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i. ALBA

Tu cara es un desperdicio cuando uno se entera que juegas Yu-Gi-Oh.

Baekhyun chistó con la lengua, centrándose en cómo era que su adversario tomaba una de las cartas del montón y lo miraba a través de los lentes circulares. Se tomó la libertad de ignorar a su amigo, quien estaba a un lado de él, comiendo un par de pedazos de manzana mientras miraba aburrido la competencia. Frente a él, un chico de primero llamado Hoseok, simplemente sonrió como si hubiera obtenido la carta con la mayor puntuación posible.

—Es tu turno —sentenció Baekhyun con precaución y ojos achicados hacia el menor—. ¿Qué tienes para mí?

—Baekhyunnie, no debiste apostar esa carta. —Hoseok masticó el chicle de su boca y le dedicó una sonrisa más preocupante que nada. Hubo un momento en donde él mismo sintió eso, que era mejor escuchar a su cerebro y no dejarse guiar por los sentimientos de grandeza dentro de él, pero maldita sea, ese chiquillo lo había retado de una manera tan dominante que se hubiera sentido tan mal consigo mismo si no aceptaba—. Aquí —bajó su carta del mazo. La quijada de Baekhyun casi cayó hacia el suelo de no ser de Sehun, quien le metió un pedazo de fruta a la boca antes de que el corazón se le saliera por allí o algo—. ¿Quieres rendirte ahora? Si lo haces, simplemente tomaré tu Change of Heart y nos evitamos de la pena ajena. Tú decides, Baekhyun.

Casi quiso escupirle porque tenía toda la maldita razón. No podía hacer mucho al respecto ya, estaba perdiendo de más y, siendo el gran Byun Baekhyun, no podía permitir que los demás se enterasen de su desdichado encuentro con un niñato de primero.

Carraspeó intentando verse profesional y teniendo una leve sonrisa para que su verdadero ser no se mostrara del todo. Sehun todavía lo miraba desde su lugar, sus ojos somnolientos simplemente continuaban juzgandolo como siempre lo había hecho.

—Entonces, lo damos por acabado. —Hoseok se levantó, metiendo con lentitud la carte en su carpeta. La naturaleza detrás de Hoseok casi callaba sus palabras, pero lo oídos de Baekhyun estaban tan enfrascados en él como si se estuviera llevando consigo a una de sus crías—. O mejor dicho, lo damos como si nunca hubiera pasado. Yo no tengo ningún problema con que nos la llevemos así. De todas maneras, ya tengo lo que quería —señaló su carpeta con la punta de sus dedos. Baekhyun casi gime ante el dolor en su pecho. Era su bebé—. Ya casi es hora, no vemos luego.

Sin más, Hoseok se levantó y caminó con aura de grandeza fuera de su lugar secreto. Detrás de las salones pegado al estacionamiento, era el lugar perfecto donde Baekhyun tenía sus encuentros clandestinos con los cerebritos del lugar. No era que le avergonzaba que la gente supiera que jugaba al Yu-Gi-Oh!, en realidad solamente quería ahorrarse las preguntas innecesarias de gente idiota.

—Esa ha sido la cuarta en la semana —susurró con los diente apretados, dejando que la pesadez sobre sus hombros se incrementara—. No sé qué está pasando. A este paso terminaré perdiendo todo —suspiró, volteandose hacia la pequeña mesa improvisada que Sehun había traído de la tienda de su tío, una de segunda mano en donde había un montón de cosas para vender. Quedó de nuevo con la vista hacia Sehun y éste se encogió en hombros mientras picoteaba su fruta.

—Creo que se debe a su amigo, ya sabes, al que insultaste sin miramientos por ser raro y esas cosas.

Baekhyun se enderezó de inmediato en su lugar y se acercó peligrosamente a Sehun con los ojos totalmente abiertos. Sehun se quedó con un rostro neutral y, por la pausa dramática que estaba dándole Baekhyun, procedió a meterle otro pedazo de manzana a la boca.

—¡Eso no puede ser verdad! —gritó con la boca llena. Casi se atraganta—. Lo dije sin realmente pensar, no creí que saliera de mi boca.

—Bueno, después de que la gente comenzara a molestarlo por pura bulla sobre que era muy excéntrico y que todos en el salón le hubieran soltado una carcajada por sus manías, yo creo que tiene sentido —lo apuntó con sus palillos y después metió un pedazo de mango en su boca. Luego, de nuevo alimentó a Baekhyun quien ya se miraba más con un pequeño chihuahua a punto de explotar de la temblés.

Simplemente no podía creer que eso le estuviera pasando a él. No estaba ni de cerca de ser un bully, y en realidad solo quería desvanecerse entre las personas y no hacer mucho ruido, no entendía tampoco cómo era que poco a poco la gente llegara a él, desafiando a un duelo. Podría considerarse en la definición de tranquilo —excepto cuando entraba en confianza y podía inhalar leche por la nariz.

—Por cierto, Baekhyun, tengo dos noticias.

Sehun volvió a tomar su atención y, mientras que en su cabeza se reproducían una y más maneras de vengarse de Hoseok y su tribu de bebés, su amigo terminó de comer, colocando la tapa de su vasija sobre el recipiente. Baekhyun lo miró entre cansado y calculador, terminando por tomar su botella de agua y utilizarlo como almohada y oso de peluche al mismo tiempo.

—¿Qué cosa?

—Luhan ha experimentado con el hamster de la sala de ciencias y creo que le ha hecho estallar un ojo.

—¡¿De nuevo?! —Baekhyun gimió, golpeando su cabeza contra la botella—. No puedo simplemente entender a ese sabelotodo. Por Dios, que ha hecho hasta lo imposible por llamar tu atención, pero, ¡¿esto?! Ese pobre animal ya ha sufrido demasiado. —dejó caer su barbilla sobre la mesa, para entonces volver a murmurar un montón de posibles amenazas y palabras de mala suerte.

Sehun simplemente se encogió en hombros y se rio, arrebatándole la botella de agua para darle un trago. Miró a su amigo con ojos suplicantes para que le brindara un poco de su comprensión, pero cuando Sehun ignoró sus pequeñas súplicas, Baekhyun volvió a caer sobre la mesa.

—¿Y cuál es la segunda? —preguntó sin ganas.

Cuando Sehun terminó de beber, se frotó los ojos y contestó:

—Tengo cáncer.

Por un momento los pensamientos de Baekhyun se detuvieron y todo quedó en blanco.

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Baekhyun podía imaginarse un sinfín de historias en donde los personajes se odian el uno con el otro para que, al final, terminen juntos por la simple regla del destino. Ya sea en novelas, dramas en la televisión o incluso en los extraños fanfics que escribe su prima; siempre está ese final tan esperado y anhelado —incluso a veces odiado— por todas las personas quienes están al tanto de él.

Podrían pasar desde desgracias hasta situaciones que te sacan un suspiro, la mente es genuinamente maravillosa y en ella se interponen todo tipo de pensamientos como barreras. Incluso, pensándolo una noche después de la ducha, Baekhyun entendió que su cerebro era tan poderoso que se hizo creer a sí mismo el órgano más importante dentro de su cuerpo.

Así que, tenemos en el pizarrón la capacidad que tiene el viento contra el objeto.

Como esa chica dando vueltas y brincando sobre las manos de sus compañeras, ella podría estar pensando en que está dando pasos cortos sobre la luna, o inclusive en un recital de ballet donde es la protagonista principal. Y ese chico en baseball, mientras tira la pelota en su cabeza estaría esa imagen de que está soltando una roca en una pelea callejera o que, con ese último tiro, tiene ganado el campeonato nacional.

Hay que mantener la fórmula bien escrita para su examen del lunes, no olviden llevarse la tabla para entonces. Y entreguen en línea su tarea de hoy.

Y ese sonido, tan agudo que retumba en sus oídos, sería como una alarma de incendio que le daría pie a una huida para salvarse la vida. O, en casos más extremos, su señal para saltar por la ventana con el dinero que haya robado del banco nacional de Seúl, alrededor de treinta millones de dólares mientras que su compañero pisa el acelerador, creando una escapada magistral. El robo perfecto.

—Byun Baek. ¿Escuchaste lo que te dije?

Un par de toc-toc se insertaron en su cabeza, dejando de ver la ventana pegada a su escritorio para mirar a Luhan con el ceño fruncido trepado al escritorio de al lado. Era un as del cabello despeinado y camisas arrugadas, pero no podía evitar pensar que siempre olía bien además de que lo veía poco entre clases.

Una punzada se incrustó en el fondo de su estómago, enderezandose en su lugar para frotarse la cara repetidamente y soltar una maldición cuando casi se cae de espaldas al no medir la fuerza. Luhan lo miró sin sorprenderse y Baekhyun pensó profundamente sobre si le había adelantado a la tarea que era para hoy.

—¿Qué cosa?

—Claro. —Luhan rodó los ojos—. Te estoy preguntando si supiste lo que sucedió en la clase cuatro —negó—. Dicen que Zitao malinterpretó una oración en inglés y terminó diciendo algo como 'I want your dick', el profesor Ji debió de haberle dando la regañada de su vida porque se fue colérico de allí. Lo vi cuando salía del baño.

Baekhyun soltó una carcajada al momento que cerraba su libro.

—¿Que no le pasó algo parecido hace un par de semanas en clase de Coreano?

—Eso es lo impresionante —continuó Luhan, siguiendo a Baekhyun cuando lo vio levantarse para tomar sus cosas e irse—. También le sucedió, exactamente lo mismo. Solo que allí dijo algo como que quería meterlo todo pero no estoy seguro. ¡Quiero decir, entiendo que no se le den los idiomas pero algo raro sucede allí!

Empezando la última hora de clases, Baekhyun agradecía tener Deportes al final. Con el simple hecho de llevarse su mochila para luego cambiarse al uniforme deportivo les daba la ventaja de irse directo a casa sin necesidad de cambiarse nuevamente. Luhan lo acompañó todo el camino hacia la puerta trasera que daba al gimnasio, contándole mil y un cosas más que sus compañeros habían hecho. Durante su segundo año no habían tocado en el mismo salón y desde ese entonces se había decidido a visitarlo una que otra vez para aventarle un vómito verbal.

Siendo tan inteligente y especial, Luhan solía perder la proximidad del tiempo y el espacio, cosa que no le hacía muy deportivo y por eso mismo cuando una pelota llegó a ellos cayó pronto al suelo al intentar patearla de vuelta. Los chicos de la clase seguida a la suya se rieron de él, entre ellos estaba Jongdae retorciéndose como si hubiera obtenido la diversión del año.

—Pudo haberse lastimado. —Baekhyun no era bueno para meterse en peleas, de hecho hasta le dio gracia la escena hasta que vio un feo raspón en el codo de Luhan.

Estirando su mano, Baekhyun tomó la de su amigo para ayudarlo a levantarse e inspección la herida. Luhan bufó limpiándose el polvo que se saltó encima con la caída y tomó el balón con las manos para luego aventarse a uno de los compañeros de Jongdae. Aquellos no le prestaron la mayor atención, simplemente se fueron y siguieron su partido de fútbol.

—No te preocupes por gente como ellos, Baek —mencionó Luhan con normalidad, como si no estuvieran allí, pero los miraba fijamente—. Ya los veré en tercero llorando por no obtener la nota suficiente como para ir a una buena universidad.

—¡Traten de no coquetear mucho en público! —De pronto, gritó uno del equipo mientra hacía señas obscenas hacia ellos—. ¡Las mariquitas deberían ir con las chicas! ¡Andan jugando volley, tal vez... ah!

Un pelotazo completamente limpio cayó directo en la cara del chico ese, tirándolo de manera espontánea al suelo. Una línea de sangre cayó por su nariz manchando su camiseta. Baekhyun dirigió su mirada al atacante, era otro del grupillo de Jongdae bastos centímetros más alto que él, y se dirigía al chico de manera apresurada tratando de no tropezar en el intento.

—Ves —Luhan palmeó dos veces la espalda de Baekhyun—. ¡Justicia divina! ¡Los machitos reciben lo que merecen!

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En secundaria solía ser muy bueno en fútbol, pero durante la primaria incluso fue a torneos nacionales en donde estuvieron a punto de pasar la final para irse a Japón. Con el paso del tiempo, los deportes se convirtieron en algo que Baekhyun hacía por diversión más que por deber, pero para esas altura en preparatoria se había hecho algo flojo e incluso subió algunos kilos, dejando a un lado el deporte por jugar al azar y enfrentarse mentalmente a los demás.

Eso no dejaba en fuera que todavía tuviera cierta habilidad en las competencias, en ese caso atletismo, donde logró un orgulloso tercer lugar contra el famoso Choi Minho quien llegó a la meta unos diez segundos antes que el resto. Por no moverse correctamente, su cuello sufrió un feo estirón lo que le hizo terminar en la enfermería por parches de dolor y un regaño por parte de la enfermera.

—Trata de dormir con una almohada y no te muevas mucho.

Baekhyun podría tomar eso a consideración, pero él era de las personas quienes terminaban invertidos y boca abajo —a veces debajo de su cama— por lo que se debía atener a una lesión más grande que con suerte no le permitiría participar en la competencia de fin de curso de ese mes.

No estuvo más de treinta minutos metido en la enfermería, cinco de ellos fueron por el tratamiento y los otros le pidió a la enfermera que le dejara recostarse un rato. Con un afirmación, la enfermera tenía que atender algunos asuntos por lo que lo dejó a él descansar un poco hasta que terminara el horario de clase y, con el silencio abrumador, Baekhyun miró el techo.

Pero eso no ayudaba. En realidad, su cabeza comenzó a fantasear sobre diversas cosas que pudieran pasar él estando allí. ¿Será que Luhan pueda, en ese tiempo, convertir al hámster en algo radioactivo? Tenía ciencias como última, y era el favorito del profesor, muchos le molestaban diciéndole que se acostaba con él cuando terminaban las clases, pero Baekhyun sabía muy bien que solo reforzaba el aprendizaje, y ciertamente quien aprendía ahí era el profesor, no Luhan.

Luego se le vino Junmyeon a la mente. Era su otro amigo, éste sí estaba con él en su clase pero seguía de vacaciones en Jeju y regresaría la próxima semana. Prometió traer algunos recuerdos así como una bebida muy famosa de allá, el plan era traerla escondida en la maleta para que su estricta madre no lo viera, rezaba porque tuviera éxito. Ya podría imaginarse la escenita que le haría si supiera el amor que tiene Junmyeon por el alcohol.

Baekhyun no lo odiaba, pero tampoco lo necesitaba. La sensación de embriagarse la vivió por primera vez a los diecisiete, y aunque es divertido, la resaca al día siguiente fue la muerte para él. Vomitó tres veces en la bañera de Sehun y le dijo a su amigo que le prometiera no dejarlo beber nunca más, pero un mes después lo volvieron a hacer con más moderación. Al menos nada se rompió y Luhan consiguió robarle un beso a Sehun al perder una apuesta, así que podría ser que todos terminaron felices (excepto Sehun, por lo que le comentó Luhan sabía a vómito y frituras, por lo que más que un beso él lo sintió como si hubiera metido la boca en la basura más el hecho de que no le entraba a los hombres).

Jadeando, lloriqueó al momento de mover su cuello. Al no cambiar de postura por un tiempo lo había olvidado, y se había estirado más de lo que debería. Trató de colocarse de lado, pero dolía. Incluso no haciendo ningún movimiento, dolía.

El ruido en su cabeza se calmó un poco, y otro vacío llenó la habitación. Pensó y pensó, sobre qué más podría suceder. Tal vez comenzaría a escuchar gritos de chicas porque un idol llegó a la escuela, o puede haber un terremoto de pronto, o que su crush quien se graduó el año anterior entrara por la puerta declarándole su amor o inclusive que Luhan estampara la puerta para correr y contarle algún otro chisme del día.

En realidad fue un horrendo inicio de semana. El lunes fue malo, el martes lo estamparon contra los casilleros los homofóbicos especiales de la escuela, el miércoles reprobó el segundo examen del curso de física, el jueves había olvidado su comida en la mesa de su casa y ahora —dejando a un lado las burlas de siempre— se lastimó el cuello y era probable que no saliera el fin de semana.

Y su mente solamente no podía reconocerlo.

Sus hombros se tensaron cuando precisamente la puerta se abrió con un golpe seco en la pared. La persona murmuró algo lamentando el hecho de haberlo hecho tan fuerte, y después de eso solo se escuchó una extraña melodía que decía "Banditas, banditas, dónde estás mis banditas". Fue algo repetitivo e incluso de miedo, pero entendió que el chico solo buscaba algo para taparse una herida, por lo que decidió salir e irse.

El chico detuvo su canto sin vergüenza al verlo salir, no tuvo la mayor expresión. Baekhyun simplemente asintió con la cabeza, fue recíproco, y luego salió por la puerta sin más.

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—¡Sehun no me contesta el teléfono!

Luhan alargó la última palabra durante un minuto entero y Baekhyun estaba bastante molesto porque, a parte de genio, sabía mantener la nota muy bien.

—Sabes que odia las llamadas —dijo mientras limpiaba sus cartas con un trapo.

—¡Tampoco los mensajes! ¡Yo era feliz cuando me dejaba en visto, pero ahora ni eso!

El domingo por la tarde no tuvo más remedio que dejarse llevar por Luhan hacia un centro comercial cerca de su casa. Su madre le había obligado a llevar un collarín ya que el dolor se había intensificado, y originalmente se quedaría a ser mimado, pero por las increíbles formas de convencimiento de Luhan lo sacó de su casa en menos de tres patadas.

Con la barbilla sobre la mesa, Luhan miró su teléfono como si tuviera el poder de ver a través de él.

—Apuesto que a ti sí te responde —lloriqueó Luhan dando un trago a su capuccino.

La respiración de Baekhyun se cortó por un momento, pero siguió con lo suyo sin problema.

—Bueno, hablamos como normalmente. Su último mensaje fue hoy por la mañana con su usual 'Ngh'. Ya sabes que cuando te pones en plan fanboy no va a contestar, y menos si son mensajes sobre salir y esas cosas.

Su amigo no tenía mucho que refutar ante eso, ya era un milagro que obtuviera el teléfono de Sehun —otra apuesta— y se lo dio con la condición de que no le molestaría a menos que sea de vida o muerte y pudiera ser que alguna otra conversación normal, pero Luhan no tenía filtro y decía lo que pensaba sin remordimiento alguno. No podía ser perfecto, esa era una de sus debilidades.

—Lo único que le dije fue que estaríamos aquí por si quería venir. ¡No era tan malo!

Baekhyun frunció los labios y dejó otra carta a un lado. Debía limpiarlas por lo menos una vez al mes antes de que se volviera grasosas o polvosas, su mochila no era el lugar más adecuado y el estuche ya era viejo. La mesa vibró durante un segundo y de inmediato dirigió sus ojos a la pantalla. Tal vez mintió un poco, su última conversación con Sehun no había sido esa mañana, en realidad Sehun le había estado mandando mensajes pero no le había contestado todavía.

—¿Uh? —Luhan se estiró por toda la mesa hasta su celuar. A parte de boca floja, metiche—. ¡Es Sehun!

—Sí.

—¿No le vas a contestar?

Baekhyun miró un momento a Luhan y luego de vuelta al teléfono.

—Claro. Más... Más tarde.

—¡Qué mierda! —Luhan tomó su celular y lo empezó a desbloquear.

—¡No, Luhan! ¡Hey!

Casi con desesperación, Baekhyun se abalanzó contra su amigo para quitarle el aparato. La presión se le subió por la nubes y un feo ruido se integró en su oído, sus dedos se incrustaron en los de Luhan para arrebatarle el aparato antes de que leyera algo que no debería. Su rodilla se incrustó en el asiento de Luhan, presionando hacia delante y casi golpeándolo en las pelotas, pero antes de que tomara medidas extremas, Luhan se detuvo y miró hacia un lado.

—¿Uh? —Aprovechado, Baekhyun le arrebató el celular. Luhan pareció no prestar más atención al caso y después golpeó un par de veces el pecho de Baekhyun para señalar delante de la barda—. Hey, ¿no es ese Jongdae y su pandilla de homos frustrados?

Más preocupado por su integridad, Baekhyun no prestó la suficiente atención mientras que su respiración volvía a la normalidad e intentó enfocar unos segundos después en esa dirección. En el proceso una punzada llegó a su cuello.

—Ah... es verdad. ¿Y luego?

—Ve en qué tipo de tienda están.

Mirando ya con más atención, leyó el nombre de la tienda. Era un extraño idioma, pero pudo entender que era una tienda de regalos bastante cursis y baratos, la tienda estaba por completo de rosa y Jongdae se encontraba contra un poste junto con otro chico, al parecer esperando a alguien. Poco después, uno salió con una enorme caja, globos y bolsa llenas de cosas.

Jongdae hizo algo así como una cara de asco, mientras que el otro a un lado se reía.

—Con que el millonario se ha establecido como parte de su clan —murmuró Luhan con un suspiro, casi decepcionado—. Es una lástima, parecía un gran chico. Y no lo digo solo por su altura, es un genio en las matemáticas, pero no tanto como yo.

—¿Millonario?

—Exactamente, ese chico con las cosas. ¿No ves lo que usa? Con solo verlo se ve de a tiro que tiene dinero, escuché de Junmyeon que vive en las privadas y sus padres duermen en una cama hecha de oro. También que su hermana es una famosa actriz de hollywood, pero no estamos seguros de quién pueda ser todavía.

Baekhyun entornó los ojos hacia Luhan. Ya ubicaba a ese chico, lo veía algunas veces por los pasillos pero nunca tocaron juntos en alguna clase.

—¿No suena como un montón de rumores?

—Exactamente, pero no deja de ser verdad gran parte de. Si el río suena, es porque agua lleva.

—¿Así como los rumores donde lo hacíamos en el salón de química?

Luhan rodó los ojos y se acomodó en su lugar sin prestarle mayor importancia.

—Baekhyun —Su amigo lo miró algo más serio, cosa que lo incomodó—. ¿Qué te he dicho sobre tomarte a pecho lo que dicen de nosotros? No son más que una bola de estúpidos quienes no pueden tener ni tres centímetros de respeto hacia los demás.

Apretando el celular entre sus manos, Baekhyun sintió un pequeño mareo. Había sido poco más de dos años, pero sentía que nunca se podría acostumbrar a la manera en que los demás lo veían como si fuera un fenómeno.

—Ya ves, con Sehun y Junmyeon, que no se trata de que ese grupito quienes nos molestan sean heteros. Se trata, de que son una mierda de personas. Y seamos gays o no, de todas maneras nos molestarán por cualquier otra cosa. Así que vamos a superar eso.

En general Baekhyun no podía decir nada, esas palabras las había escuchado una y otra vez pero no le quitaba ese miedo que lo aterrorizaba por tiempo y, sabía muy bien, que Luhan tampoco estaba exento en eso.

Lo pensó de regreso a casa, en el autobús. Luhan se había ido caminando ya que a su hogar no hacía más que cinco minutos, por lo que dejó a Baekhyun con los pensamiento al borde y la mirada puesta en las luces nocturnas.

Recuerda vividamente cuando se abrió ante sus padres hace tiempo poco antes de su cumpleaños. Fue uno de los momentos en donde tuvo más miedo en su vida, porque su cuerpo no había dejado de temblar y las palabras se le habían atorado en la garganta tan profundo que la única manera en que salieron fue con un horrendo llanto que alarmó a su madre.

No había estado en sus planes. El llanto debió haber venido después, pero sabía que lloró a mares sobre la alfombra de la sala mientras que su madre dejaba quemarse la cena y a su padre tembloroso sin guardar la nota que escribía y urgía para el siguiente día en su trabajo. Su hermano, quien le confesó después que de alguna manera ya lo sabía, sólo se había quedado sentado en la escaleras mirando la escena con la ansiedad a flor de piel.

Baekhyun no solía llorar, ese era el mayor problema, por lo que después de haber descartado posibles daños físicos Baekhyun no tuvo de otra más que hablar.

Hasta el momento y la actualidad, fue como si su mente hubiera borrado gran parte de ese día y solo quedaran fugaces recuerdos entre caricias y abrazos. Las palabras exactas estaban navegando firmemente por la nada, mientras que la tranquilidad se reposó sobre su estómago para quedarse allí sin nada que lo moviera de lugar. Tomó semanas acoplarse, pero las cosas siguieron casi iguales tanto como de costumbre, que en realidad no importaba y era lo de menos, mientras Baekhyun fuera feliz. Y tuvo, entre todos los casos, la mayor suerte.

Y pensaba, una vez más, que su suerte se había agotado ese mismo día. Que la aceptación había sido el tope y que, después de eso, todo lo que pudiera pasar después fuera solo en picada.

Baekhyun contestó la llamada hasta el último tono, a punto de perderla. Soltó un suspiro y se lo puso en el oído.

—¿Funerarias Byun?

Precisamente todavía no requiero sus servicios pero gracias. —Baekhyun sonrió torcidamente—. ¿Vas a casa?

—Sí, terminé una hora más con Luhan porque espiaba al grupito de Jongdae visitando tiendas extrañas. ¿Por qué no viniste?

Sabrías la razón si leyeras mis mensajes. Pero luego recordé que tú no eres de leer cosas, sino de llamadas. Así que te llamé.

—Los mensajes son para gente floja quien no se molesta en llamar. ¿Por qué mensajear cuando puedes escuchar la voz de la persona? —Baekhyun se acomodó la mochila y se preparó para bajar del autobús.

Como sea, solo quería saber si la profesora Jung dijo algo más. Con sus trabajos estoy hasta la mierda de que me ponga una mala nota por no haber estado en clase.

Con un pequeño salto, Baekhyun comenzó a caminar por la acera. El lugar estaba casi solo, el único sonido eran los animales ocultos entre los arbustos y sus zapatos resonando por el suelo.

—Nada en particular, a parte tu razón es válida. Solo está el trabajo para el martes, fuera de eso nada.

Bien. Entonces está hecho. —Hubo un silencio algo largo.

Por eso Sehun odiaba las llamadas.

—¿Qué te...? —Baekhyun se atragantó un poco, por lo que carraspeó—. ¿Qué te dijeron en el hospital?

No ha avanzado mucho desde lo que te dije el lunes. —Baekhyun carraspeó otra vez, y otra—. Tendría que ir cada noche, empastillarme hasta ver elefantes rosas y si todo sale bien, igual las cosas se extiendan unos cuantos meses más. O, por lo menos, eso es lo que mi padre quiere.

Baekhyun se sentó en el escalón que dividía el porche con la puerta de su casa. Tenían una pequeña reja con un camino de flores, hasta llegar a una entrada con un columpio para dos donde solían dormir siestas los sábados.

—¿Y tú qué quieres?

Honestamente Baekhyun le tenía miedo a la respuesta. En realidad, le tenía miedo a hablar seriamente con Sehun.

Otro prolongado silencio llenó la línea, y Baekhyun sabía perfectamente que Sehun estaba dando vueltas por el parque cerca de su casa, escuchaba de fondo algunos coches pasar.

Ir al concierto de One Ok Rock, es en diciembre, estamos en agosto. Las entradas se venden a finales del mes, ¿crees que Luhan todavía tenga los contactos con su tío? Como aquella vez que pudimos ver a Big Bang en zona VIP.

Baekhyun arrastró su pie llevándose consigo una piedra.

—Si es por ti es capaz de llevarlos a tu casa si así lo deseas, no dudes de eso.

Auxilio.

La conversación no se alargó mucho más, se despidieron compartiendo la tarea que era para mañana y le dijo que volvería a la escuela como normalmente. Con la promesa de verse al siguiente día en el punto donde se reunían todas las mañanas, colgaron.

Baekhyun se quedó afuera durante otros diez minutos más casi sin pestañear, haciendo que los ojos se le secaran incluso hasta de más.

—¡Tienes que traerla a casa algún día en las vacaciones!

Eso fue lo primero que escuchó después de cerrar la puerta y quitarse los zapatos. Baekhyun arrastró los pies hacia la cocina en vez de su cuarto, y se masajeó los hombros dirigiéndose directamente la mesa, donde sus padres estaban sentados con la computadora en frente, hablando hacia la cámara.

—Llegué.

—¡Oh, Baek! —Su madre le pidió que se uniera atrayendo una silla más para que se sentara—. Llegaste justo a tiempo, tu hermano estaba por irse.

Baekhyun sonrió hacia su hermano mayor, quien se veía algo cansado. Entró en la universidad hace dos años aproximadamente, por lo que casi no se veían ya que había decidido ir a una fuera de la capital. Venía una vez cada dos semanas, y durante las vacaciones se quedaba cuanto menos una semana.

—¿A quién debe traer a casa? —preguntó Baekhyun, llevándose a la boca un frito que tenía su madre abierto en la mesa.

—Por más impresionante que sea, tu hermano consiguió una novia —compartió su padre, casi pareciendo aliviado—. Ya me preocupaba que nadie lo quisiera por su carácter.

Su hermano sacó un gran bufido.

Les recuerdo que mi carácter se forma a ustedes. Todo es heredado, mis queridos progenitores.

Baekhyun sonrió bastante forzado y llevó otro frito a su boca, poco después metió dos más haciendo que el crunch se intensifica mientras que su familia se reía entre otros comentarios. Baekhyun carraspeó con la boca llena, incómodo cuando algo caliente crecía en la boca de su estómago. Era como si repentinamente tuviera ganas de vomitar, pero no tenía asco. Y mucho menos al comer compulsivamente.

Supo que la conversación había quedado en segundo plano cuando lo llamaron por tercera vez, con la boca llena y la mirada perdida. Otro silencio —otro maldito silencio— llenó su hogar, cosa que menos necesitaba en ese momento.

—¿Baekhyun? —murmuró su padre suavemente.

Quieto, Baekhyun terminó parte de lo que tenía en su boca. Por algún motivo no podía mirar a nadie a la cara.

—¿Baek? —secundó su madre al no dar respuesta.

Su hermano hizo un sonidito de duda, e increíblemente Baekhyun no supo que hacer. Algunos segundos pasaron, hasta que levantó la mirada directo a su hermano, pasando luego por sus padres quienes lo miraban ya algo preocupados.

—Ah... —Que no pregunten. Que no pregunten—. ¿Es bonita? —trató de seguir la conversación, pero por el rostro de su hermano, supo que el tema de la novia ya había quedado mucho tiempo atrás.

Los ojos de su padre se dirigieron a sus manos, las cuales estaban unidas casi encajándose las uñas a sí mismo. Una par de miradas titubeantes se compartieron entre los padres, e incluso Baekboom —su hermano— levantó una ceja, ya viéndose algo preocupado.

Una de las cosas que más odiaba Baekhyun de sí mismo, era cuán leíble podría llegar a ser cuando no quería serlo.

Al momento de apretar sus labios, ya sabía de antemano que su familia sabía que algo sucedía y que, de entre todas las personas, ellos eran con quienes podía dejarse liberar. Y le gustaba eso. Que su familia estuviera allí para él en las buenas y en la malas, pero justo en ese momento, su mente se cerró de una manera en la que, por más que fuera obvio, lo continuaría negando hasta Dios sabe cuándo.

Y sus padres no lo forzarían.

—Pica —logró murmurar Baekhyun apenas, todavía con algo en la boca y con los ojos llorosos.

Su madre se relamió los labios, tomando inmediatamente las frituras en la mesa y enseñándoselos.

—Pues claro, son los más picosas de la marca. Ya sabe que a tu padre le encantan.

La Sra. Byun tomó una fuerte respiración, como si la hubiera estado manteniendo durante un largo rato. La mano del Sr. Byun se posó en la nuca de Baekhyun, haciendo que agachara un poco la cabeza y fue acompañado de una suave caricia que apenas fue percibida, pero que estrechó el corazón de Baekhyun.

—Entonces hablamos dentro de dos días Baekboom, asegúrate de alimentarte bien. Mandaremos comida la próxima semana —concluyó el padre de Baekhyun.

Su hermano continuó la conversación como normalmente, dos minutos después se despidió no sin antes decirle a Baekhyun que estudiara mucho y que estaría en contacto con él por mensajes. La sesión de videollamada llegó a su fin y sus padres volvieron a la rutina.

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