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Jimin sonrió victorioso cuando sintió las manos del pálido apresarlo con fuerza por la cintura mientras retrocedían inconscientemente. Solo cuando sintió el leve golpe de su espalda contra la pared fue que intentó separarse del mayor. YoonGi pegó su frente contra la de Jimin mientras un suspiro escapaba de sus labios.

— Me siento como un idiota. — Susurró el pálido con los ojos cerrados. Jimin le escuchó en silencio. — A veces estoy tan seguro de las cosas, pero siempre está ese algo que no deja de taladrarme la cabeza, perdón si he actuado como un idiota todos estos días, por eso mismo decidí alejarme y pensar bien mi forma de actuar.

— Yoon. — El pálido negó.

— No he terminado. — Susurró. — Sé que debo confiar en ti, en lo que somos, y lo hago. — Afirmó. — Pero a veces siento como si esto fuera la primera vez que me entrego a una relación y... Aunque no quiera, siempre existirá una pequeña parte de mí que pensará que un día conocerás a una linda mujer y te darás cuenta que estás perdiendo tu tiempo a mi lado. — Concluyó.

— No seas tonto hyung. — Bufó Jimin tomando el rostro del mayor entre sus manos. — Te amo. — Susurró. El mayor le observó de forma incrédula. Jimin sonrió mientras sus manos descendían lentamente por el cuello del mayor hasta llegar a los botones de la camisa que este cargaba. — Se siente bien decirlo. — Susurró empezando a desabotonar la camisa. YoonGi le observaba en silencio. — Y se siente aun mejor saber que tú me amas igual. — Concluyó animándose de nueva cuenta a besar los labios del pálido.

YoonGi se aferró a aquel tacto como si de un sediento se tratara mientras sentía el cuerpo del otro presionando contra el suyo. Una extraña y ansiosa necesidad se adueñó de él cuando sintió las manos del contrario acariciar la piel desnuda de su espalda.

— ¿Quién dice que te amo? — Cuestionó con una sonrisa divertida adornando su rostro. Jimin rió mientras dejaba al otro explorar la piel de su cuello y dejar pequeños besos sobre este.

— Acabas de decir que estás enamorado de mí. — Susurró. — Además... Lo veo en tu mirada. — Mencionó. — Veo tanto en tus ojos y eso me hacía sentir tan pequeño y diminuto. — Susurró llevando sus manos al rostro del pálido para poder lograr que le mirara. — Solo falta que tú lo digas ahora. — Pidió casi de forma necesitada. El pálido sonrió.

— Te amo. — Concluyó antes de tomar los labios del menor y aferrarse a él con todas sus fuerzas.

...

JungKook no se sorprendió cuando se encontró de camino al apartamento de YoonGi a BaekHyun, el mayor había estado cerca de YoonGi durante varias semanas y, aunque JungKook y todos alrededor veían la clara incomodidad en el rostro del pálido, el chico parecía convencido de que tenía que seguir pegado a YoonGi.

— Hola hyung. — Saludó amigablemente JungKook. Baek le sonrió.

— Hola Kook, ¿sabes si YoonGi está allá arriba? — El menor negó.

— Vengo de allá. — Mintió. — Al parecer no está, toqué el timbre varias veces y nunca abrió. ¿Venías a visitarlo?

— Venía a decirle que me voy de viaje, estaré fuera del país durante un año. — Avisó observando de reojo el edificio. — Estuve pensando en muchas cosas y quería disculparme por mi forma de actuar. — Susurró algo incómodo y apenado. JungKook asintió.

— Me sorprende. — Anunció el menor mientras empezaba a caminar por la calle junto al mayor. Baek rió.

— ¿Sabes? Solo quería que los tiempos de antes regresaran. — Mencionó el mayor viendo por las calles. — Hubo un tiempo en el que Yoon me miraba de una forma tan bonita, creí que podía tocar el cielo cada vez que lo hacía, él es alguien muy único en el mundo. — Sonrió. JungKook asintió. — Y estábamos tan bien, era nuestro tiempo.

— Lo dijiste bien hyung. — Admitió JungKook sin ánimo de querer sonar mal. — Era su tiempo, pero se acabó. — Concluyó. — Y YoonGi-hyung está enamorado de Jimin, todos nos damos cuenta de eso y lo tonto que se vuelve cuando tiene que pensar algo sobre él. — Rió divertido. Baek asintió.

— Quisiera hablar con Jimin también, pero será cuando regrese. — Mencionó encogiéndose de hombros. — Tengo que decirle que cuide bien de YoonGi, nunca conseguirá alguien como él si lo pierde. — Suspiró observando el cielo. — Y luego pasará toda su vida lamentándose haberle perdido.

— Llegará el tiempo en que conseguirás a tu persona ideal. — Susurró animado el menor de ambos. — Y estoy seguro que YoonGi desea que tú seas feliz, siempre me contó todo lo bueno que fuiste con él y lo importante que fue tu presencia en su vida muchas veces. — Mencionó JungKook. — En cierta parte te tengo envidia.

— ¿Envidia por qué? — Cuestionó el mayor asombrado.

— Tú estuviste con YoonGi tanto tiempo, llegaste casi al mismo tiempo que NamJoon-hyung. — Susurró. — En cambio yo, nunca tuve una gran relación con YoonGi-hyung hasta ahora y es casi como si fuera tan poco. — El mayor negó casi de inmediato al término de aquellas palabras.

— No seas tonto, yo solo soy alguien que logró enamorar a tu hermano y que también logró seguir frecuentándolo incluso cuando todo acabó. — Anunció. — Y lo que yo significo para él jamás será igual a lo que tú eres y serás para YoonGi. — Comentó seguro. — Un día de estos, YoonGi quizás no me soportará y dejará de hablarme, pero tú eres su hermano y lo serás hasta el día de su muerte... Al final de todo, la familia siempre será la familia y siempre es lo único que queda.

...

Jimin no se sorprendió cuando estuvo dentro de la habitación de YoonGi, ni siquiera cuando éste lo besó de forma casi imprevista, para el menor aquello era algo que había estado en su mente durante bastante tiempo y lo quería, lo quería tanto que estaba dispuesto a cualquier cosa mientras YoonGi estuviera con él aquella noche y todas las que le siguieran.

La camisa del mayor y la suya propia había quedado botadas en alguna parte del camino, ambos estaban tan concentrados en el otro que ni cuenta se habían dado del rumbo que habían tomado hasta que el cuerpo de Jimin golpeó contra la cama y cayó sobre esta.

— Te necesito. — Susurró de forma apremiante el pelinegro mientras curveaba su rostro dándole espacio al mayor para que pudiera marcar aquella sensible parte de su piel con sus besos y pequeñas mordidas. El pálido no se negó, simplemente se dejó llevar, tan tentado a hundirse en aquel océano de emociones que estaba sintiendo.

— ¿Qué tanto? — Susurró el pálido. Su voz siendo tan adictiva y tentadora para el menor quién simplemente acotó a responder apresando la cintura del mayor con sus piernas para posteriormente restregarse en el mayor de forma sugerente. Era una clara invitación que YoonGi estaba tan determinado a aceptar. — ¿Seguro de lo que quieres? — Cuestionó alzando la mirada para observar al menor. Aquello simplemente sirvió para hundirlo en un nuevo mundo, uno tan desconocido pero tan llamativo y desbordante de emociones.

— Lo quiero, sí. — Respondió de forma segura. — ¿Vendrás por mí por fin? — Cuestionó mordiéndose levemente el labio inferior, siendo claramente consciente de lo sugestivo que aquello había sido. YoonGi gimió ante la vista tan tentadora. Aquellos labios no tardaron mucho en ser apresados de forma un tanto violenta. El menor gimió ante la clara muestra de deseo por el mayor, algo dentro de él se sintió tan bien de saber que YoonGi estaba tan mal como él, que lo deseaba de la misma forma. — No necesito juegos previos, entra de una vez. — Musitó de forma desesperada. YoonGi frunció el ceño confundido. — Lo quiero ya. — Mencionó.

— No seas impaciente. — Susurró el pálido llevando sus blanquecinas manos hacia los pantalones. Jimin protestó como respuesta mientras imitaba la acción del pálido con los respectivos pantalones de éste. — Las cosas deben ser lentas.

— ¿Te parece poco lo que me has tenido esperando? — Gruñó Jimin en respuesta. YoonGi rió divertido mientras sacaba el pantalón del contrario con todo y ropa interior en el proceso. Jimin observó al mayor retirarse poco a poco mientras terminaba el trabajo antes hecho por él y se desprendía de la única capa de ropa que los separaba.

— Cuando empezamos con esto, te indiqué que las cosas serían a mi manera. — Susurró roncamente el mayor colocándose de nuevamente sobre el menor y moviéndose lentamente sobre este de forma grata para ambos. — Y es así como será. — Concluyó tan seriamente mientras unas de sus manos se escurría hacía una mesa de noche y tomaba una pequeña botella. Jimin observó casi con odio la forma en la que el mayor estaba llevando las cosas. — Vamos a estirar un poco esto. — Jimin frunció el ceño confundido ante las palabras dichas por el mayor. Sin embargo, la confusión duró poco cuando sintió las frías manos del mayor escabullirse entre sus muslos y uno de los dedos de este tentar su entrada. — Cálmate, no es la primera vez. — Mencionó sereno el mayor. Jimin envidió la naturalidad con la cual lo dijo, lo odió tanto como lo amó.

— Es la primera vez luego de mucho tiempo. — Musitó en respuesta. YoonGi le observó con tranquilidad mientras lentamente empezaba a adentrarse dentro del cuerpo del menor. Jimin contuvo la respiración un momento antes de cerrar los ojos y soltar un pequeño jadeó involuntario. Al principio sintió un pequeño pinchazo de dolor, pero cuando aquel intruso empezó su recorrido en su interior, Jimin no pudo evitar gemir gustoso ante la sensación tan placentera que el pálido le está regalando.

Para YoonGi, aquella imagen lo hace sentirse embriagado de una forma tan diferente, su mirada negriza se concentra en como Jimin se mueve casi al mismo ritmo que las penetraciones que ejecuta con su dedo y un impulso lo lleva a tomar el pene del contrario y bombearlo a la par de sus movimientos. Pronto dos dedos son los que entran dentro del menor y los movimientos son cada vez más rápidos, más incitadores. Los jadeos provenientes de Jimin son como una dulce melodia y el sabor de sus labios cuando ambos se encuentran en medio de la desesperación es la entrada al cielo.

Pronto a su alrededor, no existe más nada que no sea ellos, ellos y el dulce y pecaminoso sabor que los está uniendo, embriagándolos el uno del otro e incitándolos a buscar más, a tener más de lo que el otro da, a hundirse en el sin tener que huir en busca de auxilio, ya que el único pedido de ayuda que necesitaba estaba entre sus brazos, lo único que quería en ese momento estaba ahí, con él, y le amaba tanto.

— N-No n-necesitas usar condón. — Susurró JiMin cuando se separó del mayor y éste intentó buscar el preservativo. — Estoy limpio y sé que tú también lo estás. — Mencionó viéndole fijamente. — Quiero sentirte por completo sin ningún impedimento de por medio. — Quiero... — YoonGi lo calló besándolo. El menor se dejó llevar ante aquello mientras sentía la salida de los dígitos de YoonGi de su interior y el rápido movimiento que éste hizo para cambiar de posiciones.

— Iremos a tu ritmo. — Susurró el pálido ante el desconcierto del menor. — Móntame, tú llevaras el control. — Mencionó ajustando de forma adecuada el cuerpo del contrario sobre el suyo. Jimin sintió sus mejillas arder ante la posición, pero por nada del mundo se iría. No ahora que estaba tan cerca de lo que quería. Cuando ambos estuvieron lo suficientemente cómodos y el miembro del mayor estuvo en la dirección exacta, Jimin se alzó un poco más antes de dejarse caer en él, ambos ahogando sus gemidos en el otro mientras compartían un beso desesperado. El pelinegro se mantuvo estático en su lugar sintiendo un pequeño dolor embargarlo, sin embargo, el deseo y la excitación son más fuerte que cualquier otro sentimiento o sensación.

Cuando Jimin se siente completamente seguro, empieza con pequeños movimientos circulares que lo hacen adaptarse poco a poco ante el eje en su interior y lo permiten experimentar aquella sensación tan apremiante del cómo su cuerpo parece absorber de forma única y constante el miembro del mayor.

— J-JiMin. — Jadeó el pálido con los ojos cerrados y la respiración agitada. Para el menor aquella vista lo impulsó a moverse con más fuerza. El haber tenido un vistazo de la forma en la que el mayor le miraba, lo había hecho sentirse tan poderoso. Se sentía tan bien al saber que tenía a un hombre como lo era Min YoonGi tan indefenso bajo su movimiento. — J-JiMin. — Susurró como si fuera lo único que supiera decir, lo único que su mente podía coordinar con claridad.

— Y-YoonGi. — Gimió en respuesta el menor moviéndose más brusco y sintiendo el alcance del miembro del pálido en su interior. El pálido llevó una de sus manos al miembro del menor mientras que la otra ayudaba a YoonGi a mantener a Jimin en su lugar. Un jadeó sonoro escapó del pelinegro cuando sintió la fuerte mano del mayor bombear su miembro con la misma rápidez con la cual se auto-penetraba.

Ambos deciden besarse en un determinado tiempo bajo el sonido de ambas pieles golpeando entre sí. Cada uno buscando la forma de hacer suyo aquel momento, marcando el ritmo y la fuerza, sin querer dejarse dominar por el otro y bailando al mismo sentir, fundiéndose de una única forma, dando y recibiendo de la misma manera, con el mismo deseo e interés mutuo.

— V-Ven para mí. — Susurró roncamente el mayor sintiendo la tensión acumulada en el cuerpo del pelinegro y gustándole la forma en la cual todo el cuerpo de Jimin responde ante él y su tacto. Jimin jadeó buscando ansiosamente los labios del mayor mientras sentía el golpe certero del eje del mayor en aquel punto ideal, aquel lugar tan guardado que lo estaba llevando a tocar con sus propias manos el paraíso.

Entonces solo pasó. Las puertas del paraíso fueron abiertas y Jimin sintió como su mundana alma era tocada y tomada por los dioses. Sintió la entrega de algo tan intimo y sintió de vuelta el calor de un fuego placentero en su interior.

No había otra forma de definirlo. Había entregado todo y lo había recibido de la misma forma, se había dejado envolver con aquel manto tan cálido, se había entregado con fiel creencia hacia los brazos de él, la única persona que pudo hacerlo subir al cielo y sentirse amado y completo.

— Y-YoonGi. — Susurró extasiado. El mayor lo calló uniendo sus labios en un demandante beso que no tardó en responder. La noche aún era larga para aquel par de amantes que estaban en su propio paraíso acompañados del sonido de sus respiraciones y jadeos, bajo el brillo de la luna que entraba vagamente por la abertura del ventanal.

...

Acá entre nos, tengo tanto tiempo que no escribo una escena así, so what... Acepto las quejas por si acaso, pero me resbalan porque me gustó como quedó.

No queda mucho para concluir, si saben que todo tiene un final, ¿no? Y esto lo he extendido bastante.

Gracias por todo el cariño para Him.

¡Hasta pronto!

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