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Capítulo 2: El fútbol no es solo para hombres

—Shõri-san—saludó el pelinegro antes de desviar la mirada hasta la menor—. Himari, ¿hablamos?

—Hola, Izawa-kun—respondió la rubia con entusiasmo—. Nos vemos luego, Grett-chan, quedé de reunirme con Gaby-chan, seguro debe estar esperándome.

Justo antes de que la pelinegra pudiera decirle algo a su amiga, esta se fue corriendo rápidamente, alejándose de allí y dejando a ambos solos, uno frente al otro.

—Izawa—dijo Himari con firmeza—, está muy bonita esa rosa, pero no quiero hablar contigo.

—Si no te dije que te la he traído a ti—cuando la pelinegra se jactó, Mamoru sacudió la cabeza y abrió mucho los ojos—. Digo, sí que es para ti, Himari. Es que me pones nervioso.

Una de las cejas oscuras de la chica se enarcó.

—¿yo? —ella seguía mirándolo como si fuera más extraño de lo que usualmente le parecía—. Tú me pones de los nervios, Izawa. Actuando como un caballero conmigo y un abusón con los demás.

—Ni siquiera me has dejado explicarte que yo no tuve nada que ver—masculló él—. Kisugi y Taki molestaban a ese chico, yo solo estaba allí.

—Sin hacer nada, claro está.

—Himari—sentenció, sus cejas a punto de unirse en el medio—. Basta, por favor.

Ella entornó los ojos y resopló.

—Te lo paso solo porque le atinaste a mi color favorito—accedió la chica, señalando la rosa que Mamoru aun traía en sus manos—. Pero solo hoy ¿eh?

Izawa sonrió, entregándole la rosa a la chica, quien no dudó en admirarla unos instantes.

—Con eso me basta—el pelinegro musitó—. ¿A dónde ibas? ¿puedo acompañarte?

Ella asintió, colgándose de su brazo como lo había hecho instantes antes con Shõri mientras comenzaban a caminar sin dirección alguna.

Si su hermano viera esto, seguro que le daba algo.

—Lo cierto es que no lo sé—Himari habló con calma, sus amatistas se paseaban por cada centímetro del paisaje que los rodeaba—. Solo no quería estar en mi casa, Gen está entrenando y Kaydee no ha vuelto, así que lo único que quiero es no estar sola.

Mamoru le dio una pequeña palmadita a Himari en el brazo que él sostenía, en un intento de reconfortarla, sin embargo, aunque ese gesto a la chica la había animado solo un poco, seguía sintiéndose de la misma manera.

Si tan solo pudiera encontrar una forma para dejar de sentir aquella soledad que terminaría enloqueciéndola...

—¿quieres ir a entrenar? —preguntó Izawa, intentando darle otro rumbo a la conversación—. Sé que no lo necesitas, pues ya de por sí eres muy buena, pero yo sí. Aunque el equipo al que nos enfrentemos sea al Nankatsu.

Himari soltó una risa.

—Quizá no lo necesite—dijo la chica, haciendo comillas con sus dedos—, pero no solo es por buena jugadora, sino que aun no se acostumbran a que una mujer pueda jugar tan bien como ellos. Y por eso les cuesta aún incluirme en los entrenamientos, claro, a menos de que mi hermano intervenga.

Mamoru resopló con diversión.

—Kisugi teme a que le quites el título de goleador estrella del Shutetsu—bromeó el pelinegro—. Pero no le digas ¿eh? Que lo va a negar.

—No voy por ese título, Mamoru—aseguró Himari, con una amplia sonrisa mientras sus amatistas se perdían en el basto cielo que estaba sobre ellos—. Algo más grande me espera, lo sé.

En ese momento ninguno de los dos sabía la magnitud que realmente tenían esas palabras, pero lo dejaron pasar para ir a entrenar, pues Himari sabía que, sí o sí, tenían que ganarle una vez más al Nankatsu.


. ·: * ¨¨ * ≈ 🌻 ≈ * ¨¨ *: ·.

Torneo de los Colegios.

Nankatsu vs Shutetsu.

Himari se encontraba de pie cerca de la banca de su equipo, escuchando los crecientes murmullos de la afición que comenzaba a formarse a su alrededor, mientras sus amatistas se paseaban por el lugar en busca de alguna cara conocida.

Esperaba que Nika, su amiga, mínimo viniera a ver a Taki jugar este partido. Y de paso podría saludarla.

No muy lejos de ellos podía divisar a Shõri, con su cabello rubio en una coleta alta y una gran sonrisa adornando su rostro, y a Gabriella, con sus negros cabellos recogidos en un moño, hablando con sus compañeros del equipo del Nankatsu.

Aun no asimilaba que se enfrentarían.

Era la primera vez desde que se integró al equipo A del Shutetsu, que jugaba un partido "importante" después de que dejó de ser la capitana del equipo femenino.

Para cualquiera el que Himari renunciara a la capitanía podría parecerle una completa estupidez, sobre todo cuando, si lo deseaba, podría hacer de renombre ese equipo en un futuro. Pero no. Ella quería aspirar más alto, probarse a sí misma que podía ser tan buena y que no tenía nada que envidiarles a los chicos.

Shõri la había inspirado desde que se enteró que ella había logrado que la aceptaran en el equipo de la Primaria Nankatsu, logrando así que el futbol mixto diera sus primeros pasos. Era el ejemplo a seguir de Himari, y de seguro muchas más niñas que aún no tenía la fortuna de conocer.

Por eso había renunciado, porque, tal y como le dijo a Izawa, tenía la certeza de que en el futuro algo más grande la esperaba.

—¿Dónde se encuentra el capitán? —inquirió Kisugi, mirando con demanda a la pelinegra—. ¿acaso no vendrá a jugar?

—Sí—le secundó Taki—. Él no suele llegar tarde.

—Por qué no ha llegado, ¿eh, Himari?

Himari resopló cuando escuchó el comentario de Takasugi.

—Que ya viene, se los he dicho ya tres veces—masculló, desviando ligeramente su mirada hacía las gradas—. No faltara a este partido, así que dejen de preguntarme.

Cuando Izawa se dio cuenta de la intención de sus amigos de hacer más preguntas, no dudó en intervenir.

—Eh, chicos—llamó su atención—. Himari ya dijo que el capitán viene, seamos pacientes. Él no nos dejaría solos.

Ese fue el momento preciso en el que la pelinegra vio a su amiga entrar al estadio, justo a un costado de Hanji Urabe, por lo que supo que era su oportunidad de huir de las preguntas inquisidoras de esos tres.

Realmente les agradaban, pero luego de que la aceptaran en el equipo las cosas se habían vuelto un tanto extrañas, por lo que él único que seguía siendo el mismo con ella había sido el número diez del Shutetsu.

—¡Hey, Nika! —gritó Himari, alejándose de donde se encontraban esos cuatro para ir en busca de su amiga—. ¡Nika!

Lo cierto era que Himari sabía que Nika no la escucharía debido a la distancia que las separaba, es por ello que le sorprendió que Urabe sí lo hiciera y le indicara con la mirada a la otra pelinegra que alguien la buscaba. Así que ambas terminaron reuniéndose con una barra que dividía las gradas del campo de por medio.

—Hola, Nika-Nika—le saludó ella con alegría—. Sabía que no te perderías el partido.

La chica entendió el porqué de las palabras de su amiga, lo que ocasionó que un leve sonrojo cubriera muy tenuemente sus mejillas, cosa que Urabe miraba un tanto extrañado.

Aun así, Nika se veía un poco abrumada por la cantidad de personas que llenaban el estadio, por lo que a Himari no se le hacía extraño que su amiga parecía preparada para echarse a huir en cualquier momento.

—¿no estás nerviosa? —ante su cambio de tema, Himari no pudo evitar reír—. Veo que ha venido mucha gente a verlos, escuché decir que el resultado de este partido es incierto.

La pelinegra se encogió de hombros.

Toda esa gente estaba reunida, justamente, porque el rumor de chicas jugando en equipos masculinos había circulado más rápido de lo que pensaron, así que sí, únicamente estaban allí para juzgarlas al más mínimo error que tuvieran.

—Esperemos ganar—fue lo que respondió—. El último partido contra el Nankatsu cerró con un marcador de 30 a 0.

La sorpresa en el rostro de Nika fue evidente.

—Oh, pues mucha suerte, Himari—musitó Nika, con una sonrisa tan débil como tímida—. Y felicidades por entrar al equipo.

Himari le agradeció y le aseguró que la veía ni bien el partido acabara, antes de regresar con el equipo, observando como su hermano ya había llegado y se ponía la banda del capitán en su brazo izquierdo.

El silbato inicial dio comienzo al partido e Himari tenía una sola misión: marcar al niño que le había anotado un gol a su hermano, pero ¿Cómo lo haría? Si aquel enano—como Genzo le había llamado— se encontraba defendiendo su portería mientras Shõri parecía ser quien iba a atacar.

Izawa logró conseguirle el balón a Taki y Kisugi, quienes ahora se encontraban corriendo en dirección a la portería contraria, consiguiendo varios intentos fallidos de gol puesto que ese niño ayudaba a su portero a detenerlos. El balón despejado buscó los pies de la rubia, quien ahora se encontraba corriendo en dirección a la portería del Shutetsu e Himari sabía perfectamente la razón.

No solo quería tener un enfrentamiento, sino que quería demostrar de lo que era capaz.

Y ella también lo haría.

—¡Shõri Akimoto, quien ya es conocida como la Sakkãenjeru, acaba de abrirse paso en territorio Shutetsu! —chilló el comentarista—. Con una increíble combinación de pases con Ryo Ishizaki logró pasar del medio campo ¡Pero Mamoru Izawa, el creador del juego, ha interceptado el pase justo cuando el balón iba de vuelta al capitán del Nankatsu! ¡Acaban de dejar pasar una gran oportunidad!

El número diez del Shutetsu corría con el balón sus pies, logrando burlar fácilmente a Manabu mientras Shõri intentaba bajar lo más rápido que podía.

—¡Himari! —le gritó Izawa, enviando un pase que cayó exactamente a los pies de la pelinegra—. ¡Te toca!

—¡Hazlo bien, Ari! —le gritó su hermano desde la portería—. ¡Anótales el primer tanto!

La sonrisa que surcó el rostro de Himari fue tan amplia que no se podía pasar por alto su emoción. Sabía que Genzo confiaba en ella, pero el que lo hiciera alguien más en su equipo, sobre todo que se tratara de Izawa, le había mostrado un pequeño rayito de luz entre toda la brumosa cantidad de nubes que parecían obstruir su cielo.

—¡Pero miren esa manera de driblar! —de nuevo exclamó el comentarista—. Himari Wakabayashi nos está dejando a todos sorprendidos con esa manera tan elegante de burlar a los jugadores del Nankatsu ¡los está dejando a todos atrás sin siquiera tener contacto físico! ¡pareciera que el campo es su lienzo, señores, y ahora se prepara para dejar su firma en tan maravilloso cuadro!

Y si bien Himari no pudo anotar ese primer gol, pues su tiro fue detenido por aquel niño—que había escuchado se llamaba Tsubasa Ozora—, tanto ella como Shõri les habían demostrado, una vez más, una cosa importante a todos durante esa primera mitad.

Y eso era que el futbol no es solo para hombres.



🌻

¡Holaaa! ¿cómo están? Espero que les haya gustado el capítulo<3

Sí, efectivamente se me metió algo al ojo y el título del capítulo es una referencia al primer libro de CT aquí en Wattpad, de nuestra querida angelito, que publicó hace ya bastantes años y que lastimosamente ya no se encuentra en la plataforma:')

Aquí Shõri ya es conocida como la Sakkãenjeru, y en cuestión de capítulos veremos quien será quien apode a Grettcita como la "Princesa del Soccer" (Sakkāpurinsesu) ¡ni se lo imaginan! que ese dato es nuevo je, je.

Mamoru es el boy de las girls, definitivamente. Y, sobre todo, el mejor amigo de la chiquitina, que no se da cuenta de los sentimientos que ya tiene el chico por ella.

¡Nos leemos pronto! Los amo.

Grett-chan fuera.

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