Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 2

ADRIEN

—¿Y se supone que es verídico? —cuestiono, retirando la boquilla de la gasolina de la moto de Blake.

—¿Podemos siquiera dudar a estas alturas? Sé que es sospechoso que toda esta gente se nos haya querido unir, pero tienes que pensar que es gracias a Sienna —explica Evan al otro lado de la línea.

Dejo escapar un suspiro que se convierte en volutas de vaho. Las temperaturas han estado descendiendo por estos lugares, especialmente cuando el sol se esconde, por lo que me cierro más la chaqueta y camino hacia donde el dependiente cobra.

—¿Has sabido algo de ella?

—No, lo siento. Desde que todo se terminó, ella y su madre decidieron irse a vivir lejos. Sienna aprovechará de comenzar la universidad allí, junto con April. No la juzgo, yo también querría escapar de todo esto. —Sé que a partes es mentira lo que dice, ya que Blake me ha admitido que tienen conversaciones constantes por teléfono. Ella no querría desaparecer, desligarse de todos nosotros. Es ella, después de todo.

—Vale, hablaremos cuando sepa algo más —me despido, intentando no sonar todo lo cortante que quiero ser.

No es culpa de Evan, tiene que protegernos. Pero, a veces, es molesto que no me de más información sobre ella. Desde que supe que despertó —meses después de que ocurriera—, he querido volver con ella, saber lo que vivió durante esos días dentro de la mente de una criatura como aquella, pero volver sería ponerla en riesgo. Ahora las cosas no están fáciles, ellos nos rondan como buitres.

—Ten cuidado, no sabemos si la información de Erika puede ser una trampa. Yo tampoco me fio de estas nuevas alianzas —murmura, antes de colgar.

Saludo con la cabeza al chico que hay detrás de la caja registradora y deposito en efectivo el dinero. Mientras él lo cuenta y guarda, yo reviso los mensajes de texto que tengo de los chicos. Ninguno parece muy contento con dejarme sólo, pero todos tenemos cosas que hacer. Aunque, si fuera por mí, todos ellos estarían seguros en casa.

Proteger a Sienna, había dicho Blake, se ha vuelto una prioridad que va más allá de sentimientos. Ella tiene el ente dentro de su cabeza, incluso cuando lo ha negado. Ninguno de nosotros es estúpido y todos tememos que esa cosa pueda tomar el control. Mientras no lo haga, hay que buscar un modo de detener todo esto y esa información la deben tener en la sede principal.

—Aquí tienes —dice, sacándome de mis pensamientos.

—Gracias.

Extiendo la mano y recibo el cambio. Voy a salir, cuando su voz me detiene.

—¿Puedo preguntar a donde vas? —Su voz suena inocente, pero yo no me fio de nadie estos días. Cualquiera podría ser uno de nosotros, ocultando sus ojos tras lentes de contacto—. No quiero ser entrometido, pero no pasa mucha gente por estos lugares.

Sería fácil comprobar que tan real es, pero, si veo directo a sus ojos en busca de las señales, entonces podría caer en la mente de alguien peligroso. En ese lugar, hasta un niño puede ser un arma asesina.

—Estoy dando vueltas por ahí —explico, con una sonrisa fingida, evitando mirar la cámara que hay sobre la máquina de hielo—. Pronto comienzan las clases en la universidad, quiero disfrutar algo de libertad antes de eso —miento.

Realmente puede ser alguien curioso, aburrido en un pueblo como este. Pero, a su vez, puede ser uno de ellos. Me siento un tanto paranoico al pensar así, pero eso es lo que nos ha mantenido con vida por tantos años. Reglas básicas y necesarias.

—Ya me gustaría a mí lo mismo —murmura, con aire soñador—. Como sea, que tengas una buena noche.

Me despido con un ademán y vuelvo a salir a la fría calle, donde ya no hay luz en el horizonte. Con un suspiro cansado, llego hasta la motocicleta y me pongo el casco en la cabeza, sin dejar de mirar los alrededores. Es un arte el tener que fingir que está todo normal cuando realmente estás analizando todo a tu alrededor. Un arte que las gemelas tardaron sus buenos meses en enseñarme.

Aquí, a punto de sentarme sobre la moto, los recuerdos de cuando éramos tan sólo niños me asaltan. Recuerdo las mañas de Blake y el trato arisco de Reyner a Priya, lo que hacía que esta última llorara a mares cuando tenía cinco años. Las historias extrañas de West y el cálido abrazo que pueden dar ambas gemelas en conjunto. Las peleas de Blake con Zoe y los llantos de ella en la madrugada, cuando se refugiaba en mi habitación porque él había sido un idiota. Cada uno de ellos, la hermandad que se ha impuesto entre nosotros...

Son mis hermanos, sí.

Agito la cabeza para despejarla y termino de subir al montón de fierros y cuero negros. Extraño la comodidad y seguridad de mi camioneta. De una patada la enciendo y acelero para perderme en la carretera, lejos de ese lugar. Si sigo el itinerario, entonces debo descansar en el siguiente pueblo esta noche, aunque me haya retrasado por una pista falsa.

Se supone que, en un bosque del norte, se han visto soldados salir y entrar, soldados que llevan esa extraña máscara que Sienna nos describió. Blanca completa, con pequeñas rendijas para los ojos. No suena cómoda ni práctica, pero los mantiene en el completo anonimato, al igual que logra distorsionar las voces lo suficiente. Es como su símbolo, la firma que usan para aterrorizar a los demás.

En ese bosque voy a encontrar la sede principal o por lo menos una importante, algo que nos lleve a donde se encuentra el cabecilla y padre de Eros. Lograrlo, podría significar una pequeña posibilidad de ayudar a Sienna y salvar muchas vidas. No creo que realmente vayamos a conseguir algo, pero tampoco puedo quedarme de brazos cruzados. Ya no.

Desde que Sienna llegó a nuestras vidas, todos hemos cambiado. Ya no nos limitamos a escondernos, ahora luchamos por lo que queremos. Evan sabe muy bien eso, pero a veces siento que las raíces de sus ideales son muy fuertes, que sigue queriendo protegernos, ocultarnos del mundo. Somos lo único que tiene, lo único que tenemos.

☽☽☽☽☽

Llego una hora después y me estaciono frente a lo que parece ser una especie de posada. Parece, ya que sólo un cartel me indica que hay camas disponibles. La pintura descorchada y la poca iluminación no me da buena espina, pero es el único lugar que hay cerca.

Desciendo con suavidad y guardo la llave en el bolsillo delantero. Mis pies crujen sobre la grava a medida que me acerco a la puerta principal. Al abrirla, una campanilla resuena sobre mi cabeza.

Es un lugar no muy espacioso, pero demuestra que el exterior no le hace justicia. Es un bonito recibidor, con un aroma y calidez que provocan que me sienta bienvenido. Algunos muebles, decoraciones y, tras el mostrador, una mujer con sonrisa amable me recibe.

—Buenas noches, ¿va a pedir una habitación? —me saluda, abriendo un libro frente a ella.

Me siento un poco raro, como si esto fuera un sueño. Mis pensamientos no terminan de encajar, pero lo atribuyo a que he estado mucho tiempo despierto. Estoy seguro de que una noche de sueño volverá a poner mis ideas en orden.

Me acerco hasta ella y le devuelvo la sonrisa, al tiempo que tomo un lápiz para anotar mis datos falsos.

—Sí, por favor.

Las letras en el libro se distorsionan un tanto, por lo que me froto los ojos y dejo el monto que ella me indica sobre la mesa. Luego, la sigo por un pasillo a mi izquierda que se pierde al interior del recinto.

Mientras caminamos por lo que parece un pasillo eterno, ella hace un par de preguntas inofensivas, cosas a esperar. Nada fuera de un "¿qué te trae por aquí?" o un comentario sobre el frío exterior. Si no fuera un pueblo de muerte perdido en medio de la nada, me preguntaría si sus frases no son parte de una especie de guion.

Cuando sus comentarios se acaban, llegamos a una puerta de madera que abre con una llave. Dentro, hay una cama con una pequeña mesita de noche, un armario, un escritorio y una puerta que debe ser el baño.

—Que tenga una buena noche —murmura, entregándome la llave entre mis dedos.

El sonido de la puerta cerrándose me hace dar un pequeño respingo. Mis nervios parecen a flor de piel y al mismo tiempo están adormilados.

Arrastro los pies hasta el escritorio y dejo mis cosas sobre este. El ruido del casco contra la madera llega amortiguado y mi cabeza da vueltas. Retrocedo y caigo pesadamente sobre la cama, afirmando mi frente.

Estoy agotado, eso es todo.

El teléfono repiquetea en mi bolsillo y lo tomo entre mis sudorosos dedos. Un escalosfrio recorre mi columna y contesto. La voz de alguien llega metalica por el parlante y no logro identificar quién me está hablando. Cuando veo la pantalla, no aparece como si alguien estuviera en la llamada, pero puedo escuchar ese ruido extraño.

—¿Aló? —pregunto, carraspeando un poco antes para aclarar mi garganta—. ¿Evan?

Silencio y un poco de estatica. La voz vuelve a intentar decirme algo, pero no puedo entenderle otra vez.

Comienzo a entrar en pánico. Esto no es un simple agotamiento, no puede serlo. Mi cabeza no está funcionando de la manera adecuada y una garganta rasposa se está convirtiendo en verdadero dolor que se irradia hacia mi cabeza y hombros.

No despego el teléfono de mi oído, intentando irracionalmente aferrarme a la voz metalica para mantenerme cuerdo. Intento recordar qué toqué que pudiera estar con alguna droga que me hiciera sentir así, pero nada tiene sentido. La recepción fue hace muy poco como para que haga efecto tan rápido, ¿no? Y si fuera ese el caso, ¿cómo supieron que vendría hasta aquí? Yo no... no puedo pensar con claridad.

Suelto el aparato y dejo que caiga con fuerza al suelo, pero no oigo el ruido del impacto. Camino entre tropezones hasta la puerta y la cierro con la cadena por dentro, evitando que alguien entre aun teninedo la llave.

La llave, no la tengo. ¿Dónde la dejé? No está en la mesa de noche donde la había dejado. Alguien la ha tomado, pero ¿cómo?

Recojo el teléfono y marco con dedos torpes el número de Blake. Necesito que venga por mí o que por lo menos sepa lo que está ocurriendo, pero los números se distorsionan y la pantalla comienza a encenderse y apagarse con estatica, como la pantalla de una vieja televisión.

Una llamada aparece de un número desconocido y la contesto, afirmando mi adolorida cabeza con la mano libre. El dolor aumenta cuando vuelvo a oír la estatica muy fuerte contra mi oído y lo aparto, pero justo una voz se logra escuchar al otro lado.

—Dime, Adrien —dice un hombre—, ¿de verdad creíste que estabas a salvo?

—¿Qué diablos me está sucediendo? —balbuceo, pasando saliva.

—Veras, necesitamos que nos digas dónde está ella, pero no tenemos más tiempo para seguir con este juego de niños, Adrien —continúa la voz y la habitación comienza a distorsionarse provocandome nauseas.

Las paredes se angulan y luego se derriten. El suelo desaparece y los muebles vibran. Las ventanas dejan pasar la oscuridad asfixiante de afuera, con lo que pronto todo desaparece menos yo y el teléfono donde el hombre continúa hablando.

—¿Dónde está?

—¿Quién?

—No juegues conmigo, Adrien, no te conviene.

Caigo al suelo de rodillas y suelto el aparato, pero ahora la voz viene de todos lados y al mismo tiempo de dentro de mi cabeza.

—Quizás tengamos que tomar medidas más... drasticas.

Una explosión de luz provoca que sienta dagas en los ojos. De pronto, estoy sentado en una habitación blanca, atado a una silla de metal. Siento la cabeza pesada y no logro enfocar nada, además de que la fuerte luz artificial provoca que me cueste abrir los ojos.

Miro al frente y me encuentro con un par de ojos violetas devolviendomela, tan agotados y demacrados como deben estar los mios. Es Eros, quien está atado en otra silla igual a la mía, mirandome con una expresión que no logro terminar de desifrar.

Es cierto, llevo meses atrapado aquí.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro