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Deber (1)

Las lágrimas se agolpaban en sus ojos y amenazaban con desbordarse de las blancas orbes mientras que su dueña luchaba por controlar el impulso de llorar frente a su progenitor. Finalmente había conseguido la aprobación de Hiashi Hyuga, por fin, su padre le decía lo orgulloso que estaba de ella y cuánto la quería, pero qué costo había pagado por aquellas palabras. Mientras el té frente a ella se enfriaba, Hinata Hyuga sentía como su corazón se rompía ante las palabras que le profesaba el Patriarca de su clan de orgullo, también la destinaba como la heredera de su clan y le informaba sus deberes como futura matriarca, entre ellos, el renunciar a su amor de toda la vida para desposarse con alguien de su propio clan.

Naruto.

Pronunció dentro de su mente queriendo revelarse, negarse ante ese destino. Destino por el que había luchado poder cumplir y que ahora que lo podía vislumbrar era opacado por aquello que quería. Apretó con fuerza su taza de té. Sabía que su padre esperaba una respuesta, ¿pero qué podía decirle? Negarse a aceptar a casarse con alguien de su clan y arriesgarse a perder lo que acababa de conseguir o aceptar y renunciar a todo lo que había anhelado desde niña. No sabía qué hacer. Hanabi, Neji ¿qué le dirían si estuvieran ahí? Ellos... ellos confiaban en ella. No podía renunciar, por ellos, porque le prometió un cambio a Neji y no podría cumplir si simplemente abandonaba todo por una tonta ilusión, porque le gustara o no, eso era Naruto una simple fantasía.

Suspiró.

—Entiendo padre —respondió Hinata en voz queda —y lo acepto, pero seré quién escoja a mi marido de entre los miembros del clan y no importará a que rama pertenezca —esto lo dijo con voz firme.

Hiashi alzó una ceja con sorpresa.

—¿Tienes a alguien en mente? —preguntó con verdadera curiosidad.

Hinata asintió y apretó las manos en su regazo. Perdóname...

—Neji —dijo con voz clara.

... Niisan.

Hiashi sonrió.

—No me parece mal —aceptó—. Seguro que el consejo tendrá algunas palabras al respecto, pero me encargaré, puedes retirarte.

—Gracias padre.

Hinata se fue directo a su habitación. Sabía que Hanabi y Neji la esperaban en el dojo para que les contara como le había ido con su padre, pero era demasiado cobarde para enfrentar a Neji. Las lágrimas volvieron a agolparse en sus ojos. ¿Cómo pudo hacerle eso a su querido primo? Ella mejor que nadie sabía todo lo que Neji había hecho para sentirse minimamente libre de las presiones de su clan ¿y qué hacía ella? Volver a influir en su destino. Se sentía una tonta, porque sabía que su primo jamás se negaría a ese destino, podría no estar de acuerdo, pero no sé negaría. ¿Volvería a odiarla? Esa simple pregunta hacia que le doliera el pecho, no quería volver a cargar con el odio de Neji.

Debió consultarlo con él antes de decir tal imprudencia a su padre. Tal vez no era tarde, quizá todavía podía dar marcha atrás y preguntar a Neji si estaba de acuerdo, si no, ella misma hablaría con su padre y lo liberaría de tal compromiso. Sí, eso era lo que tenía qué hacer. Se animó un poco, pero su corazón tembló al pensar en lo que sucedería si hacía eso, si no se casaba con Neji, tendría que hacerlo con algún otro de su clan y eso no podría tolerarlo. Era simplemente impensable, no podría aceptar a nadie que no fuera su primo, era Neji o nadie, pensó decidida, pero si se ponía en ese plan, ¿no sería muy egoísta con su primo? ¿Sería capaz de hacerle algo así cuando ya había sufrido por culpa de su familia? No darle opción ni de escoger a su pareja era muy ruin, pero ella solo lo quería a él.

Sus ojos se abrieron con sorpresa ante tal perspectiva y su nuevo descubrimiento. Su pecho se agitó. Ella quería a Neji y no solo como su primo estaba segura, si no, ¿por qué la idea de casarse con él no le desagradaba como lo hacía al pensar en hacerlo con algún otro de sus familiares? No, Neji era diferente. Recordó todo lo que habían pasado juntos. El terror que sintió cuando casi muere por su culpa, por protegerla, jamás en su vida había sentido tanto miedo como ese día. Ni siquiera volvió a preocuparse por Naruto luego de ver a Neji herido de muerte, pasó a segundo plano en aquel punto de la guerra y desapareció de su mente en los meses siguientes mientras su primo se recuperaba, de hecho si lo pensaba, no había vuelto a pensar en él hasta ese día.

Su respiración se agitó. Amaba a Neji. Ahora lo sabía, ¿cómo había sido tan tonta para no darse cuenta antes? ¿Qué iba hacer? No quería renunciar a él, pero tampoco quería obligarlo a estar con ella por las estúpidas reglas de su clan. Las lágrimas se agolparon en sus ojos. El miedo de pensar en que Neji podía odiarla por decidir su futuro sin consultarle siquiera hacia que la respiración se le cortara no quería su odio, no quería que la despreciara; pero tampoco estar lejos de él. Quería atarlo a ella; pero también que fuera libre de elegir a su compañera de vida aunque eso le rompiera el corazón. Trató de controlar sus sollozos cuando escuchó unos suaves golpes a su puerta. Tuvo miedo, pero la abrió valientemente sólo para volver a cerrarla de golpe al ver a Neji frente a ella.

Neji parpadeó estupefacto al ver tal acción de parte de ella, Hinata jamás, ni en sus momentos de mayor enfado se había atrevido a ser tan descortés con alguien, mucho menos con él. Siempre que se enfadaba y él iba a verla, ella le abría la puerta, le dejaba pasar y lo ignoraba al completo hasta que su enfado se apaciguaba, así que sea lo que le sucediera, supuso que era grave. Tuvo la intención de volver a llamar a su puerta, decir su nombre, pero algo lo detuvo, luego de varios segundos pensando qué hacer y tratando de entender la actitud de Hinata, finalmente se dio la vuelta, decidido a hablar con su tío, fue la última persona que vio a su prima así que..., solo esperaba que no le hubiera hecho nada.

—Neji —saludó su tío, quien no parecía sorprendido de verlo ahí— ¿qué te trae por aquí? ¿Ya hablaste con Hinata?

—No, de hecho ella... ella me cerró la puerta en la cara, no quiere hablar conmigo y... —Neji se sentía mortificado. Hiashi le palmeó el hombro.

—Es algo que esperaba de Hinata, pero tienes que hablar con ella, es un asunto entre ustedes.

—No puedo hablar si ella no me quiere recibir —dijo Neji ahogando la ira. Hiashi suspiró.

—Los ancianos han establecido que Hinata se debe casar con alguien del clan y ella ha decidido que seas tú, de hecho ha dicho que eras tú o no era nadie.

Neji abrió los ojos con sorpresa. Se suponía que el líder del clan podría escoger con quién casarse y ahora le imponían un marido. Bueno técnicamente podía elegir, pero a nadie que no fuera un Hyuga, podía entender la frustración que sentía porque ella amaba a Naruto y estaba obligada a elegir a alguien del clan. Entendía por qué lo había elegido a él y aunque se sentía honrado, no quería que Hinata lo eligiera como un deber y aunque no era lo qué él quisiera, lo más probable es que no le dieran opción a negarse y eso... cerró los ojos, era lo que mortificaba a Hinata. Seguro se sentía culpable. Ella lo conocía mejor que nadie y sabía lo que aquella decisión podría significar para él. Un ligero suspiro salió de sus labios.

—Creo que entiendes por qué Hinata no te puede ver —la voz de Hiashi lo sacó de sus pensamientos—. Seguro aceptará lo que digas, es por eso que no hablaré con él consejo hasta que ambos tomen una decisión. Solo quiero que antes de decidir nada tomes en cuenta algo Neji —él lo miró con curiosidad, mientras su tío se sentaba en el tatami y tomaba una taza de té—. Sé qué muchos creen que no conozco a mis hijas, especialmente a Hinata —dio un largo sorbo mientras Neji esperaba sus siguientes palabras—, pero las conozco y Hinata raramente acepta las cosas sin pelear, ella siempre va a agotar todas sus posibilidades antes de rendirse, esa es la razón por la que nuevamente se le consideró como heredera y por eso me sorprende que haya aceptado la decisión del consejo sin más —Hiashi le dio una significativa mirada antes de hacerle un gesto para que se retire.

Neji salió más confundido de lo que había estado al principio de su conversación. Las palabras de Hiashi resonaban en su mente una y otra vez a un después de horas «me sorprende que haya aceptado sin más» «eres tú o nadie», ¿eso significaba que ella quería casarse con él? ¿Por qué? Apretó la barandilla de su balcón mientras veía las estrellas, quería aceptar la propuesta, por dios que sí, amaba a Hinata como loco, pero no quería aceptarla a costa de su felicidad. Eso era lo más importante para él. Volvió a cerrar los puños. No podía seguir torturándose de esa manera, necesitaba hablar con ella, quisiera o no. Se dio la vuelta y fue en busca de su prima. La obligaría si era necesario.

Hinata tuvo que reprimir un pequeño gritito de sorpresa cuando vio a Neji parado en medio de su habitación. Miró tras de él y se maldijo por no haber cerrado su balcón, tendría que haber sabido que Neji, no se rendiría tan fácil en su intento de hablar con ella. La expresión de Neji la asustó, se veía realmente enfadado y seguro que lo estaba, se había negado a hablar con él más de una vez. Había agotado su paciencia o tal vez, ya le habían comunicado su decisión y ahora la odiaba por obligarlo a casarse con ella. Su respiración se volvió irregular cuando lo vio avanzar hacia ella y la tomó con fuerza de los hombros.

—Tomas una decisión importante y luego me rehuyes, ¿por qué? —Hinata abrió los ojos y volvió a sentir ganas de llorar.

—Te-tenía mi-miedo de tu re-reacción, no quiero que me odies.

—¿Y por qué lo hiciste? —Neji sabía que la estaba asustando, pero no podía controlarse. Estaba enojado, no porque lo haya escogido como esposo como al parecer pensaba, sino porque lo había tenido rogando hablar por horas sin aceptar.

—Yo... —Hinata apartó la vista.

—¿¡Por qué?! —la agitó levemente.

Hinata quiso inventar algo, pero sabía que lo mejor era ser sincera, su primo ya la odiaba otra vez, así que no tenía nada que perder.

—Te amo —dijo en apenas un susurro, pero lo suficientemente alto para que Neji la escuchara, sus rasgos se suavizaron ante la incredulidad—. Quiero casarme contigo, aunque suene egoísta, pero si tú no quieres, lo entiendo y no te obligaré, no me lo perdonaría —las lágrimas corrían por sus mejillas—. Todavía puedo elegir a Kō o a cualquiera de la familia o puedo apelar a quedarme soltera y que el hijo de Hanabi, cuando lo tenga, sea el heredero, no importa.

Las entrañas de Neji se revolvieron al escucharla decir eso. No podía aceptar que se conformara con cualquier cosa, no por complacer a los del clan, seguro lo amaba, como a alguien de su familia, pero él sabía a quién pertenecía su corazón, así que pronunció:

—¿Naruto? —su voz salió más suave de lo que hubiese querido. Hinata negó.

—No me interesa —dijo firme—, me di cuenta de eso hoy mismo —sonrió con tristeza.

Neji sintió sinceras sus palabras. Cerró los ojos un momento, dando profundas respiraciones para tranquilizarse.

—Hinata-Sama yo...

—No tienes que decir nada, Neji —sonrió dulcemente —yo entiendo si no quieres aceptarme, no tienes que responder a mis sentimientos...

—Hinata-Sama —repitió

—... Solo no me odies, eso no podría soportarlo yo...

—Hinata-Sama

Repitió Neji con impaciencia antes de bajar su cabeza y terminar de silenciarla con un beso.

Hinata abrió los ojos con sorpresa, pero le llevó sólo unos segundos para reaccionar y corresponder el gesto con torpeza. Cerró los ojos y colocó sus manos en los hombros de de Neji dejando que él la guiara.

—Hinata-Sama —repitió por cuarta vez, seguro de que ahora sí tendría su atención—, la amo y me disculpo si mi actitud de hace un momento la asustó, pero llevo todo el día queriendo hablar con usted. Temía que su decisión estuviera influenciada por los ancianos y su deber como futura líder; la amo, sí y lo más importante para mí es su felicidad.

—Neji —dijo Hinata con suavidad—, yo también quiero disculparme, causé confusión en ti por mi respuesta precipitada, debí debí hablar contigo y...

—No importa —besó su mano con ternura—, lo importante es que esté segura de su decisión.

—Lo estoy —asintió firme— ¿Tú?

—Nada me haría más feliz que tener el honor de estar a su lado todos los días de mi vida.

Hinata le dio una brillante sonrisa y fue ella la que se lanzó a sus brazos y le dio un beso.

Desde su habitación, Hiashi Hyuga sonreía abiertamente mientras desactivaba su Byakugan. Sabía que no estaba bien espiar a su hija de esa forma, pero estaba preocupado por ella, nadie podía juzgarlo. Ahora podía hablar con los ancianos abiertamente sobre el futuro de Hinata, sabía que tendría algunos problemas para aceptar a Neji, pero el chico tenía varios puntos a su favor, así que confiaba en qué los convencería, pero de eso se ocuparía mañana, pues ahora su deber de padre le demandaba enviar a Hanabi a la habitación de su hermana.

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¡Gracias por leer!

Mi primer fic de Naruto, no sé si el único, pero bueno, creo que me quedó decente. Gracias por leer.

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