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Jimin maldijo cuando escuchó el timbre sonar, su mano se movió bruscamente en la mesita de noche que reposaba a su lado y frunciendo el ceño vio la hora que reflejaba su móvil. Eran las dos de la madrugada y al menos que estuviera de fiesta, él estaría durmiendo normalmente como lo hacen todas las personas en el edificio donde residía. Levantándose de su cama decidió que tenía que ir a ver de quien se trataba antes de que algún vecino se incomodara por el sonido repetitivo y tedioso del timbre.

De todas las personas que esperó encontrar detrás de la puerta, Min YoonGi no era una de ellas. Jimin quiso preguntar qué hacía a esa hora frente a su departamento pero cuando encontró las fuerzas necesarias para poder hacerlo, Min se lo negó.

No supo cuándo ni cómo, solo fue cuestión de segundos para que Min YoonGi volteara su mundo de cabeza mientras se aferraba a él en el proceso y lo besaba con aquella intensidad tan característica de él. Y Jimin no lo detuvo, se aferró de la misma forma que Min y lo dejó explorar sin reparo alguno cada espacio libre de su boca, lamió y succionó de la misma manera, con la misma desesperación y anhelo.

Queriendo tocar el cielo y vivir en él si tan solo Min se lo permitía.

— L-Lo siento. — Susurró Min alejándose del menor de ambos. Jimin parpadeó confuso y aquella imagen fue tan provocativa para el pálido. Park Jimin le veía con la mirada intensa y con sus labios levemente abultados por el reciente beso. — N-No debería estar aquí.

— ¿Está usted tomando? — Preguntó Jimin frunciendo el ceño mientras veía con preocupación al pálido. YoonGi desvió la mirada y aquello fue más que una respuesta para el menor. Pasando por el lado de éste cerró la puerta y lo guió hacia el sofá de la sala. — Quédese aquí, puedo preparar café y así puede ordenar mejor sus pensamientos.

— N-No quiero c-café. — Mencionó el pálido. — Quiero vino, el mismo que tomamos hace unos días cuando estábamos tan jodidamente incómodos y sin saber qué hacer con lo que pasaba por nuestra mente.

— ¿Le pasa algo doctor Min? — Preguntó Jimin deteniéndose a mitad de camino y observando con duda hacia el lugar en donde reposaban las bebidas. Al principio lo había pasado por alto pero ahora que podía ver mejor al mayor, podía discernir con claridad que la imagen dominante y distante que el pálido solía mostrar al mundo estaba muy lejos del hombre que estaba sentado en su sofá con la mirada pérdida y los ojos rojos, incluso titubeaba demasiado al hablar y sus manos temblaban levemente.

— Solo quiero compartir u-un trago con usted Park Jimin-ssi. — Rió sin gracia el mayor. — Su nombre es bonito. — Sonrió viéndole fijamente. — Jimin. — Mencionó relamiéndose los labios. Jimin por un momento logró ver al hombre seguro de sí mismo; pero tan rápido como lo vio, así mismo desapareció. — Estaba en la calle, me escapé. — Rió divertido. — No sabía a donde ir y su cara apareció en mis pensamientos así que dije... Iré a visitar a mi buen amigo Park. Por eso estoy aquí. — Explicó. — ¿Me dará vino o tendré que irme a otro lado? — Jimin negó mientras seguía su camino hacia el pequeño mini-bar que tenía en su departamento y sostenía entre sus manos las dos copas y la botella de vino.

— ¿A qué se debe esta ronda de bebidas? — Preguntó Jimin cuando estuvo de regreso al lado del mayor, colocando las copas sobre la mesa sirvió el vino en éstas y esperó pacientemente a que el pálido hablara. YoonGi tomó de la copa y se mantuvo en silencio por un tiempo más antes de volver a hablar.

— ¿Qué lo motivó a ser médico Jimin-ssi? — Preguntó tuteando por primera vez al pelinegro. Jimin aquella pregunta le tomó desprevenido.

— Me parece una carrera humanitaria y creo que puedo ayudar a las personas a mí alrededor. — Mencionó sinceramente. — ¿Usted? — Preguntó viendo con atención al pálido.

— Cuando yo estaba próximo a cumplir los diez años mi padre murió. — Mencionó el mayor distantemente. — Murió de un infarto al miocardio, no hubo tiempo de hacer mucho y el cardiólogo que había tratado toda la vida a mi papá no pudo hacer nada. — Susurró con dolor. — Mi padre jugaba conmigo cuando pasó todo y yo no pude hacer nada. — Jimin escuchó en silencio mientras comprendía el dolor detrás de todas esas palabras. — Luego de eso nada fue igual y mamá no tuvo reparo en conseguir a alguien para que ocupara el puesto vacío en la familia.

— Lo siento mucho hyung. — Susurró sinceramente el pelinegro mientras colocaba su mano en el hombro del mayor.

— ¿Sabes Jimin? A esa edad me juré que mi meta de vida sería convertirme en un buen cardiólogo que pudiera ayudar a cualquiera que lo necesitara, mi mamá no estaba muy pendiente de mí en aquel entonces y yo fui pasando más tiempo en la casa de NamJoon que en mi propia casa, su padre... Su padre se convirtió en la figura paterna que el esposo de mi madre nunca pudo ser.

— ¿Por qué me dice esto? — Preguntó cuando vio que el mayor se tomó todo su trago de uno solo golpe y sirvió más en su copa.

— Brindemos por eso. — Susurró levantando su copa en manos y viendo fijamente al menor. — Por lo efímera que es la vida, por Kim NamSoo y su eterno descanso. — Jimin con ello comprendió mucho el motivo por el cual Min YoonGi estaba ahí, vuelto nada mientras las lágrimas silenciosas caían por su rostro, dejando de lado su bebida arrastró el cuerpo del mayor hacia el suyo y lo sostuvo con fuerza mientras este lloraba desconsoladamente.

— Lo siento mucho hyung. — Susurró sinceramente mientras escuchaba los sollozos por parte del pálido e intentaba darle el consuelo que tanto sabía que necesitaba YoonGi.

— Discúlpeme por venir aquí, realmente no me di cuenta que estaba en este lugar hasta que me encontré tocando el timbre de su apartamento. — Intentó excusarse el mayor de ambos mientras se separaba levemente del menor. Jimin suspiró mientras veía el semblante cansado del pálido.

— Necesita dormir, venga conmigo. — Pidió Jimin levantándose del sofá y arrastrando al mayor hasta su cuarto. — La cama es lo suficientemente grande y puede usted dormir con tranquilidad. — YoonGi iba a negar pero Jimin lo impidió. — Usted está tomado y agradezco que llegara con bien hasta aquí, acuéstese mientras yo acomodo las cosas que deje regadas afuera. — YoonGi asintió dudosamente mientras se dejaba caer en la cama y colocaba su teléfono al lado de él. Jimin salió de la habitación y guardó en silencio todo lo que había sacado. Con paso lento llegó a su habitación y se detuvo en la entrada de su cuarto cuando vio al temerario Min YoonGi durmiendo tranquilamente en su cama. En silencio se acostó al lado de este y apagó la luz de la habitación, el techo fue lo más atrayente en todo el rato que estuvo intentando buscar la manera de dormir, cuando estuvo seguro que por fin iba a lograrlo, el teléfono del mayor empezó a vibrar en la cama. Jimin maldijo mientras agarraba el celular y veía la pantalla.

El nombre de JungKook brillaba en esta acompañada de una foto del pelinegro de fondo. Por algún extraño motivo, Jimin sintió una especie de incomodidad cuando la llamada terminó y varios mensajes de JungKook aparecían en la pantalla.

En todos ellos se encontraba la desesperación por parte de su amigo en saber en dónde estaba Min.

...

¡Hola! ¿Cómo están?

Gracias por leer, votar y comentar, también por los 5k en lecturas que le han regalado a este fanfic.

¿Huelen eso? Huele a drama. Por ahí se viene armando poco a poco pero fríamente calculado. Por otra parte, YoonGi buscó a Jimin inconscientemente por consuelo. Las cartas están sobre la mesa, solamente falta que tanto YoonGi como Jimin lo noten, ambos se atraen de igual manera. ¿Cuánto creen ustedes que tarden en darse cuenta? ¿Antes o después del drama?

No olviden seguirme, igualmente mi cuenta de respaldo.

Gracias por todo. 

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