33.
HYUNJIN
1 año después
El chirriante sonido del océano de maletas contra el suelo del aeropuerto era posiblemente ensordecedor. Nuestro grupo de amigos caminaba a unos metros detrás de Felix y mío, también con sus valijas en mano.
Mi novio apretaba el agarre de nuestras manos, donde él presumía el reluciente pero sutil anillo plateado adornado de diamantes incrustados que descansaba en su dedo anular. Había tardado demasiadas semanas en elegir un anillo que me gustara para entregarle.
Usé como excusa un viaje de negocios a París para llevar a Felix conmigo a la ciudad del amor donde le pedí que se casara conmigo frente a la Torre Eiffel. Afortunadamente me dijo que sí.
Tres meses pasaron desde aquel evento para llegar a hoy, por fin. Dos días más para nuestra boda.
Decidimos casarnos en París, donde le pedí unir nuestras vidas, ya que de vuelta en Corea nuestro matrimonio sería difícilmente aceptado y no tendría validez.
Habíamos preparado toda una experiencia para nuestros pocos invitados. Entre ellos estaban la familia directa de Felix, los Bang con el secretario de Chan, Jeongin y su acompañante Changbin.
Los últimos tres mencionados se habían estado comportando extraño los últimos meses, era obvio que a Changbin le gustaba mi mejor amigo. Ya me lo había confesado y pedido mi ayuda para conquistarlo, pero entre Seungmin y Jeongin siempre sentía una vibra extraña que no terminaba de decifrar.
─ ¿En qué piensas? ─preguntó mi ahora prometido cuando llegamos frente a una gran furgoneta blanca a las puertas del aeropuerto.
Rentamos un par de estos vehículos para transportarnos juntos a durante nuestra breve estadía.
─ Nada... Solo repasaba mi listado de equipaje ─me giré para enfocar la mirada en él y su rostro lleno de estrellas color avellana.
─ Espero que no hayas olvidado algo importante ─entrecerró los ojos con reproche. Ahora que lo dice, yo también esperaba lo mismo.
Para jugar un poco con él decidí dejarlo con la duda al torcer la boca en una mueca y encoger los hombros. Dio un suave golpe en mi pecho siguiéndome el juego, ambos nos soltamos a reír luego de incorporarnos.
Un trabajador del aeropuerto nos ayudaba a subir nuestro equipaje en la camioneta mientras nuestros invitados se auto-designaban sus asientos dentro del automóvil.
─ Bien, primero iremos a instalarnos al hotel y por la noche tenemos una reservación en un restaurante con muy buena vista, al menos eso me dijeron ─les comenté a quienes estaban en la misma camioneta que yo.
Iba sentado en el asiento del copiloto mientras el chófer contratado se ponía en marcha hacia el hotel. Felix iba con su familia en el otro auto, pero seguramente también les estaba comentando nuestro apretado itinerario.
Repetimos el mismo proceso de descarga de nuestro equipaje al llegar al destino, yo me adelanté para confirmar nuestra llegada y me entregaran las llaves de nuestras habitaciones.
Agradecí a la mujer del mostrador tomando cada uno de los enumerados artefactos cuando escuché alguien llamar mi nombre detrás de mí. Arrastraba las palabras y su voz era más desgastada, pero la reconocía perfectamente.
Di la media vuelta para encontrarme con las personas que menos esperaría ver aquí, a días de mi boda.
─ ¿Papá? ¿Mamá?
─ Hola, Hyunjin. Ha pasado bastante tiempo ─comentó la mujer con una sonrisa que mercaba de manera exagerada las arrugas en su rostro.
Wow. Había pasado bastante tiempo.
─ ¿Qué están haciendo ustedes aquí? ─evité el contacto visual con ambos a toda costa, preferí buscar a Felix con la mirada. Encontrándolo entrando por la puerta principal charlando con su hermana.
─ Felix nos invitó, dijo que se casarían en unos días.
─ ¡¿Qué?!
─ Creímos que tú lo sabías.
Negué varias veces con la cabeza antes de alejarme de ellos en dirección a mi prometido.
─ ¿Hyung? ¿Qué pasa? ─preguntó Jeongin preocupado cuando nuestros caminos cruzaron.
─ Necesito hablar con Felix, reparte esto por mí, por favor ─el chico de gafas dio un vistazo rápido a la parejas detrás de mío antes de asentir lentamente.
Reanudé mi andar hacia el nuevamente rubio, disculpándome con su hermana para robarlo un momento. Lo tomé de la mano para llevarlo a un lugar alejando donde no pudieran escucharnos.
─ ¿Por qué hiciste eso?
─ ¿Qué cosa?
─ Por favor, Felix, sabes de qué hablo.
─ En realidad no lo sé.
─ ¡Trajiste a mis padres!
─ Oh, eso.
─ Sí, eso ─me pasé las manos por el cabello con desesperación─ ¿Por qué lo hiciste?
─ Hyunjin, son tus padres. Creí que por lo menos deberían saber que su hijo está por casarse.
─ No veo razón para que les interese mi vida ahora. Te conté lo que viví y aun así tomaste esta decisión sin siquiera consultármelo.
─ ¡No creí que vendrían! ─reprochó en un grito silencioso.
─ ¿De qué hablas?
─ Cuando hace un año se publicó el artículo de nuestra relación llamaron a tu estudio, Jeongin no estaba así que contesté la llamada por si era algo importante y resultó ser tu madre. Me pidió hablar contigo, pero no estaba seguro de que tú lo quisieras y ella estaba bien con eso. Estaban dispuestos a esperar lo que fuera necesario para pedirte perdón, en realidad se escuchaban arrepentidos ─confesó cabizbajo, yo me crucé de brazos tratando de calmarme para poder pensar con más claridad.
─ ¿En serio no los invitaste a venir?
─ Solo les mencioné nuestros planes, no creí que en realidad vendrían ─el rubio me tomó del brazo dando un suave masaje en éste para tranquilizarme─. Pienso que al menos deberías escuchar lo que tienen para decir.
Solté un suspiro cansado, lo único que quería era acurrucarme junto a mi novio hasta que llegara la hora de salir a cenar.
─ Mañana ¿sí? ─pregunté haciendo un puchero esperando que me diera una ventaja sobre el semblante tranquilo de mi pareja.
─ Está bien pero ¿por lo menos nos pueden acompañar a cenar?
─ Pero tú invítalos, no creo poder entablar una conversación tranquila con ellos por ahora ─el chico asintió para luego plantar un rápido beso en mi mejilla.
Cada uno tomó su camino, antes de subir al elevador lo vi hablando animadamente con mis padres. Era raro, jamás imaginé que los volvería a ver.
Luego de habernos instalado en la enorme habitación que el hotel nos había proporcionado, dormimos casi toda la tarde antes de cada uno iniciar su rutina de aseo y preparación para la salida.
Era un lugar bastante elegante según lo vimos en internet, así que todos íbamos en traje. Excepto por mi madre que llevaba un vestido bastante ligero y nada ostentoso.
La familia de Felix se quedó en el hotel pues habían quedado exhaustos por viajar de tan lejos.
¡Genial! Dejaron a su merced a la familia disfuncional.
Al llegar al restaurante nos ubicaron junto a una enorme ventana y, gracias a que el restaurante estaba en el quinto piso, la vista era tan espectacular como decía la gente.
Mientras esperábamos nuestra comida Tzuyu y Felix conversaban animadamente con mi madre y padre respectivamente, sacando a la luz las travesuras que hacía de pequeño.
Con cada momento que pasaba sentía que mi corazón se volvía pesado y sus latidos me provocaban un intenso dolor. Gracias al cielo las conversaciones fueron interrumpidas por la llegada de nuestra comida.
─ Hijo ─llamó mi padre, me traté de concentrar en mi cena ignorando su insistencia─. Hyunjin, hijo ─todos los integrantes de nuestra mesa me miraron, algunos discretamente y otros no tanto─. Hijo, me pasas la...
─ No soy tu hijo, tú mismo me lo dijiste hace años ─solté levantándome de mi lugar de golpe provocando un incómodo ruido con la silla y atrayendo las miradas de los demás clientes─. Disculpen, perdí el apetito.
Dejé la servilleta de tela en mi asiento de un manotazo y busqué rápidamente con la mirada los señalamientos para ir al baño, donde me lavé la cara para intentar calmar el torbellino de sentimientos en el que me estaba convirtiendo.
La puerta sonó a los pocos minutos de que yo entrara.
─ Ya se fueron ─el chico pelinegro de gafas apareció con una cara preocupada─. Felix los acompañó a la salida y me pidió que viniera por usted. Hyung, podemos irnos si no se siente cómodo.
Suspiré aliviado. Agradecí por tener en mi vida a dos chicos tan espectaculares.
─ Mentí ─Jeongin me miró con el ceño fruncido y, por primera vez en la noche, sonreí con sinceridad─. Tengo bastante hambre.
Mi amigo y yo soltamos una corta risa que me ayudó a relajarme y salir del baño luego de secarme la cara.
Según mis padres se habían ido porque querían darme mi espacio primero antes de conversar y lo menos que deseaban era incomodarme. Pero ¿cómo se les ocurre? No pueden aparecer de repente y esperar que todo estuviera bien como si nada hubiera pasado.
***
Desgraciadamente le había prometido a Felix que hoy hablaría con mis no deseados invitados o al menos los dejaría hablar mientras yo solo escuchaba.
Nos tomamos la mañana para visitar la ciudad, yo ansiaba por ver los museos.
Durante mi larga apreciación a una de las obras exhibidas en el Louvre, mi madre encontró la oportunidad perfecta para escabullirse a mi lado.
─ Es lindo ─soltó de repente, causando que diera un brinco del susto para luego voltear a su dirección.
─ ¿El arte?
─ Tu novio.
Su respuesta me dejó helado. Que alguien me pellizque que esto debe ser un sueño ¿o una pesadilla?
─ Bastante ─contesté incorporándome junto a ella.
─ Creo que nunca pude pedirte perdón, por lo que pasó hace años.
─ Madre no...
─ Déjame terminar por favor ─asentí haciendo un ademán con la mano indicando que continuara─. Cuando te fuiste, tu padre y yo peleamos bastante. Estuvimos a punto de divorciarnos porque no sabíamos qué hacer, sabíamos que te quedabas con los Bang pero nos sentíamos tan avergonzados por cómo te habíamos hecho sentir, fuimos tan malos padres que nos empezamos a volver malos esposos. Lo que hizo que las cosas se arreglaran fuiste tú.
─ ¿Yo?
─ El día que habíamos decidido firmar los papeles de divorcio, camino al despacho del abogado en una de las pantallas de los edificios vimos tu primera presentación como diseñador. Te veías tan sonriente y lleno de vida, nos sentimos tan culpables de pensar que casi te obligábamos a apagar esa pasión que tienes por lo que haces. Nos echamos a llorar ahí mismo en el auto, prometiendo apoyarte en lo que fuera posible ─empezaba a ver como alrededor de sus ojos se volvía cada vez más rojizo y su voz empezaba a temblar, si lloraba yo también me quebraría.
Cuando era pequeño y papá trabajaba, yo pasaba todo el día con mamá. Mirábamos juntos los dramas de televisión y las películas que aparecieran en los canales. El día que me fui de casa la vi quebrarse y llorar, nunca dijo nada solo lloró mientras mi padre gritaba. Pero, escucharla decir que ese hombre también había derramado lágrimas me era difícil de creer.
─ Nos mantuvimos en contacto con el padre de Chan para saber cómo te iba y él nos invitaba a cada evento que tenían. Siempre estuvimos en la parte de atrás dónde no pudieras vernos porque sabíamos que perdonarnos sería casi imposible, pero nunca dejamos de preocuparnos por ti y esa noche es nuestra mayor tortura ─aspiró por su nariz haciendo un ruido extraño─. No esperamos que nos perdones, por lo menos queríamos hablar contigo. Ya te dejaré solo ─dio dos palmadas en mi hombro antes de girarse para continuar su recorrido.
Yo me quedé estático en mi lugar con la mirada fija y perdida en algún punto del enorme cuadro frente a mí, no fue hasta que mi prometido me llamó que pude salir de mi trance.
No sabía qué hacer, mi corazón dolía de solo recordar las palabras que sonaron dentro de las cuatro paredes de casa. Aunque también de dolía ahora, al saber que siempre estuvieron mirándome hacer lo que más adoraba.
─ ¿Estás bien?
─ No puedo perdonarlos así de fácil ─me dejé caer en sus brazos, provocando que él me rodeara con ellos pues era de los pocos lugares que me hacían sentir seguro─. Me provocaron una herida que creía ya cerrada y se volvió a abrir.
─ Lo siento tanto, cariño. No debí mencionarles nada.
─ Está bien, sé que no tuviste mala intención ─respondí al borde las lágrimas.
─ ¿Qué te parece si avanzas de a poco? ─empezó a hablar luego de unos segundos en silencio, acariciaba mi cabello con una dulzura tal que me ponía somnoliento─. Primero escuchas lo que tengan para decir, no necesitas perdonarlos de inmediato. Pero, poco a poco incluirlos en tu vida. A tu tiempo, bajo tus términos y condiciones. Si en verdad quieren ser parte de ella, aceptarán.
Moví mi cabeza de arriba a abajo mientras seguía recargada en su pecho.
─ Dios, debí ser un héroe nacional en mi vida pasada para merecerte.
─ No digas tonterías ─dijo sonriendo. Como amaba esa sonrisa.
Felix limpió mis lágrimas con sus pulgares y me tomó de la mano para reanudar nuestro recorrido. Una última cita como novios antes de nuestra boda.
Durante el resto del día no vi a mi padre, mi madre por lo menos hacía un esfuerzo curioseando sobre nuestras vidas.
Pero ya no podía pensar en ellos, tenía asuntos más importantes en qué concentrarme.
Di vueltas en la cama de nuestra habitación hasta estar cara a cara con el rostro dormido de mi prometido. No podía creer que estaba a unas horas de poder llamarlo 'mi esposo'. Alejé un mechón rebelde de su cara para poder tener un mejor panorama de sus pecas.
Y pensar que todo comenzó porque Tzuyu no llegó a la pasarela.
Traté de conciliar el sueño lo más pronto posible, creyendo que así amanecería más rápido.
Y sí fue algo así.
El sol todavía no terminaba de asomarse cuando la mayoría de nuestro grupo ya estaba despierto y preparándose para el evento privado en el pequeño jardín del hotel.
Mientras Felix se preparaba yo salí para verificar que todo estuviera en orden, como siempre. Para mi sorpresa el lugar estaba casi terminado.
El pequeño pasillo adornado por una tela beige y la docena de silla a cada lado de éste, también decoradas con flores blancas en el respaldo de cada una. Y allá, en el altar, un alto arco con enredaderas verdes y las mismas flores blancas que se esparcían por todo el lugar. Era pequeño, pero era nuestro.
Cuando me dirigía nuevamente a mi habitación, me encontré con Jeongin y mi madre hablando casualmente durante el desayuno. Mostraba verdadero interés en querer formar parte de mi vida.
Esperando el ascensor hacia mi piso me topé con mi padre, quien abordó el transporte de metal conmigo. Ninguno emitió palabra hasta que salimos al pasillo en camino a nuestras respectivas habitaciones.
─ Perdón... Por lo de la otra anoche ─soltó de un momento a otro, sorprendiéndome.
─ ¿Por qué? ─cuestioné sin mucho interés en su respuesta.
─ No debimos ir a esa cena, seguramente estuviste muy incómodo.
─ Mejoró cuando se fueron.
─ Entiendo.
─ Mamá habló conmigo ayer ─ ahora fui yo quien inició la conversación deteniendo mi caminar en el medio del pasillo del hotel.
─ ¿Qué te dijo? ─preguntó con un toque de esperanza en sus ojos.
─ Me contó cosas, pero lo importante aquí es que tú estuviste desaparecido todo el día ─me crucé de brazos paseando mi mirada por el patrón de la alfombra bajo mis pies─. Al menos mamá demuestra su interés en arreglar las cosas.
─ Tu madre siempre ha sido mucho más demostrativa que yo ─no pude evitar poner los ojos en blanco─. Y ayer me perdí buscando una revista sobre ti aquí.
─ ¿Para qué querrías eso?
─ Para nuestra colección.
─ ¿Qué colección?
─ Tu madre y yo tenemos enmarcada cada página y portada de revista en el que te mencionan. El año pasado, cuando anunciaste tu relación con Felix, colgamos en un cuadro esa portada en la sala de estar de nuestra casa ─mi padre se rascó la nuca con algo de nerviosismo antes de mirarme una última vez─. No entiendo como un hombre tan cobarde como yo pudo tener un hijo tan valiente como tú.
Cada palabra que salía de su boca me dejaba más anonadado que la anterior. Y es que pensar que este es el mismo hombre que hace años me gritaba en cara lo decepcionado que estaba era casi imposible.
Tal vez no eran el mismo hombre, tal vez sí había cambiado.
─ Ya te dejo, seguramente tienes mucho que hacer ─antes de que pudiera responderle ya se estaba alejando.
A pasos lentos me adentré en la habitación que compartía con Felix aun procesando lo que había sucedido. Mi prometido miró el estado en el que me encontraba y se acercó preocupado. Ya llevaba puesta la camisa blanca y los pantalones de su traje, incluso sin el conjunto completo o con algo tan simple como son esos elementos él lo hacía verse como el último grito de la moda.
─ ¿Qué pasó? ─preguntó ondeando una de sus manos frente a mi cara.
─ Charlé con mi padre.
─ ¿Y?
─ No sé, sigo procesando el qué hacer con toda esta situación.
─ Todos meremos una segunda oportunidad. Nosotros no estaríamos aquí si no nos hubiéramos dado otra oportunidad.
─ Y por eso tú eres el inteligente de la relación ─respondí dejando un beso rápido en sus labios antes de tomar mi toalla y dirigirme a darme un baño.
─ Inteligente y guapo ¿tú que aportas? ─preguntó en un tono burlesco. Su sentido del humor también es algo que amaba de él.
Cuando comencé a ponerme mi esmoquin, Felix salía de la habitación camino a la recepción con los demás dejando la puerta abierta en su salida. Debía darme prisa, no quería llegar tarde a mi propia boda.
Me acerqué a uno de los largos espejos que había en la habitación para acomodar mi corbatín de moño y dar unos últimos retoques.
─ Hijo ─escuché la voz ronca de mi padre mientras daba dos golpecitos en el umbral de la puerta de mi habitación. Aparté la mirada del espejo una vez y terminé de arreglar el moño.
─ ¿Qué quieres ahora? ─pregunté dejando caer mis brazos a mi costado pesadamente.
─ Tu madre y yo veremos la ceremonia desde atrás para no incomodarlos y nos iremos antes de que lo noten ─se acercó a mí para dejarme una pequeña cajita blanca en una mesita a mi lado. Curioso, me acerqué para verificar su contenido.
─ Ahora sé que me comporté horrible hace tantos años pero... ─aproveché su breve pausa para quitar la tapa de la caja, revelando el interior ─. Por lo menos perdona a tu madre, ella me imploró que te fuera a buscar cuando te fuiste. Yo fui un pésimo padre, pero haré algo bien por primera vez y te dejaré ser feliz.
Tomé el dibujo enmarcado entre mis manos para apreciarlo con más detalle. Era un dibujo con malos trazos y una firma con pésima caligrafía, pero qué se podía esperar de un niño de siete años que apenas se interesaba en el arte.
─¿Qué es esto? ─me giré para mirarlo, él seguía sin moverse.
─ Es tu primer diseño. Le creaste un vestido a tu madre para que usara en nuestro aniversario y lo guardó desde entonces. Creo que ella ya sospechaba el gran hombre en el que te convertirías. Te pido perdón por no verlo yo también. Estoy tan orgulloso de ti ─guardó sus manos en los bolsillos de su pantalón y se encaminó hacia la puerta.
Yo no podía despegar los ojos de su regalo.
─ Espera ─mi padre detuvo su andar, girando un poco la cabeza para que yo pudiera entrar en su periferia. Yo, por mi parte recordé las palabras de Felix─. Te... ─me aclaré la garganta antes de seguir hablando─ ¿Te gustaría caminar conmigo al altar?
Lo escuché sonarse la nariz antes de darse la vuelta por completo, sus ojos estaban rojos y lágrimas brotaban de ellos como si fueran una rio desbordado.
─ Nada me haría más feliz.
Cerré la puerta de la habitación a mis espaldas y juntos nos encaminamos hacia el jardín donde Felix y su madre nos esperaban en la entrada mientras todos nuestros invitados ya estaban sentados en sus respectivos lugares. Mientras mi padre volvía a su compostura, me reuní con el rubio una última vez siendo novios.
─ ¿Listo? ─le pregunté al tomarlo de las manos.
─ Más que listo ─respondió dando un apretón antes de soltarme y enganchar su brazo con el de su madre tomando su lugar al inicio del pasillo.
Mi papá llegó a mi lado justo cuando la música comenzó a sonar, me ofreció su brazo que amablemente tomé, iniciando nuestro recorrido unos metros detrás.
─ ¿Nervioso? ─me susurró durante nuestra caminata.
─ Bastante.
─ Vi cómo se miran y créeme que esas miradas enamoradas que comparten son difíciles de encontrar. Estoy feliz de que se amen tanto que hasta sus miradas lo griten ─dio dos palmadas sobre mi mano y sonrió antes de volver su mirada al frente.
Respiré hondo y me concentré en el chico que tomaba su lugar a la izquierda del altar.
Sé que viviremos muchos obstáculos más en nuestra vida, pero si lo tenía a él a mi lado no me importaba lo demás.
Aquí termina un largo capítulo de nuestras vidas, ahora, después de hoy, empezaremos a escribir uno nuevo... Juntos.
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