Demasiado Tarde
Esto no es un songfic cómo tal, pero está inspirado en la canción «Total ya se fue» de los Invasores de Nuevo León. Tenía tres prospectos para esta misma canción, Neji, Sasuke y Kiba (diferentes escenarios, claro está), pero al ser una canción de música norteña, pues creo el destino nos guiaba.
Advertencias (?):
-Nejihina
-Naruhina (no correspondido)
-Historia escrita desde la perspectiva de Sasuke.
☯️☯️☯️☯️☯️☯️☯️
—Al fin en casa.
Las palabras fueron dichas con un tinte de emoción y algo que el receptor de ese simple diálogo no pudo captar, por lo que tuvo que girar ligeramente su cabeza para poder observar al rubio qué lo acompañaba. Naruto le devolvió la mirada a Sasuke y alzó una de sus cejas.
—¿Qué? —soltó con molestia por la mirada que le dirigían.
—No pareces muy emocionado de volver —dijo simplemente, volviendo su vista al frente—. En otros tiempos te recuerdo gritando «ramen» en cuánto tenías las puertas de Konoha en la nariz.
—He madurado, ¿sabes? —el azabache estuvo a punto de creerle, sin embargo lo oyó proferir un ligero suspiro—, pero también...
Sasuke detuvo su andar, no le dirigió la palabra, simplemente giró su cuerpo para encarar a su amigo y demostrarle que tenía toda su atención. En otras circunstancias no le habría dado importancia, pero parecía que había algo que realmente lo preocupaba y, aunque sabía que no era el mejor dando consejos, le haría notar que, al menos, estaba para escucharlo. Naruto también se detuvo y desvió la vista.
—Yo —ni siquiera sabía cómo continuar —dejé a alguien esperando por una respuesta. Ella me declaró sus sentimientos y yo nunca le respondí. Ni siquiera me preocupé por acercarme a ella luego de que uno de sus familiares... todo por protegerme a mí durante la guerra y yo, simplemente lo dejé así —apretó los puños.
—¿Y qué te preocupa? —preguntó Sasuke con voz plana.
—¿Eh? —Naruto lo volteó a ver confundido. Sasuke suspiró.
—¿Qué es lo que te mortifica? ¿No haberle dado respuesta porque sus sentimientos son correspondidos, no lo son o porque temes qué ya no le importe?
—Yo sí la quiero, no estoy seguro de qué modo, pero ya han pasado años y yo, no sé, desde que nos dispusimos a volver la recordé y todo es muy confuso —se agarró el cabello con frustración.
—Tal vez todo se te aclare si la vuelves a ver —dijo dándose la vuelta para retomar su camino—. No decidí acompañarte para quedarme parado a mitad de camino.
Naruto se resignó. Había sido mucho que Sasuke se haya tomado el tiempo de escucharlo, así que resignado lo siguió. Un nudo se apretaba en su estómago conforme se acercaban más a la aldea y casi lo deja sin respiración cuando finalmente se encontraron sobre sus calles. Ambos ninjas eran ajenos a las miradas que los habitantes del lugar les dirigían. Simplemente avanzaban a paso lento rumbo a la Torre del Hokage. Cada uno con diferentes sentimientos a cuestas.
Naruto se detuvo, cuando por la calle contraria, se topó con la figura de una mujer que avanzaba tranquilamente sosteniendo el brazo de un hombre que no tardó en reconocer. Sus ojos se abrieron con sorpresa en cuanto lo reconoció.
—Neji —pronunció en voz baja, pero lo suficientemente alta para que su compañero lo escuchara.
Sasuke se detuvo al escuchar la voz de su amigo, mirando hacia donde apuntaba la vista del Uzumaki, reconociendo a los Hyuga de sus tiempos de academia. Tras ver la mirada de confusión de Naruto, no le hizo falta ser un Nara para saber que la mujer de la que le había hablado a las puertas de la aldea, era aquella Hyuga. Vio en su amigo la necesidad de ir hacia donde la pareja Hyuga se encontraba y estuvo a punto de animarlo cuando una estridente voz los hizo cambiar la dirección de sus miradas.
—¡Han vuelto! —gritó una pelirrosa tan fuerte que llamó la atención de todos los transeúntes, incluyendo los dos chicos de la calle contraria. Naruto apartó la vista de los Hyuga para volverla hacia su compañera de equipo que corría lo más rápido que le permitía la gente para acercarse a ellos.
—Sakura-chan —saludó el Uzumaki.
—¡Naruto-kun! —saltó la chica a abrazar a su amigo, abrazo qué le fue de vuelto—. Qué bueno verte, igual a ti, Sasuke-kun —dijo apartándose del otro y fijándose en su otro compañero quién solo hizo un movimiento de cabeza a modo de reconocimiento.
Sasuke volvió su vista hacia la calle aledaña y encontró qué ambos Hyuga los estaban viendo, luego volvió su vista a Naruto qué parecía la había olvidado y se centraba solo en Sakura, luego volvió a ver hacia el otro lado. Una amable sonrisa se instaló en la pelinegra y alzó su mano para saludar antes de volver a tomar el brazo de su compañero y retomar su camino desapareciendo entre la gente. Un nudo se contrajo en sus entrañas y de corazón deseó qué los sentimientos de Naruto no fueran a la chica Hyuga, porque si sus ojos no lo engañaban, un anillo adornaba su anular izquierdo.
—Deberíamos ir a comer —escuchó decir a Sakura—. ¿O van con el Hokage?
—En realidad Sakura yo—comenzó Naruto mirando hacia donde antes había visto a Hinata—, creo que podemos ir —dijo desanimado al ver que se había ido.
Sasuke rodó los ojos, no podía creer lo tonto qué podía ser Naruto y él sabía perfectamente que lo era, pero siempre lograba sorprenderlo. Hasta él sabía que lo correcto era dejar todo de lado e ir en busca de la chica... pensándolo bien, deseaba que la Hyuga haya encontrado mejor partido qué Naruto, con lo despistado qué era, seguro que hasta se olvidaba de ella una vez casados.
—Sakura, ¿qué te pasa? Todavía no hemos... —la voz de Ino se detuvo al ver a los chicos que le acompañaban—. Oh, hola, Naruto-kun, Sasuke-kun.
—Acaban de llegar —Explicó Sakura—, pensábamos ir a comer algo.
—Está bien, ¿les molesta si les acompaño? Necesito un descanso, trabajar para los Hyuga es terriblemente agotador.
—Claro —respondió Naruto con una sonrisa—. ¿Trabajas para el clan de Hinata? —cuestionó curioso mientras los cuatro avanzaban hacia Ichiraku ramen casi de forma automática.
—Sí, al menos por esta semana, me he dedicado única y exclusivamente a ellos, afortunadamente el pago es más que generoso, así que pudo prescindir de otros clientes y dedicarme al cien a sus exigencias, qué no son pocas —explicaba Ino mientras entraban al lugar.
—Ya veo ¿y a qué se debe tanto trabajo?
—Bueno la boda de... —comenzó Ino, pero fue interrumpida por el propio Naruto saludando al dueño del lugar. Algo que solo la hizo suspirar.
Aunque Naruto no prestó atención a las palabras de la rubia, para Sasuke aquella conversación no pasó desapercibida y aunque la Yamanaka no terminó su frase, casi pudo escuchar el nombre de aquella Hyuga en la oración. El nudo en su estómago se apretó más, aquello no le estaba gustando. Ahora tenía la certeza de que era esa Hinata la qué se casaría y por lo dicho por la mujer, sería esa misma esa semana. Miró a su distraído amigo y estuvo a punto de llamarlo, pero volvió a ser interrumpido por Sakura.
—Hinata —gritó la médico captando la atención de la muchacha, parecía que iba sola.
—Sakura-san, Ino-san, me alegra verlas —les sonrió—. Naruto-kun, Uchiha-san —hizo una leve reverencia—, buenas tardes —saludó cordialmente.
—Igual nosotras nos alegra verte, creímos que no te veríamos hasta la ceremonia —comentó Ino.
—Yo también lo creí, pero Neji —sonrió al chico que en ese momento entraba y se situaba a su lado—, me convenció de salir.
—Me alegra saber que te preocupas, Neji —respondió Ino con una sonrisa pícara. El aludido simplemente hizo un gesto de molestia y desvío la vista.
—Creo que ya es tiempo de volver, Hinata-sama —dijo Neji reparando en la presencia de Sasuke y Naruto.
—Sí —concordó y un ligero sonrojo se apoderó de sus mejillas cuando su vista se dirigió a los chicos que acompañaban a sus amigas—. No sabía que Naruto-kun y Uchiha-san volverían hoy, si desean acompañarnos, puedo extenderles una invitación a través de Sakura-san.
—No será necesario —respondió Sasuke agudizando su vista. Algo que hizo temblar a la Hyuga y que hizo poner a la defensiva al otro. Sasuke apartó la vista. Ella no tenía la culpa que su amigo fuera un lento—. No me gustan las multitudes y prefiero pasar el rato con Naruto. Igual gracias —decidió ser cortés. No quería que el Hyuga montara una escena solo por parecer grosero con su novia.
—Si cambia de opinión me lo hace saber —respondió ella sin darle importancia a sus palabras. Él simplemente asintió. No daría marcha atrás, no dejaría que Naruto se torturara con lo que no fue viéndola casarse con otro.
Fue consciente de la felicidad de su amigo al verla, pero su semblante se fue apagando conforme la conversación de las chicas se iba extendiendo. No pasó desapercibido para Sasuke la mirada de pocos amigos que el Hyuga les había dirigido y aunque su rostro se mantuvo estoico, un brillo de inseguridad cruzó sus ojos cuando Hinata se había dirigido a ellos, pero como si aquella Hyuga lo hubiese advertido, tomó su mano, brindándole confianza, porque pronto volvió a su expresión neutra. No pudo evitar una sonrisa irónica, Naruto sin duda era el más tonto de los tontos. No solo había dejado ir a una belleza, sino a lo que parecía una buena chica. El golpe sin duda le iba a doler. Sería mejor que comiera bien, la noche pintaba llena de sake.
—Nos retiramos —anunció Neji tomando a Hinata del brazo.
—Vamos con ustedes. Se nos hace tarde y todavía tenemos algunos ramos qué hacer —Ino tomó a Sakura del brazo y la instó a salir. Se había dado cuenta del aura qué rodeaba a los dos chicos y prefirió darles su espacio aun con las protestas de la médico.
—Oye, Sasuke —la voz de Naruto lo hizo volver su vista, que seguía fija en el punto en el que los cuatro se habían perdido, para dirigirla a su amigo—, la he perdido, ¿verdad?
—Sí —dijo fría y sencillamente. Naruto sonrió.
—Seguro que Neji la cuidará mejor de lo que lo haría yo, lo demostró durante la guerra al casi morir por ella. Me alegra que haya sobrevivido para hacer feliz a Hinata.
Sasuke no pudo evitar una expresión de sorpresa, ahora veía que Naruto sí era capaz de fijarse en su entorno. Había pensado que tendría que ser él quien le explicara las cosas, pero por lo visto, la leve interacción entre ambos Hyuga, también había sido vista e interpretada por él llegando a su misma conclusión.
—Por lo que dices, seguro que así es.
—Creo que voy a casa, gracias por acompañarme, nos vemos después.
—¿Seguro que quieres estar solo?
—Estaré bien —fue lo único que dijo antes de comenzar a caminar por las calles de Konoha —Sasuke lo vio marcharse, un debate interno le hizo sopesar los pros y contras de dejarlo ir solo. Al final decidió por darle su espacio.
La tercera botella de sake de la noche quedó completamente vacía. Naruto la vio con enojo, como si fuera la culpable de haber terminado su contenido, pronto la desechó y abrió otra, quería olvidar su miseria; lo tonto qué había sido al tardar tanto tiempo en buscarla, en volver. Quizá si le hubiese dado una mínima señal de que sus sentimientos eran correspondidos, ella lo hubiese esperado un poco más, pero no, no le había dado ni la más mínima esperanza y ahora que decidía volver, hablar con ella y corresponderla, ella ya tenía el pie en el altar.
Pensó que ella lo esperaría, cuántas veces no estuvo tentado a volver y reclamar por ella y esas mismas veces, se había dicho que podía esperar otro poco, fueron años de silencio, pensando siempre: «solo unos días más». Se burló de sí mismo. Su propia arrogancia lo había llevado hasta el punto donde estaba, no había más culpable qué él mismo. Miró la botella en su mano. Sabía que cuando la terminara, su conciencia se perdería, pero el dolor en su corazón, tardaría en desaparecer aún con todo el sake qué su organismo pudiera aguantar, nada haría olvidar a su corazón, el amor qué su razón dejó escapar.
Un suspiro salió de sus labios, antes de que su cabeza chocara contra la mesa presa del sueño y la inconsciencia. Sasuke entró a la habitación de Naruto y lo ayudó a ir a su cama. Vio las botellas de sake vacías y alzó una ceja pensando que tal vez debería buscar un sitio para dormir él mismo, no quería imaginar como se pondría el día de mañana. Una risa sarcástica salió de sus labios, resultaba irónico que llegarán a la villa un día antes de la boda. Si hubiesen llegado antes, podría haberlo convencido de irse antes y después, el golpe no habría sido tan fuerte, pero no había escapatoria. Supuso qué ese era el castigo de su amigo por ser tan tonto.
Había llegado tarde para evitar la boda, pero a tiempo para presenciar la misma.
☯️☯️☯️☯️☯️☯️☯️
GRACIAS POR LEER
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro