Capitolo due: Ragazzina pazza
—Tranquila, Gretty—escuchó la suave voz de Giovanna—, solo ignóralos.
La peli plata suspiró.
—Es lo que llevo haciendo todo este tiempo—murmuró Grett, mirando como Lianna le daba una sonrisa de suficiencia desde lo lejos—. Pero cada persona tiene un límite, Giova, y el mío está llegando. Incluso me han ocasionado un esguince y por su culpa no había podido jugar estas dos últimas semanas.
Los ojos violáceos se cristalizaron ligeramente cuando miró la expresión de desesperación en el rostro de Grettel. Lo cierto era que la italiana era incluso un año menor que la nipona, sin embargo, la amistad que lograron crear podía considerarse genuina y sincera, por lo que lo que le sucedía a una, le afectaba también a la otra.
—Creo que no debí aceptar irme a Suecia sabiendo todo lo que te pasa—las palabras dejaron los labios de Giovanna de manera apresurada—, lo mejor hubiera sido quedarme.
—¿y perderte la oportunidad de conocer a algún sueco lindo? —intentó bromear Grett—, ni siquiera lo pienses.
Justo cuando la rubia quiso objetar algo, mientras sus mejillas se habían puesto coloradas, los aplausos continuos del entrenador llamaron la atención de todos, por lo que seguidamente a ello, con una señal les indicó que se acercaran.
Lianna y Ángelo fueron los primeros en hacerlo, chocando a Grett en el proceso, sin embargo, y para sorpresa de todos, Lianna no pudo moverla más que un par de centímetros aun cuando le llevaba más de una cabeza en altura, debido a la fuerza que Grett había puesto.
Sí, la peli plata ya estaba completamente harta de esta situación.
Giova incluso dio un brinquito de felicidad al ver la cara de estupefacción de su ex compañera de equipo, mientras que Gino se posicionó a un costado de Grettel, apoyando uno de sus brazos en sus hombros en señal de protección.
—Como bien saben Giovanna ya no formará parte de nuestro equipo—comenzó diciendo el entrenador, un hombre alto y delgado, con el cabello castaño claro y los ojos de color miel—, ha sido fichada en el Göteborg FC de Suecia. Por lo que hoy será el último partido que jugaran con ella como su compañera, pues en los próximos podría ser su rival, así que quiero que todos lo den todo en el campo, como en cada partido, muchachos.
Cuando el entrenador terminó su pequeño discurso, Lianna levantó la mano inmediatamente, cosa que tanto Grett como Giovanna miraron extrañadas.
—No responderé preguntas sobre quien subirá a la posición que Giovanna está dejando vacante por el momento—zanjó el entrenador—, así que, si nadie más quiere hablar, comencemos. Gino, Grettel, Giovanna, Fabio, Gian, Alessandro, Matteo y Federico blancos, Francesco, Guiseppe, Niccolo, Ángelo, Lianna, Lorenzo, Massimo y Leandro rojos. ¡A jugar!
Eran los últimos cinco minutos del partido y el marcador claramente favorecía al equipo del capitán, quien no había dejado que ni un gol entrara en su portería.
Giovanna estaba como delantera, mientras Grett lideraba el medio campo, y con Gino cuidando el arco, su pequeño equipo improvisado sin duda alguna tenía el completo control del juego.
Grett logró quitarle el esférico a Leandro justo cuando quería darle el servicio a Ángelo, impidiendo que el equipo rojo siguiera avanzando en su terreno, no obstante, cuando se disponía a pasárselo a Matteo para que junto a Giovanna fueran al contraataque, pudo divisar a Lianna barriéndose con dirección a su tobillo.
El salto que Grett realizó con el balón a sus pies fue tan pulcro como su descenso, demostrando una vez más porque era una princesa en toda la extensión de la palabra, por lo que no pudo evitar que una sonrisa cargada de suficiencia se abriera paso en sus labios mientras miraba como Lianna seguía extendida sobre el pasto debido a su intento fallido de barrida.
—Esto no se va a quedar así, piccola principessa1—masculló la pelirroja mientras apretaba los dientes—. Un día te voy a hacer caer de tu trono y no sabes cuánto voy a disfrutarlo.
La carcajada que escapó de los labios de Grett fue tal, que incluso Giovanna—que había bajado para apoyar a su amiga y recibir su pase—, puso la misma mirada de desconcierto que Lianna.
—Para hacerme caer primero tienes que dejar el suelo por un momento—el corazón de Grett estaba bombeando tan rápido debido a lo nerviosa que se encontraba, sin embargo, y aunque sabía que estaba tentando a su suerte, no podía evitar las palabras que dejaban sus labios—. Y también salir de la banca, ragazzina pazza2.
Grettel sin duda tenía la sangre Wakabayashi corriendo por sus venas, y la mirada de suficiencia que le dio a Lianna mientras realizaba el tiro con efecto que Arai le enseñó desde hacía ya dos años cuando se la encontró por casualidad en el centro de Milán, y que entró de lleno a la red, solo terminó de confirmarlo.
La peli plata había ganado una batalla, pero aun se aproximaba la guerra, y no por nada decían que en esta todo se valía.
Sobre todo, cuando se estaban disputando no solo la posición de centro delantero, sino también un lugar en la Selección Italiana para el Mundial Juvenil.
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Diciembre 20, 2020.
Grettel y Gino se encontraban caminando a paso calmo por la acera, disfrutando de la compañía mutua mientras charlaban de lo gracioso que era el que ambos extrañaran tanto a Giovanna, aun cuando solo tenía dos días de haber tomado un avión con dirección a Suecia.
—A todo esto—comenzó diciendo la peli plata, mirando con una sonrisa pícara a su amigo—, estoy segura de que nuevamente mencionaste a la rubia, así que tienes que contarme cómo vas con ella, Gin.
Cuando las amatistas observaron como las orejas de Gino se tornaron carmesí, no pudo evitar soltar una risita.
—Se fue Giovanna, pero te quedaste tú a molestarme.
—Oh, vamos—reprochó Grett de manera graciosa—, sabes que te encanta que te moleste.
—¿me encanta? —bromeó el rubio y cuando la nipona le enarcó una ceja, cambió rápidamente de tema—. ¿y que tal te va con el chico que te envió flores en tu cumpleaños?
—¿Mamoru?
—¿él te envió los girasoles?
Grett se mordió el labio mientras negaba con la cabeza, visiblemente extrañada ante la pregunta.
—Ese fue Misugi—respondió con cautela—. Pero ni siquiera me habló después de enviar el arreglo y felicitarme en mi cumpleaños, así que realmente pienso que lo hizo por cortesía porque su hermana es de mis mejores amigas o porque simplemente se confundió.
Claro que esa respuesta despertó más inquietudes en Gino, por lo que los siguientes diez minutos de recorrido hasta el departamento de la menor fueron especialmente para un interrogatorio del que Grett no podía deducir cuál era su finalidad, pero que agradeció mucho cuando acabó ya que el rubio tenía que marcharse hasta su casa para hacer videollamada con su hermanita.
Una vez la peli plata se encontraba únicamente con su soledad, como cada día, no pudo evitar preguntarse que estarían haciendo sus amigos en Japón, si Mirai y Genie estarían entrenando arduamente para el próximo Torneo Nacional que se llevaría a cabo en verano, si Shõri seguía liderando el equipo junto a Tsubasa y si en sus próximos partidos programados el Nankatsu se enfrentaría al Musashi. También solía pensar en lo mucho que estaba creciendo su hermano con el Hamburgo y la rivalidad sana que tenía con Takako en la cancha, así como también se preguntaba como le estaba yendo a Kaydee en un país completamente diferente al que estaban acostumbrados.
Pero si había algo que priorizaba en su mente era cómo se encontraba Mamoru y si existía la posibilidad de poder verlo pronto.
Quería pensar que sí, pues si el Mundial Juvenil se llevaba a cabo, tal y como le había comentado el entrenador Paulo cuando la llamó para decirle que ella subiría a la posición de Giovanna y que Lianna saldría de la banca para ver como le iba como medio, posición que a Grett pertenecía, tenía dos opciones que sí o sí podían terminar con ella en Japón.
La primera era que, si ella no aceptaba el trato que el entrenador Calsis le estaba proponiendo de conseguirle la nacionalidad italiana para que formara parte de la Selección, podría partir a su país en lo que el Mundial se llevaba a cabo, pues sabían de antemano que Japón no sería invitado a participar.
Y la segunda opción era que, si aceptaba el trato, le darían unas pequeñas vacaciones al finalizar el Mundial, para que, si así lo deseaba, partiera a su país.
Grett no tenía aun una respuesta a lo que Calsis le había propuesto, su cabeza estaba hecha un lío y no sabía ni por donde comenzar a ordenar los pros y contras de aceptar. Mucho menos cuando llamaron a su puerta y, al abrirla, pudo toparse frente a frente con el chico que últimamente abarcaba sus pensamientos con un enorme ramo de rosas rosa en sus manos.
Grett quiso hacer muchas cosas cuando sus amatistas se encontraron con sus obsidianas, pero la principal era jalarse el cabello del estrés pues, efectivamente, había olvidado que hoy era el cumpleaños de Mamoru Izawa.
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1. Princesita
2. Pequeña loca
¡Hola! ¿qué tal el capítulo?<3
Yo amo a mi niña y aunque tenga actitudes funables siempre me haré de la vista gorda xD
¿cómo que Juncito le mandó florecitas?🙈
¿y quien será esa rubia de la que Grett habló?👀
¿será que Giovanna caiga por algún sueco?
Nos leemos pronto, gracias por seguir aquí a pesar de las actualizaciones lentísimas:'(
Grett-chan fuera.
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