capitulo 11/Final
Ok, lo admito, la idea de usar a Phantasos como villano, fue un capricho mío, ya que cuando termine de leer el Cid Gaiden, me puse a buscar material de el con Mine, pero en cambio me apareció de el con Phantasos, les dejo pasar que lo shippen con Sísifo porque de no ser porque Sísifo es ridiculizado a mas no poder como el pasivo de la relación, yo también los Shipearia, ¿pero enserio prefieren creer que esa cosa si es mujer antes de Shipearlo con Mine, que el mismo Cid dijo que era mas que su amiga? En fin, vamos a empezar.
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Al momento de Phantasos haberlo acatarlo, varios reaccionaron, como el terrateniente tenía previsto que pasara, lograron llevarlo al piso para decapitarlo, luego de un enorme forcejeo.
Pero todo no fue tan fácil, claro. Porque Cid quedo bajo custodia antes de volver con el Padre de Mine. Quedo igual que Phantasos de forma algo irónica, tirado en el piso y con un arma apuntando en su cuello, deteniendo de cualquier movimiento. Nunca se opuso, nunca dijo nada. Solo dejo que las decisiones que se tomaran guiaran su destino.
Suspiro, pasando su brazo por su cara ante la pesadez que tenia sobre el cuerpo. Abriendo los ojos un momento mirando a un costado donde la luz del sol de filtrada entre esas 4 paredes, volviendo a la realidad y dejando esos recuerdos.
- Papá. - Dijo un pequeño niño, de no más de 9 años, de cabellos negros. Este se sento a su lado, moviendo las sabanas de su cama. Sus rasgos eran una mezcla perfecta entre los delicados rasgos japoneses de la madre, y los rasgos fuertes europeos del padre, moviendo el cuerpo de su padre para llamar su atención.
- ¿Arthur? Aun es temprano.
- Lo sé... Pero no he podido seguir durmiendo. - Cid sonrió aunque con algo de pereza, dándole un lugar para se acueste con ellos, a su lado Mine aun estada medio dormida, pero reaccionando al sentir a su hijo cerca.
Ese cuadro, su cuadro familiar, con su esposa y su hijo, hacia que el corazón de Cid latiera con calidez. Exactamente, la misma edad de su hijo, era el tiempo que llevaban casados.
Mine enserio era una mujer astuta, fuerte y valiente, pero no espero que abandonara toda su familia y reino para casarse con él. Dejando su puesto a su hermana que seguía en su línea. Nunca lo espero.
La sorpresa que su rostro llevada era grande, no fue mucho tiempo el que estuvieron separados, no fue más de unas semanas.
De todos sus escenarios que esperada, una ceremonia de compromiso era lo último.
- Mine... ¿Qué significa esto? No entiendo. - Fue lo que le dijo, cualquiera esperaría la castración publica por tocar a una princesa, sea o no consensuado. Pero esto no lo entendió, primero le sorprendió verla sonriendo al verse de nuevo, espera verla triste al ser obligados a no verse, y ahora saber que se casarían. Estada feliz pero... Algo no le terminada de entrar en la cabeza.
- Pues, esto me hubiera gustado decírtelo al regresar. Pero como princesa tengo la opción de casarme con quien quiera, solo tengo que renunciar al mi cargo.
- ¿qué? ¿Esto ya lo tenias planeado? - Su sonrisa era la señal de que si. - Yo... - Mine con un beso lo callo, sonriéndole para llevarlo a arreglarse antes de irse juntos.
Esta de mas decir, esa fue la ceremonia mas incomoda a lo que Cid formo parte, estada totalmente incomodo sintiendo las mil mirada asesinas sobre él.
Pero al terminar, no pudo evitar sentir una mezcla agridulce de emociones; Pulpa, felicidad, amor, remordimiento. Todo en un fuerte coctel en el que estuvo como por varios días después. Pensando si de verdad hicieron lo correcto, si en algún punto ella se arrepentiría. Abandonar su familia, su país, sus amigos; Bueno, una parte de él pensada que solo era cercanas a las doncellas del palacio. Todo solo por él.
Aunque, con la noticia que no tardo en llegar en que tendrían un hijo, poco a poco esos pensamientos abandonaron su mente, reemplazados por el deseo de ser un buen esposo.
Desde entonces, han estado viviendo en España, donde Cid nació, y volviendo Cid a tener un puesto de guerrero en ese ejército, aprendiendo de a poco como controlar armas de fuego, y crear las blancas ocultando sus habilidades mágicas para causar revuelo entre la gente. Eso sería un escándalo, lo acusarían de brujo.
El pequeño Arthur en ese momento estada practicando, o mejor dicho jugando, quería poder llegar a pelear como su padre en el uso de armas. Como todo buen niño que no entiendo la gravedad de una de esas armas idealizándolas, junto a su progenitor por verlo manejándolas. Por eso la de él era de madera.
- Niño ven. - La ex-princesa sujeto a su hijo, buscando que no se salga mucho por peligro a que se pierda. Para su sorpresa en esa región también había demonios, pero pocos y de menor rango a como los había en las tierras Japonesas en las que creció.
- Claro. ¿Hoy papá estará con nosotros, verdad?
- Si. De hecho te está esperando.
- Claro.
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Muchas gracias a todos los que leyeron este fic, como dije nunca busque algo largo, nunca pensé en algo complejo, espero lo hayan disfrutado, y de ser así, comportar por favor. Amo este Ship, y detesto lo desaparecido que esta. Si se me va la oportunidad, le escribiré otro fic.
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