8.
FELIX
Las personas cargando cámaras y micrófonos se juntaban en la entrada al vestidor de modelos deseando ser los primeros en entrevistarlos. Hyunjin y su asistente discutían frente la puerta del lugar antes de que dejaran pasar a todos los representantes de los medios.
Miré pasar a un mesero con comida en la charola que cargaba elegantemente. Mi estómago rugió de solo ver los pequeños canapés y tomé uno para calmar, por lo menos un poco, mi hambre. Me quedé mirando a la nada mientras comía el caro bocadillo que había probado, fue como llegar a un oasis luego de una larga caminata por el desierto. Al poco tiempo escuché una voz llamándome, se oía algo lejana por lo que pensé que la estaba imaginando hasta que me di la vuelta y descubrí el dueño de esa voz retumbante en mi cabeza.
Con sus manos, Hyunjin hizo una seña indicando que me acercara. Este estaba junto a un chico de grandes mejillas e impecable esmoquin quien sostenía un micrófono azul entre sus manos. Cuando estuve junto a ellos, me hicieron un espacio en el medio para que pudiera entrar en el rango de grabación de la cámara.
El entrevistador se presentó como Han Jisung, pero yo ya lo conocía. La señora Min solía ver su noticiero todas las mañanas en la televisión de la panadería, siempre decía que le hubiera gustado tener un hijo como él; amable y apuesto.
Jisung me hizo varias preguntas que contesté lo más neutral posible, me pidió que describiera mi vestuario y yo daba gracias al cielo haber analizado el conjunto con detalle mientras me ayudaban a vestirme. Miré rápidamente a mi sunbae quien parecía sonreír de lado en forma orgullosa.
Al terminar, Chan me llamó junto a él para ser entrevistados por una mujer que parecía querer hablar más sobre mi vida personal que sobre el evento al que había sido invitada. Mantuve mi postura siempre firme guardando la información que podría ser de su uso solo para mí. No quería que se revelaran mis secretos en mi primera entrevista.
Agradecía el tiempo y las oportunidades a mi amigo antes de alejarme del barullo de la gente, o al menos intentarlo. Cuando me acerqué a la mesa donde había dejado mi mochila para devolver el conjunto fui interceptado por una mujer de apariencia mayor acompañada de un joven de más o menos mi edad con hombros anchos y cuerpo trabajado. Los tres nos disculpamos casi al mismo tiempo y el hombre de traje sonrió de lado por la tremenda coincidencia. Nos inclinamos en forma de saludo y la mujer extendió su mano para entregarme un pequeño pedazo de papel.
─ Joong Dal Ji, secretaria del señor Seo ─ahora fui yo quien extendió su mano en forma de saludo, pero la mujer se mantuvo firme en su lugar con ambas manos entrelazadas en su espalda. Con incomodidad empecé a volver mi mano a su lugar hasta el hombre de apariencia musculosa la tomó.
─ Seo Changbin, presidente de Heavenly Asian ─sentí su fuerte agarre en mi mano antes de que la soltara. Se acomodó la corbata antes de volver a hablar─. Le comentaba a la señora Joong sobre lo magnífica que estuvo tu presencia en el escenario y que nos encantaría hacer una prueba de cámara contigo para nuestra revista.
Me quedé estupefacto en mi lugar, quieto como una estatua por unos segundos mientras mi cabeza intentaba procesar lo que estaba pasando.
─ ¿Yo?
─ Sí, Felix, tú ─contestó entre risas─. Hablé con el director Bang hace un rato y me contó que estarás ocupado estos días. Cuando tengas tiempo, ven a nuestro edificio y muestra la tarjeta que te ha dado la señora Joong para que te dejen entrar ─el sonido de una llamada lo interrumpió, la mujer a su lado tomó el móvil para alejarse y contestar mientras nosotros nos despedíamos─. El deber llama, fue un gusto charlar contigo Felix, espero verte pronto ─hizo un gesto con su cabeza para despedirse, lo imité y miré con aprecio el pedazo de papel que cuidadosamente mantenía entre mis manos. Una sonrisa no tardó en aparecer en mi rostro, la oportunidad que tanto había deseado había sucedido y me estaba gritando que siguiera su camino.
Tomé mi mochila del lugar donde anteriormente se encontraba para luego entrar en la cabina de cambio que estaba al final del vestidor. Cuando terminé, coloqué el diseño que había usado con delicadeza entre mis brazos. Al remover la cortina, me encontré con el asistente Jeongin quien recogió las prendas y las colocó de vuelta en sus respectivos maniquies junto a los demás conjuntos. Me despedí del equipo que aún se encontraba en el lugar y agradecí la oportunidad, no encontraba a Chan por ninguna parte, no sabía si él me llevaría a casa o tendría que tomar algún autobús.
Salí hacia el estacionamiento, por donde anteriormente habíamos ingresado, en busca de mi amigo, pero apenas y crucé el umbral de la puerta, mi mirada se tomó con la de un chico alto de cabello negro quien ya miraba en mi dirección. Sonreí por reflejo al verlo y me acerqué para saludarlo.
Estaba recargado en el capó de un auto, se miraba impaciente, pero al mismo tiempo relajado.
Casi no había iluminación en el lugar por lo que la luz de la luna compensaba la falta de alumbrado. Después del breve saludo, me agradeció por haberle ayudado con su desfile y yo no pude haber sonreído más ampliamente. La felicidad me consumía.
─ De nuevo, muchas gracias por la oportunidad. Durante la fiesta se me acercaron varios representantes de revistas para ofrecerme reuniones de posibles contratos. Hyung, nunca olvidaré lo que hiciste por mí ─di un ligero apretón en uno de sus hombros, él asintió antes de contestarme.
─ ¿Alguna en especial que te haya llamado la atención?
─ Sí, de hecho me entregaron esta tarjeta ─tomé el pequeño del bolsillo del suéter que usaba y se lo mostré mencionando con entusiasmo la prueba de cámara y vestuario que me habían mencionado el presidente y su secretaria. Lo vi leer detenidamente el contenido de la tarjeta, algo que me pareció extraño ya que no tenía más de cinco palabras en ella.
Miré el reloj en mi muñeca, casi era la 1 a.m.
─ Bien, debo irme ─dije al volver mi vista hacia él, justo noté que su sonrisa no era la de siempre─. Sunbaenim ¿se encuentra bien?
─ Sí, solo sigo emocionado por el evento de hoy ─levantó sus ojos hacia el cielo luego de suspirar, seguí su mirada para ver aquel amplio firmamento sobre nuestras cabezas.
Las estrellas brillaban por sobre las luces de la ciudad y la luna nos sonreía desde arriba. Hubo un momento de silencio entre nosotros, pero no se sentía incómodo, era pacífico.
En una milésima de segundo, mi mente pensaba en qué decir o alguna manera de demostrar mi agradecimiento por la oportunidad que me había brindado, lo primero que apareció en mis pensamientos fue la panadería. No había mejor regalo que la comida y la señora Min me había enseñado a preparar los mejores brownies de su lado del río Han. Sonreí para mis adentros, pues sabía que ese podría ser un excelente regalo.
Sin despegar los ojos de los astros nocturno solté:
─ Que hermosa se ve la luna ¿verdad? ─me respondió algo que no logré comprender─ ¿Qué? ─pregunté esperando que repitiera lo que había dicho, no quería ser descortés al no responderle.
─ ¡Bellísima! La luna. También las estrellas ─dijo al momento que me giré para mirarlo.
─ Ah, es verdad ─di un último vistazo al cielo antes ubicar la parada de autobús más cercana pues no había rastro de Chan por ninguna parte, seguramente se había ocupado con asuntos de su empresa─. Ya debo irme, no quiero perderme el autobús.
─ Podemos llevarte a casa, solo esperaremos por mi asistente.
─ Será en otra ocasión, debo ir a otro lugar primero. Pero gracias por la oferta, hyungnim ─hice una reverencia a manera de despedida antes de sostener con fuerza la correa de mi mochila y, lo más rápido que pude, corrí hacia la parada del autobús esperando que no tardara tanto pues debía pasar a alguna tienda que estuviera abierta a esta hora para buscar los ingredientes que necesitaría en mi repostería.
Me privé de suficientes horas de sueño pues quería preparar los suficientes para el director Bang, Hyunjin y sus respectivos equipos de trabajo. Anoche había comprado contenedores que esperaba fueran lo suficientemente grandes para guardar la comida de ambos chicos.
Apenas y el primer rayo de sol se asomó por las ventanas del hogar de mis abuelos, me di el baño más rápido que jamás había tomado y me vestí para tomar pronto el autobús de nuevo a Gangnam, donde empezarían mis promocionales con el Grupo Bang. De no haber sido por la pasarela de anoche, esta hubiera sido mi primera oportunidad como modelo en el país.
Las mañanas de noviembre se volvían cada vez más frías, no me sorprendería que pronto iniciara a nevar, agradecía que los contenedores de brownies aún conservaran el calor de mi hogar pues incluso estando dentro del bus, se podía sentir el viento helado del exterior.
El vehículo me dejó cerca de uno de los centros comerciales Bang, en el cual se encontraba la oficina de Chan y sería la sede de la sesión de fotografías. Aún era muy temprano, pero sabía que mi amigo ya estaría en su oficina, preparándose para un nuevo día.
El portero me dejó ingresar junto con unos pocos trabajadores que se arreglaban para su jornada laboral. Tomé el ascensor hacia el piso que antes me había mencionado y esperé pacientemente a que las puertas se abrieran. Ni siquiera el secretario Kim había llegado pero la luz de la oficina de Chan ya estaba encendida, siempre llegaba antes que todos y se iba al último.
Me acerqué para tocar a su puerta, mi puño se detuvo a centímetros de la madera cuando lo escuché hablar en un tono más agudo del normal. Sería muy grosero de mi parte entrometerme, pero la curiosidad me estaba comiendo vivo. Acerqué mi oído lo más que pude para escuchar con más claridad.
Entre balbuceos solo logré captar la última frase.
─ Tranquila, no te va a encontrar, pero quédate unos meses allá.
Justo cuando sentía que por fin escucharía bien, el sonido de llegada del elevador me hizo apartarme repentinamente de la puerta. De él salió el secretario Seungmin a quien saludé con una reverencia para disimular mi nerviosismo de ser atrapado, el chico de traje se acercó a su escritorio para dejar un par de carpetas y levantar el teléfono llamando al interior de la oficina. Mencionó que yo había llegado y me dejó pasar.
Lo saludé desde la entrada de su oficina con un movimiento de manos a lo que él me copió desde el asiento de su escritorio.
─ ¿Qué te trae por aquí tan temprano? La sesión empieza dentro de tres horas─dijo levantándose de su lugar.
─ Traje una muestra de agradecimiento ─contesté levantando uno de los contenedores y caminando hacia él.
─ ¿Son los brownies de la señora Min?
─ Algo así ─se detuvo a unos metros de mí con el ceño fruncido─. Esta vez los he horneado yo ─su rostro mostró una sonrisa aún más amplia, tomando animosamente en contenedor entre sus manos.
─ Hyung ¿podrías darme la dirección de la oficina de Hyunjin sunbaenim? ─pregunté cuando Chan volvió a su lugar tras su escritorio.
─ ¿Para qué la necesitas?
─ Quisiera entregarle esta comida como agradecimiento por permitirme desfilar anoche.
─ Claro, estoy seguro que estará feliz de verte.
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