por la puerta casi volando para llegar a su lado.

—¡Jina! —gritó la enfermera general, una señora rechoncha con lentes—. ¡Te he dicho que no trajeras fideos!

Una calurosa conversación comenzó entre ellas y la tal enfermera Jina no hacía más que disculparse. Baekhyun suspiró, regresando la mirada hacia Sehun para comentarle o decirle algo absurdo sobre la situación, pero al momento de darse vuelta vio a Sehun mirando la escena con fervor. No había comido nada más y se miraba molesto.

—Oh.

--


El oficial Ko nunca fue bien recibido por su familia bajo ningún aspecto. Desde el incidente, Baekhyun había quedado lo suficientemente traumado como para poder continuar por sí solo con la investigación, y es que simplemente Ko no tenía límites. Por eso mismo, cuando exhaló el aire salió entrecortado y sus dedos jugaban entre ellos.

Levantando la mirada, Ko se la regresó con un sorbo de café entre los labios y una pequeña libreta de notas sobre la mesa junto a su celular.

Era el día. Tenía que volver a conversar con el oficial Ko sobre Kyungsoo. Con ese oficial petulante que le hacía la vida de cuadritos.

Vio a Chanyeol sentado en el sillón de la sala totalmente al pendiente de la movilidad en la cocina y su padre estaba al otro extremo de la sala, con un libro entre las manos como si realmente no supiera lo que pasaba.

—Lamento que no seas un adulto aún, no confío en las entrevistas con terceras personas presentes. —El oficial Ko habló con cinismo, colocándose un palillo de dientes entre los labios reemplazando un cigarrillo, su padre le prohibió fumar dentro de la casa—. ¿Pero qué se le va a hacer? Eres un niño después de todo.

—¿Podría empezar con la entrevista? —susurró.

Ko gruñó entre dientes y escupió un pequeño pedazo de comida que tenía en su boca.

—Claro, entre más rápido empezamos más rápido terminamos, ¿verdad? De acuerdo Byun, está conversación será grabada como evidencia.

El oficial Ko era una persona contratado por la Sra. Do y su único objetivo era hacer que Baekhyun confesara algo que nunca había hecho. Años atrás, cuando lo enfrentó por primera vez, el hombre dejó a un lado su edad y conciencia, al punto de golpearlo para que dijera algo útil, pero su trabajo se vio frustrado por otro oficiales y una demanda por parte de sus padres. No se suponía que viera al hombre de nuevo, pero la Sra. Do no descansaría hasta que él fuera el que entrevistara a Baekhyun dos años después, así que no tenía opción.

—¿Qué tal era tu relación con el joven Do?

Baekhyun elevó los ojos hacia Ko. Había respondido esa pregunta mil veces antes.

—Buena, oficial Ko. —Se limitó a decir.

—¿Qué tan buena, Baekhyun? ¿Cómo se conocieron?

—En el último año de secundaria, entró a mi clase. Compartimos el gusto por una serie de televisión, fue así como empezamos a hablar. Éramos muy buenos amigos.

—¿Tan buena que no tenías ni idea que se mataría?

Ante el comentario, Baekhyun detuvo su jugueteó con los dedos y tragó saliva.

—Ni siquiera su madre lo sabía —Su voz tembló, pero no alejó la mirada—. Así que supongo que no.

—¿Algún indicio que tú o tus amigos tomaran como extraño? ¿No pelearon antes de que sucediera?

La ácida voz del oficial Ko le retorcía las entrañas, casi como si tuviera una herida en el pecho y estuviera metiendo los dedos en ella solo para hacerle más daño.

—Nada. Incluso ese mismo día, me invitó a su casa para pasar el rato.

—Y eso es lo fascinante, Baekhyun. —Ko inclinó su cuerpo hacia delante y se rascó la barba—. Fuiste el único que estuvo en su casa cuando las cosas sucedieron. Si no había nada raro y era un chico feliz, ¿por qué se suicidaría?

—Hay una declaración del psicólogo que atendía a Kyungsoo en la escuela. —Mantuvo la calma, respiraba.

Ko tocó los veces sobre la mesa para atraer su atención.

—Sé que sabías cómo usar el arma. —Su voz se hacía más dura, le encantaba cambiar radicalmente de tema para confundirlo.

—Antes la había usado.

—¿Esa misma arma? ¿Con tus huellas en ella?

—Tenían tres en casa, una estaba bajo llave, las otras dos eran para practicar. Con el tiempo, una se quedó sin municiones y la otra era la única que tenía.

Las imágenes volaron por su cabeza, intentaba no parpadear ya que en ese mini intervalo de oscuridad lo único que había era el rostro de Kyungsoo. Sus labios temblaron, sus ojos se perdían.

—¿Alguna vez tuviste un sentimiento negativo hacia el joven Do?

—No.

Ko soltó una carcajada.

—¿Ni uno solo?

—Estábamos bien.

—Lo suficiente como para que se metiera una pistola en la boca.

Detrás de Ko apenas pudo ver a su padre quien había dejado el libro atrás, y se encontraba en los brazos sobre las rodillas y la cabeza gacha. Baekhyun tuvo que ceder, cerrando los ojos por un momento aunque aquello le atormentaba. Sus manos estaban juntas, completamente rojas por la presión y esas últimas palabras le habían molestado mucho. Se sentía completamente expuesto, rojo de la rabia y temblando casi al punto de darle taquicardia.

Al abrirlos una vez más, lo primero que vio fue una fotografía algo arrugada, pero su corazón se estrechó al darse cuenta que fue la última foto que se tomaron todos juntos.

—¿Por qué es mi culpa que él haya hecho eso? —preguntó lento.

—Fuiste el último quien estuvo ahí.

—Eso no prueba nada.

—¿Piensas continuamente en la muerte, Byun?

—¿Qué?

Ko se relamió los labios, encogiéndose de hombros.

—No lo sé, Baekhyun. Me dijeron por ahí que uno de tus amigos va a morirse y luces muy tranquilo.

Las manos de Baekhyun ardieron como el infierno cuando las estampó sobre la mesa, haciendo que el golpe sonara tan fuerte que la superficie tembló bajo sus manos y Ko soltó una maldición. Los ojos de Baekhyun estaban cansados, ya indispuestos a seguir tolerando esa fea disputa entre lo que sentía y no. Estaba siendo humillado frente a su padre, frente a Chanyeol y lo peor de todo era que Ko no le tenía ni un puto respeto a Kyungsoo.

Con lentitud, Baekhyun atrajo la silla detrás de él una vez más y sentó.

Sus ojos ya no se apartaron de Ko y éste lo miraba de vuelta, ya sin una mirada burlesca.

—No sabíamos. Posiblemente yo fui al único quien se lo gritó a la cara, pero no me di cuenta, no pude deducir lo que pasaría. No sentía absolutamente nada.

Sus labios estaban resecos.

—Su padre es policía, Kyungsoo sabía dónde estaban las armas y el cómo usarlas. —Hubo un corto silencio—. Incluso disparamos juntos, por diversión, en el campo de tiro.

Su voz era un pequeño hilo audible que quebraba cada punto en su declaración.

—El sonido era intrigante. Incluso interesante. Me había acostumbrado a él, hasta que eso sucedió. De un momento a otro, Kyungsoo ya no estaba. En tan solo unos segundos, desapareció y, por esa milésima de segundo, bien pude impedirlo o ser testigo de él.

Apenas respiraba.

—Cualquiera de los dos hubiera sido horrible, sin embargo, me encontré en un punto medio. Ni adentro ni afuera. Los pájaros volaron, el silencio habló por sí solo. Me quedé ahí, incapaz de avanzar. Sabía que no había forma de sobrevivir a eso. —Tocó la fotografía—. Kyungsoo sabía cómo hacerlo, lo tenía calculado, lo preparó con mucho tiempo y, nosotros, no nos dimos cuenta.

Con un par de dedos, levantó la foto en dirección hacia Ko. En ella se encontraban cinco chicos, con las sonrisas deslumbrantes, donde Kyungsoo sonreía al punto de que sus ojos desaparecían y sus dientes se mostraban.

—Esta es la verdadera cara de la depresión. Una gran y hermosa sonrisa. Quisquillosa, mentirosa y finalmente amarga.

Baekhyun bajó la mano y ahora él se le quedó viendo a la foto.

—Y nunca estaremos bien. No nos lo vemos a perdonar. Hemos vivido con ello durante todo este tiempo y no va a cambiar. Incluso si no sabíamos absolutamente nada, después del funeral fue como si simplemente lo supiéramos todo entre nosotros. Y todavía con eso no somos capaces de decir o hacer algo. En el caso de Sehun que lo sabemos de pies a cabeza, que lo acompañamos desde siempre, al final, no seremos capaces de decir nada nuevo. Lo queremos, y fuera de eso, ¿qué más queda?

Baekhyun dejó caer la foto.

—¿Qué puedo hacer yo? —parpadeó—. ¿Qué debo hacer yo? Daría lo que fuera por cargar el peso de los hombros de Sehun por él, pero no hay manera.

Su boca se enchuecó.

—Soy un mal amigo.

Elevó un poco la voz.

—No contesto los mensajes a tiempo. No respondo llamadas. Me da pereza salir. No puedo decirle que todo estará bien. No sé cómo consolarlo.

Totalmente.

—Incluso si volvemos a nacer o reencarnamos, incluso si nos volvemos a encontrar como amigos ya sea con Kyungsoo o Sehun, voy a seguir tratándolos como lo hice y como lo hago ahora.

Algo sonó.

—Porque así soy yo. Porque así lo han vivido ellos. Porque somos amigos.

Baekhyun se levantó una vez más.

—Porque soy un mal amigo.

Ko se quedó en silencio durante un par de segundos y Baekhyun estaba al borde del colapso.

—¿Alguna pregunta más?

No supo exactamente en qué momento su padre llegó a su lado y lo sostuvo por el brazo. Ko lo miró con ojos curiosos, pero finalmente presionó un botón sobre su celular y recogió la libreta para ponerse de pie.

—Ninguna —contestó Ko.

--


Su padre le tendió un chocolate caliente enlatado al momento que la temperatura bajó algunos grados.

Su mente había estado abrumada desde que finalizó su plática con Ko al punto que no soportó quedarse dentro de su casa. El porche era una buena opción en donde no se ponía en riesgo por su estado actual y estaba lo suficientemente alejado de la fea atmósfera en su casa como para relajarse un poco. Sin embargo, no dejaba de temblar y por más que estuviera envuelto en una sudadera enorme no lo tranquilizaba.

—Tu amigo está bastante incómodo allá adentro. —El Sr. Byun le comentó cuando aprovechaba para sacar la basura—. Ha lavado los platos dos veces. Bien deberías mandarlo a tu habitación o a su casa. O bien —se cruzó de brazos— hablar con él.

Baekhyun apretaba los dientes. No había dicho ni una palabra desde hace dos horas y no era el momento todavía. Era consciente que si abría la boca posiblemente lloraría y estaba harto de sentirse así, por lo que su única opción fue huir de cierta forma, pero aunque su padre lo conociera bien y Chanyeol tuviera buenas intenciones, no era lo que necesitaba ahora.

Al no obtener respuesta su padre suspiró. Baekhyun supo que entonces él tomaría la decisión.

La respuesta la vio poco después, cuando escuchó a Chanyeol despedirse y salir lentamente por la puerta con su mochila en la espalda y una bolsa con tuppers en donde su madre le había regalado algunas guarniciones que le gustaban. Lucía ciertamente cansado y tenía el cabello algo grasoso, posiblemente por la maña de agarrarselo tanto cuando estaba nervioso.

—Baekhyun —Habló suavemente—. Me iré a casa.

Baekhyun se le quedó mirando un rato. ¿Qué debería decirle? No eran lo suficientemente cercanos como para pedirle que se quedara. Que aunque entre dientes dijera que no requería de su presencia, en realidad no le gustaba estar solo.

—¿Puedo....? —Chanyeol casi brincó cuando escuchó hablar a Baekhyun, parecía realmente sorprendido pero atento—. ¿Puedo llevarte a tu casa?

Chanyeol, con los ojos tan grandes como naturalmente los tiene, frunció los labios en confusión. Sin embargo, se irguió en su lugar y se encogió en hombros.

—Eso sería muy caballeroso de tu parte.


No tenía el permiso de su padre para salir en la noche en esas condiciones y solo. Aunque, pensándolo bien, estaba con Chanyeol por lo menos la mitad del camino. No tenía ganas de caminar pero allí estaba forzándose a sí mismo. Se imponía la excusa de que aire fresco le vendría bien, pero en realidad se estaba sintiendo más tenso que nunca.

Sopló un par de veces. Debería estar bien, quitando el hecho de que en su cabeza solo venían escenas y más escenas de ese día.

Abrazándose a sí mismo, Baekhyun tragó. Debería pensar en algo bonito. En un momento precioso que quite esa atmósfera tan lúgubre en su cerebro y reemplazarlo con situaciones o cosas en donde no tuviera que pensar tanto. Tal vez ese momento cuando Luhan se atragantó con una semilla y se estaba ahogando. Está bien, no era realmente agradable, de no haber sido por esa enfermera que comía al lado de su mesa, Luhan hubiera muerto.

De acuerdo, pensará en otra cosa.

Esa vez que Junmyeon los invitó un fin de semana al lago en donde sus padres tienen una cabaña. Fue agradable, es cierto. Entre sus pensamientos, sintió la mano de Chanyeol jalarlo levemente del brazo y le dijo algo que pareció no necesitar respuesta así que continuó. Ese día, sí, en el lago. Todos estaban muy felices, el clima era perfecto y fue divertido pasearse en las motos acuáticas. Aunque bueno, Junmyeon se excedió un poco en su aventura acelerando más de lo que debería lo que provocó que se volcara y se estampara contra el agua. No le gustaba usar salvavidas y de no ser porque su padre aceleró en su propia moto para sacarlo del agua con una pequeña contusión en la cabeza, Junmyeon hubiera muerto.

De acuerdo, deberá pensar en otra cosa.

Baekhyun maldijo en el momento que su cabeza comenzó a volar. Por algún motivo ya no pudo ser dueño de sus pensamientos.

Se detuvo a media calle y miró hacia todas direcciones. Lo único que lograba apreciar eran las luces, el sonido de los autos pasando por su lado y el cómo uno de ellos le tocó el claxon sacándole un grito. Su cuerpo se tambaleó, comenzó a tener miedo a estar en medio de la avenida, por donde los coches transitan y que de repente uno lo golpeara. Lo lastimara.

Ya no podía respirar. Y entonces, el calor era tan fuerte que estaba a punto de sacarse la sudadera de una y quedarse desnudo. Gritó una vez más cuando otro coche casi lo rozó por el brazo, acariciándolo tan de cerca que casi se lo lleva de encuentro.

—No puedo... —Apenas pudo murmurar. ¿En dónde estaba Chanyeol? ¿Se había marchado?

El conjunto de sonidos eran simples autos, palabras al azar y, reinando, su corazón. Podía escuchar cada latido, uno detrás de otro, tal vez mucho más rápido de lo que debería ir. Ahora el pecho le dolía, su cuerpo no dejaba de moverse, los autos seguían rozándose una y otra vez, mucho más fuerte la siguiente a la anterior para llegar un punto en donde tuvo que gritar para que no lo tocaran más y dejaran de poner su vida en riesgo.

Su garganta volvió a llenarse y en su mente se cruzó lo que le había pasado hace semanas, después de clases en donde tuvo que obligarse a dormir porque el llorar no era un opción viable. Sentía que estaba muriendo, que nadie lo ayudaba, que todo estaba jodidamente mal y la sensación era eterna, grotesca por lo que solo decidió tirarse al piso.

Si era arrollado por un auto, era mil veces mejor. Cualquier cosa era mejor que recordar y recordar y sentir cómo se ahogaba cada vez que sus ojos se cerraban y la imagen de cualquier persona desapareciendo estaba allí. Tan opaca, tan oscura, al punto que sus instintos lo obligaban a expulsar cualquier cosa que su mente no era capaz de digerir.

—¡Baekhyun!

Con un jadeo, Baekhyun levantó la mirada.

Chanyeol lo veía tan asustado que no dejaba de temblar. O tal vez era él mismo quien estaba temblando.

No estaba en el suelo. Tampoco en una avenida gigante, mucho menos en medio de ella y listo para ser arrollado. Estaba, cuando mucho, en una zona residencial, en frente de casas gigantes. Chanyeol no era el único allí, había una chica con un gran estómago y un hombre de mediana edad quien lo veía con preocupación.

Su corazón no dejaba de latir, la agitación en su cuerpo estaba tan viva que todavía sentía que estaba por morir, pero, se dio cuenta de lo que sucedía en realidad.

Y sollozó, como siempre, sin llorar.

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