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OO1; Hater.

Un resoplido escapó de sus labios con hastío.

Estaba furioso.

¿Con quién?

Consigo mismo y con el maldito universo.

¿Por qué?

Con él, por ser tan irresponsable y haber olvidado ──por tercera vez en el mes──, de programar su alarma temprano, después de haber pasado toda la noche pegando arbolitos y mini ladrillos con el único objetivo de terminar su maqueta antes del amanecer.

Si, aquella maqueta de la que dependía el 50% de su nota final del último semestre.

Nota que para su desgracia, se esperaba que esta vez no fuera a ser tan perfecta como de constumbre, pues sus consecutivos retrasos a la hora de llegada a la clase del señor Im le traerían repercusiones como bien ya el hombre le había hecho saber.

Genial Jimin, cada vez se aleja más ese diploma...

Muy bien...

Puchereó ante ese pensamiento y con su ceño fruncido volvió a resoplar, caminando a zancadas grandes y furiosas.

Había tenido que pasar por tanto para poder estudiar arquitectura como había soñado desde su adolescencia. Y ahora todos sus sueños se veían colgando de un hilo.

Suspiró cansino.

Rogar que la homofobia de sus padres pudiera menos que el amor que aquellos decían tenerle, había sido una de sus tantas pruebas. Sin embargo, bastó que sus progenitores se enterarán que era homosexual para que le negarán cualquier tipo de ayuda y lo botarán a la calle como un pobre animalito viejo y desahuciado. Obligándolo así a independizarse a sus diecisiete años.

Afortunadamente en ese entonces tenía con él a su amado novio; aquel hermoso rayo de sol que la vida le había enviado para bañarlo con positivismo y alegría siempre. Quién generosamente le había brindado un techo, comida y un trabajo como ayudante en el lavadero de autos de su padre, dónde después de dos años de mucho trabajo, esfuerzo y sacrificio, había logrado ahorrar lo suficiente para rentar un departamento y poder pagar parte de su matrícula universitaria.

Después de tanta desdicha, la vida pareció sonreirle una vez más. Gracias a su intachable promedio y a su constante esfuerzo por superarse, consiguió poco después una beca en una de las universidades más prestigiosas de Seúl, la cuál cubría la mitad del dinero que por si mismo no podía pagar; Allí inició su carrera soñada con notas envidiables. Para su suerte, la relación con su solecito llegó a ser tan seria que ambos se mudaron juntos semanas después, tan solo rodeados de felicidad, amor y miel.

Miel que duró tan solo dos años...

Y un amor que no sabía a ciencia cierta si había existido algún día...

Ahí entraba de nuevo su enojo con el universo.

Pues a parte de todo, si tuviera aún un buen novio que lo llevara diariamente a la universidad, como se había malacostumbrado, no llegaría tarde y por consecuencia no obtendría malas notas por impuntualidad y entonces su preciado diploma y su beca no estarían en riesgo.

Para su mala suerte, aquel novio había dejado de existir en su vida hace ya cinco meses.

Suspiró con pesadez y formó un puchero enojado.

Gracias vida...

Gracias por ser tan considerada conmigo...

Miró sus viejos converse con aburrimiento y melancolía mientras estos pateaban una pequeña roca con desinterés. Ya no había caso en acelerar el paso, iba quince minutos tarde y de todas formas tendría que soportar el sermón de su profesor. Desde dónde se encontraba ya podía divisar el campus, por lo que correr como loco sin duda estaba de más.

Iba tan perdido en los pensamientos de su desdichada vida, que solo reaccionó al sentir el rechinar fuerte de unas llantas, ver un humo maloliente rodearlo y escuchar un fuerte pitido que lo aturdió provocando que la maqueta cayera al suelo por su necesidad urgente de cubrir sus oídos y mermar la molestia.

── ¡¿Que mierda te pasa. Park?! ──Se escuchó un reclamo ahogado un par de segundos más tarde, un tono furioso resonando a través del casco, el cuál no tardó en ser retirado con enojo. ── ¿A caso además de enano saliste miope?, ¡¿O debo decir un enano suicida, mejor?! ──Soltó burlón aunque el tono fuerte y el ceño fruncido y remarcado, demostraba que realmente estaba consternado con el casi accidente.

El contrario solo abrió sus ojos con brusquedad ──los cuales apretaba con miedo anteriormente──, y destapó con lentitud sus oídos permitiendo que estos se acostumbraran poco a poco de nuevo al ruido con normalidad.

Jeon Jungkook...

De nuevo.

Su cuerpo vibró ──No supó exactamente por qué── al ver al culpable de aquel suceso.

── Ya sé qué desde el suelo es difícil ver las cosas, pero, ¡Joder! Fíjate por dónde caminas mínimo, hormiga ──Resopló furibundo aún, peinando su larga y desobediente melena que el viento revoloteaba, hacia atrás con el estrés reflejado.

Aún con su respiración agitada por el reciente susto, el menor sintió la ira crecer en su abdomen mezclándose con la adrenalina poco a poco. Frunció su ceño demostrando de igual manera su molestia.

── ¡¿Ahora resulta que la víctima es el culpable?! ──Bufó. ── ¡Tú vas manejando esa cosa del demonio, se supone que tú eres quién debe tener cuidado con los peatones, imbecil!

── ¡¿Como coño voy a tener cuidado si literalmente caminas hacía mi cuando te pité mil veces y no hiciste caso de quitarte?!

── ¡Pues, frenas mucho antes o te desvias!, ¡Yo que sé, idio...──Su insulto quedó a medias cuando sus ojos dieron con su maqueta, o lo que quedaba de esta, tirada por el asfalto del suelo.

Silencio sepulcral...

Arbolitos sin copa, ladrillos destrozados y cristales de acrílico rotos en pedazos. A eso se había resumido sus casi doce horas de incansable esfuerzo...

Un jadeo ahogado salió de sus labios, lágrimas de ira y frustración se acumularon en sus ojos y la llama de enojo comenzó a subir desde sus pies hasta su cara, coloreando esta del mismo tono de su cabello.

── ¡Mira lo que causaste, idiota! ──Señaló el menor tomando con enojo lo poco que quedaba de su maqueta y sacudiendola frente a sus ojos, antes de darle una patada furica a la rueda delantera del vehículo, ganándose una mirada filosa del contrario que no dudó en ignorar── ¡¿Sabes lo jodidamente importante que esto era, maldito y desgraciado Jeon?!

El pelinegro tan solo se cruzó de brazos y levantó sus hombros con desinterés, haciendo que sus fuertes músculos resaltarán a través de su chaqueta de cuero.

── Primero, vuelves a golpear mi moto y entonces me vas a conocer realmente en mi peor faceta, tomatito ──Advirtió en un murmuro profundo, ganándose un bufido molesto y una rodada de ojos del contrario al escuchar el ridículo apodo que tanto lo irritaba.

» Segundo, no lo sé y no me importa una mierda si era importantisimo tus estúpidas casitas y arbolitos tontos ──Confesó con frialdad. ── Esas son las consecuencias que debes afrontar por andar en tu mundo rosa y de flores y colores de duende, en vez de prestar atención por dónde caminas con tus patitas cortas ──Sonrió altanero al ver la mueca de descontento remarcarse cada vez más en el de ojos azules.

El pelirrojo exhaló furioso.

── Mira, pedazo de... ──Una vez más y para su desgracia, tuvo que tragarse sus insultos al escuchar una amigable voz interferir en su discusión desde lo lejos.

── ¡Hey, ¿Que pasa aquí?! ──Dijo confundido el castaño acercándose rápidamente hacia el par de jóvenes iracundos.

── ¡Nada! ──Respondieron ambos al unísono, frunciendo más sus ceños al escuchar hablar al otro al mismo tiempo.

── Solo asegúrate de comprarle lentes a tu noviecito, Jung, porque a parte de enano y tonto, también está ciego ──Soltó con amargura y hastío el mayor, poniendose de nuevo el casco con furia. tomando el manubrio y encendiendo rápidamente el motor para alejarse de ahí con prisa.

── ¡Jungkook! ──Riñó el castaño dedicándole una mirada de enojo al azabache, aunque este la ignoró con gusto y se encaminó hacía el estacionamiento de su vehículo que se encontraba a tan solo unos pocos metros de distancia.

El recién llegado negó en su dirección con desapruebo, soltando un suspiro pesado.

── Déjalo Hoseok... ──Dijo con resignación el menor, aúnque cuando volteó a ver al susodicho y lo vio bajarse de la moto y quitarse el casco con una cínica sonrisa, todo el enojo revivió y brotó por cada poro. ── ¡Solo es otro descerebrado más en este planeta con infulas de Dios, cuando solo es un mortal más, y mucho más estúpido que el resto! ──Gritó con todas las intenciones de ser escuchado. ── ¡Y que no crea que no he visto que sin esas estúpidas botas medimos lo mismo, pedazo de estúpido!

Sin soportar más su ira y a pesar de no ser amante de la violencia, el de cabellos rojizos, tomó un trozo de ladrillos que se había roto de su maqueta y ──asegurándose antes, que este fuera lo suficientemente pequeño para ser inofensivo y no convertirse en un asesino, aunque lo deseara──, lanzó aquel objeto con todas sus ganas y fuerzas hacía el pelinegro.

Sonrió con gusto cuando escuchó un fuerte sonido de metal resonar, confirmando que el objeto había aterrizado allí con éxito y vio al petulante pelinegro mirar su preciada moto con asombro, para después resoplar con enojo y caminar a grandes zancadas en su dirección, cuál bestia furica.

Para su fortuna ──o desgracia──, de nuevo el castaño tuvo que interponerse entre ellos.

── ¡Ya basta, ve adentro Jungkook! ──Pidió cansado pero con severidad.

El nombrado detuvo su andar y tan solo gruñó molesto, pero acatando el pedido por el bien de todos, sobre todo por el bien de su amistad con el de hoyuelos.

── Mantén controlado a tu irritable chihuahua y pídele que deje de ladrar cerca de mi porque me aturde ──Fue lo único que dijo, antes de marcharse con apuro y furia de allí.

── El perro sarnoso y sin vacuna, es otro, y necesita bozal urgente ──Murmuró Jimin con desdén, ganándose una mirada de advertencia del castaño.

Cuando la figura del mayor desapareció de su vista, el pelirosa se permitió soltar un chillido de pura pataleta infantil.

── ¡Lo odio, lo detesto con toda mi alma, Hobi! ──Un puchero rabioso resaltó en su rostro. ── ¡Te juro que si lo vuelvo a ver hoy, lo despellejo con mis propias manos!

Con la rabia corriendo por sus venas, el más joven, se arrodilló para con expresión desdichada recoger y poner con rabia sobre el cartón los pedazos de lo que dependía su diploma.

O tal vez solo era otra excusa para no mirar a la cara al sujeto que tenía en frente, al que no veía hace más de dos semanas. Pero como siempre, sus deseos no fueron escuchados por ningún ser milagroso, y lo supó cuando minutos después el castaño lo tomó de los hombros para obligarlo a dentener sus movimientos y que se pusiera de pie para encararlo.

── Mochi, ¿Que sucede?, tú no eres así ──Lo riñó con preocupación y una pizca de enfado, aunque lo último era algo que muy pocas veces experimentaba y menos a causa del tierno chico que tenía en frente. ── Nunca he entendido porqué ustedes dos no se pueden llevar bien. Parecen un par de niños de Kinder rabiosos y pataletudos, no tiene sentido ──Resopló decepcionado.

── Hobi, es imposible llevarse bien con alguien sin cerebro como el narcisista de tu mejor amigo ──Desvío la mirada con disgusto, la cuál inmediatamente se convirtió en tristeza al volver a ver su trabajo totalmente arruinado.

Al ver el puchero tembloroso en los rellenos y pomposos belfos rosados, junto a los ojos brillantes por las lágrimas contenidas, el castaño con una sonrisa de consuelo, lo atrajo a sus brazos con cariño.

A pesar de todo, el menor no se alejó, púes realmente necesitaba ese abrazo hace varios días, pero sobre todo en ese preciso momento. Por lo qué se dejó envolver en los brazos contrarios, y enterró su rostro en el pecho ajeno, dejándose hacer con un puchero triste en su rostro.

── Te confieso que la vida me odia desdé que terminamos, ¿Será obra del mentado Karma? ──Inquirió con frustración el menor, con su rostro enterrado en el cuello ajeno, sintiéndose en paz y cálido después de mucho tiempo, siendo nuevamente envuelto por el aroma a vainilla tan característico de su ex.

El mayor soltó una escandalosa carcajada de las suyas, y acarició con ternura la espalda del más bajo.

── Tal vez mimi... ──Se burló y ensanchó aún más su sonrisa al ver la mueca de enfado con la que lo encaró el tierno jovensito. ── Las cosas hubiesen podido ser diferentes si así lo hubiésemos querido y tal vez, no sé, no estarías sufriendo tanto las cuentas de cobro del Karma ──Murmuró en burla, pero con semblante melancólico el castaño, con una pequeña sonrisa que enmascaraba la tristeza en aquella frase.

¿Lo hubiesen sido?

Jimin muchas veces se cuestionaba aquello, pero la respuesta siempre terminaba siendo la misma: No.

Aún recuerda que se sintió muy felíz, orgulloso incluso, cuando Hoseok le había informado de aquella tan anhelada beca que había logrado obtener en una de las academias de baile más prestigiosas de Los Angeles. De verdad se alegró demasiado por el castaño y por eso no dudó en correr a saltar a sus brazos y llenarlo de besos y mimos de felicitaciones merecidas, en cuanto le dio la noticia.

Hoseok era un increíble bailarín de Hip Hop, Break dance y Street Dance. Era el mejor en lo que hacía, constándose de disciplina y mucho esfuerzo para mejorar cada día; y ante los ojos de Jimin y muchisimos más de sus conocidos, amigos, familiares o quién quiera que lo viese bailar, lo había logrado sin duda. Se había convertido en un auténtico Dios del baile callejero, manejando su cuerpo como nadie más podía hacerlo y dejando a quien lo viese, con la boca abierta.

Jimin sabía que el mayor llevaba años luchando por una oportunidad así de grande e importante. Buscando oportunidades en algo que muchos veían como poco serio, una pérdida de tiempo o algo sin futuro. Por eso, cuando se cansó de ser rechazado y poco valorado por las agencias de su propio país, decidió envíar su vídeo a varias academias importantes del extranjero como último recurso.

Y Hoseok deseó con tanto fervor que alguien lo aprobara, para así comprobarse a sí mismo que no era un fracasado u soñador tonto, como muchos lo habían llamado en su momento.

Agridulce.

Así había sido el sentimiento que recorrió a Jimin cuando el mensaje de aceptación de una de las tantas academias llegó al correo del mayor, haciéndolo saltar y gritar eufórico y emocionado.

Estaba felíz porque su novio cumpliera sus sueños, sin embargo, aquello solo significaba que este tendría que irse a vivir al extranjero.

Lejos de él...

Y si, se sintió el peor egoísta, maldito y un completo estúpido, por no incluirse en esos planes, pero entre sus metas no estaba el dejar la vida que ya había formado para emigrar a un país extraño y poco llamativo para él, en el qué seguramente tendría que empezar desde cero y botar a la basura todo lo que en su país natal ya había logrado con tanto sacrificio.

Ni mucho menos entre sus planes de vida estaba el tener que lidiar con una relación a distancia, la cuál sabía que no podría sobrellevar por mucho tiempo debido a su poca madurez mental y dependencia emocional.

Él era alguien de afecto, mimos y contacto físico constante. No soportaría tan solo conformarse con enviarle sus besitos a su sol a través de una pantalla en una videollamada y no poder sentir como este se los devolvía con tanto amor hasta terminar entre las sabanas amándose dulcemente.

No, no era así de fuerte...

Y cuando se sintió tan poco merecedor de un ser noble y tan bonito en todos los sentidos como era Jung Hoseok, decidió que lo mejor que podía hacer era dejarlo ir de todas las formas posibles. Iniciando por terminar con lo que tenían hace casi cinco años.

Suspiró con pesadez y le dedicó una sonrisa dulce y sincera al mayor.

── No, sabes que no es así, Hobi...──Se sintió el peor ser humano al ver al otro asentir de acuerdo y con resignación, aún sin borrar su preciosa y reconfortante sonrisa.

¿Tan poco había amado a Hoseok para no poder dejarlo todo por él?

Era una culpa que nunca dejaría de perseguirlo.

Desvío su mirada hacia la marca de llantas que resaltaba en el concreto y luego a su colapsada maqueta de lo que aspiraba a ser un hotel.

Tan desastroso como mi propia vida.

Se agachó a tomar la desmoronada pieza y se quedó observándola con preocupación, frustración y enojo mezclados.

── Vas a encontrar la forma de recuperar ese puntaje, ya no te preocupes ──Lo consoló el mayor, con una leve y tierna caricia en su mejilla. ── Siempre buscas la manera de solucionar las cosas, y sé que esta no será la excepción. Ese diploma es tuyo mimi, ¡Ánimo!

── Eso espero, porque si no, tendrás que regresar para el velorio de tu mejor amigo, y no me refiero precisamente a mi ──Advirtió con burla.

El mayor de nuevo explotó en risas.

── Tengo la esperanza de que al volver, mínimo puedan convivir en el mismo espacio sin mirarse como dos gatos rabiosos a punto de enterrarse las uñas.

── No te hagas muchas ilusiones porque la bestia esa siempre será un gato rabioso y amargado ──Comentó con una mueca de fastidio, escupiendo toda la rabia acumulada que sentía en aquel momento por el susodicho.

El de hoyuelos negó divertido entre risas.

── Ustedes son un caso perdido... ──Dijo resignado soltando un suspiro pesado antes de desvanecer su sonrisa y dedicarle una mirada cariñosa al pelirrosa. ── ¿Sabes que siempre serás mucho más que solo mi mejor amigo, verdad?

El menor sonrió y asintió sin dudarlo.

── ¿Tú también lo sabes? ──Inquirió de vuelta, ganándoseun asentimiento. ── Te quiero mucho Hobi, y eres y serás mucho más que mi mejor amigo o solo mi ex ──Confesó con una sonrisa sincera.

Ambos sin resistirse más, se fundieron de nuevo en un cálido y cariñoso abrazo efusivo. Al separase después de unos minutos, solo sonrieron con melancolía.

Jimin sintió un nudo formarse en su garganta al escuchar el claxon de un auto resonar al otro extremo de la calle, y ver la señal de espera que dirigió el mayor hacía allí. Su mirada se desvió de inmediato hacia la carpeta que este traía en sus manos, y que tanto intentó ignorar a lo largo de la conversación.

── Son los papeles de traslado, solo vine a recogerlos y a despedirme de ti. Ya qué de Jungkook y de los demás lo hice ayer... ──Explicó en un murmuro el de cabellos chocolates al notar la inquietud en los ojos del menor.

── Tú... ¿C-cuando... ──Intentó preguntar Jimin sintiendo su voz rota con cada letra.

── Mañana en la tarde... ──Contestó el contrario entendiendo la pregunta inconclusa. ── En realidad, comienzan las clases en dos semanas, pero Eunwoo-ssi encontró un departamento barato que podremos compartir, y mientras empiezan las clases nos dedicaremos a buscar trabajo.

El pelirrosa asintió levemente, tragandose la amargura que inevitablemente sintió al escuchar el nombre del compañero de clases del mayor, aquél sobresaliente, guapo, multitalentoso y perfecto chico que también había ganado una beca en la misma academia y que la mitad del campus lo había nombrado cómo su reemplazo.

── Ya veo, genial... ──Dijo simplemente dedicándole una mínima sonrisa. ── De verdad te deseo lo mejor, te lo mereces. Arrasa con todos esos bailarines extranjeros y cuando seas famoso no te olvides de tus viejos amigos ──Le propinó un leve y jugueton golpe en el brazo.

El mayor rió avergonzado y negó.

── Gracias, y por supuesto que nunca lo haré ──Afirmó. ── Te enviaré mensajes y fotos cada que pueda contándote de mis aventuras, te llamaré... y si algún día quieres ir a visitarme estaré felíz de recibirte... a ti y a los chicos ──Sonrió contento sacando a relucir sus preciosos hoyuelos.

Jimin simplemente asintió pues si decía algo más, sabía que rompería en llanto y entonces todo sería aún más difícil.

Odiaba tanto las despedidas.

Habían pasado cinco meses ya y para él todo estaba superado realmente, sin embargo, su parte egoísta, los recuerdos y la melancolía estaban haciendo esa despedida más difícil de lo que esperó que fuera.

Ya no lo amaba con fervor como antes, no como su novio al menos, pero seguía albergando sentimientos de cariño y apego muy fuertes por ese lucero que ahora no estaría a su lado para animarlo y enseguecerlo con su alegría.

El sonido insistente del claxon, una vez más, fue lo que sacó de su trance a cada uno.

── Bien, creo que es momento de irme ──Anunció el mayor rascando su cabeza y soltando un suspiro.

── Si, entiendo, ve, y de nuevo mucha suerte, Hyung ──Dijo con total seguridad el pelirrosa dedicándole una sonrisa cálida y sincera.

Y con un asentimiento y un último y fuerte abrazo, Jimin dejó ir a su primer amor, a su mejor amigo y a aquella parte de su vida que aunque no fue perfecta y duradera como algún día soñó, había sido la más feliz y hermosa primera historia de amor que pudo tener.

Bien decía su madre que muchas veces el primer amor solo era esa historia dulce, colorida y efímera que teníamos que vivir todos antes de afrontar las tormentas del verdadero amor.

Solo esperaba que supiera atravesar dicha tormenta, en un futuro no muy lejano...

Miró su reloj y soltó un lloriqueo frustrado apresurando más sus pasos. Ya se había perdido media clase y para rematar llegaría con una maqueta a medio hacer, un poco sucia y un semblante de desdichado.

Hoy no era un buen día para ser él.

...

── J-Jungkook, yo sé lo que eres, pero... estoy dispuesta a correr el riesgo y ayudarte a superar tu situación.

Detuvo su andar casi automáticamente al ver a unos metros una escena que le provocó mucha lástima, la cuál se duplicó al lograr escuchar con claridad la conversación.

O más bien, las peticiones y ruegos que la pobre Ji Eun le hacia al témpano de hielo andante, mejor conocido como Jeon Jungkook.

Iba de afán y lo sabía, el salón estaba a tan solo metros de allí pero por más qué le ordenó a su cuerpo avanzar, la curiosidad y su personalidad de chismoso pudieron más que cualquier nota.

Una sonrisa burlesca y una mirada de sorna fue la respuesta que la pelinegra obtuvo.

── ¿Y qué te hace pensar que yo quiero que te arriesgues conmigo, niñita? ──Pronunció con diversión el pálido antes de darle una mirada desinteresada a la pobre chica quién aguantaba el llanto con todas sus fuerzas.

» Y antes de hacer declaraciones de amor y para evitarnos tener que soportar estas desagradables humillaciones a ambos, por favor asegúrate de saber bien, que la asexualidad no se trata porque no es una maldita enfermedad, es un rasgo de personalidad. ──Aclaró notablemente ofendido── Y si me disculpas, no estoy de humor para estas pérdidas de tiempo ridículas.

Jimin desde su sitio sólo logró percibir como el pelinegro le entregaba con aburrimiento lo que parecía ser un regalo a la fémina, antes de pasarle por el lado y seguir su camino como si nada.

Como si no hubiese agregado otro corazón roto a su lista y como si no hubiese ganado un odio más a su contador.

El imbecil ya está acostumbrado...

La pobre mujer se aferró a su regalo y se dio la vuelta para huir apresurada de allí, aunque al ver que el pelirrosa estaba presenciando todo, se detuvo avergonzada y limpió con rapidez sus lágrimas.

── Nunca te enamores de ese maldito egocéntrico asexual ──Dijo, o más bien, aconsejó con la furia a flote, antes de alejarse a pasos apresurados de allí rumbo al baño de chicas.

Ni borracho se me ocurriría...

Se exaltó al escuchar un fuerte estruendo a sus espaldas, por lo que se giró de inmediato para ver que sucedía. Alcanzó a ver como la pelinegra arrojaba sin cuidado el regalo a un bote de basura antes de soltar un grito furico.

── ¡Te odio Jeong Jungkook!

Y luego de aquella confesión, desapareció entre el pasillo que llevaba al baño.

Jimin consternado volvió a su posición.

Bienvenida al club...

Sonrió un poco culpable ante ese pensamiento.

Sin embargo, no estaba equivocado.

La popularidad de Jeon no era del todo positiva, ni mucho menos se debía solo a su rol como entrenador del prestigioso equipo de baloncesto del campus. Habían diversas e infinitas opiniones sobre el pelinegro en toda la universidad, y no todas eran precisamente de adulación.

Sin duda su físico y su actitud de chico malo le adjuducaba un sin fin de admiradores que se arrastraban por mínimo una mirada de desdén por su parte, ──lo cuál era lo que casi siempre obtenían──. También estaban los que buscaban relacionarse con él solo por lo beneficioso que esto podría ser para ellos, ──O al menos eso era lo que creían y esperaban, los pobres ilusos──, puesto que el ser el hijo menor del decano significaba ventajas inminentes para él y sus allegados.

Eran tontos por el simple hecho de creer que tenían si quiera oportunidad de coexistir en un mismo espacio o si quiera intentar ser amigos de aquel humano solitario y amargado.

Su medio hermano, ──el profesor más deseado y amado de literatura──, Kim Namjoon; también le sumaba atención y adoración al pálido, pues si no lo buscaban para intentar conquistarlo a él, lo hacían con el objetivo de obtener un poco de ayuda para acercase al moreno; y ambas opciones tenían el mismo resultado negativo siempre.

Aunque las propuestas para su hermano con el tiempo disminuyeron cuando se supo en el campus que el adonis se había comprometido con un famoso e importante actor del país.

Por supuesto habían quienes aún no se rendían y les importaba poco o nada aquel detalle.

Luego estaban quienes odiaban al sujeto en cuestión, ya sea porque en algún momento fueron rechazados o tuvieron que soportar alguno de sus comentarios sarcásticos y despectivos o algún tipo de desplante; o bien, estaban las personas sensatas ──como Jimin──, quienes no tenían razón aparente para odiarlo pero lo hacían con gusto por el simple hecho de detestar el narcisismo, la petulancia y la personalidad podrida y de mierda que caracterizaba al mismo.

Y luego estaban los ganadores del top; la manada de chismosos que solo le interesaba saber que misterio ocultaba Jeon y porque nunca aceptaba una pareja, ni mucho menos demostraba que le importaba o le llamara la atención ni si quiera un poco alguien en el planeta tierra.

Asexual.

Así lo habían nombrado todos, dando por sentado que esa era la sexualidad del azabache y como única explicación lógica para el comportamiento del hombre: que era asexual.

A Jimin le importaba muy poco que fuera aquel. No le interesaba en lo más mínimo saber los gustos ni mucho menos la sexualidad del petulante entrenador. Se conformaba con saber que el odio que sentían era mutuo, aunque todo sería más equilibrado si conociera las razones del porqué se lo había ganado, pues el susodicho ya tenía muy claras sus razones. Se las había gritado un par de veces en alguna de sus tantas discusiones.

Es un creído...

Sacudió su cabeza y frunció el ceño al percatarse que le estaba dedicando demasiada atención no merecida al nombrado, por lo qué se regañó mentalmente y en cambio, se apresuró a correr hacía su salón por su propio bien.

── Joven Park ──Fue su recibimiento tras abrir la puerta con apuro y dedicarle una mirada avergonzado al hombre que lo miraba con decepción tras los redondos lentes. ── Diría que me sorprende pero ya no lo hace realmente.

── Señor Im, lo siento de verdad, yo...

── Ahorrese las disculpas, esto no es un colegio para evaluar su puntualidad como ya se lo he dicho, sin embargo, sí pido un mínimo de respeto suyo para con mi clase, y si no va a llegar a la hora indicada o no le interesa presentarse, mínimo tenga la decencia de no interrumpirla ──Habló con severidad el hombre, haciendo al chico agachar su cabeza totalmente avergonzado.

Un suspiro resignado resonó entre el silencio tenebroso que reinaba en el aula.

» Viendo que por lo visto, al menos se dignó a cumplir con el trabajo solicitado, lo dejaré entrar una vez más ──Cedió el hombre. ── Sin embargo, como se imaginará esto estará entre las observaciones en su nota final.

El pelirrosa intentó que su desgracia no fuera tan evidente en su rostro y asintió resignado.

── Deje la maqueta en mi escritorio porfavor y tomé asiento en su lugar ──Ordenó el hombre, antes de girarse a seguir escribiendo con pulcritud y concentración en la pizarra.

Jimin asintió agradecido y en silencio cumplió con lo mandado.

» De más está decirle que lo espero para hablar al terminar la clase, joven Park.

Quisó desaparecer al escuchar aquello y mucho más al notar la mirada juzgante y burlona de sus compañeros sobre él.

¿Era tan novedoso que el profesor regañara más de dos veces en el mes, a su alumno estrella?

Pues al parecer, si lo era.

Con una exhalación pesada, se dejó caer en su lugar y restregó su rostro con cansancio.

Apenas eran las nueve de la mañana y el día ya estaba siendo una auténtica mierda...

...

La campana resonó con fuerza a través del lugar indicando el final de la clase, y con ello la impaciencia de los alumnos por ser libres nació, provocando que la mayoría guardara sus cosas con apuro y ansias.

Jimin no estaba entre aquel grupo claramente, pues la resignación a toda su desgracia ya lo había consumido.

El maestro soltó una exhalación en busca de paciencia antes de atreverse a hablar.

── Chicos, antes de que se vayan quiero hacer un anuncio importante ──Comentó el hombre logrando capturar con éxito la innata curiosidad de la manada de animales salvajes que tenía como alumnos

» Como ya saben, el equipo de baloncesto salió victorioso nuevamente en el campeonato estatal de este año, enorgulleciendo a esta institución con un título más y su décimo trofeo ──Expresó con orgullo impropio el hombre. ── Por lo qué, como conmemoración al buen trabajo del equipo, no solo en esta victoria, si no también en la buena reputación que han sabido atribuirnos como institución; la dirección ha decidido celebrar una fiesta en honor al buen desempeño de los Tigres Albinos y a la buena labor del entrenador Jeon.

Jimin rodó los ojos al escuchar dicho anuncio, mientras algunos como buenos universitarios aspirantes a alcohólicos, gritaban y chiflaban emocionados con la noticia de la fiesta.

No era sorprendente aquél anuncio para el pelirrosa, pues él bien sabía que el decano Jeon haría cualquier cosa por mantener contento a su hijito a toda costa, y eso solo era una prueba más de ello. Pues el hombre se refugiaba tras la excusa barata de celebrar al equipo solo para esconder al verdadero festejado y que su preferitismo y autobeneficensa no quedarán tan expuestos.

Si bien era cierto que de algún modo la universidad dependía en parte de las ganancias que obtenían gracias a las victorias del equipo en los distintos torneos, y de la buena reputación que estas le sumaba al campus; para Jimin aquello no era nada necesario, y no parecía ser otra cosa más que una fiestesita tonta creada para mantener a su heredero contento y con el ego en el cielo, como única finalidad de poder impedir que el susodicho abandonara su puesto como tantas veces había intentado hacerlo.

Al notar que a pesar de la emoción y euforia de algunos hacía el anuncio, aún quedaban unos cuantos ──entre ellos, Jimin──, que se notaban totalmente inexpresivos y reacios ante el tema; al profesor Im no le quedó más opción que recurrir al plan B que habían armado para captar aún más interés por parte de los estudiantes.

Estaban en la mira de las demás universidades, por lo qué entre más relevancia y atención tuviera el evento, más posibles inversionistas y patrocinadores podrían conseguir, y aquello solo significaría un merecido aumento de sueldo para los próximos ancianos pensionados como él.

── Como una mayor motivación para invitarlos a formar parte del evento, les anunciamos que a quienes asistan se les estará sumando un 5% extra a su nota final del semestre en cualquier materia que lo necesiten, lo que les puede beneficiar mucho a varios de ustedes...

Y aquello bastó para que el interés por la dichosa fiesta de repente inundara a todo ser humano en el edificio.

Todos, menos Park Jimin.

Podría estar a punto de perder su preciado diploma y quedarse vendiendo chicles o CD's de pornogafria pirata en un semáforo, pero ante todo tenía dignidad y no se iba a dejar comprar tan fácil.

...

Veinte minutos.

Llevaba veinte eternos y tormentosos minutos intentando implementar sus mejores técnicas de ruego y persuasión con el roble que tenía cómo profesor.

Im Wooshik se negaba a dar su brazo a torcer.

── Entiendo que fue un accidente, y lo lamento realmente por usted Park, pero no puedo valerle la nota completa, por un trabajo así, seria injusto con sus compañeros.

La frustración que notó en los ojos del jovensito lo hicieron sentirse el peor ser humano de la tierra.

── Maestro, l-le juro que esta...

Una lágrima de pura desesperación que a ojos del mayor pareció ser totalmente sincera, bastó para que este se quitara sus lentes y tocara el puente de su nariz con abrumo.

── Está bien... ──Murmuró entre un suspiro de resignación el hombre, cambiando totalmente la expresión del pelirrosa por una de asombro y esperanza. ── Lo haré por tu buen rendimiento a lo largo de la carrera, por que veo mucho futuro en ti y porque los planos que me has entregado son la prueba de tu potencial y de que de verdad te gusta lo que haces.

Jimin sintió que lloraría de nuevo, pero esta vez de pura alegría y agradecimiento.

» También lo haré porque de todas formas lo que sobrevivió se ve muy bien realizado y después de todo si cumpliste con el trabajo, solo tuviste mala suerte... ──Explicó detallan el único edificio que seguía en pie y perfectamente hecho encima del cartón. ── Tienes mucho talento y eres apasionado en lo que haces Jimin, y solo por ello voy a hacer mi obra benéfica del año contigo ──Bromeó el mayor con la intención de calmar un poco la angustia que brillaba en los azulados orbes.

Una leve y timida sonrisa de agradecimiento se expandió en el rostro del más joven.

── Lo único que puedo hacer por ti es valerte un 30% de la nota ──Propuso el hombre logrando que la esperanza renaciera poco a poco en el interior del pelirrosa.

── Eso seria de gran ayuda, no sabe cuanto se lo agradezco de verdad señor Im ──Expresó totalmente agradecido Jimin, con una leve reverencia hacia el hombre.

Para su sorpresa, el de anteojos no era el ogro sin corazón, que en sus momentos de rabieta pensó que era y que ahora lo hacía sentirse culpable.

── Agradecemelo cuando tengas tu diploma y te conviertas en un gran arquitecto ──Comentó el hombre con calma, dedicándole una mirada impasible.

Y allí la realidad nuevamente le dio un puñetazo a la cara, borrandole su sonrisa. Si, en parte le había ayudado demasiado con aquella nota, pero para su desgracia, esta seguía sin ser suficiente para al menos cubrir un puntaje estándar y poder graduarse.

Una mueca preocupada se asomó en su rostro.

── Señor Im, y... ¿Que pasará con el otro porcentaje?, ¿No hay algún modo en que pueda recuperarlo?.

── En mi clase al menos, no... ──Expresó el hombre dejando las esperanzas del muchacho más muertas que la planta artificial que decoraba su escritorio. ── Sin embargo, una buena opción son las actividades extracurriculares que ofrece el campus como método de recuperación.

Jimin lo miró curioso ante aquello.

── ¿Actividades extracurriculares? ──Se mostró curioso pues nunca había escuchado de aquello, y se pegó mentalmente por no haber averiguado antes, pues esa información le hubiese servido de mucho.

── Si, existen varias. Ya sabe: danza, teatro, porrismo, baloncesto, etc. ──Explicó desinteresado el hombre de anteojos. ── Allí puede conseguir un puntaje de recuperación desde un 10% hasta un 15%.

── Wow... pero, yo no estoy en ningún club y la verdad dudo mucho que a estas alturas me acepten en alguno ──Hizo una mueca desesperanzado.

El ceño del cuarentón se frunció con cansancio e indignación. Ya había hecho suficiente benéfico con él y le estaba dando otras opciones de ayuda, y aun asi este no las quería tomar. Se empezaba a cansar, ya ese no era su problema.

En el momento en que iba a reprocharle, alguien ingresó al salón sin siquiera pedir permiso.

── Disculpe la intromisión señor Im, pero no pude evitar escuchar la conversación y creo que tengo información que puede ser de ayuda.

El hombre suspiró cansado, tocando su cien en un intento por seguir manteniendo su nivel de paciencia por unos días más.

Solo unos cuantos días más...

── Hable joven Taemin, y espero realmente sea de ayuda para atreverse a entrar de esa forma al aula sin previo permiso. ──Lo riñó severo, ganándose únicamente una leve sonrisa de disculpa por parte del rubio.

── Lo siento profesor Im ──Se disculpó ── Solo quería que Jimin supiera que dirección anunció que abrió convocatoria para un grupo de voluntarios dispuestos a encargarnos de la organización de la fiesta del equipo de basquet. A quienes ayudemos nos darán un 15% de nota extra ──Informó el intromisor con su vista puesta en el pelirrosa. ── Yo acabo de ser aceptado, si estas interesado, en la cancha de baloncesto se están realizando las inscripciones ahora mismo ──Finalizó con una sonrisa cálida y de consuelo hacía el más bajo por unos centímetros.

Jimin tragó saliva.

── Ahí tiene una solución Park, en sus manos está la decisión de salvar o no su futuro, yo ya hice lo que podía por usted.

¿Ayudar a organizar una fiesta para el petulante e idiota?

Oh, ni loco lo haría...

Tenía una dignidad y orgullo que mantener intactos, así que la idea estaba totalmente descartada.

Después de todo...

No estaba tan desesperado.

...

Bufó.

Definitivamente si estaba muy desesperado por ese maldito diploma y se odiaba por ello.

Dio un paso, avanzando en la fila con expresión malhumorada, sentimiento que solo creció aún más al ver a quien lo recibió en la mesa de inscripción con una enorme sonrisa burlesca y de satisfacción en su estúpido y perfecto rostro.

── Pero miren quien tenemos aquí... ──Murmuró con gusto el pelinegro.

Jimin lo miró con un expresión de un asesino serial a punto de cometer su mayor crimen.

Otra vez Jeon Jungkook siendo el causante de su desgracia.

Lo odiaba cada día más por ello.

Aunque su interior se sentía incómodo ante aquel pensamiento, sin entender muy bien porqué...

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